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sábado, 31 de mayo de 2025

"La Doctrina Monroe nunca ha estado más viva": de dónde surge la idea de que América Latina es el patio trasero de EE.UU.

 
Caricatura satírica que apareció en la revista Judge en 1903: la Doctrina Monroe aplicada a Latinoamérica bajo ciertas condiciones.
 
 
Por Vinícius Mendes
BBC News Brasil
 
 
"La Doctrina Monroe está muerta".

Esa sentencia fue dictada en noviembre de 2013, al término de la reunión de ese año de la Organización de los Estados Americanos (OEA), celebrada en Ciudad de Guatemala.

Le siguió un cálido aplauso de un auditorio lleno y que estaba compuesto por representantes de los gobiernos de América Latina y el Caribe.

La frase la dijo John Kerry, entonces secretario de Estado de Estados Unidos bajo la presidencia de Barack Obama.

Kerry representaba al país que precisamente había desarrollado la doctrina hacía dos siglos.

Dijo que, en lugar de la antigua relación "intervencionista" de EE.UU., comenzaba una era en la que los países americanos se verían "como iguales, compartiendo responsabilidades, cooperando en materia de seguridad y adhiriéndose ya no a una doctrina, sino a decisiones tomadas conjuntamente".

"Pero la Doctrina Monroe nunca ha estado tan viva", observa Carlos Gustavo Poggio, profesor de Ciencias Políticas en el Berea College, en EE.UU., y también en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP).

"Más aún viendo una Casa Blanca [bajo la administración del republicano Donald Trump] cuya cabeza está en el siglo XIX".

Esta es su reacción a las recientes declaraciones de Pete Hegseth, el actual secretario de Defensa de EE.UU.

En abril, Hegseth dijo en The Will Cain Show de Fox News que Estados Unidos debe recuperar influencia en su "patio trasero perdido" ante China.

Hegseth se refería a la tensión de la actual Casa Blanca con el gobierno de Panamá por el control del canal marítimo que atraviesa el país centroamericano y les ahorra días de viaje a los barcos que necesitan pasar de un lado a otro del continente.

Washington alega que Panamá violó los Tratados Torrijos-Carter cuando se unió a la Iniciativa del Cinturón y la Ruta, el proyecto masivo de expansión comercial de China conocido como la "Nueva Ruta de la Seda", en 2017.

Se refería a los tratados firmados en la década de 1970 para entregarle el canal a Panamá, construido con fondos estadounidenses entre 1904 y 1914, al país centroamericano a partir de 1999.

El presidente panameño José Raúl Mulino ha reiterado que las decisiones sobre el canal las toma únicamente su país.

Días antes de la entrevista de Hegseth con Fox News, la Autoridad del Canal de Panamá (entidad que administra el paso marítimo) había emitido un comunicado conjunto con el propio secretario reafirmando la soberanía panameña sobre el canal, pero autorizando la intensificación de la presencia militar estadounidense en el país.

En febrero, Mulino recibió la visita del secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, poco después de que el presidente estadounidense dijera que, si fuera necesario, utilizaría la fuerza militar para retomar el canal.

El acuerdo parecía haber salido indemne, pero en los últimos días casi todas las ciudades panameñas han sido tomadas por protestas contra, entre otras cosas, el acuerdo con EE.UU.

Caricatura de 1901 con la leyenda "Europa: ¡No eres el único gallo en Sudamérica! Tío Sam: ¡Lo sabía cuando te encerré!". 

Según un informe de la BBC, China fue responsable de alrededor del 21% de la carga transportada a través del canal entre octubre de 2023 y septiembre de 2024.

El país asiático fue el segundo mayor usuario del paso, solo por detrás de EE.UU.

"Vamos a invertir en lo que impulse los intereses estadounidenses en nuestro patio trasero mientras interrumpimos la influencia china allí", dijo Hegseth a Fox News.

 

El patio

Hablar de "patio trasero" es un legado que dejó la Doctrina Monroe como una forma común de referirse a América Latina y el Caribe desde la perspectiva estadounidense.

Esta doctrina se refiere a la política exterior adoptada por EE.UU. a partir de 1823 y a las diversas redefiniciones que ha sufrido desde entonces.

"Quiere decir, en efecto, que, debido a la proximidad entre los territorios, EE.UU. se considera un guardián", afirma Poggio, autor, entre otros libros, de "El pensamiento neoconservador en la política exterior de Estados Unidos" (Unesp, 2010).

"Dicen: 'Miren, ustedes los latinoamericanos necesitan aprender a comportarse. Hay muchas revoluciones, mucho caos allí, y nosotros, los anglosajones, necesitamos ponerles orden'.

"Esta visión está muy presente en la actual administración de Trump".

Una de las resignificaciones más relevantes de la Doctrina Monroe ocurrió a finales de 1904, durante el período del conservador Theodore Roosevelt.

En su discurso a la nación del 6 de diciembre de ese año, el entonces presidente estadounidense se sintió urgido a hacer una defensa más enérgica de las intervenciones que su país había realizado en Cuba y Puerto Rico poco antes.

Afirmó que no era correcto decir que Estados Unidos sentía "hambre de tierra" y que, por el contrario, su país sólo quiere "vecinos estables, ordenados y prósperos".

Luego sentenció: "La adhesión de EE.UU. a la Doctrina Monroe puede obligarnos, aunque sea a regañadientes, en casos flagrantes de irregularidades o de incapacidad, a ejercer un poder de policía internacional".

