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domingo, 11 de mayo de 2025

5 recomendaciones que un libro de 400 años de antigüedad ofrece sobre la melancolía

 

Redacción
BBC News Mundo

 

En 1621, Robert Burton publicó "Anatomía de la Melancolía", el primer intento en el mundo occidental moderno por comprender y categorizar las causas, los síntomas y los tratamientos de esta experiencia humana universal.

Burton, quien era erudito y profesor de la Universidad de Oxford, Inglaterra, se inspiró en los escritos de otros y también en sus propias experiencias.

Pero ¿cuánto de esta obra fundamental de Burton se sostiene hoy en día con lo que sabemos de la depresión y los trastornos del estado de ánimo?

Para encontrar la respuesta, la escritora británica Amy Liptrop analiza a continuación 5 de las teorías de Burton.

 

1. Identificación de patrones

Para quien la padece, la depresión puede parecer inconexa, pero nuestros estados de ánimo a menudo siguen patrones bastante similares. Burton teorizó que la melancolía era una "enfermedad hereditaria" y buscó patrones de enfermedad mental en familias y entre generaciones.

Puede que no estuviera tan equivocado: hoy en día se ha descubierto que la depresión tiene un componente tanto genético como ambiental.

La doctora Frances Rice, que trabaja con familias para abordar los trastornos depresivos, explica: "Cuando un padre o madre padece depresión grave, me gustaría ver un servicio de salud donde tanto el niño como su familia puedan participar juntos y la familia también pueda recibir esa atención".

Los patrones genéticos no sólo son útiles para predecir enfermedades mentales; también podemos estudiar patrones en nuestro comportamiento.

El estudio de Robert Burton sobre la melancolía no se centra solo en los momentos más bajos, sino que también lleva al lector a las vertiginosas alturas de sus propias emociones.

Con los avances en nuestra comprensión de los trastornos del estado de ánimo, académicos contemporáneos han sugerido que los altibajos extremos de Burton podrían haber sido, de hecho, síntomas de trastorno bipolar.

Burton tenía una comprensión sorprendente de su propio estado de ánimo en constante cambio y de las circunstancias que lo afectaban.

Hoy en día, esta conciencia puede considerarse una herramienta vital para el manejo de una enfermedad mental.

Si podemos observar patrones en nuestros estados de ánimo y comportamientos, podemos empezar a gestionar los factores externos que contribuyen a ellos.

 

2. Los beneficios de un baño frío

En su libro, Burton recopiló una amplia gama de ideas y textos escritos por otros. El beneficio de bañarse al aire libre "en ríos frescos y agua fría" fue una de las teorías que incluyó, ya que se decía que era recomendable para cualquiera que deseara vivir una larga vida. Puede que tuviera razón.

400 años después, el doctor Mike Tipton, director de investigación del Laboratorio de Entornos Extremos de la Universidad de Portsmouth, Inglaterra, respalda esta idea.

La atribuye a algo llamado adaptación cruzada: "A medida que uno se acostumbra al estrés del agua fría y logra gestionarlo mejor a nivel fisiológico y celular, también reduce la respuesta inflamatoria a otros tipos de estrés que pueden provocar trastornos como la depresión".

 

3. Estar en contacto con la naturaleza

Para Burton, la naturaleza era clave para aliviar los síntomas de la melancolía. Ensalzaba las virtudes de hierbas y flores como la borraja y el eléboro para despejar la mente, purificar las venas de la melancolía y alegrar el corazón.

Según el profesor Simon Hiscock, director del Jardín Botánico de Oxford, plantas como la borraja se han utilizado para tratar la melancolía, la ansiedad y la depresión desde la época clásica.

No solo se creía que esta modesta hierba traía alegría, también se dice que se administraba a los soldados romanos con vino para infundir valor en la batalla.

Burton señaló que los efectos "regocijantes" de la naturaleza no se limitaban a las plantas comestibles.

También era un ferviente defensor de la jardinería, cavando y arando para revitalizar el cuerpo.

Para Monty Don, jardinero y locutor británico, esto sigue siendo cierto hoy en día. Don describe la "poderosa medicina" que surge al conectarse físicamente con las plantas, manipular la tierra y sentir el crecimiento del follaje que se ha plantado.

Monty Don ha experimentado los beneficios del ejercicio en sus propias experiencias con la depresión: "Suelo pensar que el mejor ejercicio es cuando se combina con algún tipo de función", afirma.

Pasear al perro, por ejemplo, proporciona ejercicio, propósito y una conexión con la naturaleza.

Las creencias de Burton sobre el poder de salir al aire libre ya han sido reconocidas formalmente e incluso se han incorporado en los tratamientos del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido.

 

4. Un problema compartido

"La mejor manera de encontrar consuelo es compartir nuestra tristeza con un amigo, no reprimirla en nuestro propio pecho", escribió Burton hace 400 años.

La introspección y el aislamiento son comportamientos comunes entre quienes sufren depresión. Si bien esto rara vez mejora la situación, contrarrestar estos impulsos socializando puede parecer casi imposible.

La doctora Rice sugiere programar actividades placenteras como parte del plan de tratamiento.

Programar actividades proporciona un impulso para llevarlas a cabo, aumentando las posibilidades de que el paciente obtenga sus beneficios, incluso si esto es lo contrario de lo que siente que desea hacer.

Al acudir al médico de cabecera por bajo estado de ánimo, es probable que le receten antidepresivos, pero los médicos ahora también pueden recetar medicamentos sociales, como clases de arte o grupos de caminata.

 
"La mejor manera de encontrar consuelo es compartir nuestra tristeza con un amigo, no reprimirla en nuestro propio pecho", escribió Burton
 

Si la soledad, en lugar de una enfermedad mental grave, está causando anhedonia (la pérdida del gozo con las actividades que eran placenteras), una receta social podría ser mucho más útil que la medicación.

La comunidad es clave. Burton, por lo tanto, tenía razón cuando sugirió "recurre a amigos... cuyas bromas y alegrías pueden alegrarte".

 

5. Equilibrio entre vida laboral y personal

Bueno, "equilibrio entre vida laboral y personal" no es la terminología exacta que Burton habría usado.

El escritor optó por el término mucho más poético de "amor por aprender" en lugar de "estudiar excesivamente".

Su teoría era que pasar demasiado tiempo encorvado leyendo y escribiendo significaba no dedicar suficiente tiempo a otras prácticas que sabemos que son buenas para la salud mental, como el ejercicio, el sueño y la socialización.

Aquí es donde entra en juego el equilibrio: cuando nuestras mentes están inquietas y agitadas, estudiar nos proporciona una distracción bienvenida, un enfoque positivo y un sentido de propósito.

Sin embargo, estudiar demasiado nos hace sedentarios y solitarios, descuidando las demás actividades que nutren una mente sana.

Puede que Burton escribiera su obra hace 400 años, pero su colección de teorías sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de la melancolía sigue siendo útil y relevante hoy en día.

