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jueves, 14 de agosto de 2025

La Inseguridad Intelectual (no le gustaba leer)

(…) cuando Betty Madden, una mujer de treinta y tres años, y muy hermosa, vino a verme, me dijo: «Estoy tristísima. No tengo más que el título de la escuela superior y mi marido es un intelectual. Todos nuestros amigos son universitarios. No puedo hablar de todo lo que ellos hablan. Me siento inferior». Esta inseguridad intelectual la había convertido en una esposa insegura y en una madre posesiva en exceso (se sentía «segura» con sus tres hijos pequeños, así que prefería su compañía a la de los adultos).

Al principio de nuestras sesiones comprendí que los problemas de Betty surgían del hecho de que ahora no leía; además, aunque en otro tiempo había tocado bien el violín, ahora carecía de intereses culturales, de intereses que le elevaran la mente. Trabajando juntos fijamos un programa con estas metas: convertirse en una persona «informada» mediante (a) la lectura y (b) la capitalización de los intereses artísticos que poseía pero jamás había desarrollado.

(a) Betty se matriculó en un curso no oficial de lengua inglesa en el que daba suma importancia a la construcción del vocabulario y que se impartía en una escuela cercana.
Su falta de comprensión de las palabras clave era una de las razones principales de que no le gustara leer. Como corolario del curso yo le asigné estas dos tareas diarias.

Leer dos columnas del periódico, buscar en el diccionario las palabras que no entendiera y escribir las definiciones. Había de leer cada columna dos veces, y si era necesario una tercera, hasta que comprendiera por completo el contenido.

Tomar una grabadora y, con sus propias palabras, resumir el significado de cada columna. Después debía repetirlo empezando con la frase: «Estoy de acuerdo» o «No estoy de acuerdo», y explicar por qué. Terminado todo, debía escucharse a sí misma y comprobar qué tal le parecía.

(b) Empezó a tocar el violín de nuevo. Pero en esto fracasó. «Es demasiado difícil, con la casa y los niños», me dijo sinceramente, así que lo sustituimos por un ejercicio de discos. Cada mañana, mientras limpiaba la casa, ponía un disco de música clásica, el mismo durante cinco mañanas consecutivas. A la semana siguiente se pasaba a un nuevo disco. Mientras llevaba a cabo esta campaña para mejorarse en temas musicales, Betty estudiaba con atención los anuncios de prensa para ver en qué conciertos interpretaban la música que había escuchado. Además, asistió a un curso de arte, de trece semanas, organizado por una escuela superior de la localidad.

Todo ese estudio le rindió beneficios. Empezó a leer por su cuenta las revistas Time y Newsweek. Me informó que había empezado a leer libros. Cuando tropezaba con uno que le resultaba demasiado difícil, lo confesaba y se pasaba a otro. 

A los seis meses de tratamiento, con esa meta de autoeducación, Betty era una persona mucho más satisfecha que empezaba a comprender gran variedad de temas. Un día me dijo: «Durante este fin de semana estuvimos hablando de política con algunos amigos que no presentaban unos hechos demasiado claros. Así que les mostré con discreción en qué se equivocaban y los cuatro, incluido mi marido, acabaron por decirme que yo tenía razón. ¡Imagínese! ¡Corregir yo a todos esos graduados de la universidad!».


Herbert Fensterheim y Jean Baer, No diga Sí cuando quiera decir NO, Colección Edibolsillo Paperback n° 89, traducción de Amparo García Burgos, Ediciones Grijalbo, Barcelona, España, 1979, págs. 81-83

 

Comentario.-

El título sale del propio contenido del libro. 

La negrita en el texto es mía. 

Si tenemos discos de música podemos hacer como dice el libro y también ahora como, por ejemplo, se pueden ver conciertos o escuchar música clásica en Youtube (no todos podemos ir a conciertos). Claro, debemos escuchar a un volumen aceptable y sin que los vecinos tengan que enterarse.

Lo de escuchar continuamente se refiere a desarrollar más el gusto musical (artístico) y aprender a reconocer a los compositores y sus obras.

Podemos ir a exposiciones de arte y además visitar los museos y los lugares de interés histórico.

A la autoeducación también se le llama autodidactismo: aprender de forma autónoma sin necesidad de tener un profesor o asistir a una institución educativa.

Aunque uno tenga trabajo, hijos y otras responsabilidades no debe dejar de tener aficiones físicas (deportes) e intelectuales. Aburrirse constantemente por no tener aficiones útiles no es una opción y las excusas son muy pobres como esa de nunca tengo tiempo. 

Quienes piensan que no tienen tiempo para hacer ejercicio, tarde o temprano tendrán que hallar tiempo para enfermarse. —Edward Stanley. Político inglés (1799-1869).

La Lectura es más que una afición, es parte de la necesidad llamada Educación. 

Hace años en una feria de libros un conocido que era estudiante universitario me comentó que había empezado con el gusto por la lectura muy tarde como a a los 22 años de edad y que se sentía mal por ello, lo miré, pensé un momento y le recomendé: Olvídate de que comenzaste tarde y sigue leyendo

 



miércoles, 18 de septiembre de 2024

Cómo entrenar tu cerebro para recordar nombres, fechas y otros datos de memoria

 Por Claudia Poch y Jorge González Alonso*

 The Conversation


Solemos referirnos a la memoria como si de una entidad unitaria se tratara.

Sin embargo, tenemos claro que algunas personas son nefastas para reconocer rostros familiares, pero en cambio tienen una capacidad sobresaliente para adquirir una lengua.

O que hay personas con una habilidad extraordinaria para recordar acontecimientos del pasado, a pesar de que no son capaces de retener un número de teléfono durante un breve periodo.