En esta caricatura política, el Tío Sam blande un gran garrote con la inscripción "Doctrina Monroe 1824-1905". El pie de foto dice: "¡Expansión! El largo camino de la patrulla occidental".

 

Para la profesora Marina Gusmão de Mendonça, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Sao Paulo (Unifesp), se trataba de una forma "sofisticada" de nombrar lo que después se conoció como la política del "gran garrote", que EE.UU. adoptó a partir de entonces.

Ese apelativo venía de una frase que el presidente utilizó al expresar sus ideas sobre política exterior.

Tiene su origen en un dicho africano: "Habla suavemente y lleva un gran garrote; llegarás lejos".

Sin embargo, en la historia esta política tuvo otro nombre: Corolario de Roosevelt.

El gran garrote fue una "visión más incisiva de la Doctrina Monroe", señala Mendonça.

Poggio añade: "Sólo actúas así en un lugar que consideras como tu 'patio trasero'".

 

Doctrina Monroe 2.0

Expertos entrevistados por BBC News Brasil coinciden en que, al menos desde el Corolario de Roosevelt, no ha habido un momento en el que la postura de EE.UU. hacia América Latina y el Caribe haya sido tan agresiva como ahora.

Los entrevistados afirman que, si bien el país mantuvo una postura intervencionista en la región a lo largo del siglo XX —como en las ocupaciones de países como Haití (1915-1932) y Nicaragua (1912-1933) o en el apoyo a las dictaduras militares involucradas en la Operación Cóndor, en la Guerra Fría—, EE.UU. siempre buscó legitimar sus acciones cubriéndolas con "valores universales".

"Justificaron sus intervenciones ya sea construyendo un 'mundo libre', defendiendo la libertad o incluso expandiendo la democracia.

"Ahora, nada de eso está sucediendo: Trump claramente planea simplemente retomar la antigua orientación imperial de EE.UU.", explica Fábio Luis Barbosa, profesor del Programa de Posgrado en Integración Latinoamericana de la Universidad de Sao Paulo (Prolam-USP).

Lo hace sin apelar a ningún gran valor universal. Trump dice abiertamente que sólo lo hace por interés.

Poggio suscribe esta lectura, afirmando que Trump retoma la visión estadounidense del siglo XIX.

"Es la idea de zonas de influencia, de poder puro sin ningún criterio moral ni siquiera de derecho internacional", dice.

Sin embargo, destaca que toda la agresividad de la postura estadounidense hasta ahora se limita al ámbito retórico.

"Trump 'habla fuerte'", dice, refiriéndose a la famosa frase de Roosevelt, "pero el garrote aún no ha sido usado".

"No sabemos si lo sacarán", añade.

Para Gusmão, la postura actual de la Casa Blanca hacia la región se puede explicar, curiosamente, por la dependencia que EE.UU. proyecta tener de América Latina y el Caribe a medida que comiencen a sentirse los efectos de la imposición de aranceles comerciales a casi todo el mundo.

En su análisis, la economía estadounidense necesitará recurrir a los países de la región en busca de materias primas para la industria y, al mismo tiempo, explorar mercados de consumo.

Por eso, recuperar el control del "patio trasero" es también una forma de bloquear el acceso chino a las mismas materias primas y mercados potenciales.


La Doctrina Monroe en acción. Tarjeta de 1941 que muestra al Tío Sam estrangulando a Sudamérica. 

 

El gigante asiático es, hoy en día, el principal socio comercial de países como Brasil, Perú, Chile y Venezuela.

EE.UU., a su vez, ocupa este papel entre naciones como México, Guatemala, Colombia y Ecuador.

Entre ellos, Brasil tiene un peso decisivo en esta esfera de influencia global, ya que es el principal socio de vecinos como Argentina, Bolivia y Paraguay.

En este sentido, la declaración de Trump sobre Brasil el día de su investidura -"No los necesitamos, pero ellos nos necesitan"- es todo lo contrario.

"Trump necesita reservar este espacio para posibles reflexiones internas sobre sus políticas económicas. Es un área de disputa con China", afirma Gusmão.

"Lo que nadie sabe es cómo reaccionarán los países ante los ataques", continúa.

 

"América para los americanos"

Una tarde de diciembre de 1823, el entonces presidente de EE.UU., James Monroe, subió al podio del Capitolio, sede del Congreso del país, en Washington, para leer el tradicional discurso presidencial de fin de año.

Nadie esperaba que de allí surgiera una de las posiciones políticas más sólidas y duraderas de la futura superpotencia: la doctrina que lleva su apellido.

Aunque largo, el texto se condensa en casi una sola frase, hacia el final.

Hizo elocuentes elogios a los colonizadores europeos –países como Francia, Inglaterra y España, sobre todo– hasta decir que aquellos sistemas políticos, en cambio, eran diferentes del estadounidense.

Por tanto, sería necesario decirles que "cualquier intento de extender esos sistemas a cualquier porción de este hemisferio sería considerado como un peligro para la paz y la seguridad" de EE.UU.

El mensaje era muy claro: Estados Unidos ya no toleraría la colonización de los países latinoamericanos y caribeños, recién independizados. Por eso, el lema de la doctrina era: "América para los americanos".

De hecho, la Doctrina Monroe estuvo rodeada de movimientos independentistas: Perú había firmado la suya dos años antes, en 1821, y Bolivia lo haría dos años después, en 1825. Uruguay (1828) y Ecuador (1830) seguirían el mismo camino antes de que terminara esa década.

