martes, 23 de enero de 2024

Un Día como Hoy en un Libro

 

1920
Enero 23. Holanda se niega a entregar al ex Káiser Guillermo II, desoyendo la opinión del Consejo de Guerra Aliado.

1924
Enero 23. Ramsay MacDonald forma el primer gobierno laborista de Gran Bretaña.

1937
Enero 23. Proceso de Karl Radek y otras jerarquías políticas complicadas en la llamada “purga” de Moscú.

1943
Enero 23. El VIII Ejército Británico entra en Trípoli.

1945
Enero 23. Las tropas soviéticas llegan al río Oder.
Reapertura de la Ruta de Birmania.


Venezuela
En diciembre de 1952, el teniente coronel Marcos Pérez Jiménez se hace proclamar presidente. Hasta 1958 gobierna en forma dictatorial. (…)
El 23 de enero de 1958 es derrocado Pérez Jiménez por un movimiento cívico-militar que cuenta con el apoyo popular haciéndose cargo del gobierno una Junta que encabeza primero el vicealmirante Wolfgang Larrazábal y después el Dr. Edgar Sanabria.


Corea de Norte
El 23-I-68 el buque norteamericano “Pueblo” fue capturado por Corea del Norte y llevado a Wonsan. El 23-XII-1968 fue devuelta la tripulación, pero no el barco, a los Estados Unidos.


Informatodo 1973
 
 
 

Enero 1989

23. Con tanques, cañones bombardeos y tiroteos que se prolongaron durante nueve horas, la policía y el ejército toman por asalto el cuartel del Tercer Regimiento de Infantería, en la Tablada, provincia de Buenos Aires, Argentina.

La operación contra los militares sediciosos deja un saldo de 30 muertos ―21 insurrectos— y casi un centenar de heridos.

 Almanaque Mundial 1990

 
 
 
 
 

domingo, 21 de enero de 2024

Un Día como Hoy en un Libro

Con este texto a partir de hoy indicaremos las fechas (como día y mes y año si así viene) aparecidas en párrafos o fragmentos usando diferentes fuentes como enciclopedias, diccionarios, novelas, biografías, libros de historia, etc., y siempre verificando los datos cuando sean hechos históricos.

Abajo de la cita ponemos la fuente. Por razón práctica irá lo de cada fecha en un solo artículo e indicada en negrita. Con esto quiero darle más variedad al blog.

Empezamos:

 

En 1793 ocurrió el período conocido como el Reinado del Terror. El 21 de enero de ese año moriría ejecutado en la guillotina el rey Luis XVI, acusado de traición.
Después del asalto, en 1789, a la prisión de la Bastilla, el Rey, su esposa e hijos fueron obligados por el pueblo a residir en el oscuro palacio de las Tullerías.
Tras un intento fallido de fuga, cuyo objetivo era unirse a sus leales, la Familia Real fue nuevamente apresada en Varennes y devuelta a París. Aunque Luis XVI continuó ejerciendo en cierta forma el poder, el haber vetado un decreto que ordenaba la deportación de sacerdotes fieles a Roma acentuó más la aversión de sus opositores, que terminaron rebelándose contra los últimos vestigios de la monarquía.
Luis XVI, María Antonieta y los hijos de ambos, María Teresa y Luis Carlos, fueron confinados en el castillo del Temple (fortaleza del siglo XII). Separado de la familia durante seis semanas, el Rey fue notificado, con sólo un día de anticipación, de su condena a muerte. A las 10:20 de la mañana subió al cadalso. Tenía entonces treinta y nueve años de edad. Un joven soldado alzó la cabeza del ex monarca frente a la multitud congregada en la Plaza Luis XV (actual Plaza de la Concordia). Los presentes, después de un breve silencio, comenzaron a corear: “Viva la República”.

Almanaque Mundial 1992

 

Frases Finales dichas antes de morir


Luis XVI. Rey de Francia (1754-1793)
A la multitud que el 21 de enero asistía a su ejecución en la guillotina: “Franceses, muero inocente. Perdono a los autores de mi muerte. Ruego a Dios que mi sangre no recaiga sobre Francia”.


Almanaque Universal Navarrete 1994, Editorial Navarrete, Lima, 1994, pág. 121

 

Jenufa (Jeji Pastorkina). Ópera, música de Leoš Janáček, libreto de Leoš Janáček, basado en Jeji Pastorkyna de Gabriella Preissová. Estrenada en el Teatro Nacional Checo en Brno el 21 de enero de 1904.

Almanaque Mundial 1977
 
 
 
Irlanda
1919
Enero 21. El congreso de “Sinn Fein” adopta la declaración de independencia en Dublín.

1936
Enero 21. Tratado de Paz entre Bolivia y Paraguay.

1942
Enero 21. El mariscal Rommel lanza una nueva ofensiva en el Norte de África.

Informatodo 1973
 
 
Enero de 1976
21. El avión supersónico Concorde comienza al fin a ser utilizado para vuelos de pasajeros.
La llamada “era del Concorde” se inicia simultáneamente en Londres y París, desde donde despegan las naves hacia Bahrein (Golfo Pérsico) y Río de Janeiro, respectivamente.

Almanaque Mundial 1977
 
 
 
Ecuador

Golpe y Dolarización

El 21 de enero de 2000, militares amotinados y grupos indígenas ocupan los edificios del Congreso y de la Corte Suprema. Los líderes del movimiento ―el presidente de la Confederación indígena, Conaie, Antonio Vargas, el presidente de la Corte Suprema y el coronel Lucio Gutiérrez— forman una Junta de Gobierno y deponen a Mahuad. Llaman a Gustavo Noboa, el vicepresidente, para que asuma la Presidencia. El nuevo presidente nombra un gabinete multipartidista y anuncia que seguirá adelante con el proceso de dolarización en septiembre del 2000. Al mismo tiempo el gobierno logra reestructurar y refinanciar su deuda externa.

Guía Mundial. Almanaque Anual 2007
 
 

 

martes, 5 de diciembre de 2023

Colección Etiqueta Negra

La colección Etiqueta Negra fue publicada por editorial Júcar entre 1986 y 1991.

Hay otras colecciones de la misma editorial: una llamada Nueva Etiqueta Negra y otra denominada Etiqueta Secreta. No es posible confundirse porque las portadas dicen a qué colección pertenece el libro.

La lista fue puesta originalmente en el blog el 3 de setiembre de 2009.

Revisión de 2023: He corregido algunos títulos. De lo que falta o es dudoso no hay más información -como Flash me recorrí casi todo lo que da San Google en las búsquedas-, y para remate las bibliotecas ponen o tienen en sus catálogos títulos de obras como de una colección cuando en verdad pertenecen a otras colecciones de las mismas editoriales.