Es claro que su comprensión de la fisiología está hoy completamente desactualizada, pero Burton, y aquellos a quienes estudió, tenían un entendimiento innato de cómo aliviar mejor nuestros síntomas melancólicos.

Si la autoconciencia, la natación, la naturaleza, la comunidad y la lectura funcionaron para ellos, ¿por qué no para nosotros?

 

Fuente: Anatomía de la Melancolía

domingo, 16 de junio de 2024

Por qué al hacernos mayores tenemos que centrarnos en ganar músculo más que en perder peso

Por Giulia Granchi

BBC News Brasil, São Paulo

 

En un video que llegó a millones de personas en las redes sociales, una señora que parece tener más de 70 años levanta una barra con pesas en el gimnasio. La siguiente imagen es de ella haciendo lo mismo, pero con la compra en el supermercado.

El mensaje del video coincide con el que la doctora estadounidense Gabrielle Lyon intenta transmitir a sus pacientes desde hace años: para envejecer bien y tener calidad de vida en la vejez, es necesario desarrollar y mantener la musculatura.

"Tal vez no nos preocupe tanto llevar bikini, pero sí el ser autónomos, tener fuerza para sostener a nuestros nietos. Llevar nuestra propia compra, vivir de forma independiente, ese es el primer motivo para preocuparnos por mantener una buena masa muscular", afirma la geriatra, autora del libro "La revolución muscular", publicado por la editorial Intrínseca en marzo.

"Pero va mucho más allá. Mantener la masa muscular ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes tipo 2, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares... Condiciones que se vuelven más comunes a medida que las personas envejecen".

"Realmente existe esta transición con la edad, donde nos preocupamos menos por nuestro físico. Cuando somos jóvenes, nos enfocamos en la apariencia, y eso está bien, porque eso crea buenos hábitos.

"Pero hay una diferencia: no siempre se trata solo de estética. Y, de hecho, nunca es demasiado tarde para fortalecerse y ganar músculo".

Un proceso natural con la Edad 

El proceso natural de pérdida progresiva de masa y fuerza muscular comienza a producirse, aunque lentamente, a partir de los 30 años.

Cuando llegamos a los 50 comienza una pérdida de masa muscular más importante, que puede llegar al 2% anual.

Pero algunos factores, como el sedentarismo, una dieta baja en proteínas, las enfermedades crónicas y la hospitalización pueden hacer que este descenso comience antes.

Esta importante pérdida de músculo, conocida como sarcopenia, puede provocar una disminución de la capacidad funcional, un mayor riesgo de caídas y discapacidad.

"A menudo, el músculo perdido se reemplaza por grasa corporal, lo que reduce la fuerza y la movilidad muscular y altera el metabolismo", describe Lyon.

La médica señala que, en la última década, gran parte de las investigaciones, así como las campañas de concientización, se centraron mucho en la obesidad y la necesidad de perder peso.

"Esto ha dañado la forma en que la gente piensa sobre el fitness. Cuando envejecemos, la falta de músculo puede causar más daño que la cantidad de grasa en el cuerpo", dice.

Y para aquellos que consiguen mantener un buen aporte de masa muscular, explica, la quema de grasas también se potencia, ya que los músculos gastan más energía en reposo que otros tejidos.

 

Un Protector frente a las enfermedades 

Una buena masa muscular ayuda a evitar diferentes problemas de salud.

Ejemplos de enfermedades que la masa muscular puede ayudar a prevenir incluyen:

Diabetes tipo 2

Esta enfermedad hace que el cuerpo no utilice adecuadamente la insulina, una sustancia producida por el páncreas que ayuda a regular el azúcar en sangre, así que justamente provoca que los niveles de azúcar suban.

Un cuerpo con más músculos necesita más energía para mantenerlos funcionando y, por lo tanto, utiliza más azúcar para transformarla en energía.

Así, la masa muscular ayuda a regular de manera más eficiente el azúcar en la sangre, ayudando tanto a prevenir la diabetes tipo 2 como a regular la condición de quienes padecen la enfermedad.

Enfermedades cardíacas

Los ejercicios de fuerza hacen que el corazón necesite trabajar más para bombear sangre a los músculos.

El esfuerzo adicional ayuda a fortalecer el órgano, lo que reduce el riesgo de enfermedades cardíacas.

Osteoporosis

Durante ejercicios como levantar pesas, los músculos se contraen y ejercen fuerza sobre los huesos a través de los tendones.

Este movimiento estimula la remodelación ósea, lo que hace que los huesos sean más densos, algo que ayuda a prevenir la osteoporosis, una afección en la que se vuelven quebradizos y propensos a fracturas.

 

Cómo ganar masa muscular 

En opinión de Lyon, el sistema musculoesquelético es el órgano del cuerpo más subestimado, especialmente cuando se trata de personas mayores.

"Cuando seas mayor, si comes y entrenas como lo hacías cuando eras más joven, es posible que no puedas mantener tu salud muscular. Debes concentrarte en esto y planificar una rutina que te funcione".

Lyon sostiene que entrenar para ganar músculo de modo eficaz no tiene por qué ser complicado.

"No hay ejercicios ni movimientos específicos que sean cruciales. La idea es estimular contínuamente el tejido muscular. Y hay muchas maneras de hacerlo".

Una gran cantidad de estudios científicos sugiere que, para la hipertrofia (ganancia muscular), un método muy eficaz es el denominado "fallo muscular"; es decir, llegar al máximo de la capacidad muscular con el máximo esfuerzo en ejercicios de entrenamiento con pesas convencionales de manera que en una serie de un ejercicio determinado llegue un punto que resulte imposible hacer una repetición más.

Esto no significa necesariamente que la persona tenga que levantar cargas muy pesadas o hacer un número muy elevado de repeticiones, sino que haga un esfuerzo dentro de su condición física actual.

Para quienes están dando su primer paso para salir del sedentarismo, deben incluir el ejercicio en su rutina de modo gradual.

"Lleva una mochila u objetos más pesados que tengas en casa, piensa en actividades que impliquen levantar algo por encima de tu cabeza... Esto te ayuda a entender la importancia de mantener el equilibrio y la fuerza muscular y, especialmente, la importancia de la fuerza en las piernas. No necesitas hacer sentadillas con el máximo peso, pero sí ser capaz de levantarte del suelo", explica Lyon.

Se recomienda el acompañamiento con un profesional de educación física para poder alinear un plan que sea eficaz para el objetivo -y es aún más importante en el caso de personas mayores y sedentarias, para evitar lesiones y caídas durante el ejercicio.

Otra medida imprescindible para ganar masa muscular es una dieta equilibrada con especial foco en las proteínas.

Según la Sociedad Internacional de Nutrición y Deporte, para el crecimiento muscular y el mantenimiento de la masa magra, junto con el ejercicio físico, es necesario un aporte diario de entre 1,4 y 2,0 gramos de proteína por kilo de peso.

