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lunes, 3 de junio de 2024

Cómo prepararte mejor para un examen si sólo tienes tiempo de estudiar en el último momento

 Por Jonathan Firth Role,

 The Conversation*

 

Si estás en la escuela o la universidad y te ha llegado el momento de prepararte para los exámenes, es posible que te encuentres tratando de memorizar información que aprendiste hace mucho tiempo y que has olvidado por completo, o que no aprendiste en primer lugar de manera efectiva.

Desafortunadamente, tratar de absorber mucha información en poco tiempo es una forma muy ineficiente de aprender adecuadamente.

Pero, a veces, es necesario para aprobar un examen.

Por eso puedes incorporar lo que sabemos sobre cómo funciona el aprendizaje al repasar, para que sea más efectivo.

Una gran cantidad de evidencia de investigaciones sobre cómo funciona la memoria a lo largo del tiempo muestra que al principio olvidamos nueva información muy rápidamente, y después el proceso de olvido se ralentiza.

En la práctica esto significa que los tiempos de estudio muy comprimidos causan una cantidad catastrófica de olvidos.

Una mejor opción es espaciar el aprendizaje de un tema en particular de manera más gradual y durante un período más largo. Esto se denomina "efecto de memoria espaciada" o "repetición espaciada" y hace que las habilidades y los conocimientos se retengan mejor y durante más tiempo.

Investigaciones han descubierto que recordamos mejor la información cuando dejamos un espacio de tiempo entre estudiar algo por primera vez y volver a visitarlo, en lugar de hacerlo de inmediato.

Esto funciona incluso en períodos de tiempo cortos: un retraso de unos segundos cuando se intenta aprender una cantidad pequeña de información, como un par de palabras, por ejemplo. Y también funciona cuando el retraso entre sesiones de estudio es mucho mayor.

En el aula, espaciar la práctica podría significar revisar y practicar el material al día siguiente, o retrasar la tarea un par de semanas, en lugar de repasarla lo antes posible.

Como regla general, los psicólogos han sugerido que el mejor momento para reestudiar el material es cuando está a punto de ser olvidado: no antes, pero tampoco después.

Pero no es así como se aprenden las cosas durante el año escolar. Cuando los estudiantes llegan a la época de exámenes, han olvidado gran parte de lo que han estudiado antes.

 

Cómo maximizar tu tiempo 

Cuando se trata de aprender realmente -ser capaz de recordar información a largo plazo y aplicarla a situaciones nuevas-, tratar de estudiar mucho en un plazo corto no funciona.

Difícilmente podamos llamarlo "aprendizaje" si la información se olvida un mes después.

Pero si necesitas aprobar un examen, estudiar en poco tiempo puede generar un aumento temporal en el rendimiento.

Es más, puedes incorporar el efecto de repetición espaciada en tu preparación para hacerla más eficiente.

Es mejor espaciar la práctica del conocimiento de un tema a lo largo de las semanas, por lo que si tienes algo de tiempo antes de un examen clave, planifica tu cronograma de repaso para cubrir los temas más de una vez.

En lugar de asignar un bloque de dos horas a un tema en particular, estúdialo durante una hora esta semana y luego otra hora dentro de una semana aproximadamente.

Si no tienes tanto tiempo, vale la pena incorporar intervalos más pequeños entre las sesiones de práctica.

Si tu examen es mañana, practica los temas clave hoy por la mañana y luego nuevamente por la noche.

El aprendizaje también es más eficaz si recuperas activamente información de tu memoria, en lugar de volver a leer o subrayar tus notas.

Una buena forma de hacerlo, incorporando el efecto de memoria espaciada, es haciendo pruebas prácticas. Revisa un tema de tus apuntes o libro de texto, tómate un descanso de media hora y luego haz un examen de práctica sin la ayuda de tus libros.

Una técnica aún más sencilla es la llamada brain dump en inglés, que consiste en estudiar y tomar un descanso, y luego escribir todo lo que puedas recordar sobre el tema en una hoja de papel en blanco sin revisar tus apuntes.

 

Cambiar la forma en que enseñamos

Quizás sea necesario un cambio en las prácticas docentes para evitar que los alumnos tengan que estudiar material que sólo recuerdan a medias antes de los exámenes.

Pero mi investigación sugiere que los profesores tienden a estar de acuerdo con la idea de que la consolidación de un tema debería ocurrir lo antes posible, en vez de espaciar la práctica de maneras que en realidad son más efectivas.

Los profesores están sobrecargados y hacen esfuerzos heroicos con el tiempo que tienen. Pero incorporar el efecto de memoria espaciada en la enseñanza no requiere necesariamente cambios radicales en la forma en que se manejan los docentes.

A menudo, es tan sencillo como hacer lo mismo en un horario diferente.

Las investigaciones han demostrado que la forma más eficaz de combinar las pruebas de práctica y el efecto de memoria espaciada es realizar estas pruebas en la clase inicial, seguidas de al menos tres oportunidades de práctica en intervalos ampliamente espaciados.

Y esto es muy factible dentro del patrón típico del año escolar.

Por ejemplo, después de la primera clase, la práctica adicional podría realizarse con una tarea después de unos días, y luego algún tipo de prueba o examen simulado después de un intervalo de tiempo adicional.

El período de repaso antes de los exámenes sería entonces la tercera oportunidad de consolidación.

Incorporar a la educación la autoevaluación efectiva y la práctica retrasada significaría menos estrés y también tener que estudiar menos material a última hora, lo cual resulta ineficiente.