Barbosa reflexiona, sin embargo, que la Doctrina Monroe fue ambigua desde el principio.

Por un lado, expresaba una postura de dominación de un país que aun estaba lejos de ser la potencia global que es hoy. Por otra parte, fue bien recibido por las naciones que, a primera vista, estaban sujetas a las intervenciones previstas en el texto.

"Como todavía eran países débiles, recién independizados, había allí algo emancipador, y lo aprovecharon", analiza.

La satisfacción del Imperio de Brasil con el mensaje de Monroe, que contó con el apoyo de Colombia –de Simón Bolívar– y de México, es un ejemplo de esta postura.

El emperador Don Pedro I incluso propuso una alianza con EE.UU. para llevar a cabo la doctrina.

"Brasil se vio a sí mismo como defensor de esta doctrina en Sudamérica y mantuvo esta postura durante mucho tiempo", apunta Poggio.

De hecho, Brasil se veía a sí mismo como el protector del subsistema regional, Sudamérica, y en cierto modo incluso le preocupaba la influencia de EE.UU. en esta área, explica.

"EE.UU. no contaba con los recursos necesarios para implementar la doctrina, sobre todo porque la Armada chilena era mucho más fuerte que la estadounidense en ese momento".

La Doctrina Monroe fue el tema de una película propagandística de 1896. 

Muchos estudios, sin embargo, señalan que el factor preponderante en el contexto de la Doctrina Monroe fue la Santa Alianza, firmada por Rusia, Prusia (en la actual Alemania), Austria y Reino Unido en Viena, tras la derrota de Napoleón Bonaparte, en 1815.

Había resurgido el deseo de "volver a la situación anterior a la Revolución Francesa", dice Gusmão, en la que las potencias europeas dependían de sus colonias de ultramar.

Para Estados Unidos, eso era problemático.

"Las victorias militares estadounidenses sobre Inglaterra habían generado un desarrollo industrial muy fuerte en el país, que demandaba mercados de consumo y materias primas.

"La América Latina independiente representaba una oportunidad económica que no podía volver a manos europeas".

Pero, en esa misma América Latina independiente, hubo un esfuerzo que iba en otra dirección: el bolivarianismo de Simón Bolívar, que pretendía unir a las naciones independientes en una gran confederación.

La idea cayó derrotada en el Congreso de Panamá, en 1826, según Gusmão, por dos motivos.

"Porque las élites de Hispanoamérica eran muy diferentes entre sí, más allá de las distinciones geográficas.

"Y porque EE.UU. e Inglaterra hicieron todo lo posible para garantizar que esta unión nunca ocurriera", explica, señalando que esta unión habría producido un país lo suficientemente fuerte como para enfrentar las dos potencias.

 

Afirmaciones sobre una verdad demostrada

Desde que fue anunciada por James Monroe, la doctrina ha sufrido varias reinterpretaciones, a la luz de las circunstancias globales y del papel que EE.UU. asumió en esos períodos.

Las reinterpretaciones se llamaron "corolarios" porque, al igual que el significado de la palabra en el diccionario, añadían nuevas afirmaciones a una "verdad ya demostrada". En este caso, a la verdad de la Doctrina Monroe.

En 1845, por ejemplo, el presidente James Polk leyó, desde la misma tribuna, un texto que decía que EE.UU. estaba abierto a anexarse otras regiones.

No fue casualidad que, un año después, declarara la guerra al vecino México, al que le arrebataría dos tercios del territorio. El discurso se conoció como el "Corolario Polk".

Ese mismo año, un periodista daría forma a la idea del "Destino Manifiesto" de EE.UU.: una creencia común de que el país tenía el "derecho moral y la misión divina de expandir sus territorios desde la costa atlántica hasta el Pacífico".

Más de dos décadas después, en 1871, Ulysses Grant, un militar que gobernó EE.UU. durante dos mandatos, también hizo su corolario.

Afirmó que el país no podía permitir que "ningún gobierno independiente, dentro de los confines de América del Norte, pasara de una condición de independencia a una posesión o protectorado bajo una potencia europea".

Fue una justificación para el intento de anexión de la República Dominicana (entonces llamada Santo Domingo), que se venía gestando desde 1870.

Existe también el Corolario Olney, de 1895, que trata de que EE.UU. es "prácticamente soberano en este continente (...) con fuerza de ley para los súbditos que están confinados dentro de su interposición".

Las palabras fueron pronunciadas por Richard Olney, secretario de Estado del gobierno demócrata de Glover Cleveland.

Caricatura publicada en La Silhouette en 1903 sobre la Doctrina Monroe, con Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y el bloqueo venezolano. 

 

Para Barbosa, si bien la Doctrina Monroe tenía, de hecho, cierto carácter emancipador, los corolarios tenían significados opuestos: cada uno reforzaba un poco más los intereses exclusivos de EE.UU. en América Latina y el Caribe.

"Cuando Roosevelt anunció su corolario, el del 'gran garrote', fue como una autorización para intervenir si percibían que sus intereses están siendo perjudicados".

"No es diferente a lo que ocurre ahora en Panamá", explica.

"Es como la Cuba de 1903", continúa Gusmão.

Se refiere a la Enmienda Platt, un conjunto de leyes que EE.UU. logró imponer a la Constitución cubana después de la guerra que independizó a la isla en 1898.

Propuesta por el senador Orville Platt de Connecticut, limitaba al país vecino la posibilidad de realizar negocios y firmar tratados con otras naciones.

También abrió el territorio a los planes militares estadounidenses y autorizó a la Casa Blanca a intervenir cuando fuera necesario "para preservar la independencia cubana".