Por tanto, una persona que pese 70 kilos necesitaría consumir entre 98 y 140 gramos de proteína al día.

 

Nunca es demasiado tarde 

Lyon sostiene que siempre es un buen momento para empezar a entrenar.

"Lo que quiero decir con esto es que la actividad física debería ser una forma de vida. Soy madre de dos niños pequeños y ya hacemos ejercicio en familia, por supuesto. En el caso de ellos, de una manera adaptada a los niños. Se entrena desde una edad temprana, esto prepara el músculo para estar más saludable en el futuro".

Pero incluso para alguien que entrena desde pequeño y de forma constante, la médica admite que perder masa muscular sigue siendo bastante fácil.

"En una semana de inactividad, ya vemos pérdidas importantes. Esto queda muy claro cuando analizamos a las personas que ingresaron en la UCI, por ejemplo".

Por otro lado, más optimista, Lyon explica que los músculos tienen un tipo de memoria.

"Es mucho más fácil volver a estar en forma que empezar desde cero. Si empiezas joven, aún mejor".

Pero explica que esto no debería asustar a nadie que vaya a empezar a hacer ejercicio cuando sea mayor: es posible conseguir buenos resultados a cualquier edad, y una dieta equilibrada y un entrenamiento centrado en las características personales sólo pueden aportar beneficios.

"El cuerpo depende de la actividad. Fuimos creados para ser criaturas activas y, cuando reducimos la actividad física, corremos el riesgo de sufrir discapacidades físicas".

La médica sostiene que, a medida que envejecemos, debemos volvernos más activos, no menos.

"La inactividad no es una opción para una persona sana. Cuanta más masa muscular saludable tengas, mayor será tu capacidad para sobrevivir contra todo tipo de enfermedades, ya sea cáncer, caídas o cualquier otra cosa. Y tendrás mayor capacidad para ser autónomo y sobrevivir. No hay nada más importante para la población mayor que tener músculos".

Y para aquellos que buscan salir del sedentarismo, Lyon tiene algunos consejos:

"No esperes motivación ni dependas de objetivos concretos. Lo más importante es pensar que los años que te quedan se pueden cambiar si tomas buenas decisiones por ti mismo".

 

Fuente:

Ganar músculo 

 

miércoles, 2 de agosto de 2017

Qué son el dolor bueno y el dolor malo al hacer ejercicio y cómo los puedes identificar

 Por Redacción BBC Mundo


Sin dolor no hay ganancia.
Así suelen explicar los preparadores físicos o entrenadores personales las molestias que sienten las personas tras someterse a una rutina de ejercicios de alta intensidad.
Es un dolor que en el mundo de la actividad física o fitness lo califican de bueno dados los beneficios que produce al cuerpo pero, que si no se tiene cuidado, puede fácilmente transformarse en un dolor malo.
El problema está en saber identificar cuándo se siente el primero y en qué momento se convierte en el segundo.
"Es complicado en algunas ocasiones diferenciar el uno del otro", le reconoció a la BBC Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento, en España.
"El dolor bueno es el que asociamos al que se produce durante un ejercicio, que no te limita, y que te permite continuar hasta que llega el momento en el que el músculo se bloquea debido al agotamiento", añadió.
"El otro caso es cuando se produce un dolor por una lesión, que tal vez te permita seguir haciendo el ejercicio, pero debido a la molestia nunca podrás llegar al agotamiento físico, sino que tendrás que parar por incapacidad de respuesta del músculo al esfuerzo que se le está exigiendo".
Para Francisco Sánchez Diego, director del centro de entrenamiento Corpore 10, "el dolor bueno se siente en el grupo muscular que has trabajado, sea durante el entrenamiento o en los días subsiguientes al mismo".
"Está claro que para la gente que está recién comenzando está más expuestaa sufrir esos pinchazos que llamamos agujetas, pero eso no quiere decir que lo que está experimentando el cuerpo sea negativo".
Sánchez Diego le explicó a BBC Mundo que lo que sucede es que se "producen unas microrroturas fibrilares, que son aquellas fibra que no pueden con el esfuerzo al que están siendo sometidos los músculos, y obliga al cuerpo a reemplazarlas por unas mejores".
De esta manera el músculo se va desarrollando constantemente y va adquiriendo más resistencia y fortaleza.

Reposo

Si bien la fatiga asociada al dolor bueno es considerada positiva hay un punto de inflexión que suele pasar desapercibido y da cabida a que la molestia se transforme en un dolor malo.
Cuando no se respeta este tiempo de recuperación, se produce un exceso de fatiga y de estrés con el tiempo, lo que genera que una de las partes involucradas durante el ejercicio no responda al esfuerzo, lo que resulta en un dolor malo.
"Una diferencia es que el dolor bueno se va sintiendo de menos a más, en cambio el dolor malo empieza prácticamente al principio del ejercicio, cuando el músculo está frío", describió el profesor de Alto Rendimiento.
"A medida que el entrenamiento va avanzando el dolor se va reduciendo porque el músculo se va calentando o la articulación se va lubricando, pero es un dolor que persiste y con el tiempo te obliga a parar".
"Notas dolencias musculares, articulares, de tendones que tu cuerpo no recupera, y eso se percibe en la intensidad del dolor que sientes", añadió Sánchez Diego.
"Los pinchazos comunes sólo deberían durar poco tiempo y se suelen notar cuando haces un movimiento. Los otros se sienten incluso cuando estás parado, sin necesidad de activar la musculatura".

Peligro

Tendinitis, sobrecarga o contractura son dolores malos comunes, mientras que los hombros en el tren superior y las rodillas en el tren inferior suelen ser las zonas más afectadas del cuerpo.
Ambos entrenadores resaltan la importancia de conocer los tipos de dolores y cómo reacciona el cuerpo ante la carga de ejercicio a la que está siendo sometido.
Un dolor, al fin de cuentas, no debería extenderse por mucho tiempo o impedir realizar el entrenamiento físico deseado. Mucho menos debería afectar la vida diaria de una persona al caminar o dormir.
De esta manera se podrá evitar una lesión más severa que obligue al cuerpo a parar o en el peor de los casos requiera la intervención de un médico o especialista.
"Es como un ciclo en el que primero sientes un dolor bueno, pero al no darle el descanso necesario al músculo se puede transformar en uno malo, en el que estás destruyendo totalmente la musculatura", alertó el director del centro Corpore 10.

Fuente:


martes, 27 de junio de 2017

Por qué nos cuesta tanto hacer ejercicio (y no es sólo por flojera)

Por Redacción BBC Mundo

Si eres de los que no hace ejercicio puede que no sea totalmente tu culpa.

Es posible que la razón por la que te cueste tanto estar activo físicamente no pase por tu falta de voluntad, sino por el simple hecho de cómo eres.

O que las innumerables excusas que sueles mencionar para justificar una vida sedentaria en realidad tengan fundamento, o por lo menos algunas de ellas.

