jueves, 10 de febrero de 2022

Lecturas Abandonadas XIII

Abandonadas o no tanto...

Y vamos con otra masacre antilibresca porque tengo ganas:

Sacando la espada Sarcasmus en 5, 4, 3, 2, 1, 0


-Ian Fleming. Sólo Se Vive Dos Veces

Bond, James Bond está con una depresión de la patada después que mataron a su waifu, digo, esposa en una anterior novela. Me olvidaba: esto no es manga ni anime.

Mandan  al espía inglés a la tierra de los Gatos Samurais... a  Japón para una misión en donde debía investigar a cierto tipo sospechoso.

Fleming se lanza con descripciones de esto y de lo otro sobre Japón con su estilo y narración que se pasan de aburridos y, caray, Bond sigue con su depresión, se encuentra con la Miss Japón llamada Mariko Ichiban, pasa lo mismo de siempre en donde sale vencedor el metrosexual británico. Como todo un husbando irresponsable deja su regalito de ADN en la waifu Miss Japón... y a mí ya harto del tedio y del bostezo me importaba un rábano esta novelita que leí a saltos para ver como terminaba esta tortura que únicamente te la pueden recomendar los Yakuzas, los mafiosos de ese país. 

Esta novela sólo se lee una vez si la aguantas.

 

-Patrick White. Las Esferas del Mandala

Aquí tenemos la historia de dos hermanitos que viven en cierto barrio de Sidney en Cangurolandia más conocida como Australia.

Comienza algo interesante pero luego nos envía al desierto árido en donde el autor se la pasa describiendo una existencia de lo más gris referida a los dos hermanos: uno es un tremendo amargado y el otro es un retrasado mental que vive pendiente de unas bolitas de cristal -canicas- de donde sale el título de la novela.

Por ratos leyendo esto uno pensaba: Pero, hombre, anima esta cosa y nada. Son páginas y páginas de los lamentos del hermanito gruñón y que por antipático se quedó solterón: qué vida tan tediosa que tengo, Sidney es horrible dentro de los suburbios, que me la paso bostezando, que tengo sueño, que mi trabajo es insoportable, que espío a los vecinos chismosos... y mi hermano es un inútil, y sigue y sigue con el blablabla.

Si White quería hacer una crítica a la sociedad australiana pues prácticamente le salió un tochazo somnífero.

En determinado momento pasa algo más que dramático pero su majestad libresca -Yo- ya había renunciado a seguir latigueándome con esto porque no soy masoquista y mejor me fui a visitar a mi amigo Taz, el demonio de Tasmania.

  

-Benito Pérez Galdós. Lo Prohibido

Nos habla de las aventuras de cierto tenorio que como todos los inmaduros de su calaña es un conquistador de mujeres.

Galdós suelta a otros personajes de sus anteriores novelas dentro de ésta, ya que si uno no las ha leído pues nos quedábamos fritos de la ignorancia a menos que la bendita nota nos dijera quién era el fulano mencionado o la susodicha.

Menciona la decadencia moral, los intentos inútiles del estúpido casanova con cierta mujer casada que no le hace ni caso y así es todo el rollo novelero.

Francamente ya me estaba cansando de los detalles en donde parece que el autor te destripa el argumento de sus otras novelas, del idiota mujeriego y de los personajitos cuya vida no me interesaba en lo más mínimo, y abandoné el barco antes que se hundiera en ese Trafalgar del hastío que me causaba y me prohibí seguir leyéndola.

Me quedo con sus Episodios Nacionales pero si me dicen para leer otra vez esta fastidiosa novelita pues me tendrán que pagar.


-Agatha Christie. El Misterio de Pale Horse

La escritora británica nos mete en una historia de muertes relacionadas con cierta lista.

La novela con su argumento que es menos ameno que ponerse a chupar piedras se me resbalaba de las manos, me cansaba, no me producía interés lo contado; y cuando mete el tema del espiritismo y la hechicería que me es odioso al máximo ahí dejé de leer.

Ya se le notaba el cansancio y el agotamiento de ideas a la señora de los venenos literarios con su tecito, que al igual que como sucedía en otra de sus novelitas en donde hasta nos salía con la tontería de un científico que, por decirlo así, posiblemente se  escapó del manicomio.

Algunas de sus muchas novelas son buenas pero en otras se mete unos resbalones. Eso de estar escribiendo como gallina ponedora de huevos hace que unos salgan fértiles y otros hueros.

 

-Eric Ambler. Viaje al Miedo

Esto se podría haber llamado Viaje al Tedio y le quedaba de perlas, de maravilla... preciso.

Aquí tenemos a otro inútil que viaja en un barco, ahí hay tráfico de armas y una conspiración y todo el rollo. Ambler siempre pone a tipos que son como adornos en sus novelas que deben zafar el cuerpo antes que los maten o que sólo son testigos de lo que pasa y no pueden hacer nada para cambiar la situación. Viene lo inevitable y el protagonista es un inservible dentro de la trama igual a un charco de pintura derramada en el suelo.

En la novela a diferencia de tantas otras no hay esfuerzo ni nada divertido ni especial para contar un viaje en barco y cansado llegué a la página 80 o por ahí, y abandoné esa embarcación que se hundía en el mar de la indiferencia.

A Ambler le revientan cohetes como si hubiera sido mejor que otros autores de novelas de espionaje pero revisé las dos obritas que tuve y no veía esa supuesta superioridad  por ninguna parte.

No me vengan con ese cuento y mejor nos quedamos con Le Carré y otros escritores que hablan de los espías como peones desechables en ese trabajo tan tenso y peligroso y sin nada de las Fantasmadas Bond.

 

No todo lo que brilla es oro ni todo el monte es orégano. 

 

¡Eso es to..., eso es to..., eeeeso es todo, amigos!