Vaya numeración: están el 128, el 134 y el 136 pero de los otros no hay ni las tapas... por lo que me huele que esos títulos fantasmas aparecieron en algún catálogo -o como en otros casos en una hoja final del libro o en la contraportada- pero que nunca se publicaron, que es lo que ha sucedido muchas veces salvo cuando la misma editorial destruía lo que había editado.

Si aparece algo ya veremos...


1. Donald Westlake. ¿Por qué Yo?
2. Chester Himes. Violación
3. Jim Thompson. Al Sur del Paraíso
4. Julián Ibañez. Mi Nombre es Novoa
5. Alfred Bester. Carrera de Ratas
6. Donald Westlake. Policías y Ladrones
7. Jonathan Valin. La Calera
8. Chester Himes. Plan B
9. Andrew Bergman. El Escándalo del 44
10. Paco Ignacio Taibo. Cosa Fácil
11. Thierry Jonquet. Tarántula
12. Isaac Asimov (rec). Sherlock Holmes a través del Tiempo y el Espacio
13. Janwillem Van de Wetering. Extranjero en Amsterdam
14. Stuart Kaminsky. Judy
15. Marc Behm. La Mirada del Observador
16. David Goodis. Calle sin Retorno
17. Lawrence Block. Ocho Millones de Maneras de Morir
18. Wade Miller. La Elección del Asesino
19. Jim Thompson. Una Mujer Endemoniada
20. Julián Ibañez. Tirar al Vuelo
21. H. Paul Jeffers. Muerte al Micrófono
22. Chester Himes. Negro sobre Negro
24. Carlos Pérez Merinero. La Mano Armada
25. Boris Vian. Escupiré sobre Vuestra Tumba
26. Jim Thompson. Los Alcohólicos
27. J. F. Burke. Trampa Mortal
29. Stuart Kaminsky. Disparen sobre Errol Flynn
30. Terry Cline. Presa
31. Janwillem Van de Wetering. Dios los Cría...
32. Juan Madrid. Regalo de la Casa
33. Thierry Jonquet. La Bestia y la Bella
34. William P. McGivern. Un Asesino Contratado
35. José Luis Muñoz. El Cadáver bajo el Jardín
36. James McClure. El Huevo Ingenioso
37. Martí Sarroca. Una Chica que lo enseñaba Todo
38. Bill Pronzini. Mercurio
39. Donald Westlake. Un Gemelo Singular
40. José Luis Muñoz. Barcelona Negra
41. James Gollin. El Libro de la Reina
42. Juan Madrid. Las Apariencias no Engañan
43. J.P. Manchette. Volver al Redil
44. Didier Daeninckx. Asesinos Archivados
45. Donald Westlake. Adiós Sherezade
46. Horace McCoy. Los Sudarios no tienen Bolsillos
47. Bill Pronzini. Sombras en la Noche
48. Juan Madrid. Un Beso de Amigo
49. Francisco Gónzales Ledesma. Expediente Barcelona
50. Donald Westlake. Un Diamante al Rojo Vivo
51. Jay Bennett. Saluda al Asesino
52. Bill Pronzini. Casos de Archivo
53. Juan Antonio de Blas. ¿Hay Árboles en Guernica?
54. Julian Rathbone. De Cuerpo Presente
55. Donald Westlake. Atraco al Banco
56. Janwillem Van de Wetering. Masacre en Maine
57. Fredric Brown. La Noche a través del Espejo
58. Stuart Kaminsky. El Factor Fala
59. Manuel Quinto. Estilo Indirecto
60. Tony Hillerman. Sendero de los Espíritus
61. Julian Rathbone. Objetivo: el Rey
62. J. François Vilar. Bastilla-Tango
63. Max Allan Collins. Un Detective de Verdad I
64. Max Allan Collins. Un Detective de Verdad II
65. Andreu Martín. A Navajazos
66. Andreu Martín. A Martillazos
67. Jim Thompson. El Asesino dentro de Mí
68. Howard Engel. Los Suicidas Asesinados
69. K.C. Constantine. Asesinato en la Estación de Rocksburg
70. Didier Daeninckx. Play-Back
71. Ed McBain. Saludos al Jefe
72. David C. Hall. No Quiero hablar de Bolivia
73. Stuart Kaminsky. Los Hermanos Marx en Apuros
74. Thomas Chastain. Escapada Nocturna
75. Donald Westlake. Un Pichón Recalcitrante
76. Thomas Boyle. Sólo los Muertos conocen Brooklyn
77. W.R. Burnett. Nadie vive Eternamente
78. Julián Ibañez. Llámala Siboney
79. Jim Thompson. El Embrollo
80. Dick Lochte. El Perro Durmiente
81. Donald Westlake. La Luna de los Asesinos
82. Albert Draper. Ocho Días de Junio
83. Mark Schorr. Red Diamond, Detective Privado
84. Jim Thompson. Los Timadores
85. Paco Ignacio Taibo II. Algunas Nubes
86. Donald Westlake. Tiempo de Matar
87. Bill Pronzini y Marcia Muller. Doble
88. Ed McBain. Llegó la Banda
89. Daniel Chavarría. La Sexta Isla I
90. Daniel Chavarría. La Sexta Isla II
91. Paco Ignacio Taibo II. La Vida Misma
92. Didier Daeninckx. El Verdugo y su Doble
93. Donald Westlake. El Palomo Fugitivo
94. J.P. Manchette. Nada
95. Mark Schorr. Red Diamond, As del Juego
96. J. François Vilar. Pasaje de los Monos
97. Joseph Wambaugh. La Estrella Delta
98. Didier Daeninckx. El Gigante Inacabado
99. Stuart Kaminsky. Joe Louis, 10 y K.O.
100. James Ellroy. Sangre en la Luna
101. Lawrence Block. Los Pecados de nuestros Ancestros
102. Nicholas Freeling. Un Largo Silencio
103. Jim Thompson. El Criminal
104. Mark Schorr. Red Diamond, Ídolo del Rock
105. Francisco Gónzales Ledesma. Las Calles de nuestros Padres
106. Ross Thomas. La Madriguera
107. Daniel Pennac. La Felicidad de los Ogros
108. William P. McGivern. Uno contra Todos
109. James Ellroy. A Causa de la Noche
110. James McClure. El Cerdo de Vapor
111. W.R. Burnett. Perseguido
112. Warren Murphy. Los Marranos Engordan
113. B.J. Sussman. y J.P. Manchette. De Balas y Bolas
114. Lawrence Block. Tiempo para Crear, Tiempo para Matar
115. James Crumley. Un Caso Equivocado
116. Nicholas Freeling. El Rey del País Lluvioso
117. Jim Thompson. Una Chica de Buen Ver
118. William P. McGivern. Una Cuestión de Honor
119. Bill Pronzini. Desaparecido
120. James Ellroy. La Colina de los Suicidas
122. Donald Westlake. El Hombre que cambió de Cara
123. David Goodis. Viernes Negro
124. Gerald Pietevich. Morir en Beverly Hills
125. Ana Porter. Agenda Oculta
126. Stuart Kaminsky. Movimientos Inteligentes
127. Elmore Leonard. Hombre Desconocido 89
128. Lawrence Block. Cuchillada en la Oscuridad
134. Bob Leuci. La Playa de Odessa
136. Julián Ibañez. Doña Lola



jueves, 23 de noviembre de 2023

Lo Que Me Encontré en el Bolsillo

 
Una muestra del atractivo arte de entretenerse a sí mismo

Extractos de un ensayo

Por G.K. Chesterton

Sólo una vez en la vida he metido mano de ratero en un bolsillo. Válgame de disculpa que quizás fue en un momento de  distracción y que ese bolsillo era el mío propio. Bien puedo describir tal acto como ratería, porque al sacar cosas de mi bolsillo experimenté al menos una de las emociones del ladrón: completa ignorancia y profunda curiosidad de lo que mi mano habría de encontrar.

