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miércoles, 4 de junio de 2025

Colección La Vuelta al Mundo en Ochenta Libros

Editorial Plaza & Janés

1964-1981

No se llegó a los 80 libros planeados en la colección y sólo se publicó una parte de ellos.

La explicación no se encuentra a la mano: ¿fue por pago por los derechos de autor, problemas en la economía española durante la época de la Transición, cambios de planes en la editorial, etc.?

Como se dice: Averígüelo Vargas.

Lo cierto es que la editorial no se hacía problemas y siguió publicando, y una y otra vez incluyó antes, durante y después varios de los mismos libros en sus diferentes colecciones.



—Evelyn Waugh. Un Turista por África (Kenia, Tanganika, las dos Rodesias)

—Alexander Ramati. Israel hoy

—Rupert Croft-Cooke. De la Mano de Don Quijote (lugares y paisajes de España)

—Francis Mazière. Fantástica Isla de Pascua

—José María Gironella. En Asia se muere bajo las estrellas (Tailandia, Vietnam, Formosa-Taiwán-, Filipinas, Hong Kong, Camboya y la India)

—Pearl S. Buck. Gente del Japón

—Enrico Altavilla. Suecia, infierno y paraíso

—Leonid Vladimirov. Los Rusos de hoy

— Enrico Altavilla. Europa, pecado y virtud

—Hugo Portisch. La China que he visto

—Alberto Vázquez-Figueroa. Viaje al Fin del Mundo: Galápagos

—Jean Lartéguy. Viaje al Fin de la Guerra (Guerra de Vietnam)

—Hugo Portisch. La Siberia que he visto

—François de Combret. Las Tres Caras de Brasil

—Harry Golden. Los Israelíes. Retrato de un Pueblo

—Anthony Glyn. Los Británicos

—Sanche de Gramont. Los Franceses. Retrato de un Pueblo

—Ramón Carnicer. Nueva York. Nivel de vida, nivel de muerte

—Fernando Díaz-Plaja. El Mundo de Colores (Culturas alrededor del mundo)

—Pierre Ivanoff. En el País de los Mayas

—Alberto Moravia. ¿A que tribu perteneces? (África negra)

—José María Gironella. El Mediterráneo es un hombre disfrazado de mar

—Jean Lartéguy. El Oro del Diablo. Guerra, petróleo y terrorismo en el Cercano Oriente

—Jean Raspail. Diario Piel Roja (Un viaje por las reservas indias de Estados Unidos)

—Ramón Carnicer. Gracia y Desgracias de Castilla la Vieja

—Jack Beeching. La Guerra del Opio (China, historia)

—Saul Bellow. Jerusalén, Ida y Vuelta. Un relato personal

—Jean Lartéguy y Tila Bréaud. FIU. Tahití, la piragua y la bomba

—André Brugiroux. La Tierra es un solo país. 400.000 km alrededor del mundo en autostop

—Enrico Altavilla. Las Mecas del pecado

—Enrique Rubio. De Pretoria a Moscú. Los Paraísos del blanco y del rojo. Apuntes de un reportero (Sudáfrica, Unión Soviética)

—Fernando Díaz-Plaja. Los Brasiles. Una visión amena, desenfadada y culta de los pueblos del Brasil

—Paul Theroux. El Gran Bazar del Ferrocarril. En tren a través de Asia

— Fernando Díaz-Plaja. Las Ínsulas Extrañas. Viaje por las Cinco Partes del Mundo

— A.E. Maxwell e Ivar Rudd. Allí, el día dura un año. Relato de un año en la región ártica

—Guillermo Díaz-Plaja. China en su laberinto

—Ramón Conde Obregón. Las Murallas de Roma y otras historias de la urbe

—Guillermo Díaz-Plaja. El Encanto de Europa. Viajes y Meditaciones



viernes, 23 de mayo de 2025

"Incluso cuando hayas perdido un hijo o a tu esposa, nada te exime de tu responsabilidad de ser feliz": Richard Ford

 

 
Richard Ford nació en Mississippi, Estados Unidos, en 1944.
 
 
Por Ayelén Oliva
BBC News Mundo@Centroamérica Cuenta
@ayelenoliva
 
 
A Richard Ford no le incomoda que lo definan como un escritor político, aunque Estados Unidos no sea más que el telón de fondo delante del cual se mueven los personajes de sus novelas.

"Todo lo que ocurre en la vida íntima, incluso a pequeña escala, refleja algo que sucede en la esfera pública", le dice a BBC Mundo desde Montana y adelanta que su próximo libro será un ensayo sobre la escritura política.

Nacido en Jackson, Mississippi, en 1944, Ford es una figura indiscutida de las letras, que integra la tradición de la gran novela americana del siglo XX. A través de sus historias, se dedica a encontrar cierta esperanza racional en el futuro en medio del declive lento de Estados Unidos.

Ganador del Pulitzer y el PEN/Faulkner a la Ficción por "El día de la Independencia" (1996) y del Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2016, ha publicado nueve novelas, un libro de memorias y varios cuentos. 

También ha sido profesor en el Williams College de Massachusetts y en las universidades de Princeton, Harvard, Northwestern y Michigan, además de ser miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras. 

Frank Bascombe, su emblemático personaje de ficción que hizo su aparición en "El periodista deportivo" (1986) y se ha convertido en mucho más que en el protagonista predilecto de sus novelas, se despide en su último libro "Sé mía" (2024).

BBC Mundo habló con Ford en el marco del festival Centroamérica Cuenta, que se realiza entre el 19 y el 24 de mayo en Guatemala.

 

Su última novela, "Sé mía", empieza pensando en la idea de la felicidad y termina de la misma manera, incluso en momentos de mucho dolor para el protagonista como puede ser la muerte de un hijo. ¿Por qué la felicidad?