El punto es que no puede ser simplemente casualidad que pese al bombardeo de información sobre los numerosos beneficios que brinda el ejercicio, tanto para la salud como para el estado de ánimo, todavía haya una mayoría de la población que no hace ningún tipo de entrenamiento físico.

"Por experiencia se debe a una condición o predisposición genética ligada al somatotipo de cada persona", le explicó a BBC Mundo Juan Francos Marco, licenciado en ciencia deportiva del centro Alto Rendimiento.
"Para alguien endomorfo es mucho más difícil cualquier actividad física que para una persona del grupo ectomorfo o mesomorfo, y eso hace que tengan más predisposición a llevar una vida más perezosa. Si hacen ejercicio es más por una recomendación médica".

Nuestros ancestros

Para el profesor David Lieberman, experto en la evolución biológica del ser humano, la explicación puede remontarse incluso hasta nuestros ancestros.

En un trabajo que realizó en 2015, "¿Realmente es el ejercicio una medicina? Una perspectiva evolutiva", el profesor de Harvard explica cómo nuestros antepasados tenían la tendencia de reposar y guardar energía cuando no estaban obligados a someter al cuerpo a exigentes jornadas de caza o se trasladaban de un lugar a otro.

"Es natural y normal ser físicamente flojos", aseguró.

"Nuestro instinto ha sido siempre ahorrar energía. Durante la mayor parte de la evolución humana eso no tenía relevancia porque si querías poner comida en la mesa tenías que trabajar realmente duro", en referencia a que en aquellos tiempos no resultaba fácil encontrar las cantidad de alimento necesaria para balancear las calorías que se quemaban cuando se salía en cacería.

En una entrevista con el diario The Washington Post, Lieberman explicó que en la vida moderna no se necesita el mismo esfuerzo físico ya que las máquinas y la tecnología nos hacen la vida mucho más fácil, pero que "heredamos sus instintos" de reposar cuando no es necesario estar en movimiento.

En el mismo artículo, el profesor Bradley Cardinal, de la universidad estatal de Oregon, escribe que no cree que todo se deba a un tema biológico y que hay un aspecto social que tiene un efecto negativo en las personas.
 
En ese sentido se refirió al hecho que en muchos círculos de la vida en los que nos desenvolvemos, sea con amigos o profesionalmente, está mal visto no hacer ejercicio y no se entiende que la actividad física se debe llevar como algo natural, incluso cuando se decide no hacerla.

Zona de confort

Para Sherry Pagoto, profesora de medicina de la universidad de Massachusetts, en un artículo publicado en el portal Psychology Today, lo más difícil es poder superar el rechazo psicológico que se genera a raíz de las muchas situaciones incómodas que se experimentan del propio ejercicio físico.

Sudar, pasar frío, sentirse sin aliento, los dolores musculares o el sacrificio que implica son elementos que juegan constantemente con la mente, que suele entrar a menudo en una confrontación con la voluntad de las personas.

Pagoto considera que la incomodidad de esas situaciones es algo temporal y que el cuerpo humano se adapta a las nuevas experiencias, lo que abre un abanico de posibilidades y recompensas.

Para ello también es importante entender la realidad en la que cada persona ha vivido.

"La cultura y la educación toman un aspecto relevante a medida que se va creciendo", indicó el profesor Marco, del centro Alto Rendimiento en España.

"Si nunca se ve a nadie de tu familia o de tu entorno practicar deporte o hacer ejercicio será difícil se que se sienta atraído a hacerlo. En caso contrario el niño lo incorpora como algo implícito para el resto de su vida", explicó.

"Otro factor que condiciona es la motivación", siguió Marco.

"La gente quiere resultados rápidos porque asocian que hay un sufrimiento que requirió mucha voluntad y disciplina".

"Si no ven la recompensa aparecen las dudas y cuestionan si está valiendo la pena el esfuerzo".

Según el preparador físico español lo más recomendable es entender que se trata de un proceso lento, que si bien requiere voluntad y dedicación, con el tiempo se obtendrá la recompensa.

Y que no hay nada reprochable con el hecho de que algunas personas son simplemente más perezosas y otras por naturaleza son más activas.


Fuente:

http://www.bbc.com/mundo/deportes-40417300

viernes, 17 de julio de 2015

Rutinas para desarrollar las piernas

Estas rutinas para salir del estancamiento en el desarrollo de las piernas me las pasó un amigo quien es entrenador en Lima.

En mi caso no hago rutina torso-pierna sino una dividida de 4 días pero hago variaciones en como entreno semanalmente tomando en cuenta lo siguiente:

Pues prueba a entrenarlas con frecuencia 1 ó 2 (nota: esto queda a gusto de cada uno) como en una rutina torso-pierna (Día 1 torso, 2 pierna, 3 torso, 4 pierna). Y trata de meter variedad, es decir, no hagas siempre los mismos ejercicios.

Por ejemplo:

Rutina 1

-Sentadilla delantera. 4 x 8.
-Zancadas o tijeras. 3 x 8 (por pierna).
-Sentadilla sumo con mancuerna. 3 x 20.
-Extensión de cuadríceps + curl femoral (superserie). 3 x 15.
-Pantorrillas. Pararse de puntillas. Sin peso. 3 x 50.

Se realiza por 3 semanas. Luego cambias a la rutina 2.


Rutina 2

-Step up con mancuernas. 4 series de 6 (por pierna). Una altura considerable. Al menos la altura de tu rodilla. 2 steps o un banco multi-usos aprox. Subida rápida, bajada lenta. 
-Swing con mancuerna a 2 manos. 4 series de 10-12. 
-Máquina de aductores: 3 x 20. 
-Peso muerto con mancuernas a una pierna. 3 x 8 (por pierna).
-Pantorrillas. Sobre un step, con mancuernas. 4 x 15.

La haces unas 3 semanas. De ahí pasas a la rutina 3 :

Rutina 3

-Sentadilla trasera. 4 x 10. 
-Peso muerto rumano. 3 x 10.
-Saltos a una caja o banco o 2 steps. 3 x 10.
-Extensión de cuadríceps. 3 x 20.
-Elevaciones laterales de piernas.
 Parado con los brazos cruzados al frente levantas a un lado una pierna, tratando de que el tronco permanezca lo mas recto posible. Intenta que tu pie llegue a la altura de tu cadera y que baje lento y con control. 3 x 10 (por pierna).


Esta se hace por otras 3 semanas.

La pierna está compuesta de muchos músculos. Si trabajas variando así, trabajas desde distintos ángulos, trabajando de forma considerable todos los músculos de las piernas. Además el hecho de cambiar de ejercicios, hace que al cuerpo le cueste mas (adaptación biomecánica) cada vez que hacemos un cambio. Eso, además del cambio a frecuencia 1 ó 2 será una gran "sorpresa" para tus piernas. 



miércoles, 20 de agosto de 2014

La Esperanza para los Lentos en Progresar de Forma Natural

Comentario: Los principios básicos expresados en el artículo siguen siendo útiles para los lentos en progresar sean ectoformos o no. Tiene mucho de motivador para quien entrena y/o desea salir del estancamiento.


¿Notas que no puedes recuperarte de las rutinas de intensidad normal recomendadas en las revistas? ¿te sientes desanimado porque no puedes aumentar el tamaño, la fuerza y el desarrollo que deseas?. El autor Greg Sushinsky dice que hay esperanzas para los lentos en progresar y les da útiles consejos sobre cómo empezar a hacer esos progresos.


Por Greg Sushinsky

Los lentos en progresar, tanto los competitivos como los no competitivos, se van quedando atrás en el culturismo. Relegados a un status peor que de segunda categoría, la mayoría de los lentos en progresar tienen que recoger las migajas y las sobras del mundo culturista, en lo que se refiere a dieta e información -al menos una información que les sirva de ayuda-. En peor situación están esos lentos que no toman drogas anabólicas, los que entrenan naturalmente. Ellos están sentados fuera del salón del banquete en el mundo del culturismo, hambrientos de algo que les funcione.

EL PROBLEMA

Los lentos en progresar quieren tamaño, necesitan tamaño, y cualidades de las que carecen -masa muscular, fuerza, etc. El problema no es sólo que carezcan de ello; es que no pueden conseguirlo o no saben cómo conseguirlo. Este problema viene de algo que la gente no acaba de entender, que necesitan tamaño y fortaleza para poder conseguir tener más.

¿Suena raro? Pero no lo es. Es sólo parte de una paradoja que concierne al lento en progresar. Mira a cualquier culturista voluminoso de tu gimnasio. Cuando sigue un programa de aumento de masa, generalmente tiene éxito, hasta cierto punto. Él aumenta sus medidas.

Este proceso de aumento de masa se repite una y otra vez en el curso de la vida de entrenamiento de un culturista. Y aunque es verdaderamente cierto que cuando un culturista aumenta más su masa, llega un momento a partir del cual se hace mucho más difícil seguir aumentándola (ya que hay un punto de vuelta a la disminución para todos los culturistas nadie ha logrado todavía mejoras de tamaño infinito) el caso es que la mayoría de los culturistas tiene éxito en algún momento del proceso del aumento de sus dimensiones; y si que aumentan sus medidas adicionales, lo que les permite manejar mayores pesos, y finalmente, les conduce a aumentos mayores. Este simplificado proceso no funciona para los lentos en progresar.

Muchos de ellos no pueden aumentar su masa muscular al principio y algunos de ellos no pueden aumentar en absoluto. Y no es porque dejen de poner todo su empeño tampoco. Muchos de ellos hacen grandes esfuerzos para ponerse voluminosos y/o fuertes, y cuando no funciona, despues de semanas, meses o incluso años de sentirse frustrados, abandonan. ¿Quién puede culparles? No les va mucho mejor a aquellos que logran una mejoras mínimas, luego las pierden fácilmente, volviendo casi a lo que eran cuando empezaron. ¡Frustración total!


¿QUIENES SON LOS LENTOS EN PROGRESAR?

Generalmente -pero no siempre- los chicos delgados. Los chicos flacos y las chicas. Viejos, jóvenes, novatos y los culturistas que llevan entrenando largo tiempo. No hay una definición o categoría precisa, ya que el término ha sido aplicado tan imprecisamente que cubre incluso a los competidores de alto nivel que intentan ganar el Olympia, o tan estrictamente que determine a todos menos a los pocos que no han aumentado su masa en absoluto. Simplemente consideremos lentos en progresar a esos culturistas que no tienen verdadera disposición para aumentar sus medidas incluso a base de un sólido esfuerzo y unos entrenamientos que son generalmente efectivos para la mayoría del resto de los culturistas y los levantadores de pesas. No es una alegoría absoluta y si tú te consideras uno de ellos, la noticia es que hay algo que puedes hacer para solucionarlo.


BREVE, PESADO Y DURO ¿QUÉ PASA SI NO PUEDES?

Aunque no hay mucha información sobre el entrenamiento dirigido al lento en progresar, algunos de los consejos tradicionales han sido bastante buenos: Haz breves y pesados entrenos -no de esos de diez o veinte series- por -cada parte del cuerpo-. Lo que sucede con frecuencia sin embargo, es que un lento en progresar, delgado y sin mucha masa y fortaleza, intenta levantar mucho peso en los ejercicios básicos, pero si nunca sucede nada -no hay aumentos-, o puede que trate de levantar pesos que serían moderados o ligeros para la mayoría pero que son pesados para él, y sume a su cuerpo en un estado casi de pánico. 
Agotado,desanimando y quizá incluso lesionado, el lento en progresar decide que después de todo, el levantamiento de pesas y el culturismo no están hechos para él. 
¿Por qué no escuchas algo más sobre esto?
La mayoría de esos lentos en progresar no envían una carta de contento a las revistas para contar su gloriosa experiencia. Ellos se consideran como un fracaso total, cuando en realidad el fracaso ha sido del sistema de entrenamiento o de las limitaciones de ese sistema en lo que a ellos se refiere.


MÁS ALLÁ DE LOS EJERCICIOS BÁSICOS. UN NUEVO ENFOQUE

Muchos de los lentos en progresar no poseen el tamaño muscular, la fuerza, el poder de recuperación, o el sistema nervioso necesario para enfrentarse a entrenamientos duros e intensos. Incluso los básicos pesados son demasiado duros. La solución no es decirles que no están trabajando lo bastante duro o lo bastante pesado. La solución es conseguir que empiecen a aumentar; aunque sea mínimamente y de la forma que ellos puedan. Cambiando el enfoque del entrenamiento, los lentos en progresar puede que sean capaces de hacerlo en la medida que los entrenamientos normales lo permitan; sin embargo, sino pasan por la fase inicial de mucho -esfuerzo, ningún - aumento, ellos nunca jamás, sobrevivirán en el culturismo.

En los casos más difíciles este nuevo enfoque supondría hacer que un lento en progresar sea primero capaz de hacer algo fácil, antes de hacer algo difícil, y hacer algo ligero antes de hacer algo pesado. Y como muchos «nuevos» enfoques, tiene sus raíces en algunas «viejas» ideas. Los antiguos culturistas y levantadores de peso, de hecho, entendían mucho mejor que los de hoy, como funcionaba esto. Esto era en los día en que el culturismo iba unido a salud y la cultura física antes de que fuera aislado de la salud hoy día. La idea de antes era desarrollar la salud y una base física, para que luego pudieran producir mejoras de masa muscular y de fuerza. Sin esta base estabas condenado al fracaso. Esta base se conseguía, bien a través de la participación en algún deporte o actividad física o actividad física o bien utilizando los llamados calisténicos de desarrollo muscular tipo gimnasia sueca. Ya sabes cuáles, lagartijas, abdominales, sentadillas libres, etc. Este tipo de actividad, aún cuando no ocasione el crecimiento del músculo en sí mismo, al menos preparará el cuerpo para que produzca ese crecimiento. La costumbre habitual de coger un lento en progresar muy delgado y decirle señalándole al soporte de sentadillas. «Bien, camarada haz ocho repeticiones, o todas las que puedas con este peso», aunque sea sólo 30 ó 40 kgs, no hará que se produzca un crecimiento muscular en una persona que no es atlética, que nunca ha hecho ningún tipo de entrenamiento. En lugar de ello, será para él un esfuerzo matador e improductivo.


UNA RUTINA 

La costumbre convencional de considerar solamente el entrenamiento de más alta intensidad y los pesos más pesados para los lentos en progresar (o nulos en progresar, superlentos en progresar, o como quieras llamarlos) probablemente contribuye en gran medida a sus fracasos y a su desaliento. Generalmente, el problema es la genética culturista de los que ofrecen tales consejos. No se dan cuenta de que para muchos culturistas es necesario un llamado programa mínimo o remediador, terapéutico o curativo. Pero la buena noticia para los lentos es que hay actualmente muchos sistemas de entreno que pueden funcionar muy bien para ellos; la dificultad está en encontrar cuál es el correcto para un nivel de desarrollo.

La mayoría de los culturistas no quieren tomarse el tiempo necesario para una base física y quieren ir directamente a las pesas, así que si tú eres de esos, o si ya has intentado la rutina standard para principiantes de tres veces por semana, un ejercicio por cada parte del cuerpo, tres series de ocho repeticiones, de moderada a pesada, y no ha surtido mucho efecto, prueba con ésta: Banca, sentadilla y remo incluido dos veces por semanas solamente (no tres veces), tres o cuatro series de 8 repeticiones o menos. Esto ejercita todo el cuerpo trabajando los grupos musculares más grandes, el pecho, la espalda y los muslos.

Intenta aumentar el peso en cada serie, pero no hagas series agotadoras (hasta el fallo), que agotarán tu energía nerviosa más de lo que obtendrás a cambio. Y si no puedes levantar mucho peso levanta menos, con el tiempo te harás más fuerte y levantarás más peso. Estas series te darán una cantidad de volumen (no demasiado), y serán lo bastante pesadas para estimular el crecimiento del músculo pero no supondrán un gasto de energía máximo en cuanto a esfuerzo, lo que a menudo puede conducir a los difíciles de progresar a sobrepasarse en su entrenamiento y dejar de progresar incluso con las más simples y breves rutinas.

Elimina toda actividad física extra (especialmente aeróbicas) durante esta fase. Los lentos más difíciles generalmente no pueden soportar el stress de hacer levantamientos, carrera y seguir aumentando.
Practica de seis a ocho semanas este programa, o mejor aún tres meses si puedes.
Aumenta los pesos de los ejercicios cuando puedas y si tienes altibajos sopórtalo.
Come una dieta lo bastante alta en calorías, proteínas y carbohidratos como para alimentar el aumento de volumen, pero no te atiborres. No te sobrepases con las grasas, y ten cuidado con las «comidas basura». Podías tomar una bebida proteínica o de engorde añadida a tu dieta. Recuerda muchos lentos en progresar no tienen éxito simplemente porque no comen lo suficiente. El editor de Musclemag Greg Zulak dice que el 95% de las veces que alguien no consigue aumentar es porque come menos de lo debido.

Este sencillo programa puede remediar a menudo los problemas de los más lentos en progresar más difíciles. Y el secreto es, además de la cuidadosa aplicación del entrenamiento duro, que están permitiendo al cuerpo adaptarse al esfuerzo y aprender gradualmente a responder y a crecer con mayor fuerza y tamaño muscular. Esta irá haciendo al culturista que nunca había aumentado, empezar a progresar un poco, luego progresar más y finalmente seguir aumentando en masa y fortaleza.
Finalmente, podrá utilizar rutinas más intensas, más complicadas y más duras. Casi todos los lentos en progresar pueden aumentar cada vez más y con más facilidad. Entonces el lento puede también sentarse con orgullo en el salón del banquete del culturismo.


Revista Musclemag nº 4, Marzo, páginas 93-95

lunes, 18 de agosto de 2014

Yo Debí Haber Ganado Ese Certamen


Por Michael Wetmore

Un vistazo entre bastidores a lo que sucede en realidad en una prueba física desde el punto de vista de los jueces y también del competidor. Si alguna vez has participado en una prueba culturista, tendrás que ver con este artículo.

El culturismo es uno de los deportes más subjetivos del mundo y juzgar una competición es una tarea muy difícil ya que no hay un patrón exacto para valorar todos los tipos de cuerpos. Aunque hay unas líneas de guía para el jurado,en el análisis final, a menudo acaba valorándose lo que personalmente les gusta o no les gusta a los jueces en lo que se refiere a tipos de físico, especialmente en las decisiones muy igualadas. Comprensiblemente, entre los concursantes las reacciones ante un físico son siempre muy variadas.

Los ganadores están seguros de que se hizo justicia. Los perdedores pueden darse cuenta de que necesitan trabajar más y convertir la derrota en una victoria a su experiencia de aprendizaje.

Pero con más frecuencia, se sienten menospreciados e incluso discriminados por lo que ellos creen una pobre actuación oficial.

Michael Wetmore ha enfocado el tema desde ambos lados del escenario. Él es un culturista competitivo y juez nacional de la NPC. Durante diez años Michael actuó como vicepresidente del Cómite Nacional de USA.

En su artículo conocerás lo que los jueces buscan. Wetmore te familiazará con los misterios del arte de ganar un certamen -¡lo que conecta y lo que desconecta el papel del jurado!

Wetmore nos muestra lo que es un competidor de primera en un certamen y examina «la agonía de la derrota» con una inteligente conclusión filosófica. ¡Esta es una historia que tenéis que ver muchos de los que habéis estado allí!



El olor a aceite de coco y almendra mezclado con un sudor fresco pesa en el ambiente tanto como un press de banca de ocho discos grandes. El ruido metálico del hierro y las explosiones de una agitad respiración llenaban mis oídos. Algunos estaban sentados tan inmóviles como estatuas romanas. Como en un estado de trance, sólo el movimiento de sus ojos traicionaba su serenidad.

Rápidas miradas de reojo buscaban en sus oponentes la tan-esperada-debilidad. Otros eran una confusión de movimiento paseándose y congestionando y posando y rezando-. Rezando para que ocurra el milagro en esta última hora. 

«Cinco minutos» gritó el presentador dando la tercera llamada de los últimos quince minutos. Yo terminé lo que de verdad esperaba que fuera mi última congestión. Ya sentía el sabor de langostas de sudor en mis labios. Mejor dicho su falta de sabor. Había desaparecido el fuerte sabor salado de los duros entrenamientos del gimnasio.
Sólo quedaba un ligero sabor a aceite, lo que suavemente me recordaba que «llegó la hora de la prueba». Me siento bien. Creo que puedo ganar esta vez. Midiendo a los competidores, sólo hay en realidad un chico que me preocupa. No... ni siquiera él me preocupa.