Hacía un viaje relativamente largo encerrado en un vagón de ferrocarril de tercera clase. La hora era del atardecer; cielo y tierra desaparecían borrados, como con una enorme brocha húmeda, por una persistente cortina de lluvia incolora. 

No llevaba conmigo libros ni periódicos. No había en las paredes del carro carteles de anuncios; de otra suerte me hubiera sumergido en su estudio. Porque cualquier colección de palabras impresas es suficiente para sugerir infinidad de complejas ideas a la mente imaginativa. Cuando me encuentro, por ejemplo, frente a las palabras «Jabón Luz del Sol» puedo agotar todos los aspectos del culto rendido al sol, recordar todas las alabanzas hechas al fabuloso Apolo y traer a mi memoria las poesías al verano, antes de pasar a considerar el tema menos noble del jabón mismo. Pero no había palabra impresa, ni láminas de ninguna clase; no había sino paredes grises dentro del vagón y lluvia gris afuera.

Pero yo he negado siempre de la manera más enérgica, que exista o que pueda existir ninguna cosa que carezca de interés. Así, me quedé mirando fijamente las junturas de las paredes y luego los asientos del carro y me puse a pensar detenidamente en el tema fascinador de la madera. Y en el preciso instante en que empezaba a darme cuenta de la razón por la cual, quizás, Cristo  fue carpintero y no albañil ni panadero, me acordé repentinamente de mis bolsillos. Llevaba conmigo un tesoro ignorado. Una rica colección de curiosidades. Y principié a sacar cosas. 

Lo primero que encontré fue un buen número de billetes del tranvía de Battersea. Ellos me proporcionaron el material impreso que yo estaba deseando, porque llevaban al respaldo unos breves pero llamativos ensayos científicos en miniatura sobre cierta clase de píldoras. Relativamente hablando, en aquella indigencia mía esos billetes podían muy bien considerarse como una pequeña pero bien escogida biblioteca científica. Y si mi viaje durara unos cuantos meses más -lo que entonces parecía seguro- , podría lanzarme en una controversia imaginaria respecto a las píldoras y formular réplicas en pro y en contra, basadas sobre los datos que esos billetes me habían suministrado.

La cosa que saqué enseguida de mi bolsillo fue mi cortaplumas. Un cortaplumas, casi es innecesario decirlo, merecería por sí solo un voluminoso tomo de meditaciones morales. La cuchilla representa uno de los más primitivos de esos orígenes prácticos sobre los cuales, como sobre humildes y sólidos pilares, reposa la civilización humana. Los metales, el misterio de esa cosa que se llama hierro y  de esa cosa que se llama acero, me condujeron a una especie de sueño. Vi las oscuras y húmedas entrañas de los bosques en donde el hombre primitivo encontró entre todas las piedras comunes la piedra extraña. Vi vagamente la violenta batalla en que las hachas de piedra y los cuchillos de pedernal saltaban hechos pedazos al dar contra algo nuevo y brillante que blandía la mano de un hombre desesperado. Oí resonar todos los martillos y todos los yunques de la tierra. Vi todas las espadas de los tiempos feudales y todas las ruedas de la guerra industrial.

Porque la cuchilla no es otra cosa que una espada corta; y el cortaplumas es una espada secreta. Abrí el mío y me puse a contemplar esa lengua brillante y terrible que llamamos cuchilla, y pensé que acaso era el símbolo de la más antigua necesidad del hombre. Pero inmediatamente caí en la cuenta de que estaba en un error, porque al seguir en mi rebusca saqué del bolsillo una caja de fósforos. Vi entonces en ella el fuego, más fuerte aún que el acero, la llama, esa fiera y antiquísima entidad femenina que todos amamos, pero no nos atrevemos a tocar.

Encontré enseguida una barrita de tiza; en ese menudo fragmento vi con los ojos de la imaginación todo el arte y todos los frescos del mundo. Vino luego una moneda de muy poco valor; en ella contemplé no solamente la efigie e inscripción de nuestro César, sino también el gobierno y el orden desde el principio del mundo.

Pero ya no dispongo de espacio para continuar la lista de los artículos que siguieron saliendo de mi bolsillo, en espléndida procesión de símbolos poéticos. Quiero mencionar, sin embargo, una cosa que no pude encontrar en el bolsillo:
Mi billete del tren.


Revista Selecciones del Reader’s Digest, Tomo XIX, N° 111,  Febrero de 1950, pp. 21-23, Selecciones del Reader’Digest S.A., La Habana, Cuba

lunes, 2 de octubre de 2023

Groucho, un chiflado inmortal

Fue un Voltaire del teatro de variedades y un mago de la locura de la lógica. Sus arranques de calculada demencia expresaban lo que el resto de nosotros no tenemos el talento, y mucho menos la audacia, de decir.

Por Leo Rosten

 

MI TELÉFONO sonó en Beverly Hills, California, hace muchos años.
‒Hola ‒contesté.
‒¿Tengo el honor de dirigirme a Marmaduke Montague, proctólogo mundialmente famoso?
‒No, señor; marcó un número equivocado.
‒Entonces, ¿por qué contestó usted? Durante años he estado marcando este número y hablando con el profesor Marmaduke Montague. ¿Qué ha hecho usted con su cadáver? Voy a llamar a la policía. Lo que voy a contarles no es asunto suyo. ¿Qué número marqué?
‒Crestview 8-29.
‒¡Ajá! ¡Así que lo admite! Si fuera usted hombre, vendría y me tumbaría los dientes.
‒Pero…
‒Si fuera la mitad de un hombre, me tumbaría la mitad de los dientes.
‒¿Quién…? ‒intenté preguntar.
‒Y si fuera mujer podríamos bailar la noche entera.