Estas aparentes contradicciones en las manifestaciones de la memoria se deben a que esta no es unidimensional, sino que existen distintos sistemas de memoria, apoyados por sustratos y mecanismos neurobiológicos parcialmente diferentes.

 

Tipos de Memoria para Tipos de Conocimientos

En la escuela, los conocimientos y habilidades que han de adquirirse son de distinto tipo y, por tanto, son sustentados por distintos sistemas de memoria

La adquisición de una nueva lengua, por ejemplo, no requiere los mismos mecanismos ni procesos que la adquisición del conocimiento semántico necesario en ciencias naturales.

Aprender diferentes materias o destrezas utiliza distintos sistemas de memoria.

Como el aprendizaje de distintas materias y destrezas no hace uso de la memoria de la misma manera, es difícil generalizar sobre qué hace más o menos eficaz una estrategia de memoria en el entorno educativo.

En este artículo nos centraremos sólo en la adquisición de conocimiento declarativo, sustentado por un tipo de memoria que es explícita, y a la que podemos acceder conscientemente.

Datos, fechas, nombres, hechos pasados, conceptos, y otros elementos similares son el contenido habitual de la memoria declarativa.

 

Estrategias Memorísticas y Mnemotecnia 

Por los estudios con expertos memoristas (personas capaces de recordar cantidades ingentes de información) sabemos que, aunque la genética explica gran parte de nuestras diferencias a la hora de ser mejores o peores recordando datos, hay personas que desarrollan una capacidad excepcional para recordar mediante el uso de estrategias que han practicado durante largos periodos.

Las técnicas mnemotécnicas más empleadas están basadas en la creación de imágenes mentales o en estrategias verbales que normalmente requieren de mucho entrenamiento.

El método de los lugares, por ejemplo, consiste en asociar a lugares concretos los elementos que se quiere recordar.

Por ejemplo, a la hora de recordar la lista de la compra, podemos trazar mentalmente el recorrido al trabajo dejando los elementos de la lista en distintos lugares del camino.

De esta manera, cuando queramos recordarlos sólo tendríamos que recorrer mentalmente nuestro camino al trabajo.

Este método es empleado habitualmente por memoristas expertos, y los datos de neuroimagen muestran que, durante las tareas de memorización, los expertos tienen mayor activación en las áreas cerebrales encargadas de procesar nuestro entorno visoespacial.

 

Relación, Ruta y Práctica 

La eficacia de las distintas estrategias mnemotécnicas está basada en tres principios fundamentales:

  • Es necesario relacionar la información que queremos aprender con nuestro conocimiento previo.
  • Para que el proceso de recuperación de la información sea eficaz debemos almacenar la ruta de acceso a la información junto con la información que queremos aprender.
  • La eficacia y la agilidad con las que realicemos los dos procesos anteriores va a depender de la práctica repetida de la estrategia. 

 

Uso limitado en la Escuela 

Las investigaciones con expertos memoristas hacen suponer que, si alguien puede entrenar estrategias de memoria para llegar a recordar 67.890 dígitos del número Pi, será posible también desarrollar estrategias más eficaces que incrementen la adquisición de conocimientos en la escuela.

Aunque se ha demostrado la elevada eficacia de las técnicas mnemotécnicas basadas en la creación de imágenes mentales o las mnemotecnias verbales, el uso real que podemos hacer de ellas en la vida cotidiana es limitado.

En la escuela, es posible utilizar estos métodos para el aprendizaje de listas, como los planetas o los elementos químicos, pero es muy difícil hacerlo con materiales o conocimientos más complejos.

Es más fácil aprender algo cuando lo asociamos a un conocimiento previo.

 

Codificación y redes de conocimientos

Debido a estas limitaciones, parece más razonable intentar mejorar la memoria por otros medios, centrándose en trabajar algunos de los elementos que participan en los procesos de memoria.

Aplicando los mismos principios que determinan la eficacia de las estrategias mnemotécnicas, podemos influir en la forma de crear conocimiento nuevo en el entorno escolar.

La creación de una huella de memoria se inicia con la codificación de la información, que sería su registro de entrada.

Sabemos que el factor más importante para aprender información nueva, mucho más que la intención de aprender en sí misma, es qué hacemos con el contenido que queremos aprender.

La elaboración profunda de la información, relacionándola con conocimiento previo, es la mejor manera de facilitar su memorización.

Por lo tanto, al repasar un contenido con intención de memorizarlo es mucho más eficaz relacionarlo con cosas que ya sabemos en lugar de limitarnos a repetir esa información mentalmente.

Es fundamental, por tanto, crear redes ricas de conocimiento en las que integrar y organizar el conocimiento nuevo.

De este modo, recordar el año en que fue escogido el primer presidente estadounidense resultará mucho más fácil si lo integramos y organizamos en torno al conocimiento que ya poseemos sobre la revolución francesa, generando de este modo lo que los investigadores denominan una codificación significativa.

 

La Importancia de la Ruta de Acceso

Tan importante como el proceso de la codificación es el proceso de la recuperación.

Muchas veces tenemos almacenada información a la que no podemos acceder, por ejemplo, cuando sabemos que conocemos el nombre de una persona, pero se nos queda en la punta de la lengua sin poder recuperarlo.

Por esto, para que la memoria sea eficaz, debemos almacenar, junto con la información que queremos aprender, las claves con las que vamos a acceder posteriormente a ella.

Su ruta de acceso, su estructura de recuperación.

Por último, la práctica repetida de estas estrategias es imprescindible para que la memorización se produzca de manera más eficiente y rápida.

 

Conocer la Propia Memoria

La intervención más eficaz en la escuela no es aquella que se limita a enseñar técnicas de memorización, sino la que ayuda a los alumnos a conocer cómo funciona su propia memoria.