"La Enmienda Platt no fue una política dirigida únicamente a Cuba. De hecho, reforzó el derecho de EE.UU. a intervenir en Latinoamérica dondequiera que sus intereses políticos y económicos estuvieran en riesgo.

"No es casualidad que entrara en vigor poco después, en la República Dominicana", explica, recordando la invasión militar de la isla vecina en 1904, meses antes del Corolario Roosevelt.

La Doctrina Monroe y sus corolarios posteriores dieron, en la lectura de Barbosa, el tono completo de un complejo balance de las acciones estadounidenses en América Latina.

"A veces se basa más en el consenso, a veces más en la coerción", dice. "Una combinación de momentos donde hay más esfuerzos en una dirección y otros donde los métodos son coercitivos".

El golpe de Estado que depuso y mató al entonces presidente electo de Chile, Salvador Allende, en 1973, fue, por ejemplo, un momento de coerción y violencia explícitas, señala Barbosa, aunque bajo la narrativa de un supuesto valor universal, el anticomunismo.

La implementación de la agenda de ajuste económico estructural, con el objetivo de abrir los mercados de los países latinoamericanos al neoliberalismo, "se hizo sobre la base del consenso y el diálogo".

El regreso del Corolario Roosevelt y su gran garrote significaría, hoy, el posible uso de la fuerza militar para llevar a cabo los planes expansionistas de Trump, principalmente la reanudación del control del Canal de Panamá .

"Si esto realmente sucede, ¿China lo aceptará?", se pregunta Gusmão.

Cuando BBC News Brasil redirige la pregunta, la analista plantea otra que es aún más difícil de responder.

"China no tiene la potencia de fuego para enfrentarse a EE.UU. y está muy lejos de Latinoamérica, lo cual, en una guerra, siempre es importante.

"Pero Rusia sí la tiene. ¿Habría entonces una coalición entre China y Rusia?".

 

Fuente: Doctrina Monroe 

 

viernes, 7 de julio de 2023

"La gente piensa que España colonizó América, pero la conquista fue pactada entre indígenas y españoles: el 95% de los conquistadores eran indígenas"

Por José Carlos Cueto

BBC News Mundo

 


 

 "El Descubrimiento de Europa" es un libro que cambia nociones.

Su autor, el historiador sevillano Esteban Mira Caballos, pasó tres décadas investigando una especie de historia a la inversa: la vida poco conocida de los primeros indígenas que arribaron a Europa desde 1493.

Y es que se sabe mucho de los nativos que se quedaron en América, pero bastante menos de todos aquellos que viajaron al Viejo Continente y lo cambiaron para siempre.

El libro cuenta cosas sorprendentes, como los beneficios que reclamaron sectores de las élites indígenas a la Corona española por haber participado en la conquista. 

O cómo varios de los primeros mestizos se entroncaron en lo más alto de la nobleza y oligarquía españolas. 

BBC Mundo conversó con Mira Caballos pocas horas después del lanzamiento del libro, que ya está dando mucho que hablar porque, según el historiador, no parece contentar ni a indigenistas ni a conservadores.

 

Es un libro detallista, con muchas fuentes y revelaciones sorprendentes, como el papel que reclamaron los indígenas en la colonización.

Cuando escribes sobre esta historia que puede cambiar varias nociones tienes que poner mucho aparato crítico; ponerte minucioso con las fuentes para ser creíble.

El libro genera debate porque cuenta cosas que se conocían a nivel académico pero no en la calle.

La gente piensa que España conquistó, colonizó y administró América, pero el 95% de los conquistadores eran indígenas.

¿Quién se va a creer que Francisco Pizarro, con 180 hombres, conquista Tahuantinsuyo con 2.000.000 km2? ¿O que Hernán Cortes, con 508 efectivos, conquista la federación mexica?

La conquista fue pactada entre indígenas y españoles. Cuando acaba, los propios indígenas se quedan como sargentos y alguaciles mayores y otros cargos. Permanecen combatiendo rebeliones de otros nativos. España mantiene toda la estructura indígena de cacicazgos, curacazcos y jefaturas.

De hecho, los curacas eran de los mayores hostigadores de lo suyos, extorsionándoles para pagar a los españoles lo que correspondía y mantener sus privilegios.

Muchos de estos conquistadores indígenas se presentan en España reclamando su labor. Los tlaxcaltecas, por ejemplo, recriminaban que Hernán Cortés no habría conseguido nada sin ellos. Y, a su vez, los chalcas reclamaban que ellos habían contribuido más que los tlaxcaltecas.

En España se presenta toda una legión de caciques, curacas, pipiltins y taínos reivindicando que fueron conquistadores y administradores pidiendo privilegios: prebendas, tierras, subtierras y títulos nobiliarios.

Y los conseguían. Se llamaban a sí mismos tan conquistadores como Hernán Cortés.

Mucha de esa nobleza indígena entronca con la nobleza española. Actualmente hay grandes nobles españoles que son descendientes directos de Huayna Cápac o del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.

Esa es una visión que ha causado sensación, independientemente de la parte oscura de la historia con la esclavitud, la violencia y las matanzas. 

 

No parece una versión muy acorde con las condenas actuales que recibe España y otros países colonizadores por su papel en esta etapa de la historia.

En la historia siempre está metida la ideología y en esto hay tres posiciones: negrolegendarios, rosalegendarios y los historiadores.

Los negrolegendarios acusan a España de genocida y de ese argumento no se mueven.