Transcurrieron muchos minutos antes de que pudiera bajar a Groucho Marx de las elevadas y delirantes alturas en que adoraba habitar. Después declaró el motivo de su llamada: “¿No tienes hoy compromiso para almorzar? ¡Bien! En el Restaurante Derby, a las 12:30. Llevaré una rosa aprisionada entre los dientes”.
En los diez años que estuve “perpetrando” películas en Hollywood, fui el blanco de muchos de estos desvariados telefonemas. No era fácil reconocerlos, pues los hacía a todas horas, con una artificiosa diversidad de voces ‒desde joviales falsetes hasta siniestros tonos de barítono‒ y acentos extranjeros excelentemente imitados.

Ante todo, las llamadas empezaban con un saludo muy convincente:
“Hola. Me llamo Iphigene Wimbledon. ¿Es usted Leo Rosten?”
O bien: “Aló. Aquí el señog Pierre du Jovert, directeur extraordinaire de la agencia de viajes Tours Eiffel…”
O: “Soy Floyd Hollister, de Sloat, Bankhead y Dooley, nombrado por el tribunal de testamentarías del distrito sur de California, albacea de los bienes de Elmo Rosten, el magnate petrolero de Waco, Texas”.
Tan pronto como caía yo en la trampa, el Maestro redoblaba el ataque. Iphigene Wimbledon me propuso poner en venta a mi hijo: “Un chico así así le produciría entre diez y doce mil dólares, según el mercado actual”. Pierre Jouvert me leyó una oda pornográfica a las catacumbas: “Puede usted adquirir la serie completa, encuadernada en piel de oruga, por sólo…” Y el tal Floyd Hollister trataba de localizar a parientes de Elmo Rosten, en especial a sor Teresa Ginsberg, porque en su testamento “legaba su colección de rollos de pergaminos jordanos con inscripciones a la Orden de los Caballeros de Malta Cervecera”.

Cierta vez se me acusó de albergar al cabecilla de una banda de tratantes de blancas; fui engatusado por la Liga para la Erradicación de la Supuración Axilar, y conminado a pavimentar mi jardín por sólo un dólar el metro cuadrado: “Esta oferta expira a medianoche; después costará un dólar el centímetro cuadrado”. Un dentista de Pomona me rogó que le permitiera ponerle a mi madre premolares de acero inoxidable totalmente gratis: “Es la única manera que tengo de darme a conocer en este asilo para enfermos dentales”.

En cuanto a nuestro almuerzo, que trascurrió en el Derby, casualmente no se registró en él arranque alguno de desvarío galopante. Marx habló en forma inteligente y con elocuencia del presidente Truman, del escritor Ernest Hemingway y del beisbolista Joe DiMaggio, a quienes admiraba mucho.

Fue el Voltaire del teatro de variedades, y el creador de la comedia del agravio esquizofrénico. Sus afrentas siguen siendo únicas, por desconcertantes. Un turista ebrio pasó el brazo sobre los hombros de Groucho y cacareó:
‒Groucho, grandísimo bribón, apuesto a que no te acuerdas de mí.
Marx clavó en el infeliz una mirada llena de odio, mientras le decía:
‒Caballero, nunca olvido un rostro, pero en su caso haré una excepción.

El desinhibido delirio de Groucho ‒ exacerbado por esa voz áspera, esa mancha negra que tenía por bigote, ese lascivo modo de andar a grandes zancadas, ese incesante menear de cejas, ese ojo estrábico, esa mirada de agrio desprecio‒ se conjugaba con un desplante matizado de amargura. Sus arranques de calculada demencia expresaban lo que el resto de nosotros no tenemos el talento, y mucho menos la audacia, de decir. Al salir de la proyección preliminar de una película estelarizada por Doris Day, en la que esa inocente y sana doncella típicamente norteamericana pasa hora y media resistiéndose a los requiebros de Cary Grant, alguien preguntó a Groucho:
‒¿Conoce usted a Doris Day?
A lo que Groucho contestó con mordacidad:
‒¡Diablos! La conocí antes de que fuera virgen.
Admirábamos su pasmoso cinismo, sino también su jocosa crítica de los trillados convencionalismos de la conversación o de la etiqueta. En cierta ocasión, cuando estaba por salir después de una cena en su casa, le dije:
‒Me gustaría despedirme de tu esposa.
Me miró fijamente y me espetó:
‒¿Y a quién no?

Groucho perfeccionó la lógica de la locura y se mofó de la locura de la lógica. Considérese la manera en que renunció a seguir formando parte de cierto club: “No deseo pertenecer a un club que acepta a miembros como yo”.
Una magnífica variante de la paralógica de Groucho ocurrió un día que paseaba en coche cerca del mar con un amigo. Avistó un club de playa con una hilera de hermosas cabañas.
‒Ese sería un buen club para mí y mi familia.
‒Mmm… olvídalo, Groucho. No admiten judíos.
A esto, Groucho, cuya esposa no era judía, respondió:
‒¿Crees que permitan a mi hijo meterse en el agua hasta las rodillas?

Groucho era delgado, apacible y más pequeño  de lo que parecía en la pantalla de cine o de televisión. Hablaba con voz suave y sonreía nostálgicamente. Nunca lo oí reírse a carcajadas, ni siquiera de los chistes o de comediantes que le gustaban. Su expresión natural tenía ribetes de tristeza, pero en público se ponía una máscara de búho sardónico. Ocultaba sus emociones y no hizo confidencias ni a sus esposas ni a sus hijos. En realidad, era melancólico y solía deprimirse, como les ocurre a muchos cómicos.

Era lector voraz y se sentía orgulloso de que el escritor James Joyce hubiese empleado la palabra groucho en la novela Finnegan’s Wake (La Velada de Finnegan). En lo más íntimo de su ser deseaba haber sido escritor. Adoraba las canciones de los británicos Gilbert y Sullivan, y durante horas solía cantarlas ‒acompañándose con la guitarra‒ con esa voz estridente y nasal que era en sí una parodia.

Le interesaban profundamente los temas políticos, y se sintió halagado cuando supo que una noche, durante la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro inglés Winston Churchill recibió una llamada telefónica en su residencia oficial en la que se le iba a informar de un boletín del Ministerio de Guerra. Pero el gran estadista estalló: “¡No me interrumpan! ¡Estamos viendo una película de los Hermanos Marx!”

Por cierto, los Hermanos Marx fueron hermanos de verdad ‒al principio cinco‒, que escalaron rápidamente la cumbre de la fama en los espectáculos de variedades y en Broadway, durante la década de los años 20, con un estilo de comedia original, bullicioso y desenfadado.
En escena, los cuatro Hermanos Marx (Groucho, Chico, Harpo y Zeppo) hacían estragos en los guiones y les fascinaba interpolar de improviso frases desconcertantes. En una ocasión, Groucho se hallaba a la mitad de una escena amorosa chusca con una dama de aire arrogante y pecho formidable; tras bambalinas, Zeppo gritó de improviso:
‒¡Está aquí el hombre de la basura!
Aún de rodillas, Groucho respondió:
‒Dile que no queremos.

