Por Andrew Bomford
BBC Radio
La mayoría de los estudiantes
trabajan duro, lo hacen lo mejor que pueden y aceptan las consecuencias.
Pero, para los que no, existen los escritores por encargo.
Marek Jezek es el pseudónimo que utiliza ahora, pero ha habido muchos otros.
Es brillante, trabaja duro y le encanta aprender: le apasiona el reto intelectual de empezar un nuevo tema. Y ha habido muchos.
"Filosofía, psicología, enfermería, educación, física, criminología, ética, gestión", enumera.
Las notas que obtiene son altas y la lista de universidades a las que ha enviado sus trabajos es larga.
Se supone que una disertación o ensayo académico
es la culminación de años de estudio, una pieza de investigación
original y de escritura en la que el estudiante muestra su entendimiento
y conocimiento sobre un tema.
Pero esto, claro, no es así si alguien como Jezek lo ha escrito por ti.
Es un escritor a sueldo, una pluma en alquiler, en un sector que parece estar creciendo rápidamente.
En la red de metro de Londres, el mes pasado, una empresa colocó anuncios en estaciones cercanas a universidades.
"¿Necesitas ayuda con un ensayo?", preguntaba el anuncio que afirmaba que más de 10.000 estudiantes habían confiado en esa empresa.
Miles de dòlares
Las universidades parecen estar teniendo problemas para ponerse al día con el asunto.
La principal preocupación es que es muy difícil, si no imposible, detectar los ensayos por encargo que no han sido plagiados.
Casi todas las universidades usan un software antiplagio llamado Turnitin, que contrasta el ensayo con fuentes publicadas, buscando frases copiadas.
Pero este programa no avisa si se trata de un ensayo original producido por un escritor profesional.
Los precios de las empresas van desde los más de US$200 por un poco de trabajo académico hasta los miles de dólares por una disertación.
Venganza
Marek Jezek cobra alrededor de unos US$3.500 por escribir una
disertación. Dice que su razón para hacer este trabajo es especial: la venganza.
Jezek tiene una maestría y un doctorado de una prestigiosa universidad británica y dice que ha solicitado más de 300 puestos como profesor o investigador, pero no ha logrado ninguno.
Cree ser una víctima de discriminación racial.
Es originario de la República Democrática del Congo y cree que hay más académicos negros con orígenes africanos que no logran encontrar trabajo en universidades británicas.
"De alguna forma, es una retribución emocional por algo malo que me han hecho", cuenta.
"Para mí es una forma de satisfacerme a mí mismo y de satisfacer mi ego, porque siento que me están rechazando de manera injusta", agrega.
"Obtengo satisfacción emocional cuando un estudiante me llama y me dice que obtuvo un 70% o un 80% por algo que yo escribí".
Jezek obtiene encargos gracias al boca a boca entre estudiantes.
Pero también dice que algunas universidades están ayudándole, sin saberlo, al remitirle estudiantes para que los forme en la escritura de ensayos.
"El estudiante te envía un trabajo para que lo evalúes, pero en muchos casos una vez que has enviado los primeros comentarios, el estudiante tira la toalla".
Dice que muchas veces no tienen los conocimientos básicos de gramática o escritura, y cree que las escuelas secundarias no los han preparado adecuadamente para la universidad.
También cree que el aumento de los costos de la educación superior en Reino Unido ha tenido un impacto en las actitudes de los estudiantes, haciendo que los títulos universitarios se parezcan más a una transacción financiera.
"Vienen y me dicen que han estado pagando mucho dinero por sus estudios y que no quieren desperdiciarlo".
Más Controles
Las universidades han respondido intentando cambiar la forma en que evalúan a los estudiantes.
Cada vez más se les pide que presenten su trabajo de forma oral o que respondan a preguntas de los profesores.
A veces, solicitan que entreguen también sus notas de estudio y los borradores del trabajo.
Pero las empresas ya han pensado en esto. Por un poco más de dinero, preparan también notas y borradores.