He trabajado muchos años en República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, México y Perú. Conozco bien el horror de lo que cometieron los españoles, auténticas matanzas como en la Antillas. Eso no se puede negar. Nadie los llamó para ir allí para civilizar ni salvar a nadie.

Hay una polarización muy grande. A los negrolegendarios no les puedes contar más que sobre el genocidio, pero también están los rosalegendarios, que creen que España fue la mejor, la salvadora de los salvajes.

El mismo discurso con que se justificaban en el siglo XVI lo repiten los rosalegendarios en el siglo XXI: eso de que fuimos salvadores, magníficos, maravillosos y que lo contrario es todo leyenda negra.

En el medio estamos los historiadores, que contamos las cosas en base a documentos y razonamientos históricos. He ido a congresos con historiadores cubanos, dominicanos y mexicanos y no hay grandes diferencias entre nuestras visiones más allá de matices.

La historia es un largo camino de cadáveres. El hombre es horrible. Se impuso el más fuerte sobre el más débil, pero es algo que hay que contar en su contexto y ya está. Los historiadores recibimos críticas de todos lados.

Los de Vox (partido español de extrema derecha) me ponen de vuelta y media, acusándome de masón comunista o ruso putineano. Los indigenistas también me critican.

Claro que existió la esclavitud y en Cuba se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX, pero tampoco hay que verlo como un punto oscuro para la historia de España, ni un mérito ni un demérito. Las cosas fueron como fueron y ya está.

Había eurocentrismo y desde el Viejo Continente se consideraba a las civilizaciones indígenas como bárbaras, pero no se les puede pedir que pensaran como un trabajador de la ONU en el siglo XXI.

Ni siquiera el padre Bartolomé de las Casas, fiel defensor del trato a los indígenas, se planteó la posibilidad de que estos pudieran vivir en su idolatría y fuera del evangelio.

De las Casas lo que plantea es que la evangelización debe ser por medios pacíficos y en eso hay que reconocerle que fue pionero. 

 

Se sabe mucho de los indígenas que se quedaron en América, pero no de los que fueron a Europa, el gran propósito de su libro. Muchos fueron esclavizados.

España descubrió América el 12 de octubre de 1492, pero pocos meses después, en el viaje de regreso de Cristóbal Colón, ya estaban llegando americanos a Europa y descubriéndola.

Siempre tenemos la idea de un flujo unidireccional, pero fue bidireccional desde el primer momento.

Desde 1493 llegan los primeros indígenas y se produce un gran flujo de personas, mercancías, ideas, productos, enfermedades.

 La cepa virulenta de la sífilis llegó a España desde América cambiando hábitos de vida. Pero también llegaron plantas medicinales para combatirla que se administraron en Sevilla desde 1520.

En los primeros años muchos indígenas llegaron a España como esclavos y Sevilla se convierte en un gran foco de comercio de esclavos. Muchos fueron marcados para registrar su propiedad.

Aquí hay que reconocer que la reina Isabel la Católica se opuso a la esclavización de sus nuevos vasallos. Muy temprano, en 1500, prohíbe la esclavitud con las excepciones de los indígenas caníbales y los capturados en guerra justa.

Después, en 1530, se prohíbe la esclavitud entera, pero la Corona da marcha atrás por las rebeliones indígenas. Los españoles la convencen de que no pueden hacer frente a esas rebeliones si no capturan a indígenas que luego sirvan de esclavos.

Abolir la esclavitud se volvió difícil por los alzamientos y porque otros, aprovechándose, hacían pasar indígenas pacíficos por rebeldes para justificar la esclavitud a través de la guerra justa. No era una política de Estado, sino acciones individuales.

Hubo mucha oposición y hasta represalias de los dueños contras los esclavos que pretendían liberarse, pero aún así, se liberaron prácticamente los esclavos indígenas en España desde 1542.

Aunque siguió el flujo, dado que Lisboa seguía siendo un polo importante de venta de esclavos y los portugueses continuaron comerciando a indígenas brasileños, cuya protección no era garantizada por la Corona de Castilla. 

 

Una esclavitud que empezó precisamente con Cristóbal Colón, un dato con el que quizás no se le vincula tanto.

Es verdad que Colón empieza y pretende plantear un tráfico indígena de los naturales de América a España y, si le hubieran dejado, América se habría convertido en un gran reservorio de esclavos para Europa.

Aunque también es cierto que Colón estuvo presionado por las circunstancias. La Corona quería rédito, ver si su empresa era rentable. La factoría colombina corría el riesgo de quebrar. Colón se veía obligado continuamente a tratar de justificar la rentabilidad y viabilidad de su proyecto.

Se da cuenta de que no había tanto oro y se plantea, para convencer a la Corona de que aquello era rentable, de que se podían llevar miles de esclavos y venderlos en los mercados europeos.

No pienso que Colón fuese un santo o un demonio, sino también un personaje de su tiempo que efectivamente inicia el tráfico de esclavos de América a Europa. 

 

¿Qué tanto aportaron los indígenas al contexto sociocultural de Europa cuando llegaron?

En Europa y en España se desconoce la influencia brutal de América desde el comienzo.

Primero, genéticamente, porque aunque a muchos indígenas les permitieron regresar, el 90% de los que llegaron se quedó, entre otras cosas porque muchos vinieron muy chicos a la península ibérica y no conocían otra realidad.

Muchos se integraron. Luego también llegaron miles de mestizos.