En otra parodia en la que Groucho representaba a Napoleón, los hermanos que estaban fuera del escenario interrumpieron la pieza haciendo que una trompeta tocara los primeros acordes de La Marsellesa, el himno de Francia. Zeppo gritó:
‒¡Majestad, nuestro himno nacional: La Mayonesa!
Groucho se dirigió al público: “El ejército debe de estar aderezándose”.

Tenía un popular programa de radio y televisión, en el que creó una especie de maestro de ceremonias nunca antes  (ni después) vista. Me hallaba detrás del escenario una noche en que uno de los concursantes resultó ser de una región rural. Llamémoslo Floyd.
‒¿Cómo conoció usted a su esposa?
‒Bueno, yo conduzco un camión…‒respondió Floyd.
‒¿La atropelló usted?
‒No. Ella estaba en el granero.
‒¿Chocó usted contra el granero?
‒¡No, no! Su familia había echado de menos algunos pollos.
‒¿Sentían nostalgia por los pollos?
‒No; habían advertido su ausencia, así que encendieron una luz en el patio del granero. Yo iba a recoger unos pavos y su padre gritó: “¡Los pavos están en el granero…!”
‒¿Se casó usted con un pavo?
‒¡No! Al acercarme al granero, un enorme zorrillo salió corriendo hacia el gallinero y una chica gritó: “¡Atrapen a ese zorrillo!” Así que salté sobre el animal y ella también cayó sobre él, y ambos olíamos tan mal que…
‒Es la historia más romántica que he escuchado.

Una vez ofreció escribir la solapa de uno de mis libros: “Desde el momento en que tomé el libro hasta que lo guardé, no pude dejar de reír. Espero leerlo algún día”.
Sin embargo, de todos sus juegos de palabras, el que más admiro es el siguiente: 

Querido Junior:
Discúlpame por no haberte contestado antes. He dejado de escribir tantas cartas últimamente, que me las vi negras para no contestar la tuya
.

El hombre sentía la necesidad de desinflar el decoro con la sátira. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en un campo de adiestramiento del Ejército para divertir a los soldados. En el cuartel del general en jefe, el teléfono sonó y Groucho levantó el auricular.  Como jamás iba a decir “Hola”, “Cuartel General” o siquiera “Despacho del general H…”, mi héroe canturreó: “Segunda Guerra Mundiaaal”.

Ante todo, detestaba la simulación. No toleraba el ocultismo, pero se le engatusó una vez para que asistiera a una sesión espiritista. Estuvo sentado, en silencio y con actitud respetuosa, mientras el “operador” miraba la bola de cristal, invocaba a las almas del más allá y respondía las preguntas de sus invitados con voz misteriosa y monótona. Tras un prolongado rato de omnisciencia, el hechicero recitó:
‒Mi médium… se está cansando. Sólo hay tiempo para una pregunta más.
Groucho la hizo:
‒¿Cuál es la capital de Dakota del Norte?

En sus últimos años se vio coronado por una renovada popularidad, sólo oscurecida por las muertes de sus hermanos y amigos. Además, Groucho fue víctima de una serie de padecimientos que le afectaron tanto el habla como la memoria. Creo que su muerte, en 1977, a los 86 años, lo liberó de la angustia de la incapacidad.

Y siento ahora una infinita tristeza al comprender que mis oídos no sufrirán con esa voz estridente y nasal, cuando peroraba: “Soy Hiram Trotter, de las encuestas de opinión Gallup. ¿Está usted en favor de que la CIA envíe ilegalmente rompecabezas armados a Fidel Castro”.



Revista Selecciones del Reader’s Digest, Tomo LXXXV, Número 507, Año 43, Febrero de 1983, págs. 11-15, Reader’s Digest Latinoamérica, S.A., Coral Gables, Florida, Estados Unidos

 

Nota: Como el 2 de octubre se recuerda otro año más del nacimiento de Groucho Marx (en 1890) quise compartir este artículo con los visitantes-lectores del blog.

viernes, 7 de julio de 2023

"La gente piensa que España colonizó América, pero la conquista fue pactada entre indígenas y españoles: el 95% de los conquistadores eran indígenas"

Por José Carlos Cueto

BBC News Mundo

 


 

 "El Descubrimiento de Europa" es un libro que cambia nociones.

Su autor, el historiador sevillano Esteban Mira Caballos, pasó tres décadas investigando una especie de historia a la inversa: la vida poco conocida de los primeros indígenas que arribaron a Europa desde 1493.

Y es que se sabe mucho de los nativos que se quedaron en América, pero bastante menos de todos aquellos que viajaron al Viejo Continente y lo cambiaron para siempre.

El libro cuenta cosas sorprendentes, como los beneficios que reclamaron sectores de las élites indígenas a la Corona española por haber participado en la conquista. 

O cómo varios de los primeros mestizos se entroncaron en lo más alto de la nobleza y oligarquía españolas. 

BBC Mundo conversó con Mira Caballos pocas horas después del lanzamiento del libro, que ya está dando mucho que hablar porque, según el historiador, no parece contentar ni a indigenistas ni a conservadores.

 

Es un libro detallista, con muchas fuentes y revelaciones sorprendentes, como el papel que reclamaron los indígenas en la colonización.

Cuando escribes sobre esta historia que puede cambiar varias nociones tienes que poner mucho aparato crítico; ponerte minucioso con las fuentes para ser creíble.

El libro genera debate porque cuenta cosas que se conocían a nivel académico pero no en la calle.

La gente piensa que España conquistó, colonizó y administró América, pero el 95% de los conquistadores eran indígenas.

¿Quién se va a creer que Francisco Pizarro, con 180 hombres, conquista Tahuantinsuyo con 2.000.000 km2? ¿O que Hernán Cortes, con 508 efectivos, conquista la federación mexica?

La conquista fue pactada entre indígenas y españoles. Cuando acaba, los propios indígenas se quedan como sargentos y alguaciles mayores y otros cargos. Permanecen combatiendo rebeliones de otros nativos. España mantiene toda la estructura indígena de cacicazgos, curacazcos y jefaturas.

De hecho, los curacas eran de los mayores hostigadores de lo suyos, extorsionándoles para pagar a los españoles lo que correspondía y mantener sus privilegios.

Muchos de estos conquistadores indígenas se presentan en España reclamando su labor. Los tlaxcaltecas, por ejemplo, recriminaban que Hernán Cortés no habría conseguido nada sin ellos. Y, a su vez, los chalcas reclamaban que ellos habían contribuido más que los tlaxcaltecas.

En España se presenta toda una legión de caciques, curacas, pipiltins y taínos reivindicando que fueron conquistadores y administradores pidiendo privilegios: prebendas, tierras, subtierras y títulos nobiliarios.