Frank Bascombe, sobre todo después de la muerte de su hijo Paul, está mayor y se queda bastante solo. Por eso creo que, a pesar de todo, trata de encontrar la manera de ser feliz.

Ya hablando como Richard, y no como Frank, diría que de lo que se trata es de tener la obligación de buscar la manera de que cada día importe, incluso cuando hayas perdido mucho, como puede ser a un hijo, a tu esposa o no te lleves bien con tu hija.

Eso no te exime de tu responsabilidad, si es que decides asumirla, de ser feliz en este mundo.

¿Cree que a veces perdemos de vista esa búsqueda?

Bueno, al menos en Estados Unidos, se suponía que debíamos vivir en libertad la búsqueda de la felicidad, pero si miras a tu alrededor en estos días, en este país no ves tanta libertad ni tanta felicidad.

Entonces, hice lo que la ficción mejor sabe hacer: tomé la convención social y la di vuelta, para que la felicidad sea algo real que uno pueda alcanzar por uno mismo.

En lugar de andar siempre con una especie de angustia existencial sobre la vida –que es una actitud que uno siempre tiene al alcance de la mano y que es muy fácil de adoptar– quizá lo que deberíamos hacer es intentar ser felices.

No estúpidamente felices, sino consciente e intelectualmente felices, si es posible. Puede que sea imposible, no sé, pero en una novela, tienes la opción de ir en contra de las convenciones.

Su escritura tiene la habilidad poco usual de combinar una mirada crítica sobre el estado de las cosas y, a su vez, optimista. ¿Cómo trabaja ese registro?

Tanto en la literatura como en la vida, la felicidad y la tristeza, las dos caras del drama, van casi siempre de la mano. Y eso me parece que representa la expresión más plena de la vida.

A veces estamos tristes y a veces felices. A veces estamos tristes y reímos, a veces estamos contentos y lloramos. Estas cosas son las que crean un buen drama, porque realmente son estados que coexisten en nuestra vida cotidiana.

Hay una frase del escritor y crítico literario estadounidense Henry James que dice que no hay tema más humano que aquel que refleja, desde la confusión de la vida, la estrecha conexión entre la felicidad y la tristeza, entre las cosas que ayudan con las cosas que duelen.

Y eso me lo tomo muy literal porque creo que el drama, que es lo que impulsa una novela dramática, es más rico cuando logra combinar estas dos caras de maneras inesperadas.

 

En su última novela, así como en muchos de sus libros, Estados Unidos aparece como telón de fondo mientras en un primer plano se mueven los personajes en sus vidas íntimas. ¿Cómo cree que se relaciona la vida privada con lo que pasa allá afuera?

Bueno, actualmente estoy escribiendo un ensayo sobre la escritura política porque pienso que soy un escritor político, aunque no escriba sobre política directamente.

Creo que todo lo que ocurre en la vida íntima, incluso a pequeña escala, refleja algo que sucede en la esfera pública.

Si lees a Aristóteles, verás que siempre dice que el Estado –sea lo que sea eso– es un reflejo de la comunidad, de la vida íntima de quienes viven en un nivel imperceptible dentro de él.

Para mí es axiomático que lo que digo cuando hablo, aquello que me preocupa, aquello que amo se encontrará en gran medida en las altas esferas del Gobierno, de la política y de la diplomacia de este país.

Lo que intento es recordarle al lector que esta vida que vivimos en nuestras calles, en nuestros jardines y en nuestras casas tiene, en última instancia, una dimensión política.

Y la razón por la que quiero recordárselo es porque, de esa manera, podría prestarle más atención a su propio comportamiento y eso lo llevaría a entender por qué puede sentirse alejado de la política aunque no podrá estarlo por completo.

Porque lo que cada persona hace en su casa se refleja en la política.

 

La vida en los suburbios de Estados Unidos ocupa un lugar central en las novelas de Ford.

Ya en "Entre ellos", un libro de memorias bellísimo, usted puso a dialogar la idea de un Estados Unidos en decadencia que contrasta con la calidez de una pareja, el amor de una familia, como aquello que parece ser lo único que mantiene a las partes unidas...

Ese libro relata el momento en que vivía con mis padres en los dramáticos años 1950, que no se suelen pensar como una época dramática pero en el sur del país sí lo fueron en términos raciales.

Aquellas tensiones, las alegrías, las preocupaciones y los conflictos de esa sociedad nos afectaron también a pequeña escala, y pensé que sería mejor escribir sobre mis padres sin ir por estos grandes problemas sociales.

Pensé que sería mejor si lo hacía de esa manera, porque si intentaba contrastarlo con las tensiones de la historia, terminaría por vaciar y debilitaría lo que intentaba decir sobre ellos, sobre nosotros, que sobrevivimos juntos, como una pequeña entidad de tres, en una época complicada.

¿Es el mundo íntimo el lugar seguro en tiempos complicados?

Ese es el tema sobre el que estoy escribiendo el ensayo.

Me temo que la respuesta es sí y no: sí, a diario y a gran escala, pero no creo que podamos escapar de la política, en este momento, en Estados Unidos.

Estamos todos agotados, pero eventualmente, con el tiempo, el agotamiento tendrá que ser superado por un sentido de responsabilidad cívica.

Además, será que estoy viejo, pero me temo que las generaciones más jóvenes y hasta quizá incluso la mía si vivo mucho tiempo, tendrán que volver a involucrarse en la política.

 

Si uno mira Estados Unidos, así como otras partes del continente, parece haber una parte de la opinión pública y de la política que se recuesta en los dogmas, en los eslóganes, que va en contra al pensamiento crítico. ¿Le preocupa eso?

Aunque vivamos tiempos en que a los ciudadanos se les quiera quitar la responsabilidad del pensamiento, simplemente no podrán hacerlo. Eso nunca va a funcionar.