Culturalmente, ¿cuántas palabras en el castellano proceden del mundo indígena? Tiburón, piña, tomate... un porcentaje muy alto de las palabras del castellano procede de los distintos idiomas indígenas.

A nivel gastronómico, dos de los grandes platos españoles, el gazpacho y la tortilla española, tienen ingredientes protagonistas totalmente americanos. El gazpacho se hace a base de tomate, que es una planta americana. La tortilla de patatas se hace con un tubérculo peruano.

Muchas veces no somos conscientes de que gran parte de nuestra cultura tradicional, nuestra gastronomía y costumbres, proceden del mundo indígena. 

También sorprende la cantidad de obras de arte que llegan de América desde muy temprano.

El Crucificado de la Hermandad del Baratillo de Sevilla, muy devocionado aquí, llegó en los años 20, fabricado con caña de maíz por los indígenas del Colegio de San José de los Naturales en México.

No se sabía que muchos de los cruficados devotos españoles proceden del mundo americano, fabricados allí desde los primeros años en el siglo XVI por indígenas. Son cosas que le cuentas a la gente y no se lo puede creer.

Hay inventarios del Gabinete de Antigüedades del Duque de Medina Sidonia con penachos de pluma, objetos de oro, muchos enseres por la fascinación por conocer lo que había allí, lo que tenían allí las culturas y las civilizaciones. El flujo fue verdaderamente impresionante.

Cuando le cuentas todo esto a los más conservadores, especialmente el tema genético, creen que es una aberración cuando decimos que por la sangre española corre sangre indígena.

Es lo que sorprende tanto en España, también por nuestro egocentrismo de que fuimos el Imperio, los que fuimos allí. Eso de que ellos vinieran y nos influyeran remueve conciencias.

 

¿Puede esto tener algo que ver con racismo?

 No tengo claro que hubiese tanto racismo como clasismo, incluso hoy.

A España también llegaron cientos de mestizos enviados por sus padres desde América con una historia diferente.

El mejor ejemplo es Francisca Pizarro Yupanqui, que llega rica a España, se traslada la corte de Felipe II y llega a vivir en un palacete en Madrid.

Los mestizos ricos que llegan a España forman una auténtica oligarquía mestiza, son de los más reconocidos en los pueblos o ciudades que habitan y no existía problema racial.

Si eras mestizo con dinero, no había problema, eras poderoso y te casabas con una española blanca.

Si eras pobre, sí sufrías discriminaciones, pero no tanto por la raza sino por la pobreza. Sorprende que sean comportamientos que pasan ahora al igual que en el siglo XVI.

 

Curioso que los indígenas también consideraran a los españoles como bárbaros, como cuentas en el libro

Es que en América había distintas civilizaciones en distintos grados evolutivos con logros que no existían en Europa.

Por ejemplo, la capacidad de distribución del imperio inca del Tahuantinsuyo no existía en el Viejo Continente.

La visión de los indígenas sobre Europa variaba en medida de donde vinieran. Si un indígena venía de Tenochtitlan, poco se impactaba, porque esta ciudad doblaba en tamaño a Sevilla.

Si venía un indígena de la zona selvática de Florida, Ecuador, etcétera, les parecía un mundo bárbaro. Se sorprendían que hubiese tanto infanticidio, tanta pobreza por las calles, tanto indigente, tanto truhan. Más que impresionarse por edificios modernos, les llamaba la atención la extrema pobreza.

Ellos venía de sociedades humildes y sencillas, pero mucho más redistributivas. En muchas comunidades aborígenes no se permitía esa miseria entre sus miembros.

Muchas sociedades americanas vivían de manera mucho más armónica que en Europa y su evolución fue cortada de manera abrupta por los españoles. Destruyeron grandes civilizaciones.

 

En el libro también rompes con el estereotipo de que los indígenas que llegan a Europa eran unos ingenuos.

Tenemos esa idea del indígena ingenuo y para nada. En cuanto llegan aquí, montan redes clientelares para ayudarse entre ellos.

Es interesante que, si bien en América ellos no se consideraban indígenas, en Europa sí asumen esta conciencia de clase y la aprovechan.

Como indígenas contaban con beneficios que no tenían otras minorías y se organizaron entre ellos en cada pueblo para defender sus derechos.

Hay un caso muy llamativo de un tal Esteban de Cabrera, un indígena muy longevo liberado por la Casa de Contratación que se dedicaba a animar a indígenas esclavos para que pidiesen su libertad.

Y ya avanzado el siglo XVI, estos indígenas aprenden a moverse como pez en el agua en los tribunales. Había una estructura en España con procuradores indígenas que facilitaban los trámites de los suyos conociendo todo el corpus legal español.

Incluso, los indígenas aprendieron a destacar que no tenían sangre judía cuando reivindicaban nobleza y linaje, sabiendo que los españoles lo valoraban mucho.

El libro también rompe con ese estereoptipo del indígena ingenuo y permanentemente engañado. Se sueltan pronto y acaban entendiendo muy bien sus privilegios y todos los resortes judiciales y penales de España.

Una cosa importante: los indígenas jamás cuestionaron la esclavitud, ellos cuestionan su esclavitud como personas declaradas libres por la Corona de Castilla, pero no la esclavitud de los negros, de los africanos. Así era la mentalidad de la época. 

 

¿Cómo fue la vida de los humildes que conseguían su libertad?

Difícil. Dependía de sus oficios. Algunos eran sastres, zapateros, agricultores. Esos, cuando se liberan, tienen más posibilidades.