Y los conseguían. Se llamaban a sí mismos tan conquistadores como Hernán Cortés.

Mucha de esa nobleza indígena entronca con la nobleza española. Actualmente hay grandes nobles españoles que son descendientes directos de Huayna Cápac o del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.

Esa es una visión que ha causado sensación, independientemente de la parte oscura de la historia con la esclavitud, la violencia y las matanzas. 

 

No parece una versión muy acorde con las condenas actuales que recibe España y otros países colonizadores por su papel en esta etapa de la historia.

En la historia siempre está metida la ideología y en esto hay tres posiciones: negrolegendarios, rosalegendarios y los historiadores.

Los negrolegendarios acusan a España de genocida y de ese argumento no se mueven.

He trabajado muchos años en República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, México y Perú. Conozco bien el horror de lo que cometieron los españoles, auténticas matanzas como en la Antillas. Eso no se puede negar. Nadie los llamó para ir allí para civilizar ni salvar a nadie.

Hay una polarización muy grande. A los negrolegendarios no les puedes contar más que sobre el genocidio, pero también están los rosalegendarios, que creen que España fue la mejor, la salvadora de los salvajes.

El mismo discurso con que se justificaban en el siglo XVI lo repiten los rosalegendarios en el siglo XXI: eso de que fuimos salvadores, magníficos, maravillosos y que lo contrario es todo leyenda negra.

En el medio estamos los historiadores, que contamos las cosas en base a documentos y razonamientos históricos. He ido a congresos con historiadores cubanos, dominicanos y mexicanos y no hay grandes diferencias entre nuestras visiones más allá de matices.

La historia es un largo camino de cadáveres. El hombre es horrible. Se impuso el más fuerte sobre el más débil, pero es algo que hay que contar en su contexto y ya está. Los historiadores recibimos críticas de todos lados.

Los de Vox (partido español de extrema derecha) me ponen de vuelta y media, acusándome de masón comunista o ruso putineano. Los indigenistas también me critican.

Claro que existió la esclavitud y en Cuba se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX, pero tampoco hay que verlo como un punto oscuro para la historia de España, ni un mérito ni un demérito. Las cosas fueron como fueron y ya está.

Había eurocentrismo y desde el Viejo Continente se consideraba a las civilizaciones indígenas como bárbaras, pero no se les puede pedir que pensaran como un trabajador de la ONU en el siglo XXI.

Ni siquiera el padre Bartolomé de las Casas, fiel defensor del trato a los indígenas, se planteó la posibilidad de que estos pudieran vivir en su idolatría y fuera del evangelio.

De las Casas lo que plantea es que la evangelización debe ser por medios pacíficos y en eso hay que reconocerle que fue pionero. 

 

Se sabe mucho de los indígenas que se quedaron en América, pero no de los que fueron a Europa, el gran propósito de su libro. Muchos fueron esclavizados.

España descubrió América el 12 de octubre de 1492, pero pocos meses después, en el viaje de regreso de Cristóbal Colón, ya estaban llegando americanos a Europa y descubriéndola.

Siempre tenemos la idea de un flujo unidireccional, pero fue bidireccional desde el primer momento.

Desde 1493 llegan los primeros indígenas y se produce un gran flujo de personas, mercancías, ideas, productos, enfermedades.

 La cepa virulenta de la sífilis llegó a España desde América cambiando hábitos de vida. Pero también llegaron plantas medicinales para combatirla que se administraron en Sevilla desde 1520.

En los primeros años muchos indígenas llegaron a España como esclavos y Sevilla se convierte en un gran foco de comercio de esclavos. Muchos fueron marcados para registrar su propiedad.

Aquí hay que reconocer que la reina Isabel la Católica se opuso a la esclavización de sus nuevos vasallos. Muy temprano, en 1500, prohíbe la esclavitud con las excepciones de los indígenas caníbales y los capturados en guerra justa.

Después, en 1530, se prohíbe la esclavitud entera, pero la Corona da marcha atrás por las rebeliones indígenas. Los españoles la convencen de que no pueden hacer frente a esas rebeliones si no capturan a indígenas que luego sirvan de esclavos.

Abolir la esclavitud se volvió difícil por los alzamientos y porque otros, aprovechándose, hacían pasar indígenas pacíficos por rebeldes para justificar la esclavitud a través de la guerra justa. No era una política de Estado, sino acciones individuales.

Hubo mucha oposición y hasta represalias de los dueños contras los esclavos que pretendían liberarse, pero aún así, se liberaron prácticamente los esclavos indígenas en España desde 1542.

Aunque siguió el flujo, dado que Lisboa seguía siendo un polo importante de venta de esclavos y los portugueses continuaron comerciando a indígenas brasileños, cuya protección no era garantizada por la Corona de Castilla. 

 

Una esclavitud que empezó precisamente con Cristóbal Colón, un dato con el que quizás no se le vincula tanto.

Es verdad que Colón empieza y pretende plantear un tráfico indígena de los naturales de América a España y, si le hubieran dejado, América se habría convertido en un gran reservorio de esclavos para Europa.

Aunque también es cierto que Colón estuvo presionado por las circunstancias. La Corona quería rédito, ver si su empresa era rentable. La factoría colombina corría el riesgo de quebrar. Colón se veía obligado continuamente a tratar de justificar la rentabilidad y viabilidad de su proyecto.

Se da cuenta de que no había tanto oro y se plantea, para convencer a la Corona de que aquello era rentable, de que se podían llevar miles de esclavos y venderlos en los mercados europeos.

No pienso que Colón fuese un santo o un demonio, sino también un personaje de su tiempo que efectivamente inicia el tráfico de esclavos de América a Europa. 

 

¿Qué tanto aportaron los indígenas al contexto sociocultural de Europa cuando llegaron?

En Europa y en España se desconoce la influencia brutal de América desde el comienzo.

Primero, genéticamente, porque aunque a muchos indígenas les permitieron regresar, el 90% de los que llegaron se quedó, entre otras cosas porque muchos vinieron muy chicos a la península ibérica y no conocían otra realidad.

Muchos se integraron. Luego también llegaron miles de mestizos.

Culturalmente, ¿cuántas palabras en el castellano proceden del mundo indígena? Tiburón, piña, tomate... un porcentaje muy alto de las palabras del castellano procede de los distintos idiomas indígenas.

A nivel gastronómico, dos de los grandes platos españoles, el gazpacho y la tortilla española, tienen ingredientes protagonistas totalmente americanos. El gazpacho se hace a base de tomate, que es una planta americana. La tortilla de patatas se hace con un tubérculo peruano.

Muchas veces no somos conscientes de que gran parte de nuestra cultura tradicional, nuestra gastronomía y costumbres, proceden del mundo indígena. 

También sorprende la cantidad de obras de arte que llegan de América desde muy temprano.