Puedes suprimirlo por un tiempo, castigarlo por un tiempo, pero la gente va a pensar. Finalmente, mirará lo que está frente a ellos y lo identificará.

No lo sé, pero es difícil para mí pensar que el impulso supresor perdure mucho tiempo.

Parece que si criticas algo de Estados Unidos, estás en contra de este país...

Eso no es nuevo. Ya se ha escuchado decir: "O estás con nosotros o contra nosotros". Bueno, lo siento, pero simplemente no es así: a veces puedo estar a favor, a veces en contra.

Yo estoy a favor de este país, a pesar de que este país tiene todo tipo de imperfecciones.

Tan solo tienes que ser lo suficientemente libre como para decir: "Me gusta este país. Creo que vale la pena preservarlo, pero necesita ayuda, necesita mejorar, necesita estar mejor".

A principios de 1990 usted fue muy crítico con lo que más tarde se llamó la "cultura de la cancelación" de los sectores de izquierda. ¿Por qué?

Hace solo unos años, algunos sectores de la izquierda intentaban suprimir el derecho de otros a expresarse. En otras palabras, era el mismo tipo de impulso represivo, de impulso desautorizado, que normalmente asociamos con la derecha.

A mí no me gusta eso. No me gusta cuando la gente dice que si no eres negro, no puedes escribir sobre gente negra. Ni me gusta cuando dices: si no eres gay, no puedes escribir sobre gente gay.

Mi opinión es que si estás fuera de un grupo, a veces puedes ver dentro de ese él con cierta claridad. No debes permitir que te silencien. 

"Quizá lo que deberíamos hacer es intentar ser felices. No estúpidamente felices, sino consciente e intelectualmente felices", dice Ford.

 

 ¿Cree que ahora vemos una respuesta conservadora bajo la consigna "anti-woke" a esas posturas liberales o de izquierda?

Ya no sé qué es lo woke.

Cuando surgió como expresión pensé que tenía muchas cosas buenas que decir. Y así lo era. No era otra cosa que una fuerza positiva que básicamente decía: "Despierten, miren a su alrededor".

Por ejemplo, si se están prohibiendo libros: "¡Despierten!".

Pero, por desgracia, como suele ocurrir en la izquierda, toda esa posición ha sido tomada por la gente de menor inteligencia.

En consecuencia, la derecha le robó la narrativa y se apoderó de lo que significaba la cultura progresista y le atribuyó todo tipo de cosas desagradables y malvadas, cuado lo que intentaba decir era: "Despierten. Presten atención".

Por estos días, escuchamos la idea del pasado como un "lugar mejor", algo que algunos autores han llamado "retrotopía", un anhelo de vuelta al pasado...

Por eso es importante el pensamiento crítico. Hay que mirar al pasado para ver qué ocurría realmente.

Por ejemplo, la Guerra Civil sucedió por la esclavitud. Esa es la verdad. Ahora podemos escuchar decir que en verdad era por la economía pero no, era por la esclavitud. Por eso, hay que pensar por uno mismo.

Yo no creo que el futuro sea menos atractivo que el pasado.

Por último, usted ha dicho que su último libro es la despedida de Frank Bascombe, personaje que protagonizó gran parte de sus novelas. Además del ensayo sobre la escritura política, ¿cuáles son sus próximos pasos?

Mira, poco después de publicar "Sé mía", me tomé un largo tiempo libre, algo que suelo hacer pero esta vez me ha llevado más tiempo del habitual.

Así que, si vivo lo suficiente, me gustaría escribir una novelita cómica porque creo que todos necesitamos aprender a reír de nuevo.

 

Fuente: Richard Ford

domingo, 29 de septiembre de 2024

¿Por qué la mayoría de las personas son diestras y no zurdas?

  

 

 


Por Idefonso Alonso Tinoco, A. Victoria de Andrés Fernández y Paul Palmqvist Barren

*The Conversation

 

Es curioso que la mayoría de los humanos seamos diestros, pero ¿es algo azaroso o es consecuencia de la selección natural?

En general, lo derecho se asocia con destreza, competencia y corrección, mientras que lo izquierdo está cargado de connotaciones negativas.

De hecho, zurdo, según la RAE, es sinónimo de maligno, siniestro, perverso o amenazador, consideración presente desde tiempos remotos.

Sin ir más lejos, en las representaciones paleocristianas del Juicio Final los justos se sitúan a la derecha de Dios Padre, mientras que los condenados eternamente se ubican a su izquierda. 

En culturas orientales se encuentran valoraciones similares y en el mundo islámico se reserva la mano izquierda para funciones escatológicas.

En cualquier caso, lo siniestro ha incorporado culturalmente un estigma negativo, asociándose con “rarezas sospechosas” y marginando a sus portadores.

Algo similar a lo que sucede con otras anomalías, como el albinismo en el África negra.

 

¿A qué se debe esta distintiva valoración?

La explicación intuitiva es que lo más frecuente, estadísticamente, es tener más habilidad en el brazo derecho que en el izquierdo.

Aunque hay variaciones entre distintos pueblos (China: <5 % de zurdos, Occidente: 10-12 %), la opción diestra siempre es mayoritaria.

No obstante, lo frecuente no tiene por qué ser lo mejor en términos adaptativos, pudiendo obedecer a una contingencia aleatoria.

Entonces, ¿por qué somos mayoritariamente diestros? ¿Qué es lo que subyace biológicamente a este fenómeno?

 

Primera hipótesis: naturaleza genética ligada al sexo

Se sabe que los zurdos tienen una probabilidad ligeramente menor de sobrevivir hasta edades avanzadas y su porcentaje es superior en los hombres, por lo que se ha relacionado con los niveles de testosterona.

La condición zurda se fija en torno a la pubertad y se asocia con mayor frecuencia de enfermedades inmunes, migrañas y desórdenes cognitivos durante el aprendizaje y la maduración.