Como regla general, cuántos más conocimientos tengamos y más tiempo practiquemos estrategias efectivas de memorización, menos nos costará adquirir nuevos conocimientos.

Es fundamental enseñar a los escolares cuáles son las estrategias de estudio más eficaces para cada tipo de contenido y de evaluación, y marcarse como principal objetivo que sean capaces de aplicarlas flexiblemente.

*Claudia Poch es coordinadora del Doctorado en Educación y Procesos Cognitivos en la Universidad Nebrija, en España, y Jorge González Alonso es investigador sénior en el Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) de la Facultad de Lenguas y Educación de la Universidad Nebrija.

Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la publicación original.

 

Fuente:Cómo entrenar tu cerebro

martes, 30 de julio de 2024

Noche de monstruos

¿Por qué el mundo distrae tanto a nuestro hijo a la hora de dormir?

Por Dave Barry
 

Los niños constituyen el recurso de la naturaleza para controlar la natalidad. A fin de ilustrar la forma en que cumplen con esta función, veamos cómo mi esposa y yo acostamos a nuestro hijo de seis años, Robert, en una noche cualquiera. Con la esperanza de tener algún tiempo entre nosotros, tratamos de que esté en la cama a  las 8 de la noche. Para ello, iniciamos la labor de convencimiento una hora antes.

7 de la noche: Anunciamos: “Robert, es hora de que te prepares para dormir”.

7:04, 7.09, 7:12, 7:14, 7:17, 7:18, 7:22, 7:24, 7:25, 7:26 y 7:27: Le advertimos a Robert que Ahora Sí debe prepararse para ir a la cama y que esta vez Va en Serio.

7:28: Robert se dirige a su habitación y comienza, realmente, a prepararse para dormir. 

7:29: Nuestro hijo no encuentra a Godzilla, su monstruo de hule. Nadie se explica cómo advierte la ausencia del muñeco en un cuarto que contiene unos 78,500 juguetes; pero así es. Y, desde luego, debemos suspender todas las actividades hasta que resolvamos este asunto, porque sería verdaderamente imperdonable que  un chiquillo tuviera que irse a la cama sin su Godzilla de hule.

7:43: Encontramos a Godzilla y Robert empieza a quitarse la ropa. Esto es algo que puede hacer Por Sí Mismo.

9:27: Hasta ahora  se ha quitado Por Sí Mismo la  camisa y un zapato. Acudo a  ayudarlo.

9:30: Ya en pijama, Robert se deja cepillar los dientes, la señal esperada para anunciar que tiene hambre. Le respondemos que la culpa es suya porque no se terminó la cena, que ya no es hora de comer nada, no señor, de ninguna manera, que ni lo imagine, que ya es tiempo de que aprenda su lección, etcétera.

9:57: Robert se termina un  plato de pasta, y se somete de nuevo al cepillado de los dientes.

10:02: Para que se duerma, le leemos el cuento Horton empolla un  huevo, del doctor Seuss. Esto resulta tardado porque debemos examinar cuidadosamente todas y cada una de las páginas por si hay algún detallito que se nos pudiera haber escapado las 267 noches consecutivas en que se lo hemos leído.

10:43, 10:47, 10:51, 10:54, 10:56, y 10:59: Le advertimos que Ahora Sí es hora de irse a la cama y que esta vez Va en Serio.

11.03: Robert se mete en la cama. Lo cobijamos, le damos el beso de las buenas noches, salimos sigilosamente de la habitación: por fin solos.

11.17: Nuestro hijo se queda dormido, pero lo despierta una terrible pesadilla, provocada por compartir su cama con Godzilla, su   monstruo de hule. Se lo quitamos.

11:28: Le damos a Robert el beso de las buenas noches y salimos de la habitación: por fin solos.

11:32: Al escuchar ruidos procedentes de la habitación del pequeño, regresamos y lo encontramos llorando a moco tendido. Casi sin poder articular las palabras, nos explica que la mamá pájaro de Horton empolla un huevo pierde a su cría al final, y que, aunque ella fue muy mala, probablemente ahora esté arrepentida y se sienta muy sola. Intentamos explicarle que esa no es la moraleja de la historia; pero Robert está inconsolable. Acabamos accediendo a que se meta en la cama con nosotros… solamente un minuto.

2:47 de la madrugada: Llevamos a Robert a su cuarto, le damos el beso de las buenas noches y salimos de puntillas de la habitación: por fin solos.

3:14, 3:58, 4:26, 5:11, y 5.43: La casa entra en Alerta Roja conforme se suceden diversas pesadillas de rutina, cada una de las cuales nos obliga a cruzar el pasillo tambaleantes y medio dormidos.

6:12: Amanece.

Cuando leo en el periódico algún artículo sobre matrimonios que tienen, por ejemplo, nueve hijos, nunca me pregunto cómo se las arreglan para cuidar de todos ellos, sino cuándo tuvieron tiempo para concebirlos.


Condensado de “Dave Barry’s Guide To Marriage And/Or Sex”, © 1987 por Dave Barry, publicado por Rodale Press, Inc., de Emmaus, Pensilvania.


Revista Selecciones del Reader’s Digest, Tomo CII, N° 608, Año 51, Julio de 1991, páginas 19-20, Reader’s Digest Latinoamérica, S.A., Coral Gables, Florida, Estados Unidos

lunes, 3 de junio de 2024

Cómo prepararte mejor para un examen si sólo tienes tiempo de estudiar en el último momento

 Por Jonathan Firth Role,

 The Conversation*

 

Si estás en la escuela o la universidad y te ha llegado el momento de prepararte para los exámenes, es posible que te encuentres tratando de memorizar información que aprendiste hace mucho tiempo y que has olvidado por completo, o que no aprendiste en primer lugar de manera efectiva.