Muchos otros no, y cuando los liberan, siguen trabajando en servidumbre, como criados. Y tenían suerte. Otros acabaron mendigando.

En 1653 había tantos indígenas vagabundos en España que se dio una real orden para que se recogiesen a todos y se devolviesen a América.

Hay muchas diferencias en cómo les fue. Los nobles, por ejemplo, eran pensionados por la Corona.

Es importante destacar que los indígenas siempre fueron recibidos por el rey. Tenían vías directas con el monarca y se podían comunicar con cartas.

Si un español cualquiera quería verse con el rey lo tenía difícil.

Pero este consideraba a los indígenas como vasallos suyos que vivían a miles de kilómetros de distancia. El rey nunca había viajado a América ni pensaba viajar. Por tanto, quería estar informado y tener conexión directa. 

 

Fuente:

Conquista Pactada

martes, 31 de agosto de 2021

"Ahora", "ahorita", "ahoritita", "ahoritica": ¿por qué es tan difícil definir el tiempo (y ponerse de acuerdo) entre los hablantes del español?

 Analía Llorente

HayFestivalQuerétaro@BBCMundo
 
 
"Ahorita le envío el correo", me dijo del otro lado del teléfono con su inconfundible acento mexicano.

Pero pasaban las horas y el correo con la información solicitada no llegaba.

¿Será que el tiempo transcurre de diferente manera entre los hablantes del español de América Latina?, pensé.

Claramente, el adverbio de frecuencia "ahora" está en el centro de este debate.

Según el Diccionario de la lengua de la Real Academia Española, "ahora" significa "en este momento" o "en el tiempo actual". 

Pero la definición no termina ahí porque "ahora" abarca un tiempo muy amplio.

Puede significar "hace poco tiempo", como en "ahora me lo han dicho". O "dentro de poco tiempo", como en "ahora te lo diré".

"El 'ahora' de toda la vida en el español ya tenía los tres significados desde el latín. Increíble ¿no?, señala María José Rincón, filóloga y miembro de Academia Dominicana de la Lengua.

"Quizás ese propio germen de significado hace que esa extensión hacia el futuro o hacia el pasado sea más fácil de manejar dependiendo de la idiosincrasia de la costumbre del país", añade a BBC Mundo.

Y la cuestión de la referencia temporal se complica aún más cuando algunos hablantes de las distintas variantes del español de América Latina le agregan diminutivos como: "ahorita", "ahoritica", "ahoritita" y hasta "ahorititita".

"Parece que estamos hablando otro idioma", dice Rincón. 

 

¿Y Ahora? 

Los deícticos, que son las palabras que marcan el tiempo o el espacio en el idioma, pueden provocar bastantes problemas en la comunicación de los hablantes de una lengua.

"Si para ti 'ahora' es 'ahora' (es decir, en este momento), que una persona te diga: 'te lo mando ahora' pero en realidad quiere decir 'más adelante'; o te diga: 'te lo mandé ahora', que quiere decir que 'ya te lo mandó hace tiempo' te descoloca completamente porque te cambia la percepción temporal", ejemplifica la filóloga.

En América Latina también es frecuente la convivencia de "ahora", "ahorita" y "ahoritita".

Y cada una de ellas puede tener un matiz diferente en cada región o país.

Según datos del Diccionario de americanismos, en México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Perú y Bolivia conviven "ahora" (con el significado de "hoy, en el día presente"), "ahorita" (que es "dentro de un momento, más tarde") y "ahoritita" (que significa "ahora mismo").

Incluso en algunos sitios también se escucha el "ahorititita", (para dar más énfasis a la comunicación) recopila el trabajo "La lengua española en América: normas y usos actuales", de la Universidad de Valencia. 

En Puerto Rico y República Dominicana se distingue entre "ahora" (que significa "en este momento") y "ahorita" (que es "dentro de un rato").

En otros lugares, puede pasar que el "ahoritita" expresa una inmediatez superior a la de "ahorita". Y "ahora" termina siendo la menos inmediata. 

 

¿Por Qué Pasa Esto? 

El tiempo nos permite medir la duración o separación de acontecimientos. Y la palabra "ahora" nos ayuda a ordenar sucesos.

En general "el tiempo es una magnitud que es muy difícil de atrapar y el lenguaje trata de hacerlo con palabras aunque a veces se ve completamente superado", analiza Rincón que también dirige el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía en República Dominicana.

Sin embargo, "el español es un idioma que atrapa muy bien el tiempo porque tiene una riqueza extraordinaria de tiempos verbales combinados con modos verbales", agrega la filóloga.

Y en el caso de "ahora", "ahorita" o "ahoritica", no hay que ser tan rígidos con el significado.

Cada variedad fija un significado concreto. Por ejemplo, la comunidad en Colombia decidió que "ahoritica", el adverbio con dos diminutivos (-ti y -ca) va a significar "ahora mismo" como en "se estrelló un carro, pasó ahoritica mismo".

Mientras que en Cuba el "ahoritica" puede referirse también a "un futuro muy próximo", como en "dijo que ahoritica llegaba".

Es decir, muchas veces el significado sólo con la palabra sin conocer el contexto es muy difícil determinar.

"No tienes que pensar que en la lengua todas las piezas que se ponen significa lo mismo, lo que hacen es darle más expresividad", define Rincón. 

 


 

 -Mesera ¿me trae más pan?

 -Sí señora, ahorita

 

 

 

"Ahorita sirve para no obedecer"

El "ahorita" en México necesita una explicación más detallada.