¿Está entonces la condición zurda codificada genéticamente en los cromosomas sexuales?

En el cromosoma Y desde luego que no, puesto que hay mujeres zurdas. Entonces, ¿se localizaría este supuesto gen en el cromosoma X?

En tal caso, la condición hemicigótica masculina (XY) haría más frecuente tales fenotipos si fuese un carácter recesivo.

No obstante, esta propuesta tampoco sería satisfactoria, puesto que no explica que la condición zurda sea más frecuente en mellizos, neonatos prematuros e individuos que han soportado estrés o condiciones de hipoxia fetales.

De hecho, tales circunstancias ocasionan también una prevalencia de la condición zurda en los chimpancés, nuestros parientes vivos más próximos.

Tampoco las frecuencias de aparición responderían a una herencia mendeliana típica ligada al sexo, pues entonces sería esperable que un 50 % de los hombres fuesen zurdos y sólo el 25 % de las mujeres.

De tener, pues, una naturaleza genética, se trataría de algo más complejo.

 

Segunda hipótesis: la ventaja adaptativa de los diestros 

Aunque ambas manos pueden, potencialmente, desarrollar la misma fuerza y destreza, la realidad es que no lo hacen.

Esta asimetría morfológica podría evidenciar procesos anatómicos internos que sufren desarrollos diferenciales en ambos lados del cuerpo.

Las primeras etapas embrionarias de los mamíferos responden a un desarrollo de órganos y sistemas de clara simetría bilateral. No obstante, el aparato digestivo manifiesta asimetrías muy tempranas en el posicionamiento de sus órganos.

También aparecen en la configuración diferencial de los pulmones (dos lóbulos en el izquierdo frente a tres en el derecho).

Igualmente, el vaso circulatorio primigenio se curva, retuerce, compartimenta y crece diferencialmente, generando un mayor desarrollo del arco aórtico izquierdo (en mamíferos, porque en aves el dominante es el derecho).

El resultado es que el órgano vital por antonomasia, el corazón, se sitúa desplazado hacia el hemitórax izquierdo, al igual que la aorta.

Reflexionemos sobre este hecho. Dado que cualquier lesión potencial revestirá más peligrosidad en el tórax que en el abdomen, y más en el hemitórax izquierdo que en el derecho, los humanos hemos tendido siempre a proteger esta zona.

La bipedestación aumentó la exposición y vulnerabilidad de nuestro tórax. Esto nos llevaría a pensar que la condición diestra es potencialmente más “adaptativa”, por implicar una mayor tasa de supervivencia.

Aunque ambas manos pueden, potencialmente, desarrollar la misma fuerza y destreza, la realidad es que no lo hacen.

Los ejércitos de diferentes culturas han desarrollado escudos que, portados con el brazo izquierdo, protegen el hemitórax de este lado del cuerpo.

Con ello, dejan libre para atacar la mano derecha. Ahora bien, en biología evolutiva hay que tener en cuenta que, en ciertas características, se da una selección inversamente dependiente de la frecuencia.

En otras palabras, los zurdos tienen ventajas de cara al combate individual en un mundo de diestros.

No obstante, esta razón se descarta porque integrar zurdos en formaciones militares cerradas acarrea más problemas de coordinación con los diestros que ventajas individuales.

Además, esta explicación no afecta a las mujeres, que no han participado masivamente en formaciones militares.

Para intentar contrastar esta hipótesis necesitaríamos conocer si las primeras manifestaciones de lo zurdo son anteriores a la aparición, relativamente reciente, de escudos y espadas.

Efectivamente es así, pues las poblaciones de cazadores-recolectores actuales, con un género de vida similar al del Paleolítico y que no usan escudos, son también predominantemente diestras.

Estimaciones tempranas de la condición zurda las tenemos en la argentina cueva de las Manos, cuyos motivos más antiguos se han datado en el octavo milenio a. e. c.

En ella, las 829 impresiones negativas de manos izquierdas, frente a tan solo 31 derechas, nos hablan de que sus pobladores eran mayoritariamente diestros.

Las manos estampadas con técnicas parecidas en cuevas españolas, francesas e italianas reflejan una condición similar en poblaciones europeas más antiguas: el caso de las 57 manos izquierdas impresas de la cacereña cueva de Maltravieso (quizás de neandertales por su cronología, estimada en más de 64 000 años) o las 275 de la santanderina cueva del Castillo, la mayoría de mujeres.

Otra forma de conocer la naturaleza zurda o diestra de las poblaciones primigenias sería el análisis de la lateralidad en marcas y ralladuras producidas con útiles líticos sobre los huesos de sus presas o sobre su propia dentición.

En la población de la Sima de los Huesos de Atapuerca, con más de 450 000 años de antigüedad, se ha descubierto así que los Homo heidelbergensis eran ya predominantemente diestros.

Otras especies más antiguas de nuestro linaje evolutivo muestran en sus moldes cerebrales evidencias de dominancia diestra.

Según lo expuesto, pues, no queda definitivamente clara la causa del predominio de la condición diestra.

En cualquier caso, y considerando que la esperanza de vida de los zurdos es algo menor que la de la población general, podría considerarse que esta condición sigue entrañando “mala suerte”.

 

* Idefonso Alonso Tinoco, A. Victoria de Andrés Fernández y Paul Palmqvist Barrena son profesores de la Universidad de Málaga.

Este artículo apareció en The Conversation. Puedes leer la versión original aquí.

 

 Fuente: Diestros y zurdos

martes, 17 de septiembre de 2024

Lemniscata y otros 4 nombres de cosas comunes que quizás no conoces

BBC News Mundo

Redacción

 

Nuestra lengua cuenta con al menos 93.000 palabras, que es el número de entradas en el diccionario de la RAE.