Adam
Longcroft, director académico de la Universidad de East Anglia, en la
ciudad inglesa de Norwich, dice que es difícil hacer trampa en las
presentaciones orales y que éstas son muy exigentes.
"Muchos estudiantes se ponen muy nerviosos. Mucha gente tiene fobia a hablar en público, pero es muy importante que desarrollen esta capacidad".
Y hay una medida diseñada para eliminar la discriminación que hace todavía más difícil identificar a los estudiantes tramposos.
Muchas
universidades tienen una política de anonimato en los trabajos para que
los profesores no puedan discriminar, aunque sea inconscientemente, a
los alumnos de minorías étnicas a la hora de evaluar.
Pero si un evaluador no sabe quién ha entregado el trabajo, un ensayo excelente entregado por un estudiante mediocre no levantaría sospechas.
Una palabra sospechosa
Aunque a veces se puede encontrar al tramposo con un poco de observación.
La
persona encargada de luchar contra el plagio en la Escuela de Negocios
inglesa UEA, Sarah Allen, investigó recientemente a un alumno de
postgrado que envió un trabajo excelente que llamó la atención simplemente porque contenía una palabra inusual en inglés: "cynosure".
El Diccionario de Inglés de Oxford la define como una persona o cosa que está en el centro de atención o admiración.
"No
sabíamos el significado", dice Allen. "Tuvimos que buscarlo y estábamos
intrigados porque este estudiante conociera la palabra".
Resultó que el estudiante no dominaba el inglés y cuando le preguntaron por el ensayo, no pudo explicarlo.
"Al final, admitió que había mandado la pregunta a un estudiante de posgrado en Estados Unidos que lo había escrito por él".
"Dado que todos los trabajos se envían de forma anónima, no tenemos
ni idea de qué estudiante lo hace, si es internacional, británico, un
estudiante excelente o uno malo", dice.
"Así que es bastante difícil identificar estos casos sospechosos".
Los
casos sospechosos son examinados por un consejo de la universidad y es
probable que el estudiante que haya cometido fraude acabe siendo
expulsado.
¿Culpa?
Es el
estudiante que ha enviado el trabajo fraudulento el que es culpable del
engaño, no la empresa ni el escritor que lo escribió.
¿Se siente culpable Jezek por ayudar a los estudiantes a cometer fraude?
"Siento
que la culpa es compartida", dice. "Pero somos solo una pequeña pieza
de toda la maquinaria. Y deja que lo diga de esta forma, no creo tampoco
que las universidades estén limpias de culpa".
Jezek cree que
algunas universidades no investigan los casos sospechosos porque no
tienen pruebas y tienen miedo del impacto que puede tener sobre su
reputación si se revelan muchos casos.
Las universidades niegan que estén perdonando ningún tipo de engaño, y dicen que se toman la cuestión muy en serio.
Hace
poco se lanzó una iniciativa en el parlamento británico para prohibir
la existencia de estas empresas, pero es un problema muy difícil de
eliminar con legislación.
Los ensayos por encargo se producen cada vez más en países como India, China y Australia.
Pero Sarah Allen, de UEA, dice que necesita más atención por parte de las universidades.
"Necesitamos actuar sobre ello con firmeza", señala.
"Está
devaluando la calificaciones de cualquiera que tenga un título. Devalúa
el trabajo de la mayoría de estudiantes que se esfuerzan por obtener un
título. Y se burla de todo el sistema universitario". (1)
Fuente
(1) Nota personal: Conozco a gente que vive de hacerles trabajos a muchos estudiantes como monografìas para un curso o una tesis para el título académico.
Si es para la tesis se encarga a alguien que haga la parte teórica y otra persona se ocupa de la estadística
Después de un tiempo ya hecha y entregada al alumno -sean uno o dos los que van a exponer-, éste se aprende de memoria la tesis y la expone ante el jurado y... sale con su título.