El Crucificado de la Hermandad del Baratillo de Sevilla, muy devocionado aquí, llegó en los años 20, fabricado con caña de maíz por los indígenas del Colegio de San José de los Naturales en México.

No se sabía que muchos de los cruficados devotos españoles proceden del mundo americano, fabricados allí desde los primeros años en el siglo XVI por indígenas. Son cosas que le cuentas a la gente y no se lo puede creer.

Hay inventarios del Gabinete de Antigüedades del Duque de Medina Sidonia con penachos de pluma, objetos de oro, muchos enseres por la fascinación por conocer lo que había allí, lo que tenían allí las culturas y las civilizaciones. El flujo fue verdaderamente impresionante.

Cuando le cuentas todo esto a los más conservadores, especialmente el tema genético, creen que es una aberración cuando decimos que por la sangre española corre sangre indígena.

Es lo que sorprende tanto en España, también por nuestro egocentrismo de que fuimos el Imperio, los que fuimos allí. Eso de que ellos vinieran y nos influyeran remueve conciencias.

 

¿Puede esto tener algo que ver con racismo?

 No tengo claro que hubiese tanto racismo como clasismo, incluso hoy.

A España también llegaron cientos de mestizos enviados por sus padres desde América con una historia diferente.

El mejor ejemplo es Francisca Pizarro Yupanqui, que llega rica a España, se traslada la corte de Felipe II y llega a vivir en un palacete en Madrid.

Los mestizos ricos que llegan a España forman una auténtica oligarquía mestiza, son de los más reconocidos en los pueblos o ciudades que habitan y no existía problema racial.

Si eras mestizo con dinero, no había problema, eras poderoso y te casabas con una española blanca.

Si eras pobre, sí sufrías discriminaciones, pero no tanto por la raza sino por la pobreza. Sorprende que sean comportamientos que pasan ahora al igual que en el siglo XVI.

 

Curioso que los indígenas también consideraran a los españoles como bárbaros, como cuentas en el libro

Es que en América había distintas civilizaciones en distintos grados evolutivos con logros que no existían en Europa.

Por ejemplo, la capacidad de distribución del imperio inca del Tahuantinsuyo no existía en el Viejo Continente.

La visión de los indígenas sobre Europa variaba en medida de donde vinieran. Si un indígena venía de Tenochtitlan, poco se impactaba, porque esta ciudad doblaba en tamaño a Sevilla.

Si venía un indígena de la zona selvática de Florida, Ecuador, etcétera, les parecía un mundo bárbaro. Se sorprendían que hubiese tanto infanticidio, tanta pobreza por las calles, tanto indigente, tanto truhan. Más que impresionarse por edificios modernos, les llamaba la atención la extrema pobreza.

Ellos venía de sociedades humildes y sencillas, pero mucho más redistributivas. En muchas comunidades aborígenes no se permitía esa miseria entre sus miembros.

Muchas sociedades americanas vivían de manera mucho más armónica que en Europa y su evolución fue cortada de manera abrupta por los españoles. Destruyeron grandes civilizaciones.

 

En el libro también rompes con el estereotipo de que los indígenas que llegan a Europa eran unos ingenuos.

Tenemos esa idea del indígena ingenuo y para nada. En cuanto llegan aquí, montan redes clientelares para ayudarse entre ellos.

Es interesante que, si bien en América ellos no se consideraban indígenas, en Europa sí asumen esta conciencia de clase y la aprovechan.

Como indígenas contaban con beneficios que no tenían otras minorías y se organizaron entre ellos en cada pueblo para defender sus derechos.

Hay un caso muy llamativo de un tal Esteban de Cabrera, un indígena muy longevo liberado por la Casa de Contratación que se dedicaba a animar a indígenas esclavos para que pidiesen su libertad.

Y ya avanzado el siglo XVI, estos indígenas aprenden a moverse como pez en el agua en los tribunales. Había una estructura en España con procuradores indígenas que facilitaban los trámites de los suyos conociendo todo el corpus legal español.

Incluso, los indígenas aprendieron a destacar que no tenían sangre judía cuando reivindicaban nobleza y linaje, sabiendo que los españoles lo valoraban mucho.

El libro también rompe con ese estereoptipo del indígena ingenuo y permanentemente engañado. Se sueltan pronto y acaban entendiendo muy bien sus privilegios y todos los resortes judiciales y penales de España.

Una cosa importante: los indígenas jamás cuestionaron la esclavitud, ellos cuestionan su esclavitud como personas declaradas libres por la Corona de Castilla, pero no la esclavitud de los negros, de los africanos. Así era la mentalidad de la época. 

 

¿Cómo fue la vida de los humildes que conseguían su libertad?

Difícil. Dependía de sus oficios. Algunos eran sastres, zapateros, agricultores. Esos, cuando se liberan, tienen más posibilidades.

Muchos otros no, y cuando los liberan, siguen trabajando en servidumbre, como criados. Y tenían suerte. Otros acabaron mendigando.

En 1653 había tantos indígenas vagabundos en España que se dio una real orden para que se recogiesen a todos y se devolviesen a América.

Hay muchas diferencias en cómo les fue. Los nobles, por ejemplo, eran pensionados por la Corona.

Es importante destacar que los indígenas siempre fueron recibidos por el rey. Tenían vías directas con el monarca y se podían comunicar con cartas.

Si un español cualquiera quería verse con el rey lo tenía difícil.

Pero este consideraba a los indígenas como vasallos suyos que vivían a miles de kilómetros de distancia. El rey nunca había viajado a América ni pensaba viajar. Por tanto, quería estar informado y tener conexión directa. 

 

Fuente:

Conquista Pactada

jueves, 16 de marzo de 2023

Colección Sabueso

Ediciones Picazo

1966-1967

En la misma época salió otra colección de Picazo llamada Pequeño Sabueso en tapa dura pero sólo se indican dos títulos publicados y además otra serie denominada Gran Sabueso con una sola obra editada, y que figuran al final del primer listado.

Algunas de las obras pueden ser ubicadas en otras colecciones como Círculo del Crimen, Bestsellers Serie Negra, Polismen o en El  Búho de Plaza & Janés que figuran en este blog.


1.  Stuart Palmer. El Enigma de la Banderilla Azul

2. Gordon Ashe (John Creasey). La Muerte Nada bajo el Agua

3. John Blackburn.Vientos de Medianoche

4. Ellery Queen. Los Cuatro Johns

5. Bernard Newman. Un Espía en el N° 10

6. Pat Bannister. 7 Votos para Morir

7. Lawrence Treat. Los Brazos de Venus



Colección Pequeño Sabueso

1. Gertrude Dowds. La Misteriosa Torre Redonda

2. Mary Cunningham. El Collar de Esmeraldas Perdido


Colección Gran Sabueso

Whit Masterson. Homicidio Justificado.711, Policía Necesita Ayuda



jueves, 9 de febrero de 2023

¿Cuáles son las formas más eficaces de estudiar para un examen (y cuáles no funcionan tan bien)?