Y hay más que no están ahí pero se usan.

Sin embargo, varios estudios calculan que los más 591 millones de hablantes nativos sólo utilizamos entre 5.000 y 7.000 palabras con regularidad.

Hay vocablos que rara vez escuchamos, como petricor, el nombre de ese agradable y singular aroma que flota en el ambiente después de que la lluvia cae en suelo seco. 

Como esos, varios términos que se nos escapan, ya sea porque los olvidamos o porque nunca los aprendimos, y eso nos obliga a recurrir a descripciones largas para hacernos entender.

Pero recordar o descubrir palabras es un placer y, como dijo el filósofo Ludwig Wittgenstein: “Los límites de tu lenguaje son los límites de tu mundo”.

Así que aquí tienes un puñado de nombres de cosas que seguro te son familiares.

 

Lemniscata

Ese es el nombre del símbolo del infinito, ese 8 acostado con apariencia algo perezosa.

En geometría algebráica, la historia de la lemniscata en sí, como una de varias formas de figuras similares, es larga.

Pero su uso como símbolo del infinito se remonta al siglo XVII.

John Wallis (1616–1703), el matemático inglés más influyente antes de Isaac Newton, lo introdujo en su obra "De Sectionibus Conicis" ("Sobre las secciones cónicas", 1655), junto con otro símbolo que aún se utiliza: el de “mayor o igual a”.

 

El primer uso conocido del símbolo del infinto, en "De sectionibus conicis" (1655) de John Wallis (izq. iluminado).


Otro signo que también se parece al 8, es &.

Su nombre es et, que significa 'y' en latín.

Se formó luego de que, alrededor del siglo I, las letras e y t se empezaron a escribir a veces juntas en la antigua escritura cursiva romana; con el tiempo, se juntaron del todo.

Según el libro "Shady Characters" de Keith Houston, & aparece en el registro histórico por primera vez en un grafiti anónimo en las ruinas de Pompeya.

El signo no es tan conveniente en español, pues 'y' es más fácil de escribir que '&', pero en otras lenguas sí, pues reemplaza más letras, como 'and' en inglés.

Otra curiosidad: en el ámbito de la informática el signo tiene otro nombre en todos los lenguajes: ampersand.

 

Vagido 

El primer llanto de un bebé siempre ha sido un símbolo de celebración y una garantía de buena salud, y existe una palabra para nombrarlo: vagido.

Proviene del término en latín ‘vagitus’ y éste del verbo ‘vagire’, utilizado para hacer referencia a un gemido o grito.

El verbo latino también puede estar relacionado con Vaticanus (también conocido como Vagitanus), una deidad romana del parto.

Según Aulo Gelio, un erudito del siglo II, Vaticanus presidía los "inicios de la voz humana" y por eso prestó su nombre al "sonido de una voz reciente".

 

Pie de Morton 

¿Has visto esos pies en los que el dedo gordo es más corto que los que están al lado?

Quizás el tuyo es así, y no sería tan raro: los estudios dicen que generalmente se encuentra en aproximadamente el 10%-30% de los individuos en diversas poblaciones, y no es exclusiva de un grupo étnico en particular.

Al "pie de Morton" se le llama así desde que fue descrito por el ortopedista Dudley Joy Morton, en su libro de 1935 "El pie humano".

Pero tiene otro nombre más evocativo: pie griego.

El origen del apodo podría deberse a la percepción griega de la belleza, representada a través de su arte.

"En el arte griego primitivo", observó un artículo del Boston Medical and Surgical Journal de 1897, “dondequiera que haya algún intento de modelado cuidadoso de los dedos del pie, el primer dedo está separado del segundo y, en la mayoría de los casos, el segundo dedo se representa algo más largo que el primero”.

Eso estableció un estándar de pies idealizados que se mantuvo en los siguientes períodos del arte occidental, como el romano y el renacentista.

La hermosa diosa en "El nacimiento de Venus" del pintor renacentista italiano Sandro Botticelli los tiene.

 

El David de Miguel Angel lo tiene, así como las magníficas esculturas del Boxeador en reposo, la Diana de Versalles y el Fauno, por nombrar apenas unas.

Hasta la Estatua de la Libertad tiene un segundo dedo del pie más largo pues el escultor Frederic Bartholdi estudió esculturas griegas y romanas, y los hizo así para definir “su herencia desde los primeros días de la civilización”.

Hablando de dedos, pero ahora de las manos, ¿sabes qué es jeme?

Es "la distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible", según la Real Academia.

Si te intriga por qué esa distancia tiene nombre, te hago otra pregunta: ¿alguna vez has medido algo usando tus manos?

Generalmente al hacerlo extendemos la mano y medimos desde la punta del pulgar a la del meñique. Eso se llama palmo.

Pues antiguamente se usaba el jeme porque equivalía aproximadamente a la mitad de un pie romano, que tenía 29,57 cms. 

 

Filtrum
 
A diferencia del pie griego, éste sí lo tenemos todos.

El filtrum o surco nasolabial o infranasal es esa hendidura que está entre el labio superior y la nariz, en toda la mitad.

Aunque no molesta y hasta puede encantar, no parece tener ninguna razón de ser.

Pero es una huella de tu pasado: marca el lugar en el que tu cara terminó de formarse en el vientre.

"El desarrollo de la cara tiene lugar en el segundo y tercer mes de embarazo", explica el doctor Michael Mosley en el documental de la BBC "Inside the Human Body" (“Dentro del cuerpo humano”, en español).

"El rostro no ‘crece’, simplemente es el resultado de una especie de puzzle formado por tres partes principales que se unen justo en el medio del labio superior, creando ese reconocible rasgo que todos nuestros rostros comparten”.

Otra hendidura del cuerpo cuyo nombre quizás no sabes es la sangradura, que es esa parte hundida opuesta al codo en medio de tu brazo.

