domingo, 24 de abril de 2022

Anecdotario III

Cito de memoria:


En alguna ocasión una artista de esbelta figura le dijo a George Bernard Shaw:

- Con usted me gustaría tener un hijo con mi cuerpo y con su cerebro.

Y Shaw le dijo:

-Pues a mí no me gustaría tener contigo un hijo con mi cuerpo y con tu cerebro.


Otra:

F. Scott Fitzgerald dijo alguna vez:

-Los ricos son diferentes a nosotros.

Y Ernest Hemingway le respondió:

-Claro, tienen más dinero



-En una ocasión, George Bernard Shaw –que no podía soportar a Churchill, le envió un par de entradas para ver el estreno de su obra San Juan. En la nota ponía: «Una entrada es para usted y la otra – para un amigo suyo, si es que lo tiene» Sin inmutarse, Churchill se disculpó indicando que le era imposible asistir, y si era posible disponer de entradas para la segunda noche «si es que la hay».



Un día Jorge Luis Borges estaba en un avión y ahí un niño empezó a llorar un largo rato, y Borges ya harto del llanto empezó a decir: ¡Herodes! ¡Herodes!


-Kipling encontró un día con que el periódico que leía había publicado por error su epitafio. Inmediatamente, escribió al diario pidiéndole que, ya que estaba muerto, lo borraran de la lista de suscriptores.



-Cuando Camilo José Cela ganó el Nobel de Literatura le preguntaron:

-¿Le ha sorprendido ganar el premio Nobel de Literatura?

-Muchísimo, sobre todo porque me esperaba el de Física.


-En los comienzos de su carrera Hemingway fue ayudado por F. Scott Fitzgerald. Cuando se hizo más conocido Hemingway comenzó a ningunear a Fitzgerald, y esto siguió un buen tiempo hasta que un día se retaron a una pelea a puñetazo limpio. Fitzgerald ganó la pelea y de ahí en adelante los dos escritores ya no se quisieron ver ni en foto.


-Beethoven se encontró una vez con Mozart. Cada uno ya sabía del talento del otro. Mozart le dio un ejercicio complicado a Beethoven quien se dio cuenta de la trampa y lo tocó sin problemas.


-Cuando Goethe y otros visitaban a Beethoven, luego de un rato éste se encerraba en su estudio mientras los demás se quebaban conversando en el salón y lo oían tocar.

Pasadas unas horas, había un silencio, de repente se abría la puerta de golpe y todos saltaban de terror, y Beethoven exclamaba que había compuesto una nueva obra.


-En otra época los músicos eran tratados como sirvientes. Beethoven fue invitado a una reunión y cuando le dijeron que fuera a comer con la servidumbre les respondió que o él se sentaba a la mesa con los señores de la casa e invitados o se iba. Le hicieron caso.



Nota: Salvo lo anterior con Hemingway y Fitzgerald, sobre las guerritas, pleitos, pullas y ninguneos entre escritores y de otra gente por ser tan desagradables e inaceptables No Voy A Poner NADA.

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