Por Paula Adamo Idoeta

BBC News Brasil 


No es raro que los estudiantes se sientan frustrados cuando no consiguen buenas notas a pesar de haber estudiado mucho para un examen. También hay quienes sienten que olvidan rápidamente lo que han aprendido pocas semanas antes de la prueba.

Estos son dos de los desafíos que son especialmente importantes para los estudiantes recién llegados a la universidad, que se enfrentan a contenidos mucho más voluminosos y complejos que los que reciben en la escuela y a menudo tienen que compaginar los estudios con el trabajo.

"Hay estudiantes que se esfuerzan tremendamente, pero de manera equivocada y acumulan muchos conocimientos superficiales o declarativos, sin lograr alcanzar un nivel más conceptual", le dijo a BBC News Brasil Matthew Bernacki, profesor asociado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos.

Bernacki se dedica a la ciencia del aprendizaje, lo que en la práctica se traduce en ayudar a los estudiantes a rentabilizar al máximo el tiempo y el esfuerzo invertidos en sus estudios.

En su trabajo él explica qué técnicas han demostrado ser más o menos eficaces, según sus propias investigaciones científicas y las de otros investigadores del sector.

Basados en sus conclusiones te ofrecemos tres de las técnicas habituales que consideran menos eficaces junto a alternativas de cómo sustituirlas en la práctica.

 

1. Releer y Subrayar 

Aunque la lectura y el subrayado de textos son una parte importante del aprendizaje, no suelen ser suficientes para que los a

La relectura, en particular, requiere un esfuerzo y un tiempo que no siempre compensan, porque "da una falsa sensación de familiaridad con el contenido".

"Cuando abandonas el texto, no puedes reproducir lo que has leído", dice Bernacki.

"En cuanto al subrayado, hay pruebas contradictorias: si se utiliza (la técnica) como un proceso intencionado, se reflexiona sobre lo que se está subrayando en el texto, se toman notas y se utilizan para avanzar en la estrategia (de estudio), puede ser muy productivo", dice el investigador.

"Pero si subrayas sin ningún propósito en particular, o si lo haces sólo como una forma de mantener la atención en el texto, puede que obtengas menos beneficios".

Sustitúyelo por:

Aprendizaje "activo":el Centro de Aprendizaje de la UNC considera la lectura como un paso previo al aprendizaje. Para aprender realmente el contenido, es más eficaz interactuar activamente con él. He aquí algunas ideas del centro para hacerlo:

  • Crea preguntas, problemas o "cuestionarios" para que te respondas tú mismo. Es lo que Bernacki denomina "práctica de readquisición" de contenidos.
  • Al ponerte a prueba, aumentas tu capacidad de retener el contenido que has estudiado, explica el investigador.
  • Explícate el contenido a ti mismo, en voz alta, con tus propias palabras.
  • Para contenidos técnicos, como las matemáticas, conviene detallar el problema y los pasos para resolverlo.

 

 2. Estudiar a última hora

 Pasar el día antes de un examen estudiando es una práctica habitual para intentar hacerlo bien. Pero el esfuerzo suele servir sólo para salir bien en ese examen y no para memorizar realmente el contenido.

 "Solemos meter todo el estudio en un intervalo muy pequeño, que puede servir en lo inmediato, pero no a largo plazo", explica Bernacki.

Sustitúyelo por:

Sesiones de estudio cortas y espaciadas: en lugar de estudiar varias horas justo el día antes del examen, merece más la pena realizar sesiones de estudio cortas pero espaciadas a lo largo de varios días sobre el contenido que quieres aprender.

"Lo importante es cómo utilizas tu tiempo de estudio, no la duración del mismo", dice el director del centro de aprendizaje. "Las sesiones largas provocan pérdida de concentración y, en consecuencia, menos aprendizaje y retención".

En la práctica, puede que vayas a estudiar el mismo tiempo (o menos) que si lo dejaras todo para el día anterior.

La ventaja es que le dará tiempo a su cerebro para reforzar las conexiones neuronales de ese aprendizaje, que tendrá más probabilidades de convertirse en un recuerdo duradero.

 

3.  “Multitareas”

Ya hay múltiples investigaciones que indican que estudiar con distracciones -por ejemplo, de mensajes de WhatsApp o videos en TikTok- es ineficiente no sólo porque estás dividiendo tu atención, sino porque el propio hecho de estar cambiando continuamente de pantalla o dispositivo te hace perder tiempo y energía.

Sustitúyelo por:

La técnica "pomodoro", o estudiar en bloques: la recomendación de Bernacki para no sufrir distracciones es establecer bloques de estudio. Por ejemplo, marca 35 minutos en el reloj y, en ese periodo, dedícate exclusivamente a estudiar un contenido, desconectándote de todas las distracciones.

Después, tienes cinco minutos para recompensar a tu cerebro con alguna distracción, por ejemplo, tomando un tentempié o consultando tus mensajes. Y luego vuelves para otro bloque de 35 minutos de estudio.

Este método se conoce como "pomodoro", en referencia a esos aparatos con forma de tomate para contar los minutos. Esta técnica ayuda no sólo a evitar la pérdida de tiempo con distracciones, sino también a mantener el cerebro motivado con la perspectiva de una "recompensa".

 

Consejo Final

La "autorregulación" en el estudio

Bernacki señala, sin embargo, que no basta con aplicar las técnicas anteriores.

Bernacki señala, sin embargo, que no basta con aplicar las técnicas anteriores como si fueran fórmulas mágicas que funcionan en todo momento, sino que hay que identificar qué técnicas son las más adecuadas para cada objetivo de aprendizaje. Esto pasa por lo que el experto denomina autorregulación en los estudios.

Las técnicas buscan facilitar la labor a la hora de estudiar un determinado contenido para una prueba, pero por sí solas no son suficientes para lograr buenos resultados.

"Se trata de analizar la tarea, comprender cuál es el objetivo de aprendizaje, de qué recursos dispongo y elegir la estrategia que se ajuste a ello", explica.

"A veces el conocimiento es muy concreto y explícito: por ejemplo, un hecho, una definición, una fórmula, que puede estudiarse más brevemente. Pero otras cosas son más complejas, tienen múltiples pasos o requieren una comprensión más conceptual. Son más difíciles de estudiar todos a la vez. Así que tienes que generar tu propio conocimiento y tus propias respuestas y así poder autoevaluarte: '¿He entendido bien esto?".

Bernacki afirma que las técnicas tienen base científica y pueden ser utilizadas por cualquier estudiante en el mundo que quiera mejorar su rendimiento.

Al mejorar nuestra forma de estudiar, logrando mayor eficiencia y autorregulación, influye también positivamente en nuestra motivación.

 

Fuente:  

Formas más eficaces para estudiar