Se le conoce también como fosa del codo y, gracias al fácil acceso que hay a las venas y por ser donde se encuentra el tendón de los bíceps, tiene una gran importancia clínica.

 

Quesiqués

Aquí nos vas a perdonar pues un quesiqués, aunque común, no es algo físico sino una cosa que se pregunta y es difícil de averiguar o de explicar.

Pero la palabra es tan simpática que fue irresistible.

Además tiene un pariente: quesicosa, que significa enigma, duda, inquietud.

Y ya que nos alejamos de los límites autoimpuestos, finalicemos con un término que no está en el diccionario de la Real Academia, anotando que, como la misma academia dice, "la ausencia de una palabra en el diccionario no implica que sea incorrecta".

Se trata de Hipopotomonstrosesquipedaliofobia.

Vamos por partes:

  • Es grande como un caballo de río (del griego, hipopoto);
  • monstruosa (del latín monstro);
  • y con una longitud “de pie y medio” (del latín “sesquipedalian”).

Es una palabra un poco cruel pues hipopotomonstrosesquipedaliofobia es el nombre completo dado al miedo irracional a las palabras muy largas o complejas.

A veces se utiliza su versión abreviada, sesquipedalofo, aunque probablemente esa opción tampoco le ayuda mucho a la persona que padece esa fobia.

 

Fuente: Lemniscata y otros 4 nombres

miércoles, 20 de abril de 2022

¿Cuál es la mejor edad para aprender a leer?

 

  • Por Melissa Hogenboom
  • BBC Future


Tenía 7 años cuando comencé a aprender a leer, como es típico en la escuela alternativa Steiner a la que asistí.

Mi propia hija asiste a una escuela de inglés estándar y comenzó a los 4 años, como es típico en la mayoría de las escuelas británicas.

Verla memorizar letras y pronunciar palabras, a una edad en la que mi idea de la educación era trepar árboles y saltar charcos, me ha hecho preguntarme cómo nos moldean nuestras diferentes experiencias.

¿Está obteniendo una ventaja inicial crucial que le dará beneficios de por vida? ¿O está expuesta a cantidades indebidas de potencial estrés y presión, en un momento en que debería estar disfrutando de su libertad? ¿O simplemente me estoy preocupando demasiado y no importa a qué edad comenzamos a leer y escribir?

No hay duda de que el lenguaje en toda su riqueza -escrito, hablado, cantado o leído en voz alta- juega un papel crucial en nuestro desarrollo temprano.

Los bebés responden mejor al lenguaje al que fueron expuestos en el útero. Se alienta a los padres a leerles a sus hijos antes de que nazcan y cuando son bebés.

La evidencia muestra que cuánto o qué tan poco nos hablen de niños puede tener efectos duraderos en el rendimiento educativo futuro.

Los libros son un aspecto particularmente importante de esa rica exposición lingüística, ya que el lenguaje escrito a menudo incluye un vocabulario más amplio, matizado y detallado que el lenguaje hablado cotidiano.

Esto a su vez puede ayudar a los niños a aumentar su rango y profundidad de expresión.

Dado que la experiencia temprana del lenguaje de un niño se considera tan fundamental para su éxito posterior, se ha vuelto cada vez más común que las escuelas preescolares comiencen a enseñar a los niños habilidades básicas de alfabetización incluso antes de que comience la educación formal.

Cuando los niños comienzan la escuela, la alfabetización es invariablemente un enfoque principal.

Este objetivo de garantizar que todos los niños aprendan a leer y escribir se ha vuelto aún más apremiante, ya que los investigadores advierten que la pandemia ha provocado una brecha de logros cada vez mayor entre las familias más ricas y las más pobres, aumentando la desigualdad académica.

En muchos países, la educación formal comienza a los 4 años. A menudo se piensa que comenzar temprano les da a los niños más tiempo para aprender y sobresalir.

El resultado, sin embargo, puede ser una "carrera armamentista educativa", con padres que intentan dar a sus hijos ventajas tempranas en la escuela a través de entrenamiento y enseñanza privados, y algunos incluso pagan para que niños de hasta 4 años tengan tutoría privada adicional.

Si comparas eso con la educación temprana más basada en el juego de hace varias décadas, podrás ver un gran cambio en la política, basado en ideas muy diferentes de lo que necesitan nuestros niños para salir adelante.

En los Estados Unidos, esta urgencia se aceleró con cambios de política como la ley de 2001 llamada "ningún niño se queda atrás", que promovió las pruebas estandarizadas como una forma de medir el rendimiento y el progreso educativo.

En Reino Unido, se evalúa a los niños en su segundo año de escuela (entre 5 y 6 años) para verificar que estén alcanzando el nivel de lectura esperado.

Los críticos advierten que las pruebas tempranas como esta pueden disuadir a los niños de leer, mientras que los defensores dicen que ayuda a identificar a aquellos que necesitan apoyo adicional.

Sin embargo, muchos estudios muestran el poco beneficio de un ambiente temprano excesivamente académico.

Un informe de EE.UU. de 2015 dice que las expectativas de la sociedad sobre lo que los niños deben lograr en el jardín de infancia han cambiado, lo que está dando lugar a "prácticas inapropiadas en el aula", como la reducción del aprendizaje basado en el juego.

El Riesgo de la Escolarización

La forma en que aprenden los niños y la calidad del ambiente donde aprenden son muy importantes.

"Que los niños pequeños aprendan a leer es una de las cosas más importantes que hace la educación primaria. Es fundamental para que los niños progresen en la vida", dice Dominic Wyse, profesor de educación primaria en el University College London (UCL), en el Reino Unido.

Él, junto con la profesora de sociología Alice Bradbury, también de UCL, ha publicado una investigación que propone que la forma en que enseñamos a leer y escribir realmente importa.