Mire a mi alrededor y me hacía preguntas sobre los otros competidores. ¿No les había dicho nadie el aspecto que tenían? La mayoría tenían un buen aspecto aunque yo no habría competido si hubiera tenido un cuerpo como el de ellos. Ellos habían venido a competir, no a ganar. Había varios que habían venido a ganar, pero pude ver por la mirada de sus rostros cuando me vieron que ellos sabía que no era su día. Excepto aquel chico... Él es un presumido S.O.B... Admito que parece preparado pero no es tan grande como yo. Y creo que también estoy en mejor forma.

«¡Alinéense!» Gritó el presentador haciendo estallar mis pensamientos en mil pedazos.
Caminamos sobre el escenario y nos ponemos de cara a los jueces. Yo intento no mirar hacia la cruel iluminación del escenario, esa iluminación que pondrá de relieve todos los defectos. La grandeza o casi grandeza ,de los que competimos también se pondrá de relieve bajo esas mismas luces.
Yo me esfuerzo por mantener una posición de frente en la alineación.

Espero que todos estas semanas de régimen y horas de duro entrenamiento tengan su recompensa. Veo los ojos de los jueces moverse de un lado a otro de la fila. Se detienen un momento y toman notas en sus hojas de puntuación. Yo intento leer algún tipo de aprobación en sus miradas, en vano. Siento el dolor de mis dorsales. Me concentro para mantenerlos tan abiertos como puedo. Aguanto también mis abdominales. Permaneced tensos, pienso. ¡Mis cuadríceps están ardiendo! ¡Los flexiono con la dureza de una vaca! Los mantengo así hasta que... «un cuarto de giro a la izquierda», dice el juez. Tomo rápidamente un trago de aire fresco mientras paso a una postura de costado. Mantengo el pecho erguido. La caja torácica totalmente ensanchada.

Estoy frente a frente con un competidor. Uno de nosotros ha girado en sentido equivocado. Por un segundo dudo de mí; entonces el juez dice al número 17 que gire hacia el otro lado. Los dos comprobamos nuestros números. Rápidamente un compañero gira para colocarse en la posición correcta.

El jefe del jurado continúa con la alineación de espalda, del otro lado, y vuelta a la posición de frente.

No puedo creer lo cansado que me encuentro. Salimos del escenario. No puedo explicar mi sensación de cansancio. Empiezo a congestionar otra vez, preparando mi rutina de pose individual. Sesenta segundos... años de duro entrenamiento me han llevado hasta aquí. Este es mi momento de posar solo.Todos los ojos estarán puestos en mí. Entro al escenario. Hago mi primera pose, un duro doble bíceps. «Nadie me va a ganar en esta pose me digo a mí mismo. Paso a un imponente lado de pecho total. Intento visualizar la famosa pose de espalda de Arnold mientras ejecuto la mía. Oigo a una multitud empezando a interesarse. Oigo a mis compañeros de entreno gritar "despacio". Mi madre dice "¡Ese es mi hijo!" "Gracias mamá" pienso para mí. "Diez segundos", advierte el jefe de jurado. "Voy bien de tiempo" me digo a mí mismo. "Tiempo" anuncia el jefe de jueces. Ataco con entusiasmo una pose super musculada y la congestiono con todas mis fuerzas. "Gracias" dice el juez secamente, haciéndome saber que había usado todo el tiempo que me correspondía»

Estoy de nuevo entre bastidores. Empiezo otra rápida congestión. Acepto modestamente unos cuantos cumplidos de algunos competidores. Volvemos al escenario. Ahora tienen lugar las comparaciones. Los jueces comparan primero los grupos del final y del medio. Yo tengo buen cuidado de colocarme bien enfocado. «Ponte bien prieto», me digo a mí mismo una y otra vez.

Finalmente llaman al mejor grupo. Se nos compara con cinco o seis poses. Los jueces nos mueven de un lugar a otro. Ahora estoy colocado junto al chico que es mi más estrecho competidor. Estoy contento; ahora verán los jueces que yo soy el mejor. Ataco cada pose dándole todo. La multitud se vuelve loca. El jefe del jurado les dice que «¡se calmen!» porque no podemos oír cuando anuncia la siguiente pose. Pose tras pose, vamos luchando. Ya no queda nada. 

¡Esto es todo! Mi boca está tan seca como una toalla caliente. Mi lengua la siento de un modo parecido. Ahora les toca el turno a las aspiraciones y expiraciones profundas. Estoy preparado para luchar hasta el final, sin embargo, finalmente dice el jefe del jurado "Gracias señores, tengan la bondad de volver a colocarse por orden numérico».
Los jueces echarán un último vistazo para comprobar los números. El jefe anuncia «Los veremos esta noche a las siete».

El tiempo que transcurre entre el pre campeonato y la prueba de la noche es el limbo del culturista. Me alegro de que el pre campeonato haya terminado. Estoy deseando que llegue la exhibición de la noche. La rutina que he estado preparando seguro que va a gustar a los espectadores. La música comienza de forma suave y va creciendo hasta llegar a un intenso final. He pasado horas perfeccionando mis evoluciones y ejecutando mis poses para sacar ventaja de los acordes musicales.

Aunque estoy tan seguro de que he ganado, todavía bailan en mi mente pequeñas dudas. Yo las ahuyento considerándolas simple flaqueza humana. Decido concentrarme en el lado positivo. Tengo que ser positivo. Creo que he ganado la prueba; sin embargo, nunca se sabe «hasta que cante la dama gorda».

MÁS TARDE

Esto fue todo, la gran prueba. Mi rutina había salido precisa como un reloj. Recibí una ovación de la multitud en pie -decididamente la mejor respuesta de los fans. Los jueces tenían la palabra.

Yo estaba en pie junto a los otros finalistas. Estábamos esperando que el maestro de ceremonias anunciara el fallo. Yo veía las bonitas chicas escudriñando la mesa de los trofeos. Se estaban asegurando que tenían el trofeo correcto para el puesto correcto. El maestro de ceremonias esperó anunciando el quinto puesto. Yo estaba seguro de que había ganado, pero en cierto modo uno contiene la respiración por la incertidumbre de que pudiera prevalecer la insensatez.

Respiré con alivio cuando anunciaron el quinto puesto. Repetí el mismo proceso, un poco más intensamente según iban subiendo las calificaciones -4º puesto... 3º puesto. Ahora habíamos llegado a los dos finalistas.

La victoria estaba tan cerca que podía saborearla. ¡Qué gran sensación! Las luces brillantes, el murmullo de la multitud -merecía la pena. Yo sabía que saborearía este momento para siempre. 

Oí al maestro de ceremonias comenzar su último y dramático anuncio «...El ganador... del Best Bodybuilder Contest... de 1988 en la categoría de pesos pesados ligeros... es... (parecía durar una eternidad) el número 22 Joe.....».

