Por Luis Felipe Angell (Sofocleto)
Las desgracias en el Perú terminarán cuando le ganemos al otro equipo.
Poderosa como un sindicato invisible, la Hermandad de los Guindones ve crecer sus efectivos de un día para otro y cuenta con tal número de locas en los registros que Lima parece un gigantesco manicomio donde ya no se puede echar piropos a nadie sin correr el riesgo de irse en caldo*, porque la gringuita que se nos descuelga en la esquina resulta ser Otto Fugentriken, químico recibido, y la morenaza que nos entusiasma por sus caídas de ojos es un zambo relleno de algodones, a quien no queda otro recurso que regarlo con una lluvia de patadas:
-¡Sal de aquí, mariposón!
-¡Cobarde, por qué no se mete con un hombre, so pedazo de bestiucha!
Los hay blancos, negros, grandes, chicos, gordos, flacos, ricos, pobres. En los salones y en las barriadas, en las instituciones y sociedades, de todos los partidos, los credos y las razas. Hasta los japoneses, que siempre fueron tan serios y dedicados a María, tienen también su representante café con leche en la persona de Kadera Loca que de día trabaja como honrado peluquero miraflorino y de noche es la geisha de medio pelo que se pasea por Surquillo peinada con raya al medio y cantando bajito el bolero “Tú me acostumbraste”. Como los hongos, aparecen de noche y llenan los parques en pequeños grupos que intercambian confidencias, refuerzan esperanzas, rajan de las amigas y hacen proyectos para el futuro, suspirando como Julietas huachafas* mientras se acomodan la faja o se desmayan al paso de un ratón. Algunas son de lo más de lo más sensibles:
-¿Y por qué no te gusta Jimmy?
-Porque últimamente se ha vuelto muy ahombrado.
El zambo con peluca parece como si tuviera un felpudo en el cerebro, pero se pasea muy orondo junto al cholo engominado que luce la cadera estrecha en uno de esos pantalones al cuete* que es necesario ponerse con calzador. Cuando yo era chico, el firulete* era una rara avis a quien señalábamos en la calle, diciendo con el entusiasmo que despiertan los espectáculos inusitados: ”Ese es”. Ahora en cambio, es todo lo contrario porque a los hombres hay que diferenciarlos aclarando que “ese no es”. Dicen que esto es el progreso. Y debe ser porque en la Avenida Progreso tiene su local el club “Vive como Quieras” que en forma tan brillante ha iniciado este año las fiestas de Carnaval, organizando en “La Laguna” un estupendo baile de promoción, respaldado por la policía y en un ambiente que ha merecido la atención de todos los diarios capitalinos.
-¡Ay, hijas, pero qué regio les queda estar delgadas…!
-Sí, es que estamos a dieta y nos favorece el régimen.*
A la once de la noche comenzaron a llegar las parejas invitadas, despertando la curiosidad del vecindario barranquino el hecho de que casi todas las damas concurrentes tenían músculos y pelos por todo el cuerpo; amén de que algunas estaban sin afeitar y otras hablaban con una voz de barítono que desconcertaba. Las primeras en hacer su aparición fueron dos gatitas, una tigresa, tres bailarinas orientales, una princesa, un conejito, un osito, siete bikinis y una tapada, que se abrieron paso entre el público lanzando coquetonamente pica y pica y serpentinas, y recibiendo a cambio una andanada de piedras como consecuencia de la cual tuvo la tapada que cambiarse la manta de sitio porque un cascotazo le había hinchado el único ojo disponible. Entusiasmada por el juego, la gente metió a las dos gatitas en el agua y desnudó a una bikini que resultó ser el ingeniero agrónomo Camilo de la Poltrona, según se identificó a la policía cuando ésta le pidió sus papeles. Mientras tanto, el alcalde barranquino estaba prendido de un teléfono público llamando al Director de Gobierno, al Prefecto de Lima, al Comisario de Barranco y a la Carabina de Ambrosio* para que suspendieran la fiesta. El Comisario se negó a intervenir, alegando que estaba resfriado. La discusión crecía:
-¿Y a usted como le consta que esta dama es hombre?
-Porque esta dama es el contador de mi oficina y se llama Teodoro.
Al señor Alcalde le subió la presión a cuarenta, las palpitaciones a ciento ochenta, el pulso a doscientos y el dólar a veintisiete, pero todo fue inútil y la fiesta siguió adelante entre un mar de chisguetes, serpentinas, fotografías y mambos, con diálogos que por acción del eco llegaban hasta la multitud:
-¿Bailamos, señora?
-Señorita, si me hace el favor…
A la una de la madrugada eligieron reina, saliendo elegida Camucha I, que en la vida real es boticario de Magdalena y tesorero (porque cuida los tesoritos) del Comité de Damas y Señoritas Lima N° 1, en cuyo nombre se había solicitado el local para la fiesta. Lloró de emoción y fue necesario hacerla respirar una gaseosa para que volviera. Mientras tanto, al señor Alcalde lo tenían amarrado entre ocho para que no entrara con su garrote a matar libélulas y el público hacía los más diversos comentarios:
-Barranco se ha desbarrancado…
-¿Qué dirá el elefante del zoo que apenas ve estos espectáculos?
Eran las cuatro de la mañana y adentro las parejas hacían cadenita con el huayno que dice: “Todas las noches me tienes como pato en la laguna” cuando la policía disolvió el jolgorio por orden del Prefecto. Algunas se privaron, otras salieron corrieron, tres o cuatro cayeron al agua. La orquesta Villanueva se convirtió en Villadiego* y los jóvenes barranquinos que estaban afuera repartieron entre las damas diversos puñetes de pronóstico reservado. Total, una porquería sin nombre que las autoridades tienen la obligación de poner en claro. Si el comisario de Barranco es culpable, debe ser dado de baja porque su actitud lo descalifica para llevar el uniforme cuyo honor es su divisa*. Según he sabido no es la primera vez que se realizan tales fiestas y esto hace más urgente una represión enérgica. En nombre de quienes tienen hijos y quieren para ellos un camino limpio en la vida exigimos que se castigue a los que han intervenido en esta inmundicia. Al organizador, quien alega que estas fiestas se han hecho en Río y que aparece en la revista “Cruzeiro” podemos preguntarle qué le parecería si lo hacen fusilar, porque estas cosas las hacen en Cuba y aparece en la revista “Bohemia”.
¡Zamarro! ¡Zamarro! ¡Con la falta de hombres que sufrimos en este país!
Fuente:
Luis Felipe Angell, Sofocleto en Dos Columnas, Primera Edición, Ediciones Myself, Lima, Perú, 1960, pp. 13-16
Las cursivas son del autor.
Notas. - Agrego esto para que se entienda mejor el texto.
*Irse en caldo: perder la paciencia. Se entendería como llevarse un chasco y por ello encolerizarse.
*Huachafas: cursis
*Al cuete: Pantalones apretados o ajustados. Pitillo.
*Firulete: adorno superfluo y de mal gusto.
*Podría comprenderse como un chiste en doble sentido para referirse a la dieta y al gobierno.
*De la frase Ser una cosa la Carabina de Ambrosio: No servir para nada.
*De la frase Coger o tomar las de Villadiego: huir de un riesgo o compromiso.
*Lema de la policía peruana.
Las notas son mías.