Desafortunadamente, tratar de absorber mucha información en poco tiempo es una forma muy ineficiente de aprender adecuadamente.

Pero, a veces, es necesario para aprobar un examen.

Por eso puedes incorporar lo que sabemos sobre cómo funciona el aprendizaje al repasar, para que sea más efectivo.

Una gran cantidad de evidencia de investigaciones sobre cómo funciona la memoria a lo largo del tiempo muestra que al principio olvidamos nueva información muy rápidamente, y después el proceso de olvido se ralentiza.

En la práctica esto significa que los tiempos de estudio muy comprimidos causan una cantidad catastrófica de olvidos.

Una mejor opción es espaciar el aprendizaje de un tema en particular de manera más gradual y durante un período más largo. Esto se denomina "efecto de memoria espaciada" o "repetición espaciada" y hace que las habilidades y los conocimientos se retengan mejor y durante más tiempo.

Investigaciones han descubierto que recordamos mejor la información cuando dejamos un espacio de tiempo entre estudiar algo por primera vez y volver a visitarlo, en lugar de hacerlo de inmediato.

Esto funciona incluso en períodos de tiempo cortos: un retraso de unos segundos cuando se intenta aprender una cantidad pequeña de información, como un par de palabras, por ejemplo. Y también funciona cuando el retraso entre sesiones de estudio es mucho mayor.

En el aula, espaciar la práctica podría significar revisar y practicar el material al día siguiente, o retrasar la tarea un par de semanas, en lugar de repasarla lo antes posible.

Como regla general, los psicólogos han sugerido que el mejor momento para reestudiar el material es cuando está a punto de ser olvidado: no antes, pero tampoco después.

Pero no es así como se aprenden las cosas durante el año escolar. Cuando los estudiantes llegan a la época de exámenes, han olvidado gran parte de lo que han estudiado antes.

 

Cómo maximizar tu tiempo 

Cuando se trata de aprender realmente -ser capaz de recordar información a largo plazo y aplicarla a situaciones nuevas-, tratar de estudiar mucho en un plazo corto no funciona.

Difícilmente podamos llamarlo "aprendizaje" si la información se olvida un mes después.

Pero si necesitas aprobar un examen, estudiar en poco tiempo puede generar un aumento temporal en el rendimiento.

Es más, puedes incorporar el efecto de repetición espaciada en tu preparación para hacerla más eficiente.

Es mejor espaciar la práctica del conocimiento de un tema a lo largo de las semanas, por lo que si tienes algo de tiempo antes de un examen clave, planifica tu cronograma de repaso para cubrir los temas más de una vez.

En lugar de asignar un bloque de dos horas a un tema en particular, estúdialo durante una hora esta semana y luego otra hora dentro de una semana aproximadamente.

Si no tienes tanto tiempo, vale la pena incorporar intervalos más pequeños entre las sesiones de práctica.

Si tu examen es mañana, practica los temas clave hoy por la mañana y luego nuevamente por la noche.

El aprendizaje también es más eficaz si recuperas activamente información de tu memoria, en lugar de volver a leer o subrayar tus notas.

Una buena forma de hacerlo, incorporando el efecto de memoria espaciada, es haciendo pruebas prácticas. Revisa un tema de tus apuntes o libro de texto, tómate un descanso de media hora y luego haz un examen de práctica sin la ayuda de tus libros.

Una técnica aún más sencilla es la llamada brain dump en inglés, que consiste en estudiar y tomar un descanso, y luego escribir todo lo que puedas recordar sobre el tema en una hoja de papel en blanco sin revisar tus apuntes.

 

Cambiar la forma en que enseñamos

Quizás sea necesario un cambio en las prácticas docentes para evitar que los alumnos tengan que estudiar material que sólo recuerdan a medias antes de los exámenes.

Pero mi investigación sugiere que los profesores tienden a estar de acuerdo con la idea de que la consolidación de un tema debería ocurrir lo antes posible, en vez de espaciar la práctica de maneras que en realidad son más efectivas.

Los profesores están sobrecargados y hacen esfuerzos heroicos con el tiempo que tienen. Pero incorporar el efecto de memoria espaciada en la enseñanza no requiere necesariamente cambios radicales en la forma en que se manejan los docentes.

A menudo, es tan sencillo como hacer lo mismo en un horario diferente.

Las investigaciones han demostrado que la forma más eficaz de combinar las pruebas de práctica y el efecto de memoria espaciada es realizar estas pruebas en la clase inicial, seguidas de al menos tres oportunidades de práctica en intervalos ampliamente espaciados.

Y esto es muy factible dentro del patrón típico del año escolar.

Por ejemplo, después de la primera clase, la práctica adicional podría realizarse con una tarea después de unos días, y luego algún tipo de prueba o examen simulado después de un intervalo de tiempo adicional.

El período de repaso antes de los exámenes sería entonces la tercera oportunidad de consolidación.

Incorporar a la educación la autoevaluación efectiva y la práctica retrasada significaría menos estrés y también tener que estudiar menos material a última hora, lo cual resulta ineficiente.

La época de exámenes sería para consolidar, en lugar de volver a aprender cosas que se han olvidado.

El resultado sería una mejor retención de conocimientos y habilidades importantes a largo plazo.

Como ventaja adicional, los estudiantes también obtendrían una mejor comprensión de cómo estudiar de forma eficaz.

 

*Jonathan Firth es Profesor titular de Educación, Universidad de Strathclyde, Reino Unido

*Este artículo fue publicado en The Conversation.
 
Fuente:
 
 
 

jueves, 9 de febrero de 2023

¿Cuáles son las formas más eficaces de estudiar para un examen (y cuáles no funcionan tan bien)?