La época de exámenes sería para consolidar, en lugar de volver a aprender cosas que se han olvidado.

El resultado sería una mejor retención de conocimientos y habilidades importantes a largo plazo.

Como ventaja adicional, los estudiantes también obtendrían una mejor comprensión de cómo estudiar de forma eficaz.

 

*Jonathan Firth es Profesor titular de Educación, Universidad de Strathclyde, Reino Unido

*Este artículo fue publicado en The Conversation.
 
Fuente:
 
 
 

viernes, 28 de abril de 2017

"Nos han estado enseñando mal las matemáticas durante todo este tiempo"


¿Eres una de las muchas personas en el mundo cuyos recuerdos relacionados con las matemáticas son estresantes exámenes y angustiantes e interminables tareas?
De ser así, no tienes por qué sentirte culpable al respecto.
Investigaciones recientes realizadas en la Universidad de Stanford, en California, Estados Unidos, señalan que no todo es nuestra culpa.
De hecho, es todo lo contrario.
Estudios de comportamiento efectuados en miles de niños y adolescentes estadounidenses, pero también británicos, indican que fueron precisamente esas extenuantes tareas y pruebas de varias horas las que condicionaron nuestras capacidades de desarrollar nuestras habilidades matemáticas.
Es posible que nuestras dificultades relacionadas con álgebra y trigonometría tuvieron su origen mucho tiempo atrás, cuando recién dábamos nuestros primeros pasos en la aritmética.

¿Qué tienen de malo los exámenes
Jo Boaler, profesora de matemática de la Universidad de Stanford, sostiene que la actual enseñanza de esta rama tiene mucho de procedimientos y cálculos, pero muy poco de entendimiento.
Por ello, la investigadora tiene en la mira a dos de los grandes culpables de nuestros problemas actuales (y de nuestros tormentos pasados): los exámenes y las tareas.
"Los exámenes son muy malos para los estudiantes. Me hacían pensar que las matemáticas sólo tenían que ver con el rendimiento en lugar del aprendizaje", afirmó la autora del exitoso libro "El elefante en el aula: ayudando a los niños a aprender y amar a las matemáticas".
"La tarea tiene el mismo problema. Me recuerda a llegar a casa pensando que iba a pasar muchas horas cumpliendo con los ejercicios", añade Boaler.
Seguramente muchos de nosotros conocemos profesores que considerarían descabellado calificar a los exámenes y las tareas como un obstáculo en el aprendizaje de las matemáticas.
Pero muchas investigaciones determinaron que la memoria de trabajo tiende a cerrarse cuando estamos estresados.
Y las pruebas de matemáticas cronometradas estresan mucho, ni sólo a los niños.
Aquí surge otro enemigo: el reloj.
"Tenemos que alejar la velocidad de las matemáticas. Decirle a los estudiantes que se trata de un proceso creativo que toma su tiempo. La velocidad es dañina para los estudiantes", concluye Boaler.

Chicos Listos
Los estudios en Stanford señalan que los estudiantes pasan mucho tiempo "documentando su inteligencia o talento" (en referencia a la obsesión por lograr buenas calificaciones), en lugar de desarrollar sus habilidades.
Otro aspecto observado es que los métodos de enseñanza actuales tienden a promover en los niños la idea que el talento por sí solo genera éxito, sin necesidad de esforzarse en desarrollar sus habilidades.
Para Boaler, los educadores tienen parte de responsabilidad en esto último.
"Muchos profesores intentan creer en sus alumnos, pero quedan atrapados en ideas que llevan mucho tiempo rondando que dicen que algunos estudiantes son inteligentes y otros no".
El enfoque propuesto por Boaler no divide a los niños entre quienes son inteligentes y los que no.
En cambio, distingue entre dos tipos de mentalidades que se inculcan con el método de enseñanza: las que están en crecimiento y las fijas.

Cuestión de Mentalidades
"Los niños con mentalidad en crecimiento mejoran, persisten más tiempo y tienen más éxito", explica Boaler.
Sin embargo, esto no es algo que se logra sólo diciéndoselo a los estudiantes, sino que hace falta "enseñar de esa manera".
Incentivando el compromiso con la enseñanza, los estudiantes a aprenden de los errores en lugar de sentirse aplastados por ellos.
Cuando se cultiva la mentalidad fija, en cambio, los estudiantes creen que las cualidades, como la inteligencia o el talento, son características ya definidas, casi innatas.
Tal vez por eso más de uno de nosotros llegó a la conclusión de que definitivamente no era bueno para las matemáticas y tiró la toalla antes de tiempo.
Boaler y su colega de Stanford Carol Dweck desarrollaron el concepto de mentalidades en desarrollo y fijas.
Y sostienen que el tipo de mentalidad de un estudiante frente a las matemáticas es un factor determinante para definir si el alumno sobresale o no en el tema.

Cambio de Matemáticas
Boaler sostiene hay que asumir la realidad.
Las maneras en las que se enseña matemáticas son muy aburridas para los alumnos y no generan compromiso con el proceso de enseñanza.
Muchas de las formas tradicionales en las que los maestros enseñan van en contra de la capacidad del cerebro para aprender y retener los conceptos.
"Lo que necesitamos es devolver las matemáticas a una visión abierta y creativa.Alentar la creatividad y razonamiento de los niños", dice la investigadora de Stanford.
Finlandia es un buen ejemplo, sostiene Boaler.
Ese país sobradamente conocido por tener uno de los mejores sistemas educativos del mundo logró que las tablas de multiplicación no asusten a los niños.
Porque no tienen que memorizarlas.

Fuente: