miércoles, 30 de julio de 2025

Colección Grandes Biografías. Biografías Gandesa

Editorial Grijalbo

1950-1978

El editor español Juan Grijalbo en 1939 fundó la Exportadora de Publicaciones Mexicanas que luego pasó a ser Editorial Grijalbo.

Dentro de la colección hubo una serie llamada Figuras Imperiales.

Lo que está entre paréntesis son datos puestos sobre el personaje biografiado.

El orden está según el año de publicación.


 

—René Dubos. Louis Pasteur.  Louis Pasteur. Francotirador de la Ciencia

—Philip Spitta. Johann Sebastian Bach. Su vida, su obra, su época

—Dorothy F. Cannon. Vida de Santiago Ramón y Cajal

—Duque de Windsor. La Vida de un Rey. Memorias del Duque de Windsor

—Lillian Littlehales. Pablo Casals

—Eric Bentley. Bernard Shaw. El hombre y su obra

—Renalt Capes. Nelson. Un estudio personal del almirante (Horacio Nelson, 1758-1805)

—Leopoldo Von Ranke. Grandes Figuras de la Historia

—Fred Bérence. Leonardo da Vinci. Obrero de la Inteligencia

—Alan Bullock. Hitler. Estudio de una tiranía. 2 tomos

—Harold Lamb. Solimán el Magnífico. Sultán del Este

—Walter P. Chrysler. Vida de un trabajador americano

—Irving Stone. Raquel Jackson. Un gran corazón [Rachel Donelson Robards Jackson (1767-1828), esposa de Andrew Jackson, séptimo presidente de Estados Unidos]

—Alexandre B. Zévaès. Zola (Émile Zola)

—Lord Geoffrey Charnwood. Abraham Lincoln

—Pasquale Villari. Maquivelo. Su vida y su tiempo

—Hesketh Pearson. Benjamin Disraeli

―Harold Lamb. Teodora y el Emperador. El drama de Justiniano

―Emile Dard. Napoleón y Talleyrand

―William Cameron Townsend. Lázaro Cárdenas. Demócrata mexicano

―Harold Lamb. Carlomagno. La leyenda y el hombre

―Douglas Gordon Browne y E.V. Tullet. Bernard Spilsbury. El escalpelo de Scotland Yard

―Fernando Vázquez Ocaña. Margarita y Townsend (Princesa Margarita y Peter Townsend)

―José Mancisidor. Hidalgo, Morelos, Guerrero (Miguel Hidalgo, José María Morelos y Vicente Guerrero)

―Edelberto Torres. Rubén Darío

―Hesketh Pearson. Walter Scott. Su vida y su personalidad

―Helmut de Terra. Humboldt. Su vida y su época 1769-1859 (Alexander von Humboldt)

―Gérard Walter. Lenin

―Paul Henry-Bordeaux. María Estuardo

―Omer Englebert. Fray Junípero Serra. El último de los conquistadores

―Curt Riess. Goebbels. Mefistófeles moderno

―Mary Dolan. Aníbal de Cartago

―Francisco Pina. Charles Chaplin. Genio de la desventura y la ironía

―Herbert Weinstock Tchaikovski

―Raymond B. Fosdick. La Fundación Rockefeller

―Henri Clouard. Alejandro Dumas (padre)

―Victor Wolfgang von Hagen. Grandes Naturalistas en América (La Condamine, Humboldt, Darwin, Spruce)

―Fernando Vázquez Ocaña. García Lorca. Vida, cántico y muerte

―Louis Untermeyer. Forjadores del Mundo Moderno I 1776-1844 (escritores, artistas, científicos, estadistas, inventores, filósofos, compositores y otros creadores)

―Louis Untermeyer. Forjadores del Mundo Moderno II 1845-1874

―Louis Untermeyer. Forjadores del Mundo Moderno III 1875-1914

 ―Louis Untermeyer. Forjadores del Mundo Moderno IV 1642-1766

 ―Louis Untermeyer. Forjadores del Mundo Moderno V 1767-1836

―Louis Untermeyer. Forjadores del Mundo Moderno VI 1836-1880

―Louis Untermeyer. Forjadores del Mundo Moderno VII 1881-1934

―Robert J. Donovan. Eisenhower. Relato íntimo [Dwight D. Eisenhower (1890-1969), presidente de Estados Unidos, 1953-1961]

―David Federico Strauss. Voltaire (François -Marie Arouet, 1694-1778)

―Hesketh Pearson. Oscar Wilde. Su vida y su ingenio

―Jacques Cordier. Juana de Arco. Su personalidad, su papel histórico

―León Homo. Pericles. Una experiencia de democracia dirigida

―James MacGregor Burns. Roosevelt. El león y el zorro [Franklin D. Roosevelt (1882-1945), 32° presidente de los Estados Unidos 1933-1945]

―John Addington Symonds. Vida de Miguel Ángel

―Stanley Ross. Francisco I. Madero. Apóstol de la democracia mexicana

―Herman Grimm. Vida de Goethe

―Benjamin Franklin. Autobiografía y escritos escogidos

―Franz Mehring. Carlos Marx. Historia de su vida 

―Henry M. Pachter. Paracelso. De la magia a la ciencia

―Gérard Walter. Nerón

―Hesketh Pearson. Dickens. Su carácter, sus comedias y su carrera

―Gerhard Masur. Simón Bolívar

―Laura Fermi.  Mussolini

―Frank Moraes. Jawarharlal Nehru

―Gérard Walter. Julio César.

―Bertita Harding. Maximiliano y Carlota. La Corona fantasma

―Edgard Black. Churchill

―León Homo. Alejandro el Grande

―Eugueni Tarle. Napoleón

―Robert Payne. Mao Tse-Tung

―Gérard Walter. María Antonieta

―Charles Allen Smart. Juárez (Benito Juárez, 1806-1872)

―Rubén Landa. Don Vasco de Quiroga. (1470/78-1565, obispo y oidor -juez- de la Real Audiencia de México)

―Siegfried Huber. Pizarro (Francisco Pizarro, conquistador español, 1478-1541)

―Theodore C. Sorensen. Kennedy. El hombre, el presidente (John F. Kennedy, 1917-1963, trigésimo presidente de Estados Unidos) 

―Christian Pineau. Kruschev (Nikita Kruschev, 1894-1971)

―Elisabeth Longford. La Reina Victoria. Reina de Inglaterra, Emperatriz de las Indias

—Leonard Slater. Ali Khan

—Ian Grey. Iván el Terrible

―Emil Lengyel. De la cárcel al poder (Kwame Nkrumah, Ben Bella, Jomo Keyatta, Habib Burguiba, Sukarno, arzobispo Makarios III, János Kádár. Wladyslaw Gomulka)

―Roger Manvell y Heinrich Fraenkel. Heinrich Himmler

―Daria Olivier. Catalina la Grande

―Lawrence Wilson. Kaiser Guillermo II

―Desmond Young. Rommel

―John Gunther. Líderes del Mundo (Nasser, De Gaulle, Gandhi, Churchill)

―Joachim Kramarz. Stauffenberg. La vida de un oficial de la Wehrmacht (Claus Stauffenberg, 1907-1944)

―Joseph Wulf. Martin Bormann. La sombra de Hitler

―F.W. Deakin y G.R. Story. Sorge. El espía del siglo, héroe de la Unión Soviética (Richard Sorge, 1895-1944)

―Roger Manvell y Heirinch Fraenkel. Goering

―Betty Kelen. Las Favoritas Imperiales

―Charlotte Haldane. La Última Gran Emperatriz de China

―Wilhelm Mommsen. Bismarck

—Theo Aronson. Las Abejas Doradas (Los Bonaparte)

―Dorothy Gies. Los Habsburgo

―E.M. Almendingen. Los Romanov

―Alexander Werth. De Gaulle

―Paul Kramer. El Último Manchú. Autobiografía de Henry Pu Yi, último Emperador de China

—John Bowle. Enrique VIII

―Edith Saunders. Los Cien Días (Napoléon Bonaparte)

―A.T. Leitch. María Teresa de Austria

―David Landau. Kissinger. Los Usos del Poder (Henry Kissinger, político estadounidense de origen alemán, 1923-2023)

―Kai-Yu hsu. Chou En-Lai. La eminencia gris de China

―F.W. Deakin. Tito. En la resistencia (Josip Broz Tito, 1892-1980)

―Lester David. Ted Kennedy (Edward “Tedˮ Kennedy, 1932-2009, político estadounidense y hermano de John F. Kennedy)

―James Douglas Hamilton. Rudolf Hess. Misión sin retorno

―H. Montgomery Hyde. Stalin. Historia de un dictador

―Bill Lawrence. Seis Presidentes, Demasiadas Guerras. Memorias de un corresponsal en Washington (Roosevelt, Truman, Eisenhower, Kennedy, Johnson y Nixon, Segunda Guerra Mundial, Corea y Vietnam)

―Marcelle Auclair. Jaurès (Joseph Jean Léon Jaurès, político francés, 1859-1914)

―Shabtai Teveth. Moshe Dayan. El soldado, el hombre, la leyenda

―Omar V. Garrison. Balboa. Conquistador. La odisea de Vasco Núñez, descubridor del Pacífico

―Miguel Alemán. La Verdad del petróleo en México (Historia, la expropiación petrolera en 1938)

―Joseph P. Lash. Eleanor y Roosevelt. La historia de sus relaciones

―David Alfaro Siqueiros. Me llamaban Coronelazo (Memorias)

―Golo Mann. Wallenstein. Relato de su vida (Albretch von Wallenstein, político y militar bohemio, 1583-1634)

―Moshe Dayan. Autobiografía


martes, 29 de julio de 2025

Anecdotario VIII

 

En la universidad de Columbia recordaban el día en que el difunto profesor Raymond Weaver dio su primera clase de literatura inglesa. Un murmullo de gozo surgió de entre los alumnos, que habían estado tratando de fastidiar al nuevo catedrático, cuando éste escribió en la pizarra la primera pregunta que ellos debían contestar: «¿Cuál de los libros leídos hasta ahora le ha interesado menos?»

Pero las cosas cambiaron cuando Weaver escribió luego la segunda y última pregunta: «¿A qué defecto atribuye usted esa falta de interés?»


 

Una conocida artimaña de actores y actrices es la de «aumentar sus papeles» añadiendo palabras y hasta frases enteras de su cosecha. Si se les deja por su cuenta llegan a apartarse por completo del argumento original. El finado actor y dramaturgo norteamericano George M. Cohan puso una vez el siguiente aviso tras bastidores: «Habrá ensayo mañana a las 2 p.m. para suprimir las mejoras».

 

Para No Fallar

Un productor cinematográfico de Hollywood que había hablado a todo el mundo de la rigurosa dieta a que estaba sometido, fue descubierto en un restaurante comiéndose un tremendo bistec.

—¿Qué pasa? —le preguntó un amigo— Yo entendía que tú estabas a dieta.

—Lo estoy —contestó el productor—. Esto es sólo con el fin de tener fuerzas para continuar.


 

Dos judíos parisienses, François y Louis, discutieron por una dama. Los ánimos fueron agriándose y agriándose hasta que finalmente los dos decidieron arreglar el asunto con un duelo a pistola en uno de los parques de las afueras.

A las siete de la mañana fijada para el desafío, François estaba allí listo con su pistola, sus padrinos y su médico. Unos pocos momentos después llegó un mensajero con una nota de Louis:

«Mi querido François —decía—si me retraso un poco, no me espere. Vaya disparando».


 

Cuentos de Invierno
Al ver que había nevado mucho, cierto señor que vive en una zona suburbana dijo a su esposa, que, dado el mal tiempo, no iría a su oficina en la ciudad. Los siete hijos de la pareja se habían levantado y se estaban preparando para ir al colegio, cuando anunciaron por la radio que por ese día se suspendían las clases.
De repente el señor decidió arriesgarse a hacer el viaje a la ciudad.
 

Cierta mañana en que caía una nevada, una amiga mía pensó en poner cadenas a las ruedas traseras de su automóvil y para ello pidió ayuda al club automovilístico. Le contestaron: “¿Es un caso de urgencia? Sólo estamos poniendo cadenas a los coches que se hayan quedado atascados”. Mi amiga se dirigió a su auto. Con calma y premeditación lo puso en marcha atrás y, resueltamente, lo metió en un banco de nieve. Hecho esto volvió al teléfono.



 

El consultorio del veterinario estaba lleno cierto sábado en que le llevé al perro de casa. Los animales temblaban nerviosamente en espera de su encuentro con el médico. De pronto, los perros que estaban junto a la ventana se animaron y se soltaron a gruñir, a ladrar y a saltar. Todas las miradas se volvieron a la puerta a ver qué habría podido causar tal conmoción.
Entró el cartero, quien dijo sonriente: “Esta es la que yo llamo mi ruta suicida”.




Una señora colocó un anuncio en un diario local diciendo: “¡Perdí veinte kilos! Vendo toda mi ropa seminueva. Tallas 38 y 40”.
La señora se vio abrumada de llamadas telefónicas, pero ninguna de las personas que llamaban pensaba comprar la ropa. Todas deseaban saber cómo había bajado aquellos 20 kilos.




Lección de Inglés

Al llegar a Miami de vacaciones, y resuelta a practicar el inglés aprendido en el colegio, me puse a regatear con el taxista para que me llevara a conocer la ciudad. Tras escucharme pacientemente, el conductor me dijo en español: “Si insiste usted en hablar inglés, señora, le cobraré cinco dólares más”.




Cuando era estudiante de la Universidad de Mississippi me tocó ser anfitriona en una presentación informal que hacía William Faulkner, escritor que ganó un premio Nobel. El día en que se llevaría a cabo el acto, mi gran entusiasmo se convirtió en nerviosismo. ¿Cómo podría este hombre genial tener algo en común con un grupo de estudiantes universitarios? Según resultó, mis temores eran infundados. Aunque había un inconfundible efluvio de grandeza en torno a Faulkner, también le caracterizaba una sencillez hogareña y terrenal.
Faulkner nos había concedido ya más de dos horas de su tiempo cuando observé que miraba su reloj en repetidas ocasiones. Me apresuré a llegar a su lado para informarle que gustosamente lo excusaríamos si le era preciso marcharse.

“Bueno”, respondió, “prometí a Jill, mi hija, que iría ayudarle a descascarar maíz para las gallinas y no quiero quedarle mal”.



—¿Cómo le va a tu hija en la clase de contabilidad en el colegio? —preguntaba una vecina a otra.
—Muy bien. Ahora, en lugar de pedirnos dinero para sus gastos, nos manda una factura.




Pude haber sido...

...músico, pero fui hombre de una sola pieza.
...futbolista, pero lo único que tuve de atleta fue el pie.
...animador de televisión, pero me faltó ánimo.



 

El periodista Heywood Broun tenía pocos amigos íntimos. Ni siquiera sus compañeros de póquer, con quienes se reunía a menudo, lo conocían bien. En cierta ocasión, durante una partida, uno de ellos le espetó:
—Desde hace mucho tiempo te he tratado, pero tengo la impresión de que si yo cayera muerto sobre esta misma mesa, mi defunción no te arrancaría una sola palabra.
—Te equivocas —disintió Broun—. De hecho diría dos cosas. La primera sería: “Saquen de aquí este cadáver”.
—¿Y la otra?
—“Repartan las cartas”.



Nota: En próximos artículos pondré la bibliografía básica porque en los primeros con anécdotas olvidé colocar ese detalle.

lunes, 28 de julio de 2025

Un Huerto en Casa

Estas páginas bucólicas —escritas hace más de cien años— conservan aún su inimitable aroma.

 

Condensado de «My Summer in a Garden»

Por Charles Dudley Warner


NO SÉ de cosa alguna que pueda hacerle a uno sentirse más complacido en estos días veraniegos que consumir las hortalizas del propio huerto. ¡Y qué efecto produce en el vendedor de verduras! Es como una declaración de independencia. El hombre me muestra sus guisantes, sus remolachas, sus tomates… «No, muchas gracias —le digo en tono indiferente—. Este año cultivo mis propias hortalizas».

¿Vale la pena cultivar un huerto? Es difícil lo que se entiende por valer la pena. Existe la creencia de que si una cosa no vale la pena lo mejor es dejarla. Desde mi punto de vista, aquella pregunta equivale a otra: ¿Vale la pena contemplar una puesta de sol?

¿Voy a poner precio al tierno espárrago o la rizada lechuga que convierten en realidad tangible la alegre primavera?
¿Voy a considerar como mercancía la roja fresa, el guisante verde pálido, la frambuesa agridulce, la apoplética remolacha y el maíz que es como un estuche de delicias?
¿Voy a calcular en números la lozanía a diario renovada, la salud y la delicia que me rinde el huerto, sin contar el gozo anticipado de las grandes cosechas imaginarias que recojo apenas las semillas empiezan a brotar de la tierra?  Apelo al testimonio de cualquiera que haya hecho la experiencia para que me diga si la mayor recompensa de sus afanes hortícolas no son las intangibles cosechas de la esperanza.

OBSERVACIÓN FILOSÓFICA. Nada como la prosperidad y la fruta madura para enseñarle a uno quiénes son sus amigos. Tenía yo en el campo un excelente amigo a quien rara vez visitaba salvo en la temporada de las cerezas. Por tus frutas los conocerás.

Creo que el problema de cultivar frutales es muy sencillo si se le compara con el de cosechar la fruta una vez madura.  El poder de un muchacho es, en mi opinión, algo verdaderamente temible. Uno compra y planta un peral selecto; abona la tierra para que lo nutra; luego lo poda, lo libra de plagas y se recrea viéndolo crecer poco a poco. Al fin produce dos o tres peras que uno corta en varios trozos y reparte entre la familia.
Al año siguiente el arbolito florece que es una bendición; y ya en otoño sus ramas esbeltas y colgantes ceden al peso de casi una arroba de peras que día a día maduran deliciosamente al sol. Pero una noche invade al huerto un pilluelo, que no tiene muchos más años que el peral, y en cinco minutos se lleva hasta la última pera y desaparece en las tinieblas. El muchacho sin conciencia se aprovecha en cinco minutos de todo el trabajo de varios años. Sin embargo, uno aprende a su tiempo que es mejor haber tenido peras y haberlas perdido que no haber tenido peras. 
Se entera de que lo menos importante en eso de cultivar frutales es comerse la fruta.

HE ESTADO haciendo mi cosecha de patatas y lo digo por si  a alguien le interesa saberlo. Sacarlas de la tierra es una ocupación agradable y sedante pero no poética. Es buena para el espíritu, salvo que las patatas sean demasiado pequeñas, como son muchas de las mías. ¡Qué patatas tan pequeñas somos todos nosotros comparados con lo que podríamos ser!
Es que no aramos a fondo. El año que viene voy a hincar el arado a conciencia para que los tubérculos tengan bastante espacio. ¡Qué gran placer éste de sacarlos al sol y verlos relucir en pardo montón sobre la tierra cálida! Existen pocos momentos tan buenos en la vida. Pero luego hay que recogerlos; y la recogida en este mundo es lo peor de todo.

ME SIENTO realmente avergonzado cuando llevo amigos a mi huerto y observan que no tengo cebollas. Es cosa que salta a la vista. En la cebolla palpita la fuerza, y el huerto que carece de ellas carece de sazón. La cebolla es, con sus sedeñas envolturas, uno de los ejemplares más bellos del mundo vegetal. Casi puede decirse que tiene alma. Le va uno quitando capa tras capa y la cebolla aún está ahí. ¿Quién osaría afirmar, después de quitarle la última capa, que la cebolla no existe ya, si aún está llorando por su espíritu en fuga? Feliz la familia cuyos miembros pueden comer cebollas en amor y compañía.
Mientras las comen, están apartados del mundo y unidos en grata armonía. En esto hay una insinuación para los reformadores. La esperanza de la fraternidad universal está en la cebolla. Si todos los hombres pudieran comer cebollas a todas horas, acabaría por lograrse la armonía universal.

PARA MÍ lo más humillante de mi huerto es la lección que me da sobre la inferioridad del hombre. La naturaleza es pronta, decidida, inagotable. Eleva al cielo las plantas con vigor y libertad, y cuanto más inútil es la planta, tanto más rápida y espléndidamente crece. «La horticultura eterna es el precio de la libertad» sería un lema que pondría en la verja de mi huerto, si tuviera verja. Sin embargo, no existe libertad en la horticultura. El hombre que cultiva un huerto sufre esclavitud sin tregua. Ha plantado una semilla que lo tendrá inquieto y ansioso a todas horas, robará descanso a sus huesos y sueño a su almohada. Casi no ha acabado de plantar su huerto cuando tiene que empezar a escardarlo. Las malas hierbas han surgido de la noche a la mañana.

¿POR QUÉ respetamos algunas plantas mientras que otras nos inspiran desdén? El frijol es una trepadora graciosa, segura, atractiva, pero nunca se podrán mencionar los frijoles en poesía. El maíz, en cambio, es el niño mimado de la canción. Ondula a impulsos del céfiro en todas las literaturas. Pero mézclelo usted con los frijoles y al instante perderá su galanura. Y ahí está el fresco pepino que, como muchísimas personas, no sirve para nada cuando alcanza la madurez y ha perdido su selvática gracia juvenil, viene a ser una especie de actor cómico en una compañía donde el melón es el galán.

La lechuga es como la conversación; tiene que ser fresca, consistente y tan sabrosa que no se le note el amargor. Es la lechuga, sin embargo, tan propensa a languidecer como la conversación de algunas personas. 
Alabadas sean aquellas lechugas que forman una cabeza compacta y así se conservan como unos pocos individuos que yo conozco: cada día más consistentes a la vez que más satisfechos y tiernos, más blancos en el centro y más sólidos cuanto más maduros. La lechuga requiere, como la conversación, bastante aceite para evitar rozamientos y suavizar asperezas, una pulgarada de sal; un poquito de pimienta; cierta cantidad de mostaza y vinagre, desde luego, pero mezclados de manera que no se noten los contrastes violentos; y un poquito de azúcar. En la ensalada como en la conversación, uno puede poner de todo, y cuantas más cosas ponga mejor será; pero el éxito depende de la habilidad con que se mezclen. Por mi parte, me siento en la mejor sociedad cuando estoy ante una lechuga. 



Revista Selecciones del Reader’s Digest, Febrero de 1955, Tomo XXIX, N° 171, págs. 114-118, Selecciones del Reader’s Digest, S.A., La Habana, Cuba.



Charles Dudley Wagner.- Escritor y ensayista estadounidense (1829-1900). Junto a Mark Twain escribió la novela The Gilded Age: A Tale of Today (1873).


 

Notas

Los significados están tomados del diccionario de la RAE.

Bucólica.- Que evoca de modo idealizado el campo o la vida en el campo. Dicho de un género de poesía o de una composición poética, por lo común dialogada: Que trata de modo idealizado la vida pastoril. 
Obra del poeta romano Virgilio (Bucólicas). 

Remolacha: Hortaliza (raíz) también llamada betarraga, betabel, beterraga, beterava, acelga, etc. 

Fresa: frutilla, fresón, fresbaya, fresera, madroncillo, amarrubia, mayuela, etc.

Lozanía.- Cualidad de lozano. frescura, vigor, salud, juventud, verdor, frondosidad, gallardía, vitalidad.
 
Hortícola.- Perteneciente o relativo a la horticultura (Cultivo de los huertos y de las huerta. Conjunto de técnicas y conocimientos relativos al cultivo de los huertos y de las huertas. Cultivo, agricultura, labranza. 

Intangible.- Que no debe o no puede tocarse. Incorpóreo, inmaterial, invisible, etéreo, sutil, espiritual, etc.

Por tus frutas los conocerás.- Referencia a Mateo 7:16.- Por sus frutos los conoceréis. (Versión Reina-Valera).

Arroba.- Peso equivalente a 11,502 kilogramo(s).

Patatas: papas

Sedeña.- De seda o semejante a ella.

Pronta(o).- Veloz, acelerado, ligero.

Verja.- Enrejado que sirve de puerta, ventana o, especialmente, cerca. Valla, enrejado, empalizada, estacada, vallado, etc.

Escardar.- Arrancar y sacar los cardos y las malas hierbas de los sembrados. Desbrozar, deshierbar.

Céfiro.- Poniente (viento). Viento suave y apacible. Personaje de la mitología griega que era el dios del viento del oeste.

 
Pulgarada.- Cantidad que puede tomarse con dos dedos.


sábado, 26 de julio de 2025

"La historia de EE.UU. ha sido desde el primer momento una historia de deportaciones"

Una manifestante con una pancarta que dice: "Los inmigrantes construyeron Estados Unidos", en una movilización de junio en Los Ángeles.

 

Por Margarita Rodríguez
BBC News Mundo

 

"¿Qué significa ser una tierra de inmigrantes?"

Esta parece ser una pregunta recurrente en la historia de Estados Unidos y que resuena ahora con más fuerza desde el retorno al poder de Donald Trump con sus restrictivas políticas migratorias.

Precisamente con esa interrogante, Daniel Greene, profesor adjunto de Historia en la Universidad de Northwestern, en Illinois, tituló un artículo publicado en el Servicio Público de Radiodifusión de ese país (PBS, por sus siglas en inglés).

"Si bien Estados Unidos ha acogido a millones de inmigrantes, la historia del país también está llena de ejemplos de restricciones a la inmigración", señaló en "What does it mean to be a land of immigrants?".

En 1958, el entonces senador y futuro presidente John F. Kennedy escribió el ensayo "A Nation of Immigrants" (Una nación de inmigrantes), en el cual resaltaba el rol fundamental de los inmigrantes en la conformación del país y planteaba la necesidad de reformar su política migratoria.

La frase "Una nación de inmigrantes" se ha popularizado a lo largo de los años en diferentes ámbitos de la sociedad estadounidense.

"Nos contamos historias como una nación. Una de ellas es que somos una tierra de inmigrantes. Pero, en momentos de crisis, a menudo nos resulta difícil cumplir las promesas hechas en esas historias", escribió Greene.

"De hecho, como dice el historiador Peter Hayes en 'Estados Unidos y el Holocausto', mantener a los inmigrantes fuera del país ha sido 'tan estadounidense como el pastel de manzana'".

Entonces, ¿ha sido Estados Unidos realmente un país abierto a la migración? ¿Es tan inusual la dura política actual de Trump?

 

Un debate de siglos

De acuerdo con Greene, casi desde la fundación del país, los estadounidenses "han debatido quiénes deberían ser incluidos o excluidos".

"Ya en 1798, las Leyes de Extranjería y Sedición buscaban deportar a inmigrantes y cerrar algunas imprentas que eran propiedad de inmigrantes por temor a que difundieran ideas amenazantes".

Aviva Chomsky, profesora de Historia y coordinadora de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Estatal de Salem, en Massachusetts, escribió en 2016 en Le Monde Diplomatique que "desde sus primeros momentos, la historia estadounidense ha sido una historia de deportación".

John Trumbull pintó a los padres fundadores de EE.UU. al presentar su borrador de la Declaración de Independencia al Congreso, en 1776. Plasmaron que "todos los hombres son creados iguales".

 

"Estados Unidos fue fundado por un grupo de británicos que fue un ejemplo del colonialismo inglés de un tipo muy específico: el colonialismo de asentamiento", le dice a BBC Mundo.

En el colonialismo tradicional, explica la historiadora, normalmente el propósito de los imperialistas era enviar a "un pequeño grupo de burócratas para establecer su poder sobre una población nativa", pero en el colonialismo de asentamiento el objetivo de los colonizadores era "eliminar la población nativa y formar un nuevo país, uno hecho por los colonizadores".

Y así, señala, la lucha por la independencia no fue realmente una lucha anticolonial, sino una que buscaba fortalecer el poder de quienes llegaron como colonizadores.

Muchos de los que lideraron la causa independentista eran terratenientes y también hubo especuladores de la tierra que buscaban aumentar sus terrenos.

"Después de conseguir la independencia, siguieron con el proyecto colonial, con su expansión, con la esclavitud, con la deportación de las poblaciones indígenas y el genocidio contra ellas".

"En el colonialismo de asentamiento, las primeras deportaciones fueron de la población nativa para blanquear el país y hacer un país blanco en una tierra donde la mayoría de la población era nativa y negra".

La idea era construir "un país para algunos y ese algunos es un concepto racializado, un concepto blanco".

 

Las diferencias

Para la profesora Chomsky, "cuando la gente dice que Estados Unidos siempre le ha dado la bienvenida a los inmigrantes, se oculta la realidad de quiénes fueron bienvenidos, en qué condiciones y por qué".

Y es que -explica- en los países en los que hubo colonialismo de asentamiento "se les dio la bienvenida a los inmigrantes colonizadores" para que ayudaran a poblar al país.

"Hasta la Guerra Civil, se le dio la bienvenida a los africanos, que fueron traídos a la fuerza y sin derechos".

Una manifestación, celebrada el 8 de junio en Texas, contra las políticas migratorias del gobierno de Trump.

 

La primera gran ley para prohibir la inmigración a Estados Unidos se dio cuando el Congreso aprobó la Ley de Exclusión de los Chinos, con la que se suspendió la inmigración de trabajadores chinos por diez años.

Esa legislación y "las restricciones que le siguieron congelaron a la comunidad china en 1882 y le impidieron progresar y asimilarse en la sociedad estadounidense como sí lo pudieron hacer los grupos de inmigrantes europeos", indica el reportaje "Inmigration" del sitio en internet de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

Expertos ven en esa legislación un punto de partida para entender muchos aspectos de la política migratoria estadounidense a lo largo de la historia.

Para Gordon Chang, profesor de la Universidad de Stanford, el legado de esas restricciones es que fueron "las primeras dirigidas a una etnia específica y confirmó la idea de que Estados Unidos era una tierra en las que unas razas son preferidas y otras no".

"La idea de que Estados Unidos es una tierra para todos los inmigrantes siempre ha sido una ficción, aunque muy popular y afectuosa", señaló Chang en un artículo de BBC Mundo de 2017.

 

Una batalla judicial

En esa llamada "era de la exclusión" es que el caso de un cocinero de padres chinos fue clave para que el derecho a la ciudadanía por nacimiento se consolidara como una ley en Estados Unidos.

La XIV Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, que había sido ratificada en 1868, establecía que todas las personas nacidas o naturalizadas en ese país eran ciudadanos.

Esta caricatura de 1882 refleja a un inmigrante chino al que se le impide la entrada por la "Puerta dorada de la libertad". A su lado dice: "Bienvenidos comunistas, nihilistas, socialistas, fenianos y matones, pero no hay entrada para los chinos". Y abajo dice: "El único excluido".

 

Con esa enmienda se buscaba acabar con la discriminación que los afroamericanos sufrían en varios estados que les negaban la condición de ciudadanos.

Al regreso de un viaje, al cocinero Wong Kim Ark, quien había nacido en 1873 en San Francisco, le prohibieron la entrada a Estados Unidos y lo dejaron detenido en el barco.

Un grupo de abogados presentó un recurso judicial para denunciar que sus derechos como estadounidense estaban siendo violados.

El caso llegó a la Corte Suprema que, en un fallo histórico de 1898, declaró que Wong era ciudadano estadounidense por nacimiento, independientemente del estatus migratorio u origen de sus padres.

Ese veredicto representó el triunfo de un principio crucial para garantizar la integración social y la igualdad de los hijos de inmigrantes.

El derecho a la ciudadanía por nacimiento está siendo desafiado actualmente por el gobierno de Trump.

Expertos como Chomsky ven una conexión entre el establecimiento del derecho a la ciudadanía por nacimiento y el inicio de medidas para limitar la llegada de algunos inmigrantes.

 

Un camino de restricciones

Para Ana Raquel Minian, profesora adjunta de Historia en la Universidad de Stanford, la Ley de Exclusión de los Chinos "amenazó los cimientos mismos de la ciudadanía estadounidense" como estaba definida en la XIV Enmienda.

Además, la prohibición de inmigrantes chinos sentó las bases para nuevas restricciones a la inmigración.

Un grupo de guatemaltecos llegando a su país, en enero de 2025, tras su deportación de EE.UU.

 

Así lo escribió en "America Is a Nation of Immigrants That Has Not Lived Up to Its Promise" (Estados Unidos es una nación de inmigrantes que no ha cumplido su promesa), ensayo publicado en The New York Times.

"A finales del siglo XIX, un número creciente de europeos del este y del sur comenzó a llegar a Estados Unidos. Los legisladores estadounidenses temían que estos recién llegados, considerados racialmente inferiores, mancharan el linaje racial del país".

Ante esa preocupación el Congreso aprobó la Ley de Inmigración de 1924, con la que se introdujeron cuotas de inmigrantes según su país de origen "que dieron preferencia a los europeos del norte y del oeste y prohibía casi por completo la entrada a los asiáticos".

Ese sistema de cuotas llegó a su fin con la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965, pero también introdujo otras medidas restrictivas, como las cuotas para los inmigrantes de países del hemisferio occidental.

 

Historia reciente

Ciento veintisiete años después del fallo histórico en el caso del cocinero Wong, el presidente Trump considera que los hijos de los extranjeros no residentes en Estados Unidos nacidos en el país no deberían recibir automáticamente la ciudadanía estadounidense.

Trump ha prometido "mantener a los estadounidenses seguros", "proteger la patria" y luchar contra la inmigración irregular. Seis meses después de su regreso a la Casa Blanca, el gobierno afirma que ha "restaurado la ley y el orden" en el sistema de inmigración.

En su campaña electoral, el republicano habló de impulsar la "mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos".

La profesora Chomsky plantea que si bien el mandatario puede "diferir de otros políticos al manifestar abiertamente su antipatía hacia cierto tipo de inmigrantes", sus políticas no son nuevas y para entenderlo debemos, en parte, remontarnos a dos gobiernos demócratas.

En 1996, el presidente Bill Clinton firmó la Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y Responsabilidad de los Inmigrantes.

"Esa reforma migratoria promovió la narrativa de los inmigrantes como criminales y sucedió en una década en la que en Estados Unidos se dieron muchas reformas en el sistema de justicia penal que impulsaron un encarcelamiento masivo", indica la historiadora.

"La criminalización de los inmigrantes es la clave y el hilo conductor desde Clinton hasta Obama y Trump, en relación a la idea de que 'los inmigrantes son peligrosos y necesitamos una estructura legal para proteger a la población de estos inmigrantes criminales'".

Durante el gobierno de Bill Clinton se aprobó la Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y Responsabilidad de los Inmigrantes.

 

La experta también evoca algunas declaraciones de Obama sobre su programa insignia DACA (por sus siglas en inglés: Acción Diferida para los Llegados en la Infancia).

"Al anunciarlo, Obama enfatizó que esos jóvenes habían sido traídos a Estados Unidos por sus padres y que estaban aquí 'sin culpa propia'. Decir eso fue una manera de criminalizar a los padres".

Otra frase la dijo en el contexto de las deportaciones y la experta recuerda que Obama elevó las tasas de deportación a niveles nunca antes vistos.

En esta protesta de 2013, durante el gobierno de Barack Obama, un grupo de manifestantes desplegó una pancarta que decía: "Deportador en jefe".

 

"Dijo que sólo se estaban deportando criminales. Dijo: 'Queremos deportar a delincuentes, no a familias'. El término delincuente y el término criminal son tácticas de miedo. ¿Qué significan realmente? Cruzar la frontera sin papeles una vez no es un delito grave, pero cruzar la frontera sin papeles dos veces sí lo es".

"En el contexto migratorio, ¿qué hace a alguien un criminal? Es una palabra alarmista, que infunde miedo, que solo promueve el sentimiento antiinmigrante".

En 2014, una movilización se dirigió a la Casa Blanca para pedirle al presidente Obama que detuviera las deportaciones y las separaciones de familias. 

 

Entre mitos, la necesidad

En 2012, Chomsky publicó el libro "They Take Our Jobs!" ("¡Nos quitan nuestros trabajos!"), en el que desmonta 21 de los mitos más extendidos sobre la inmigración y los inmigrantes.

En su investigación encontró que hay mitos que están interconectados y que "encajan en la narrativa general" que apunta a que los inmigrantes les quitan los empleos a los estadounidenses, no pagan sus impuestos y usan los servicios públicos.

"Curiosamente, algunos de estos mitos son contradictorios: ¿están los inmigrantes trabajando o se quedan de brazos cruzados, no trabajan y solo utilizan los servicios sociales?".

Este inmigrante indocumentado era preparado para un vuelo de deportación desde Arizona, en 2011.

 

Esos mitos han llevado a algunos a creer que "la inmigración es mala para la economía" y que la llegada de inmigrantes empeora la situación de quienes viven en Estados Unidos.

"Ahora está más claro que cuando escribí el libro: la población de Estados Unidos está envejeciendo, pero no solo pasa aquí, sino en la mayoría de los países receptores de inmigrantes, que también son los países más ricos, los beneficiarios del colonialismo y la industrialización".

Dichos países "tratan de averiguar cómo lograr que la gente tenga más hijos porque necesitan más jóvenes y la única respuesta es la inmigración".

"Y somos muy afortunados de que esté ocurriendo simultáneamente, eso es lo que mantiene nuestra economía en marcha, nuestras escuelas abiertas".

"¿Quién va a contribuir a la Seguridad Social? ¿Quién va a cuidar de esta población que envejece si la población se reduce tan rápidamente?"

"Considero que deberíamos entender los flujos migratorios como parte de la historia de la humanidad y comprender que existe una necesidad de trabajadores en Estados Unidos".

"La gente debe entender que, ahora mismo, los países que están experimentando una inmigración grande necesitan a esos inmigrantes para sobrevivir y, en lugar de criminalizarlos y explotarlos, deberíamos estar agradecidos con ellos".

"Deberíamos estar agradecidos de que, a medida que nuestras poblaciones envejecen y disminuyen, haya gente que quiera venir aquí".

 

Un "activo" enorme

Pero los mitos sobre la inmigración persisten y en muchos casos son fomentados por el oportunismo político.

Así lo creen los profesores Ran Abramitzky, de la Universidad de Stanford, y Leah Boustan, de la Universidad de Princeton, autores de "Streets of Gold: America's Untold Story of Immigrant Success" (Calles de Oro: La historia no contada del éxito de los inmigrantes en Estados Unidos).

Un texto sobre ese libro apareció en la revista Time, en 2022, con el título "Why the Children of Immigrants Are the Ones Getting Ahead in America" (Por qué los hijos de inmigrantes son los que están saliendo adelante en Estados Unidos) y fue firmado por ambos catedráticos.

"Utilizando millones de registros de familias inmigrantes de 1880 a 1940 y de 1980 a la actualidad descubrimos que, en el pasado y aún hoy, los hijos de inmigrantes superan a sus padres y ascienden en la escala económica. Si este es el Sueño Americano, entonces los inmigrantes lo alcanzan a lo grande".

Independientemente del lugar de donde provengan o del tipo de destrezas o recursos con los que llegan, los inmigrantes aportan "un activo enormemente beneficioso para la economía estadounidense: sus hijos".

Los datos recopilados en su investigación, dicen, deberían disipar los temores que muchas veces se oyen sobre el futuro de los inmigrantes pobres y la posibilidad de que sus hijos "queden atrapados en trabajos poco remunerados" y se vuelvan dependientes de la ayuda gubernamental.

Si bien los investigadores destacan los obstáculos para progresar que enfrentan los niños que llegan sin documentos a Estados Unidos, reconocen que con solo "un plumazo", los políticos pueden cambiar esa situación.

 

La ironía

Y es precisamente la importancia de las familias en la integración de los inmigrantes lo que varios expertos resaltan.

Hiroshi Motomura, experto en legislación migratoria y profesor en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), considera que una constante en la historia de la inmigración a Estados Unidos ha sido el rol clave de las familias en el proceso que lleva a los inmigrantes a convertirse en miembros productivos de la sociedad.

En esta foto de 2017, se observa a un grupo que participó en una manifestación contra las medidas migratorias del entonces presidente Donald Trump. La marcha fue convocada bajo el lema: "Los Inmigrantes Hacen Grande a Estados Unidos".

 

"Muchas de las 'historias de éxito de inmigrantes' que tenemos son de personas que llegaron con relativamente pocos recursos, o no necesariamente con un nivel educativo estereotípicamente alto, pero que triunfaron gracias al apoyo de una familia".

Eso lo planteó en 2018 en una entrevista con la Radio Pública estadounidense (NPR), titulada "What Does It Mean To Be A 'Nation Of Immigrants'?" (¿Qué significa ser 'Una nación de inmigrantes?').

En su opinión, "el arco de la historia estadounidense ha sido una de generosidad hacia los inmigrantes, alternada con periodos de retroceso, de represión total. Esa ha sido la dinámica".

El experto hizo notar cómo algunas de las personas que se oponen con dureza a la inmigración, en épocas anteriores habrían sido los discriminados.

"Uno puede verlo como hipocresía o ironía, pero lo cierto es que también es una señal de que este país avanza. Y quienes discriminamos en generaciones anteriores se han vuelto tan estadounidenses que incluso pueden discriminar a otros".

Para Motomura, "Estados Unidos es, y seguirá siendo, una nación de inmigrantes", es parte de su carácter.

Pero lamenta que muchas de las extraordinarias contribuciones de los inmigrantes a veces pasen desapercibidas, lo que en algunos casos ha llevado a una miopía extrema "respecto a lo que ha hecho grande a este país".

 

Fuente: La historia de EE.UU. y las deportaciones 

 

Nota: Algunas negritas en el texto son mías para resaltar algunas ideas.

jueves, 24 de julio de 2025

Si buscas el secreto de la felicidad, no leas libros de autoayuda

 

Las "soluciones" que suelen ofrecer los libros de autoayuda son generalidades, sentido común y vaguedades.

 

Por  Luis Valero Aguayo
The Conversation*

 

Los libros de autoayuda están de moda desde hace muchos años y llenan las estanterías de los grandes almacenes, pero últimamente también están de moda las opiniones en contra de ellos. La pregunta clave es: ¿sirven para algo? ¿Ayudan a alguien? ¿O es una forma barata de ahorrase el psicólogo/a?

Siempre han sido una moda desde "Las fábulas de Esopo", porque tienen más éxito y son más vendidos que cualquier otro texto sesudo y académico.

Como cualquier otra lectura, supone una experiencia verbal con otro, con un autor que nos habla y recomienda qué hacer con nuestros problemas, incluso con nuestra vida.

Más que hablar con un psicólogo, otro profesional, o con algún amigo, leemos estos libros para no compartir nuestras intimidades con otros

Es cierto que estos manuales pueden ayudar a una persona a encontrar alguna solución, el problema es que, en su mayoría, esas "soluciones" son generalidades, sentido común y vaguedades, incluso muchos de esos libros son una estafa, como lo son las expresiones "si quieres, puedes", "la búsqueda de la felicidad" o "el secreto de la vida".

Los libros de autoayuda llevan de moda muchos años y quizás ahora pueda ser también una moda criticarlos porque hemos visto que no sirven para nada.

Esta moda se enmarca en la corriente científica de la Psicología y de otras ciencias de la salud que tiende a denunciar las pseudoterapias.

Casi cualquier persona con una mínima cultura podría escribir un libro rescatando frases e ideas de unos y de otros, incluyendo los nombres de muchos filósofos o frases zen, y vivir de ello si el libro tiene éxito en las estanterías.

Es mucho más complejo escribir un libro basándose en los tratamientos empíricamente validados, en los estudios científicos publicados y en lo que está comprobado que funciona.

 
Mucha gente prefiere leer libros de autoayuda en vez de ir al psicólogo.
 
 
Eso no implica que los psicólogos no utilicen la llamada "biblioterapia", que no es sino utilizar textos escritos como una ayuda a la terapia regular.

Ciertos libros (incluyendo novelas, biografías, filosofía o divulgación de terapias) pueden servir de ayuda al profesional en su labor, de forma que acentúen o sirvan de apoyo a lo trabajado durante las sesiones terapéuticas.

Desgraciadamente, esas publicaciones de divulgación psicológica son escasas.

 

Un lenguaje singular

El tipo de lenguaje que utiliza la autoayuda es característico. No suelen ser estos libros un ensayo sobre la vida o la felicidad, sino que recomiendan prácticas sobre cómo conseguir cosas: tener amigos, dormir bien, librarse del estrés, aumentar la autoestima, ligar más, ser mejor persona, o ser feliz.

En realidad, son libros de instrucciones, pero sin dar instrucciones. Se valen de frases lapidarias atribuidas a grandes personajes que en su mayoría son fake pero, sobre todo, utilizan historias cortas, a manera de cuentos con moraleja, que son fáciles de leer y que en el momento nos suben la moral. Son más fáciles de aceptar y de seguir.

Lo importante es que para que se mantengan tienen que conseguir algo en el mundo real. Estas publicaciones pueden ser un arranque, pero sus efectos duran mientras se lee el libro, porque no suelen tener consecuencias en nuestra vida diaria.

Por otro lado, estos libros utilizan un lenguaje directo hacia el lector, dirigiéndose a él con frases como "tú puedes conseguirlo", "tu paz interior está en tu mano", "si quieres, puedes". 

Es el tipo de lenguaje menos eficaz para lograr un cambio, pero es muy motivacional de inmediato, por lo que engancha al lector, como si el libro hubiese sido escrito solo para él.

Esta aparente individualización engancha más que un texto neutro, y más si se añaden pequeñas historias de otros que leyeron el libro y "triunfaron en su vida", "consiguieron sus metas" o "alcanzaron sus sueños".

 

El consumo de la felicidad

Gran parte de la crítica a los libros de autoayuda se basa en que promueven una realidad ficticia que no tiene una base científica, sino cultural, donde la máxima es "buscar la felicidad" o "eliminar la ansiedad", y quien no lo consigue termina aun más frustrado que antes de leerlos.

En este sentido, pueden ser iatrogénicos -el remedio es peor que la enfermedad-, producen entusiasmo y motivación mientras se están leyendo, pero una semana después de leer la última página, se ha olvidado todo.

Los libros de autoayuda producen entusiasmo y motivación mientras se están leyendo, pero una semana después de leer la última página, se ha olvidado todo.

 

La crítica a estas publicaciones, y también a cierta concepción psicológica sobre esa felicidad que predican, parte de la realidad de las personas que se chocan contra un muro una y otra vez, intentando ser felices como dicen los manuales.

En realidad, se han convertido en otro bien de consumo, al igual que unas zapatillas nuevas o un nuevo modelo de móvil. Nos resuelven un problema inmediato al rellenar esa insatisfacción constante con nuestra vida, pero en cuanto los hemos usado ya no nos parecen tan atractivos e imprescindibles.

Además, leer cuesta, no es una actividad tan pasiva como ver series, y cuando hemos leído unas cuantas páginas, vamos a saltos buscando la información rápida que nos dé la receta inmediata para sentirnos mejor.

Algunos psicólogos usan la llamada "biblioterapia", que consiste en recomendar textos escritos como una ayuda a la terapia regular.

 

Pero sí, sirven para algo: para rellenar esa insatisfacción personal, o para intentar ser como los demás que se ven tan felices en las fotos de Instagram. Y sí, también servirán para alguien, no cabe duda que alguien cambiará tras leer un libro de autoayuda.

Pues sí, también son una forma barata de ahorrarse el psicólogo/a, pero realmente no resuelven ningún problema, no hay datos empíricos que muestren su eficacia.

* Luis Valero Aguayo es catedrático del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Málaga.

 

Fuente:  Libros de Autoayuda



Línea gris

domingo, 20 de julio de 2025

La "reina virgen": por qué Isabel I de Inglaterra nunca quiso casarse

El retrato de la Armada (1588) de Isabel I representa a la última monarca Tudor en el apogeo de su poder.

 

Por Neil Armstrong
BBC Culture

 

En una tarde de julio de 1575, la reina Isabel I, de 41 años, llegó al castillo de Kenilworth, en Warwickshire, Reino Unido, en la que sería su última y más larga visita. Le había regalado el castillo a Robert Dudley en 1563 y le había concedido el título de conde de Leicester al año siguiente.

Dudley era un gran favorito de la reina y se cree que fue su amigo de la infancia. La naturaleza exacta de su estrecha relación fue objeto de muchos chismes.

Antes de la llegada de la reina, Dudley había reformado a fondo el magnífico castillo. Había construido nuevos edificios, un nuevo jardín y rediseñó todo el paisaje de la propiedad.

Y el conde hizo todo lo posible para ofrecer un extraordinario espectáculo de música, baile, acrobacias, fuegos artificiales e interludios dramáticos interpretados por actores disfrazados. 

En el inmenso lago que rodeaba el castillo había una isla móvil habitada por la "Dama del Lago". Había un delfín de 7,3 metros que ocultaba a los músicos y una sirena nadadora de 5,5 metros.

Dudley no reparó en gastos. Invirtió US$1.400 dólares por día -millones en dinero de hoy-, y toda la extravagancia fue interpretada como un elaborado y costoso cortejo; el equivalente de la clase gobernante del siglo XVI a contratar hoy día un avión para ondear una pancarta diciendo "Cásate conmigo".

"Las festividades de 1575 fueron un intento de cortejar a Isabel; el matrimonio es un tema presente en algunos de los actos", explica a la BBC Jeremy Ashbee, jefe de conservación de propiedades de English Heritage (una organización benéfica que gestiona más de 400 monumentos, edificios y lugares históricos en Inglaterra).

La apuesta de Dudley parecía ir viento en popa, hasta que todo cambió. El punto culminante de la estancia iba a ser una representación- el miércoles 20 de julio.

Sin embargo, esta no llegó a celebrarse. ¿Se debió simplemente a que el mal tiempo lo impidió, según la versión oficial? ¿O es que la monarca se enteró del tema y se molestó?

El espectáculo mostraba a Diana, diosa de la castidad, en busca de una de sus castas ninfas, llamada Zabetta, una versión del nombre de Isabel.

Concluía con un mensajero de Juno, diosa del matrimonio, dirigiéndose directamente a Isabel e implorándole que no siguiera el camino de Diana, sino que se casara.

Dudley tenía cierto margen de maniobra con la reina, pero quizás esto era ir demasiado lejos.

Cualquiera que fuese la razón, la representación no ocurrió y las fiestas terminaron.

La reina permaneció en sus aposentos unos días más antes de partir el 27 de julio.

 

Orgullosa y apasionada

"Creo que es increíblemente interesante y que es una forma estupenda de ver cómo tratamos a las mujeres hoy en día. Este evento [que Dudley planeó] en Kenilworth estaba destinado a ser una celebración masiva para Isabel; estaba destinado a ser decadente y disfrutable. Pero al mismo tiempo estaba cargado de algo más", señala la artista Lindsey Mendick, quien conmemoró el 450 aniversario de la visita con "Wicked Game", una gran instalación escultórica en el castillo.

"Para mujeres poderosas como Isabel, negarse a casarse o tener hijos era un acto radical de autoconservación y autonomía", agrega.

Isabel I, hija de Enrique VIII, es la única reina inglesa que nunca se casó. Llegó al poder en 1558, con 25 años, heredando los problemas religiosos, políticos y financieros de sus dos predecesores, su hermanastro Eduardo VI (1537-1553) y su hermanastra María I (1516-1558).

 
La relación entre Isabel I y el noble inglés Robert Dudley dio mucho de qué hablar.
 
  
Asesores y miembros del Parlamento la instaron repetidamente a casarse para proteger la seguridad de Inglaterra. ¿Una mujer gobernando sola? Inconcebible.

Una reina necesitaba casarse, se creía, no sólo para tener un heredero varón que evitara disputas sucesorias, sino también para que un hombre pudiera hacerse cargo de los asuntos políticos y militares.

Las súplicas para que se casara fueron incesantes, y se sugirieron numerosos candidatos matrimoniales. Isabel los rechazó una y otra vez. ¿Por qué?

 

"Ningún amo"

Es posible que simplemente le resultara intolerable la idea de tener que obedecer a un marido, a cualquier marido. Después de todo, era muy culta (aprendió cinco idiomas -francés, italiano, español, latín y flamenco- y había estudiado historia y retórica), muy inteligente, orgullosa y fogosa.

Se dice que declaró: "Aquí sólo tendré una amante y ningún amo"

Además, Isabel sabía que una mujer podía gobernar perfectamente sin un hombre mirando por encima de su hombro. En el verano de 1544, en el Palacio de Hampton Court, fue testigo de cómo la erudita Catalina Parr, sexta esposa de Enrique, gobernaba con plena autoridad mientras el rey estaba de campaña en Francia.

Catalina era una regente más que capaz, e Isabel parece haberse sentido profundamente influida al ver a su madrastra ejerciendo el poder y aceptando la humilde deferencia de los poderosos ministros y cortesanos varones.

La Isabel I interpretada aquí por Cate Blanchett en "Elizabeth: la edad de oro" (2007), era una reina completamente dedicada a su reino.

 

Además, su propia familia tampoco le había proporcionado una imagen alegre sobre el matrimonio. Su padre hizo arrestar a su madre, Ana Bolena, bajo acusaciones falsas de adulterio y conspiración, y luego, de forma escandalosa, la decapitó cuando Isabel tenía sólo tres años.

Algunos han sugerido que Isabel podría haber tenido miedo al sexo. Alison Weir, por ejemplo, en su libro "Isabel, la reina", se pregunta si la monarca "pudo haber hecho la ecuación de que involucrarse sexualmente estaba inextricablemente ligado a la muerte".

Según el periódico The Telegraph, la serie de la BBC de 2005 "La reina virgen" retrató a "una monarca aterrorizada por el sexo". Paula Milne, que escribió el guión, dijo en su momento: "Si me pidieran que escribiera una obra sobre una mujer contemporánea cuya madre había sido asesinada por su padre, se esperaría de mí que examinara el impacto psicológico".

De hecho, Isabel disfrutaba de la compañía de hombres guapos, y podía mostrarse coqueta con ellos. Sin embargo, tenía muchas razones para temer el embarazo y el parto.

El parto era una situación de alto riesgo en la época de los Tudor. Jane Seymour, la tercera esposa de Enrique, murió en el parto, y Catalina Parr murió de una enfermedad poco después de dar a luz, al igual que la abuela de Isabel, Isabel de York.

 

Las representaciones de Isabel

Pero había razones políticas, además de personales, para no casarse. Mantener el país libre de la influencia de potencias extranjeras pudo haber sido una consideración.

Además, la perspectiva de la mano de Isabel en matrimonio podría haber reforzado su posición negociadora en sus tratos con Francia, España y otras naciones.

Mientras tanto, si se hubiera casado con un noble inglés (y Dudley podría haber sido una posibilidad si su esposa, Amy Robsart, no hubiera muerto en circunstancias un tanto sospechosas en 1560), habría ofendido automáticamente a otro noble inglés.

 
Desde el comienzo de su reinado, Isabel I cultivó su imagen de reina virgen.
  
 
Así que mantuvo a todo el mundo a la expectativa. Parece haber tenido una comprensión instintiva de lo que hoy llamamos relaciones públicas, y le gustaba presentarse a sí misma como totalmente dedicada a su reino.

En 1559 declaró, en respuesta a los diputados que le pedían que se casara, que con el tiempo "una piedra de mármol declarará que una reina, habiendo reinado tanto tiempo, vivió y murió virgen".

En la película de Shekhar Kapur "Elizabeth", la monarca -interpretada por Cate Blanchett- se transforma a propósito en la reina virgen y, toda de blanco, se presenta ante su atónita corte, anunciando "Estoy casada... con Inglaterra".

La película de Kapur juega con los hechos históricos, pero este diálogo se hace eco de la afirmación real de la reina, hecha en 1559, de que no se casaría porque ya estaba "unida a un marido que es el Reino de Inglaterra".

Su hermana María I -también conocida como María la Sanguinaria- había afirmado algo parecido, pero se casó con Felipe II de España.

La decisión de Isabel de no casarse ha sido un elemento clave de su representación en la cultura popular. La conexión entre el sexo y la muerte se estableció en la serie de la BBC "Elizabeth R.", ganadora de varios premios Emmy en 1971.

La Isabel de Glenda Jackson dice en el primer episodio: "No he confiado en ningún hombre desde el día en que tenía ocho años, y la reina Catalina Howard [quinta esposa de Enrique - decapitada] corrió gritando por las galerías del palacio para suplicar al gran Enrique... Por todas partes, los hombres la habían traicionado... Primero está la confianza, luego la pasión, luego la muerte".

La Isabel caricaturesca de la actriz Miranda Richardson, que aparece en la segunda temporada de la célebre comedia británica "Blackadder", comenta en el primer episodio: "Parece que todo el mundo se casa menos yo".

Pero en la serie utiliza la promesa del matrimonio para manipular al personaje de Blackadder, y a otros, para que hagan lo que ella quiere.

 

 
La película "Elizabeth" de Kapur, de 1998, explora la relación entre Isabel I y Dudley.
 
 
¿Había permitido la verdadera Isabel que Dudley pensara que podía tener una oportunidad? ¿Y qué significó la visita a Kenilworth para su relación?

"No creo que se sintiera humillado por el rechazo de ella a su proposición", dice Ashbee.

"Se alegró de que poco después se publicara un relato oficial de las festividades, y en su testamento estipuló que el castillo quedara exactamente como estaba. Tengo la impresión de que consideraba 1575 como su "mejor momento". Desde luego, no se retiró tranquilamente a la vida privada después de 1575".

Isabel estuvo furiosa con Dudley durante un tiempo cuando se casó con Lettice Knollys en 1578, pero lo perdonó. Cuando él murió, en 1588, ella se encerró en su habitación durante tanto tiempo que su principal consejero ordenó que forzaran las puertas para abrirlas.

Y cuando Elizabeth murió en 1603, se encontró una nota que Dudley le había enviado poco antes de morir, guardada en un cofre junto a su cama. Ella había escrito sobre el papel: "su última carta".

 

*Este artículo fue publicado en BBC Culture. Haz clic aquí para leer la versión original (en inglés). 

 

Fuente:  La "reina virgen": Isabel I