Por Paula Adamo Idoeta

BBC News Brasil 


No es raro que los estudiantes se sientan frustrados cuando no consiguen buenas notas a pesar de haber estudiado mucho para un examen. También hay quienes sienten que olvidan rápidamente lo que han aprendido pocas semanas antes de la prueba.

Estos son dos de los desafíos que son especialmente importantes para los estudiantes recién llegados a la universidad, que se enfrentan a contenidos mucho más voluminosos y complejos que los que reciben en la escuela y a menudo tienen que compaginar los estudios con el trabajo.

"Hay estudiantes que se esfuerzan tremendamente, pero de manera equivocada y acumulan muchos conocimientos superficiales o declarativos, sin lograr alcanzar un nivel más conceptual", le dijo a BBC News Brasil Matthew Bernacki, profesor asociado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos.

Bernacki se dedica a la ciencia del aprendizaje, lo que en la práctica se traduce en ayudar a los estudiantes a rentabilizar al máximo el tiempo y el esfuerzo invertidos en sus estudios.

En su trabajo él explica qué técnicas han demostrado ser más o menos eficaces, según sus propias investigaciones científicas y las de otros investigadores del sector.

Basados en sus conclusiones te ofrecemos tres de las técnicas habituales que consideran menos eficaces junto a alternativas de cómo sustituirlas en la práctica.

 

1. Releer y Subrayar 

Aunque la lectura y el subrayado de textos son una parte importante del aprendizaje, no suelen ser suficientes para que los a

La relectura, en particular, requiere un esfuerzo y un tiempo que no siempre compensan, porque "da una falsa sensación de familiaridad con el contenido".

"Cuando abandonas el texto, no puedes reproducir lo que has leído", dice Bernacki.

"En cuanto al subrayado, hay pruebas contradictorias: si se utiliza (la técnica) como un proceso intencionado, se reflexiona sobre lo que se está subrayando en el texto, se toman notas y se utilizan para avanzar en la estrategia (de estudio), puede ser muy productivo", dice el investigador.

"Pero si subrayas sin ningún propósito en particular, o si lo haces sólo como una forma de mantener la atención en el texto, puede que obtengas menos beneficios".

Sustitúyelo por:

Aprendizaje "activo":el Centro de Aprendizaje de la UNC considera la lectura como un paso previo al aprendizaje. Para aprender realmente el contenido, es más eficaz interactuar activamente con él. He aquí algunas ideas del centro para hacerlo:

  • Crea preguntas, problemas o "cuestionarios" para que te respondas tú mismo. Es lo que Bernacki denomina "práctica de readquisición" de contenidos.
  • Al ponerte a prueba, aumentas tu capacidad de retener el contenido que has estudiado, explica el investigador.
  • Explícate el contenido a ti mismo, en voz alta, con tus propias palabras.
  • Para contenidos técnicos, como las matemáticas, conviene detallar el problema y los pasos para resolverlo.

 

 2. Estudiar a última hora

 Pasar el día antes de un examen estudiando es una práctica habitual para intentar hacerlo bien. Pero el esfuerzo suele servir sólo para salir bien en ese examen y no para memorizar realmente el contenido.

 "Solemos meter todo el estudio en un intervalo muy pequeño, que puede servir en lo inmediato, pero no a largo plazo", explica Bernacki.

Sustitúyelo por:

Sesiones de estudio cortas y espaciadas: en lugar de estudiar varias horas justo el día antes del examen, merece más la pena realizar sesiones de estudio cortas pero espaciadas a lo largo de varios días sobre el contenido que quieres aprender.

"Lo importante es cómo utilizas tu tiempo de estudio, no la duración del mismo", dice el director del centro de aprendizaje. "Las sesiones largas provocan pérdida de concentración y, en consecuencia, menos aprendizaje y retención".

En la práctica, puede que vayas a estudiar el mismo tiempo (o menos) que si lo dejaras todo para el día anterior.

La ventaja es que le dará tiempo a su cerebro para reforzar las conexiones neuronales de ese aprendizaje, que tendrá más probabilidades de convertirse en un recuerdo duradero.

 

3.  “Multitareas”

Ya hay múltiples investigaciones que indican que estudiar con distracciones -por ejemplo, de mensajes de WhatsApp o videos en TikTok- es ineficiente no sólo porque estás dividiendo tu atención, sino porque el propio hecho de estar cambiando continuamente de pantalla o dispositivo te hace perder tiempo y energía.

Sustitúyelo por:

La técnica "pomodoro", o estudiar en bloques: la recomendación de Bernacki para no sufrir distracciones es establecer bloques de estudio. Por ejemplo, marca 35 minutos en el reloj y, en ese periodo, dedícate exclusivamente a estudiar un contenido, desconectándote de todas las distracciones.

Después, tienes cinco minutos para recompensar a tu cerebro con alguna distracción, por ejemplo, tomando un tentempié o consultando tus mensajes. Y luego vuelves para otro bloque de 35 minutos de estudio.

Este método se conoce como "pomodoro", en referencia a esos aparatos con forma de tomate para contar los minutos. Esta técnica ayuda no sólo a evitar la pérdida de tiempo con distracciones, sino también a mantener el cerebro motivado con la perspectiva de una "recompensa".

 

Consejo Final

La "autorregulación" en el estudio

Bernacki señala, sin embargo, que no basta con aplicar las técnicas anteriores.

Bernacki señala, sin embargo, que no basta con aplicar las técnicas anteriores como si fueran fórmulas mágicas que funcionan en todo momento, sino que hay que identificar qué técnicas son las más adecuadas para cada objetivo de aprendizaje. Esto pasa por lo que el experto denomina autorregulación en los estudios.