En un informe de 2022, afirman que el intenso enfoque del sistema escolar inglés en la fonética, un método que implica hacer coincidir el sonido de una palabra o letra hablada, con letras escritas individuales, a través de un proceso llamado "pronunciado", podría estar fallando a algunos niños.

Una de las razones de esto, dice Bradbury, es que la "escolarización de los primeros años" ha resultado en un aprendizaje más formal que antes.

Pero las pruebas utilizadas para evaluar ese aprendizaje temprano pueden tener poco que ver con las habilidades realmente necesarias para leer y disfrutar libros u otros textos significativos.

Por ejemplo, las pruebas pueden pedir a los alumnos que "pronuncien" y deletreen palabras sin sentido, para evitar que simplemente adivinen o reconozcan palabras familiares.

Dado que las palabras sin sentido no son lenguaje significativo, los niños pueden encontrar la tarea difícil y desconcertante.

Bradbury descubrió que la presión para obtener estas habilidades de decodificación y aprobar las pruebas de lectura también significa que algunos niños de tres años ya están expuestos a la fonética.

"No termina siendo significativo, termina siendo memorizar en lugar de comprender el contexto", dice Bradbury. También le preocupa que los libros utilizados no sean particularmente atractivos.

Ni Wyse ni Bradbury defienden el aprendizaje posterior per se, sino que destacan que debemos repensar la forma en que se enseña a leer y escribir a los niños.

La prioridad, dicen, debe ser fomentar el interés y la familiaridad con las palabras, utilizando libros de cuentos, canciones y poemas, todo lo cual ayuda al niño a captar los sonidos de las palabras, así como a ampliar su vocabulario.

Esta idea está respaldada por estudios que muestran que los beneficios académicos del preescolar se desvanecen más adelante.

Los niños que asisten a centros preescolares intensivos no tienen mayores habilidades académicas en los últimos grados que aquellos que no asistieron a esos preescolares, según muestran ahora varios estudios.

Sin embargo, la educación temprana puede tener un impacto positivo en el desarrollo social, lo que a su vez alimenta la probabilidad de graduarse de la escuela y la universidad, además de estar asociado con tasas de delincuencia más bajas.

En resumen, asistir al preescolar puede tener efectos positivos en los logros posteriores en la vida, pero no necesariamente en las habilidades académicas.

Demasiada presión académica puede incluso causar problemas a largo plazo. Un estudio publicado en enero de 2022 sugirió que aquellos que asistieron a un preescolar financiado por el Estado con un fuerte énfasis académico mostraron logros académicos más bajos unos años después, en comparación con aquellos que no obtuvieron un lugar.

Esto concuerda con la investigación sobre la importancia del aprendizaje basado en el juego en los primeros años.

Los preescolares basados en el juego tienen mejores resultados que los preescolares más enfocados académicamente, por ejemplo.

Un estudio de 2002 encontró que "el éxito escolar posterior de los niños parece haber sido mejorado por experiencias de aprendizaje temprano más activas e iniciadas por los niños", y que el aprendizaje demasiado formalizado podría haber ralentizado el progreso.

El estudio concluyó que "empujar a los niños demasiado pronto puede ser contraproducente cuando los niños pasan al último grado de la escuela primaria".

De manera similar, otro pequeño estudio encontró que los niños desfavorecidos en EE.UU. que fueron asignados al azar a un entorno más basado en el juego tuvieron menos problemas de comportamiento y deficiencias emocionales a los 23 años, en comparación con los niños que habían sido asignados al azar a un entorno de más "instrucción directa".

Demasiada presión académica puede incluso causar problemas a largo plazo. Un estudio publicado en enero de 2022 sugirió que aquellos que asistieron a un preescolar financiado por el Estado con un fuerte énfasis académico mostraron logros académicos más bajos unos años después, en comparación con aquellos que no obtuvieron un lugar.

Esto concuerda con la investigación sobre la importancia del aprendizaje basado en el juego en los primeros años.

Los preescolares basados en el juego tienen mejores resultados que los preescolares más enfocados académicamente, por ejemplo.

Un estudio de 2002 encontró que "el éxito escolar posterior de los niños parece haber sido mejorado por experiencias de aprendizaje temprano más activas e iniciadas por los niños", y que el aprendizaje demasiado formalizado podría haber ralentizado el progreso.

El estudio concluyó que "empujar a los niños demasiado pronto puede ser contraproducente cuando los niños pasan al último grado de la escuela primaria".

De manera similar, otro pequeño estudio encontró que los niños desfavorecidos en EE.UU. que fueron asignados al azar a un entorno más basado en el juego tuvieron menos problemas de comportamiento y deficiencias emocionales a los 23 años, en comparación con los niños que habían sido asignados al azar a un entorno de más "instrucción directa".

Los estudios preescolares como estos no arrojan luz sobre el impacto de la alfabetización temprana per se, y los estudios pequeños en lugares únicos siempre deben tratarse con cuidado, pero sugieren que la forma en que se enseña es importante.

Una de las razones por las que la educación temprana puede generar resultados sociales positivos más adelante en la vida puede no tener nada que ver con la enseñanza, sino con el hecho de que proporciona cuidado infantil.

Esto significa que los padres pueden trabajar sin interrupciones y proporcionar más ingresos al hogar familiar.

Anna Cunningham, profesora titular de psicología en la Universidad de Nottingham Trent, en Inglaterra, que estudia la alfabetización temprana, argumenta que si un entorno se enfoca demasiado académicamente desde el principio, puede hacer que los maestros se estresen por las pruebas y los resultados, lo que a su vez puede afectar a los niños.

"Por supuesto que no es bueno juzgar a un niño de cinco años por sus resultados", dice.