Para el lingüista mexicano Luis Fernando Lara, en la mayoría de los casos donde se usa "ahorita" y todas sus variantes, las expresiones van relacionadas con el sentido del mandato y los códigos de cortesía de cada comunidad.

"Para un mexicano, cuyas normas de cortesía son muy barrocas, expresiones como 'hazlo ahora' y 'ya' son rudas, pues necesitamos dulcificarlas con oraciones como 'por favor, haz esto ahora', 'si no te es molesto, hazlo ahora', etc.", dice.

Y la respuesta típica mexicana a esos mandatos suele ser "ahorita". ¿Pero cuándo es eso?

"Ese ahorita se interpreta erróneamente como 'en un momento inmediato', pero cuando uno lo estudia, llega a la conclusión de que significa 'se hará cuando se pueda o en el momento oportuno'", analiza Lara que es Director del Diccionario del español de México.

"Esto desconcierta a los extranjeros. Por eso a veces, el interlocutor responde: 'Bueno, pero ahoritita, ahorititita', para exhortar a una acción inmediata", ejemplifica. 

 

 


 -¡Hija lava los trastes!

-Sí mamá, ahorita
 
 
 
 
 
 
 

Pero para el psicólogo social Pablo Fernández Christlieb, el significado de ese "ahorita" es mucho más profundo y está directamente vinculado a la identidad mexicana en respuesta a la opresión de la conquista española.

"Así como la Ñ es para el español, el 'ahorita' es para el español de México y para toda nuestra idiosincrasia porque concentra la historia completa y el orgullo de este país", le dice a BBC Mundo.

"Yo creo que básicamente podría decirse que el 'ahorita' sirve para no obedecer. ¿Cómo le respondía uno con un 'no' a los españoles que daban órdenes? Pues se le decía 'ahorita', por supuesto", analiza el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En resumen, ese "ahorita" nunca iba a pasar.

Y el uso de diminutivos es una manera de apropiarse del lenguaje que se le fue impuesto.

"Cuando le pones un diminutivo a algo que es grande, que está encima de ti, de repente se vuelve chiquito y lo puedes controlar y manipular y ya no es algo que te oprima. Uno tiene el permiso de desobedecer el lenguaje, por lo tanto de desobedecer las órdenes", opina Fernández Christlieb.

 
 

 -¿A qué hora vamos a la fiesta? 
-Ahorita
 
 
 
 






"Luego",  "luego luego, "luego lueguito"
 
 Si bien las confusiones más comunes -si de tiempo estamos hablando- entre los hablantes de las distintas variantes del español de América Latina se dan con la palabra "ahora", no son las únicas.

"Luego" puede expresar sentido de posterioridad temporal como sinónimo de "después".

Aunque en El Salvador "luego" puede significar "temprano", "en las primeras horas del día" y "rápidamente", en Honduras, "ahora mismo" y en Paraguay, "de antemano", según recoge una publicación de la Academia Mexicana de la Lengua.

"El uso mexicano de 'luego' (…) es una posposición de la acción como: 'luego lo hago', y de ahí la respuesta: 'pero luego luego'", para dar más énfasis que la acción se hará de inmediato.

 
 

-¿Cuándo llegó el electricista?

-Luego, luego de que te fuiste.

 
 
 
 
Es decir que la expresión "luego luego" sería más cerca en el tiempo que sólo "luego".

"Increíble, pero sí", dice Rincón sobre esta expresión que también se usa en Guatemala, por ejemplo.

"Si te pones a verlo matemáticamente es una cosa incomprensible. Pero la lengua es así, tiene muchos factores humanos que nos descolocan porque no tiene mucha explicación, o si la tiene es más bien sentimental", opina.

También en el español de América Latina aparecen las expresiones como "luego, lueguito" para decir que algo sucedió inmediatamente después. O también para dar una idea de cercanía geográfica: "El pueblo está cerquita, aquí lueguito"
 
 
Interferencias
 
Lo cierto es que estas confusiones entre los propios hablantes de las distintas variantes del español es algo relativamente nuevo en la historia de nuestro idioma.

Gracias a la fluidez en las comunicaciones y básicamente a internet, en la actualidad tenemos la posibilidad de interactuar con los distintos usuarios del español de todo el mundo y sorprendernos con las diferencias, aunque más de una vez no nos entendamos.

"Quizá nadie nunca pensó que iba a haber un idioma materno hablado por casi 600 millones de personas y que todos pudiéramos hablar con todos al mismo tiempo. Creo que eso tiene mucho que ver con lo que nos está pasando ahora", analiza Rincón.

Entonces por estas interferencias que se producen en la comunicación necesitamos usar cada vez más palabras para evitar ambigüedades.

"Esas diferencias enriquecen. A veces pueden ser peligrosas, pero es bonito que nos demos cuenta que el español es un idioma múltiple, que no hay una cosa mejor dicha que la otra. No hay nadie que hable mejor que yo", dice la filóloga.

Lara coincide: "Nunca habrá un 'acuerdo', pues estos temas que relacionan el significado con la cortesía son tan íntimos de cada sociedad, de cada tradición, de cada cultura, que no se pueden 'corregir'. Más bien es lo que da idea de la diversidad y riqueza de las culturas hispánicas".

 
Este artículo es parte del Hay Festival Querétaro digital, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza del 1 al 5 de septiembre de 2021.
 
Fuente:
 

jueves, 28 de septiembre de 2017

Van a la escuela pero no aprenden: por qué más de la mitad de los adolescentes latinoamericanos culminan la secundaria sin saber leer bien