¡Unnghh! Fue como la coz de una mula. Sabía bien donde se sentaban los burros que habían lanzado las coces. Se sentaban en la mesa del jurado. ¡No puedo haber perdido este certamen! ¡¡No puede ser!!
Sentí náuseas; mi cabeza flotaba. La multitud estaba todavía abucheando la decisión
La chica del trofeo me estaba ofreciendo el trofeo del 2º puesto. "Voy a hacer pedazos este trofeo. ¡Esto es una aberración! ¡Esto es una locura! ¡Yo no entrené para ser el segundo! No puedo creer que esto me suceda a mí... Tengo que controlarme. Tengo que controlar mi disgusto. No quiero parecerme a otros tontos que he visto a veces. ¡Yo tengo más clase que todo eso, pero ahora sé como se sienten!» El ganador Joe se vuelve hacia mí, me tiende la mano y sonríe.

¡Eso es todo! ¡¡Aquí termina todo!! El brillo de la sonrisa de Joe se desvanece un poco cuando las piernas de plástico de mi trofeo crujen bajo el enfurecido apretón de mi mano. ¡¡Wheeeco!!

«Contente» pensé mientras daba la mano a Joe. Luché por por mantener el trofeo intacto con mi otra mano. En realidad no es culpa de Joe, han sido los malditos jueces.

Ahora estaba saliendo entre bastidores. Mi familia y mis amigos se me acercaron. Todos hablaban a la vez. «Te han robado. Debiste haber ganado ese concurso».

«Es todo política» «Está todo arreglado».
Había ruido y furor por todas partes. Mi madre dijo que iba a »decir un par de cosas a los jueces». Yo miraba ferozmente a los jueces según iban pasando por mi lado.
Ellos miraban al suelo o a otro lado. Estaban evitando mi mirada deliberadamente.
Eso lo confirmaba. Sabía que me habían robado.
Ni siquiera pude dormir aquella noche.
Todo el mundo me decía lo mismo. «Tenías que haber ganado este certamen».


LA SEMANA SIGUIENTE

Fui al gimnasio una semana después. Todavía estaba resentido por haber perdido un certamen que debería haber ganado.

No me apetecía hablar de ello, pero lo primero que me decían los demás era «debiste haber ganado este certamen».

Parece ser que todos lo sabían menos los jueces.

Entonces vi a uno que estaba en la máquina de piernas. «Miren quien está aquí», «el juez número tres». Hasta la semana anterior yo había creído que este chico era un juez bastante bueno. Decidí tener unas palabras con él. Y me descolgué con un «yo debí haber ganado este certamen».

El respondió: «Hablemos de ello»,mientras me alejaba de la gente que estaba empezando a amontonarse. El juez número tres dijo «estoy de acuerdo, tú debiste haber ganado aquel certamen». «Bien, entonces ¿por qué no lo hice?» dije bruscamente. «Yo voté por ti así como otros dos jueces» dijo el juez número tres.

«Desgraciadamente para ti los otros cuatro jueces votaron por Joe, el número 22».

Yo me sentía tan ultrajado con la conclusión del certamen que no había comprobado los resultados finales. Me sentí un poco mejor al saber que al menos tres jueces tenían algo de sentido.

«Siéntate», dijo el juez número tres.
«Aquella exhibición estuvo muy reñida», el juez continuó, «especialmente durante el precampeonato. Tú eres más grande y estabas en mejor forma. Tu torso es mejor. Las piernas de Joe son mejores que las tuyas, así como sus abdominales».

«Un momento» protesté. «Los abdominales de Joe puede que sean un poco mejores pero sus piernas no».

«Espera», dijo el juez número tres, «¡En mi opinión tus piernas son más voluminosas pero las de Joe tienen más detalle y definición; las inserciones de Joe también son mejores!».

El juez continuó, «yo no te puse a ti en primer lugar hasta el final del precampeonato. La cosa estaba entre tu superior forma y tamaño y el físico de Joe ligeramente más pequeño pero más recortado. Tú empezaste a destacar según el precampeonato iba avanzando»

«Otra cosa que puede haber estado en contra tuya», dijo el juez, «es que Joe ha ganado los dos últimos concursos en que ha participado. Se le considera un ganador. El culturismo es un deporte subjetivo; hay un elemento precedente de inclinarse a favor del campeón en las decisiones más reñidas. Yo no digo que esté bien», siguió el juez, «pero esa es la verdad».

El juez continuó, «ahora llega llega la exhibición de la noche. Ha desaparecido todo el agua de tu piel. Tienes un aspecto estupendo. Joe ha pasado ahora su apogeo. Su definición está ligeramente borrosa. Joe tiene que esforzarse para tener su mejor aspecto. La multitud reacciona según lo que ven; tú estás mejor. Lo que vi como casi un triunfo para ti en el pre campeonato, es ahora un claro triunfo en la prueba de la noche. ¡Pero es demasiado tarde! Para entonces las puntuaciones ya se han contado».

Yo tuve que preguntar al juez: «¿Y qué hay del hecho de que los jueces ni siquiera me mirasen después del concurso?» Yo pensé que pasaba algo.

El juez respondió:« Tú estabas decepcionado después de la prueba -visiblemente agitado-. No creo que nadie quisiera hablar contigo después del incidente del trofeo. Sí», continuó el juez. «Yo vi la expresión de la estatuilla. Me alegro que no fueras más lejos».

«Después de la prueba de la noche« dijo el juez, «Yo hablé con algunos de los otros jueces. Me dijeron que ellos hubieran votado por ti; si hubieras tenido tan buen aspecto durante el pre campeonato».

«Ya sé lo que quieres decir» dije yo, «pero todos mis amigos piensan que yo debería haber ganado. Ellos estuvieron en el pre campeonato».

El juez respondió: «Yo nunca he oído un incidente donde la gente se acercara a un competidor en una exhibición reñida y dijera:«tú deberías haber perdido ese concurso». Esto sencillamente no sucede. Tus amigos y tu familia tienden a ser parciales».

El juez continuó: «tu potencial es ilimitado; me gustaría verte sacarle partido. Mejora tus piernas y preséntate más recortado la próxima vez».

Me sentí un poco mejor después de hablar con el juez. Todavía me gustaría haber ganado ese concurso tan reñido.

Dos meses después miré algunas fotos del pre campeonato. Vi donde podía haber estado mejor. La próxima vez no voy a dejar ni una sombra de duda en las mentes de los jueces. Voy a presentarme en mi mejor forma. Lo voy a hacer por mí en primer lugar y por los jueces en el segundo. De todos modos no hay garantía de que mi idea de un físico perfecto sea igual que el concepto de los jueces.

Todavía puedo oír lo último que el juez me dijo. «Si compites en este deporte el tiempo suficiente, te van a suceder dos cosas. ¡Vas a ganar un certamen que tal vez no deberías haber ganado. Y vas a perder un certamen que tal vez deberías haber ganado!».


Revista Musclemag nº 4, marzo, páginas 89-92.