La ansiedad de los padres acerca de qué tan bien le está yendo a su hijo en la escuela también puede contribuir a esto: según una encuesta encargada por una organización benéfica educativa en el Reino Unido, el rendimiento escolar es una de las principales preocupaciones de los padres.

¿Hay Mejores Resultados con un Comienzo Tardío?

No todo el mundo favorece un comienzo temprano. En muchos países -incluidos Alemania, Irán y Japón- la educación formal comienza alrededor de los seis años.

En Finlandia, a menudo aclamado como el país con uno de los mejores sistemas educativos del mundo, los niños comienzan la escuela a los siete años.

A pesar de ese aparente retraso, los estudiantes finlandeses obtienen puntajes más altos en comprensión de lectura que los estudiantes del Reino Unido y EE.UU. a los 15 años.

De acuerdo con ese enfoque centrado en el niño, los años del jardín de infantes finlandeses están llenos de juegos y sin instrucción académica formal.

Siguiendo este modelo, una revisión de la Universidad de Cambridge de 2009 propuso que la edad escolar formal debería retrasarse a los seis años, dando a los niños en el Reino Unido más tiempo "para comenzar a desarrollar el idioma y las habilidades de estudio esenciales para su progreso posterior", ya que comenzar demasiado temprano podría "presentar el riesgo de mellar la confianza de los niños de cinco años y causar daños a largo plazo en su aprendizaje".

La investigación respalda esta idea de comenzar más tarde. Un estudio de jardín de infantes de 2006 en EE.UU. mostró que hubo una mejora en los puntajes de las pruebas en los niños que retrasaron el ingreso un año.

Otra investigación que comparó lectores tempranos con lectores tardíos encontró que los lectores tardíos alcanzan niveles comparables más adelante, incluso superando ligeramente a los lectores tempranos en habilidades de comprensión.

El estudio, explica el autor principal Sebastian Suggate, de la Universidad de Regensburg en Alemania, muestra que el aprendizaje posterior permite a los niños relacionar de manera más eficiente su conocimiento del mundo, su comprensión, con las palabras que aprenden.

"Tiene sentido", dice. "La comprensión de la lectura es lenguaje, tienen que desbloquear las ideas detrás de él".

"Por supuesto, si pasas más tiempo enfocándote en el lenguaje desde el principio, estás construyendo una base sólida de habilidades que lleva años desarrollar".

"La lectura se puede aprender rápidamente, pero para el lenguaje (vocabulario y comprensión) no hay trucos fáciles", dice Sugate. "Es trabajo duro".

¿Más Vale Pronto queTarde?

En otro estudio que analizó las diferentes edades de ingreso a la escuela, se encontró que aprender a leer temprano no tenía beneficios perceptibles a los 15 años.

La pregunta sigue siendo si la capacidad de lectura no mejora con el aprendizaje temprano, ¿por qué empezar temprano? La variación individual en el gusto y la capacidad de lectura es un aspecto importante.

"Los niños son muy diferentes en términos de sus habilidades fundamentales cuando comienzan la escuela o comienzan a aprender a leer", explica Cunningham.

En su estudio de niños educados por Steiner, que solo comienzan la educación formal alrededor de los siete años, tuvo que excluir al 40% de la muestra porque los niños ya sabían leer.

"Creo que es porque estaban preparados para ello", dice. También descubrió que los niños mayores estaban más preparados "para aprender el proceso de lectura en términos de sus habilidades lingüísticas subyacentes" porque habían tenido tres años adicionales de exposición al lenguaje.

Los estudios también muestran que la capacidad de lectura está más estrechamente relacionada con el vocabulario de un niño que con su edad, y que las habilidades del lenguaje hablado son un alto indicador de las habilidades literarias posteriores.

Sin embargo, sabemos que muchos niños que ingresan a la escuela están atrasados en sus habilidades lingüísticas, especialmente aquellos de entornos desfavorecidos.

Algunos argumentan que la enseñanza formal les permite a estos niños acceder al apoyo y las habilidades que otros pueden adquirir de manera informal en el hogar.

Esta línea de pensamiento es defendida por las autoridades educativas del Reino Unido, quienes dicen que enseñar a leer temprano a los que están atrasados en su idioma hablado es "la única ruta efectiva para cerrar esta brecha [de capacidad lingüística]".

Otros favorecen el enfoque opuesto, de sumergir a los niños en un entorno donde puedan disfrutar y desarrollar su comprensión del lenguaje, que después de todo es fundamental para el éxito en la lectura.

Esto es exactamente lo que un entorno de aprendizaje lúdico ayuda a fomentar.

"El trabajo de la enseñanza es evaluar dónde se encuentran tus hijos y brindarles la enseñanza más adecuada en relación con su nivel de desarrollo", dice Wyse.

La revisión de Cambridge de 2009 se hizo eco de esto y afirmó: "No hay evidencia de que un niño que pasa más tiempo aprendiendo a través de lecciones, en lugar de aprender a través del juego, 'lo hará mejor' a largo plazo".

Cunningham, cuya hija también ha comenzado recientemente a aprender a leer, tiene una visión generosa y tranquilizadora de la edad ideal para leer: "No importa si empiezas a leer a los cuatro, cinco o seis años, siempre y cuando el método que se les enseñe sea un método bueno y comprobado. Los niños son tan resistentes que encontrarán oportunidades para jugar en cualquier contexto".

Entonces, nuestra obsesión con la alfabetización temprana parece ser algo infundada: no hay necesidad ni beneficio claro de apresurarlo.

Por otro lado, si tu hijo está comenzando temprano o muestra un interés independiente en la lectura antes de que su escuela lo ofrezca, también está bien, siempre que haya muchas oportunidades para parar y divertirse en el camino.

Melissa Hogenboom es la editora de BBC Reel. Su libro, The Motherhood Complex, ya está disponible. Puedes seguirla en @melissasuzanneh en Twitter.

Fuente:

BBC News Mundo