Las técnicas buscan facilitar la labor a la hora de estudiar un determinado contenido para una prueba, pero por sí solas no son suficientes para lograr buenos resultados.

"Se trata de analizar la tarea, comprender cuál es el objetivo de aprendizaje, de qué recursos dispongo y elegir la estrategia que se ajuste a ello", explica.

"A veces el conocimiento es muy concreto y explícito: por ejemplo, un hecho, una definición, una fórmula, que puede estudiarse más brevemente. Pero otras cosas son más complejas, tienen múltiples pasos o requieren una comprensión más conceptual. Son más difíciles de estudiar todos a la vez. Así que tienes que generar tu propio conocimiento y tus propias respuestas y así poder autoevaluarte: '¿He entendido bien esto?".

Bernacki afirma que las técnicas tienen base científica y pueden ser utilizadas por cualquier estudiante en el mundo que quiera mejorar su rendimiento.

Al mejorar nuestra forma de estudiar, logrando mayor eficiencia y autorregulación, influye también positivamente en nuestra motivación.

 

Fuente:  

Formas más eficaces para estudiar

 

miércoles, 20 de abril de 2022

¿Cuál es la mejor edad para aprender a leer?

 

  • Por Melissa Hogenboom
  • BBC Future


Tenía 7 años cuando comencé a aprender a leer, como es típico en la escuela alternativa Steiner a la que asistí.

Mi propia hija asiste a una escuela de inglés estándar y comenzó a los 4 años, como es típico en la mayoría de las escuelas británicas.

Verla memorizar letras y pronunciar palabras, a una edad en la que mi idea de la educación era trepar árboles y saltar charcos, me ha hecho preguntarme cómo nos moldean nuestras diferentes experiencias.

¿Está obteniendo una ventaja inicial crucial que le dará beneficios de por vida? ¿O está expuesta a cantidades indebidas de potencial estrés y presión, en un momento en que debería estar disfrutando de su libertad? ¿O simplemente me estoy preocupando demasiado y no importa a qué edad comenzamos a leer y escribir?

No hay duda de que el lenguaje en toda su riqueza -escrito, hablado, cantado o leído en voz alta- juega un papel crucial en nuestro desarrollo temprano.

Los bebés responden mejor al lenguaje al que fueron expuestos en el útero. Se alienta a los padres a leerles a sus hijos antes de que nazcan y cuando son bebés.

La evidencia muestra que cuánto o qué tan poco nos hablen de niños puede tener efectos duraderos en el rendimiento educativo futuro.

Los libros son un aspecto particularmente importante de esa rica exposición lingüística, ya que el lenguaje escrito a menudo incluye un vocabulario más amplio, matizado y detallado que el lenguaje hablado cotidiano.

Esto a su vez puede ayudar a los niños a aumentar su rango y profundidad de expresión.

Dado que la experiencia temprana del lenguaje de un niño se considera tan fundamental para su éxito posterior, se ha vuelto cada vez más común que las escuelas preescolares comiencen a enseñar a los niños habilidades básicas de alfabetización incluso antes de que comience la educación formal.

Cuando los niños comienzan la escuela, la alfabetización es invariablemente un enfoque principal.

Este objetivo de garantizar que todos los niños aprendan a leer y escribir se ha vuelto aún más apremiante, ya que los investigadores advierten que la pandemia ha provocado una brecha de logros cada vez mayor entre las familias más ricas y las más pobres, aumentando la desigualdad académica.

En muchos países, la educación formal comienza a los 4 años. A menudo se piensa que comenzar temprano les da a los niños más tiempo para aprender y sobresalir.

El resultado, sin embargo, puede ser una "carrera armamentista educativa", con padres que intentan dar a sus hijos ventajas tempranas en la escuela a través de entrenamiento y enseñanza privados, y algunos incluso pagan para que niños de hasta 4 años tengan tutoría privada adicional.

Si comparas eso con la educación temprana más basada en el juego de hace varias décadas, podrás ver un gran cambio en la política, basado en ideas muy diferentes de lo que necesitan nuestros niños para salir adelante.

En los Estados Unidos, esta urgencia se aceleró con cambios de política como la ley de 2001 llamada "ningún niño se queda atrás", que promovió las pruebas estandarizadas como una forma de medir el rendimiento y el progreso educativo.

En Reino Unido, se evalúa a los niños en su segundo año de escuela (entre 5 y 6 años) para verificar que estén alcanzando el nivel de lectura esperado.

Los críticos advierten que las pruebas tempranas como esta pueden disuadir a los niños de leer, mientras que los defensores dicen que ayuda a identificar a aquellos que necesitan apoyo adicional.

Sin embargo, muchos estudios muestran el poco beneficio de un ambiente temprano excesivamente académico.

Un informe de EE.UU. de 2015 dice que las expectativas de la sociedad sobre lo que los niños deben lograr en el jardín de infancia han cambiado, lo que está dando lugar a "prácticas inapropiadas en el aula", como la reducción del aprendizaje basado en el juego.

El Riesgo de la Escolarización

La forma en que aprenden los niños y la calidad del ambiente donde aprenden son muy importantes.

"Que los niños pequeños aprendan a leer es una de las cosas más importantes que hace la educación primaria. Es fundamental para que los niños progresen en la vida", dice Dominic Wyse, profesor de educación primaria en el University College London (UCL), en el Reino Unido.

Él, junto con la profesora de sociología Alice Bradbury, también de UCL, ha publicado una investigación que propone que la forma en que enseñamos a leer y escribir realmente importa.

En un informe de 2022, afirman que el intenso enfoque del sistema escolar inglés en la fonética, un método que implica hacer coincidir el sonido de una palabra o letra hablada, con letras escritas individuales, a través de un proceso llamado "pronunciado", podría estar fallando a algunos niños.

