viernes, 28 de junio de 2024

Un Día como Hoy en un Libro

1504

Cinco días y cuatro noches anduvo Diego Méndez por el mar en canoa de indios ―dificilísima travesía— para pedir socorro en la Española; y cuando en marzo de 1504 habían pasado ya ocho meses desde su partida; entre insurrecciones, privaciones y enfermedades; la impaciencia de Colón era indescriptible. Al fin una gran carabela llegaba al Puerto de la Gloria enviada por el gobernador Ovando; al menos así pudo saber el Almirante que Diego Méndez había llegado a su destino y se preocupaba por la salvación de los náufragos. El navío que logró fletar llegó cuando iba a cumplirse el año de la estancia en Jamaica: de allí partieron el 28 de junio, pero Colón llegó a España hasta el 7 de noviembre. Con la llegada al puerto de Sanlúcar, se cerraba el ciclo de sus descubrimientos.

La Conquista de la Tierra, de Juan Maluquer de Motes et al
 

 

1863

Después de detener cuatro veces a las tropas federales en el camino a Richmond, sin poder destruirlas nunca, sintiendo que la presión de las fuerzas de la Unión se acentúa al Oeste y en las costas, Lee no ve  otro medio para aflojar esa presión que desencadenar, a nueve meses de intervalo, una nueva ofensiva en dirección al Norte. Levantará el campamento el 5dejunio, en tanto que el general Hooker inquieta al presidente queriendo precisamente dirigirse otra vez contra el espejismo que la capital confederada representa para lo generales de la Unión. “Ya hace más de dos años”, observa Lincoln, “que doy salvoconductos para Richmond a más de 250.000 hombres, y ninguno de ellos fue capaz de llegar…” Devuelto a su misión esencial, Hooker sigue a regañadientes las huellas de Lee, manteniendo entre su adversario y él una distancia respetable, a despecho de las múltiples exhortaciones de Lincoln
“El animal debe tener un punto débil. ¿No podéis destrozarlo?...” Pero sin que parezca temer a Hooker, Lee sube por el valle del Shenandoah hacia Hagerstown, al sur de Maryland, y se dirige en dirección a Harrisburg, capital de Pensilvania. Los más diversos rumores circulan en Washington, cuya población, presa de pánico, considera inmediatamente que la mitad de los Estados está perdida. Mientras el gobierno trata de reclutar 100.000 voluntarios, una incursión confederada pasa entre la capital y el ejército de Hooker, cuya preocupación esencial, en ese preciso momento, parece ser, no destruir al enemigo sino sustraerse a la autoridad de Halleck. Lincoln da la razón, naturalmente, al comandante en jefe, y liquida inmediatamente al general insubordinado. Este será reemplazado el 28 de junio por el quinto comandante del ejército del Potomac en un año, George Meade. 

Abraham Lincoln, de Jean Daridan (traducción de Christina Souverbielle y Juan Monsegur)

 

 