Una de las razones de esto, dice Bradbury, es que la "escolarización de los primeros años" ha resultado en un aprendizaje más formal que antes.

Pero las pruebas utilizadas para evaluar ese aprendizaje temprano pueden tener poco que ver con las habilidades realmente necesarias para leer y disfrutar libros u otros textos significativos.

Por ejemplo, las pruebas pueden pedir a los alumnos que "pronuncien" y deletreen palabras sin sentido, para evitar que simplemente adivinen o reconozcan palabras familiares.

Dado que las palabras sin sentido no son lenguaje significativo, los niños pueden encontrar la tarea difícil y desconcertante.

Bradbury descubrió que la presión para obtener estas habilidades de decodificación y aprobar las pruebas de lectura también significa que algunos niños de tres años ya están expuestos a la fonética.

"No termina siendo significativo, termina siendo memorizar en lugar de comprender el contexto", dice Bradbury. También le preocupa que los libros utilizados no sean particularmente atractivos.

Ni Wyse ni Bradbury defienden el aprendizaje posterior per se, sino que destacan que debemos repensar la forma en que se enseña a leer y escribir a los niños.

La prioridad, dicen, debe ser fomentar el interés y la familiaridad con las palabras, utilizando libros de cuentos, canciones y poemas, todo lo cual ayuda al niño a captar los sonidos de las palabras, así como a ampliar su vocabulario.

Esta idea está respaldada por estudios que muestran que los beneficios académicos del preescolar se desvanecen más adelante.

Los niños que asisten a centros preescolares intensivos no tienen mayores habilidades académicas en los últimos grados que aquellos que no asistieron a esos preescolares, según muestran ahora varios estudios.

Sin embargo, la educación temprana puede tener un impacto positivo en el desarrollo social, lo que a su vez alimenta la probabilidad de graduarse de la escuela y la universidad, además de estar asociado con tasas de delincuencia más bajas.

En resumen, asistir al preescolar puede tener efectos positivos en los logros posteriores en la vida, pero no necesariamente en las habilidades académicas.

Demasiada presión académica puede incluso causar problemas a largo plazo. Un estudio publicado en enero de 2022 sugirió que aquellos que asistieron a un preescolar financiado por el Estado con un fuerte énfasis académico mostraron logros académicos más bajos unos años después, en comparación con aquellos que no obtuvieron un lugar.

Esto concuerda con la investigación sobre la importancia del aprendizaje basado en el juego en los primeros años.

Los preescolares basados en el juego tienen mejores resultados que los preescolares más enfocados académicamente, por ejemplo.

Un estudio de 2002 encontró que "el éxito escolar posterior de los niños parece haber sido mejorado por experiencias de aprendizaje temprano más activas e iniciadas por los niños", y que el aprendizaje demasiado formalizado podría haber ralentizado el progreso.

El estudio concluyó que "empujar a los niños demasiado pronto puede ser contraproducente cuando los niños pasan al último grado de la escuela primaria".

De manera similar, otro pequeño estudio encontró que los niños desfavorecidos en EE.UU. que fueron asignados al azar a un entorno más basado en el juego tuvieron menos problemas de comportamiento y deficiencias emocionales a los 23 años, en comparación con los niños que habían sido asignados al azar a un entorno de más "instrucción directa".

Demasiada presión académica puede incluso causar problemas a largo plazo. Un estudio publicado en enero de 2022 sugirió que aquellos que asistieron a un preescolar financiado por el Estado con un fuerte énfasis académico mostraron logros académicos más bajos unos años después, en comparación con aquellos que no obtuvieron un lugar.

Esto concuerda con la investigación sobre la importancia del aprendizaje basado en el juego en los primeros años.

Los preescolares basados en el juego tienen mejores resultados que los preescolares más enfocados académicamente, por ejemplo.

Un estudio de 2002 encontró que "el éxito escolar posterior de los niños parece haber sido mejorado por experiencias de aprendizaje temprano más activas e iniciadas por los niños", y que el aprendizaje demasiado formalizado podría haber ralentizado el progreso.

El estudio concluyó que "empujar a los niños demasiado pronto puede ser contraproducente cuando los niños pasan al último grado de la escuela primaria".

De manera similar, otro pequeño estudio encontró que los niños desfavorecidos en EE.UU. que fueron asignados al azar a un entorno más basado en el juego tuvieron menos problemas de comportamiento y deficiencias emocionales a los 23 años, en comparación con los niños que habían sido asignados al azar a un entorno de más "instrucción directa".

Los estudios preescolares como estos no arrojan luz sobre el impacto de la alfabetización temprana per se, y los estudios pequeños en lugares únicos siempre deben tratarse con cuidado, pero sugieren que la forma en que se enseña es importante.

Una de las razones por las que la educación temprana puede generar resultados sociales positivos más adelante en la vida puede no tener nada que ver con la enseñanza, sino con el hecho de que proporciona cuidado infantil.

Esto significa que los padres pueden trabajar sin interrupciones y proporcionar más ingresos al hogar familiar.

Anna Cunningham, profesora titular de psicología en la Universidad de Nottingham Trent, en Inglaterra, que estudia la alfabetización temprana, argumenta que si un entorno se enfoca demasiado académicamente desde el principio, puede hacer que los maestros se estresen por las pruebas y los resultados, lo que a su vez puede afectar a los niños.

"Por supuesto que no es bueno juzgar a un niño de cinco años por sus resultados", dice.

La ansiedad de los padres acerca de qué tan bien le está yendo a su hijo en la escuela también puede contribuir a esto: según una encuesta encargada por una organización benéfica educativa en el Reino Unido, el rendimiento escolar es una de las principales preocupaciones de los padres.

¿Hay Mejores Resultados con un Comienzo Tardío?

No todo el mundo favorece un comienzo temprano. En muchos países -incluidos Alemania, Irán y Japón- la educación formal comienza alrededor de los seis años.

En Finlandia, a menudo aclamado como el país con uno de los mejores sistemas educativos del mundo, los niños comienzan la escuela a los siete años.

A pesar de ese aparente retraso, los estudiantes finlandeses obtienen puntajes más altos en comprensión de lectura que los estudiantes del Reino Unido y EE.UU. a los 15 años.

De acuerdo con ese enfoque centrado en el niño, los años del jardín de infantes finlandeses están llenos de juegos y sin instrucción académica formal.

Siguiendo este modelo, una revisión de la Universidad de Cambridge de 2009 propuso que la edad escolar formal debería retrasarse a los seis años, dando a los niños en el Reino Unido más tiempo "para comenzar a desarrollar el idioma y las habilidades de estudio esenciales para su progreso posterior", ya que comenzar demasiado temprano podría "presentar el riesgo de mellar la confianza de los niños de cinco años y causar daños a largo plazo en su aprendizaje".

La investigación respalda esta idea de comenzar más tarde. Un estudio de jardín de infantes de 2006 en EE.UU. mostró que hubo una mejora en los puntajes de las pruebas en los niños que retrasaron el ingreso un año.

Otra investigación que comparó lectores tempranos con lectores tardíos encontró que los lectores tardíos alcanzan niveles comparables más adelante, incluso superando ligeramente a los lectores tempranos en habilidades de comprensión.

El estudio, explica el autor principal Sebastian Suggate, de la Universidad de Regensburg en Alemania, muestra que el aprendizaje posterior permite a los niños relacionar de manera más eficiente su conocimiento del mundo, su comprensión, con las palabras que aprenden.

"Tiene sentido", dice. "La comprensión de la lectura es lenguaje, tienen que desbloquear las ideas detrás de él".

"Por supuesto, si pasas más tiempo enfocándote en el lenguaje desde el principio, estás construyendo una base sólida de habilidades que lleva años desarrollar".

"La lectura se puede aprender rápidamente, pero para el lenguaje (vocabulario y comprensión) no hay trucos fáciles", dice Sugate. "Es trabajo duro".

¿Más Vale Pronto queTarde?

En otro estudio que analizó las diferentes edades de ingreso a la escuela, se encontró que aprender a leer temprano no tenía beneficios perceptibles a los 15 años.

La pregunta sigue siendo si la capacidad de lectura no mejora con el aprendizaje temprano, ¿por qué empezar temprano? La variación individual en el gusto y la capacidad de lectura es un aspecto importante.

"Los niños son muy diferentes en términos de sus habilidades fundamentales cuando comienzan la escuela o comienzan a aprender a leer", explica Cunningham.

En su estudio de niños educados por Steiner, que solo comienzan la educación formal alrededor de los siete años, tuvo que excluir al 40% de la muestra porque los niños ya sabían leer.

"Creo que es porque estaban preparados para ello", dice. También descubrió que los niños mayores estaban más preparados "para aprender el proceso de lectura en términos de sus habilidades lingüísticas subyacentes" porque habían tenido tres años adicionales de exposición al lenguaje.

Los estudios también muestran que la capacidad de lectura está más estrechamente relacionada con el vocabulario de un niño que con su edad, y que las habilidades del lenguaje hablado son un alto indicador de las habilidades literarias posteriores.

Sin embargo, sabemos que muchos niños que ingresan a la escuela están atrasados en sus habilidades lingüísticas, especialmente aquellos de entornos desfavorecidos.

Algunos argumentan que la enseñanza formal les permite a estos niños acceder al apoyo y las habilidades que otros pueden adquirir de manera informal en el hogar.

Esta línea de pensamiento es defendida por las autoridades educativas del Reino Unido, quienes dicen que enseñar a leer temprano a los que están atrasados en su idioma hablado es "la única ruta efectiva para cerrar esta brecha [de capacidad lingüística]".

Otros favorecen el enfoque opuesto, de sumergir a los niños en un entorno donde puedan disfrutar y desarrollar su comprensión del lenguaje, que después de todo es fundamental para el éxito en la lectura.

Esto es exactamente lo que un entorno de aprendizaje lúdico ayuda a fomentar.

"El trabajo de la enseñanza es evaluar dónde se encuentran tus hijos y brindarles la enseñanza más adecuada en relación con su nivel de desarrollo", dice Wyse.

La revisión de Cambridge de 2009 se hizo eco de esto y afirmó: "No hay evidencia de que un niño que pasa más tiempo aprendiendo a través de lecciones, en lugar de aprender a través del juego, 'lo hará mejor' a largo plazo".

Cunningham, cuya hija también ha comenzado recientemente a aprender a leer, tiene una visión generosa y tranquilizadora de la edad ideal para leer: "No importa si empiezas a leer a los cuatro, cinco o seis años, siempre y cuando el método que se les enseñe sea un método bueno y comprobado. Los niños son tan resistentes que encontrarán oportunidades para jugar en cualquier contexto".

Entonces, nuestra obsesión con la alfabetización temprana parece ser algo infundada: no hay necesidad ni beneficio claro de apresurarlo.

Por otro lado, si tu hijo está comenzando temprano o muestra un interés independiente en la lectura antes de que su escuela lo ofrezca, también está bien, siempre que haya muchas oportunidades para parar y divertirse en el camino.

Melissa Hogenboom es la editora de BBC Reel. Su libro, The Motherhood Complex, ya está disponible. Puedes seguirla en @melissasuzanneh en Twitter.

Fuente:

BBC News Mundo