1914

El Asesinato de Sarajevo

En junio de 1914, había en Sarajevo un grupo de seis jóvenes que esperaban nerviosos lo que sería para ellos un momento culminante. Todos se distinguían por estar obsesionados en matar a una persona. Los culpaban de todas sus desventuras y siempre habían acariciado ese propósito.
Se trataba de cinco jóvenes serbios y un musulmán maduro; iban a matar al heredero del Imperio Austro-Húngaro, Francisco Fernando de Austria.
Formaron dos grupos: tres de Belgrado y tres de Sarajevo. Los primeros tres eran: Trifko Grabez, Nedeljko Cabrinovic y Gravilo Princip. Los de Sarajevo eran Mahomed Mehmedbasic, musulmán, Vaso Cubrilovic y Cvjetko Popovic, escolares de 17 y 18 años respectivamente.
Habían sido reclutados por el agente de la “Mano Negra” en Sarajevo, Daniel Illich, sólo pocos días antes de la llegada de la víctima a la ciudad.
Los seis iban a realizar, bajo la batuta tétrica de Illich, el asesinato que fue quizás el que mayores consecuencias trajo para el mundo.
Estaban dominados por el odio que sentían por el archiduque, pero no tenía idea de lo que pasaría a causa de su crimen. Años más tarde después de la Primera Guerra Mundial, dirían: “Si hubiéramos sabido lo que pasaría no lo habríamos matado”.
Pero en ese momento sus mentes estaban fijas en una sola cosa; llegó el domingo 28 de junio día señalado para cometer el crimen.
A las 10:00 a.m., lo asesinos estaban ubicados estratégicamente, en primera línea, confundidos con el público que esperaba el paso del Archiduque; estaban Mehmedbasic, Cubrilovic y Popovic. Al frente estaba Cabrinovic, al lado del puente Cumurija; delante del puente Latino estaba Princip y en el puente del Káiser estaba Grabez.
El auto del noble austriaco pasó por el lugar donde estaban ubicados los criminales a las 10:15 a.m. El musulmán no llegó a tirar la bomba que llevaba porque en el momento preciso pasó delante de él un policía. Cubrilovic diría más tarde: “No actúe porque me dio pena la duquesa”; Popovic se acobardó y frente a los tres estaba el único que no llevaba pistola; Cabrinovic, llevaba una bomba y sin titubear caminó hacia el pavimento y lanzó el artefacto explosivo.
Sólo llegó a dañar el segundo auto que seguía al vehículo del Archiduque. Inmediatamente el chofer del auto, Ducal, pisó a fondo el acelerador y se dirigió velozmente hasta la casa del gobernador, destino de la comitiva.
Allí los encargados de la seguridad del visitante decidieron cambiar la ruta de regreso, pero cometieron un error fatal; se olvidaron de avisar a los conductores de los autos, previniendo las medidas   que se tomarían para cuidar al Archiduque.
Princip cambió de ubicación y se paró en una esquina estratégica. Esperó pacientemente, hasta que llegó de regreso el auto del noble austriaco. En ese momento alguien alertó al darse cuenta del error al chofer: “¡Por allí no!”, pero ya era tarde. Princip se acercó rápidamente al auto mientras el conductor se detenía para retroceder y disparó contra Francisco Fernando. Volvió a disparar a través de la puerta, perforándola e hiriendo en el abdomen a la duquesa.
“No te mueras, Sofía, vive por nuestros hijos”, gritó el Archiduque. Al llegar a la casa del gobernador, para ser atendida, murió la duquesa; en quince minutos más tarde se produjo el deceso de Francisco Fernando.
Princip fue capturado en el mismo lugar del crimen, y los demás participantes en la ejecución del atentado cayeron en manos de la policía por declaración de quien había organizado el atentado, Daniel Illich. Este habló para salvarse pues fue condenado a morir junto con otros integrantes de la “Mano Negra”.
Delos seis ejecutores, sólo uno tenía la edad suficiente para que le fuera aplicada la pena de muerte, Mahomed Mehmedbasic, logró escapar a Montenegro y jamás lograron apresarlo.
Los otros cinco fueron condenados a muchos años de cárcel. Princip, Cabrinovic y Grabez murieron en la cárcel. El musulmán regresó después de la guerra a Sarajevo, donde trabajó hasta su muerte, hace 24 años.
Cubrilovic es actualmente profesor de Historia en la Universidad de Belgrado y Popovic trabaja en un museo de Sarajevo.
Ellos cometieron el crimen que sirvió de pretexto a Austria-Hungría para hacer la guerra que en poco tiempo tuvo dimensiones mundiales y dejó 10 millones de víctimas entre los países beligerantes.
“De haberlo sabido, no lo habríamos matado”.― Dicen los dos sobrevivientes.

(“Extra”.— 20.9.68)



Fuente:
Juan Castillo Morales, Historia Universal, 4to Año de Secundaria, Editorial Universo, Lima, págs. 180-181


Nota: He corregido los nombres de los autores del atentado junto con los de los puentes de Sarajevo.
Como el artículo periodístico citado me pareció interesante quise recobrarlo de este texto de secundaria en donde venía como lectura complementaria para los alumnos.
Hay además en diferentes libros de secundaria una serie de lecturas atractivas provenientes de distintas fuentes que posiblemente en algún momento las ponga en el blog para darle más variedad.



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