domingo, 11 de diciembre de 2016

Ayude a sus Hijos a Hacer Amigos


Por Jean Parvin

Steve Crawford, de nueve años, tuvo dificultades para hacer amigos cuando su familia se mudó de una ciudad a otra.. Un día, una familia en la que había un niño casi de la edad de Steve se mudó a una casa de la misma calle.

-Vamos a darles la bienvenida –propuso la madre de Steve.

Media hora después, Steve y Pat Mullins andaban correteando en el jardín.
Su amistad creció década tras década, y les ayudó a superar muchos escollos de la vida. Cada uno se casó y formó una familia. Cuando murió la madre de Pat, víctima de cáncer, él acudió a Steve en busca de consuelo. Dos años después falleció el padre de Steve, y él buscó a Pat.
En 1987, Steve, que a la sazón vivía lejos de Pat, se vio en peligro de perder su negocio. Fue de visita a su pueblo, y pasó una noche entera hablando del problema con Pat, que le recordó:
-Hemos pasado tiempos difíciles juntos. Y tú siempre has sabido rehacerte. Esto es sólo un bache en el camino.
Gracias al apoyo moral de su amigo, Steve Crawford reconstruyó su compañía, que cuatro años después se convirtió en una gran productora de tarjetas de felicitación.
“Un amigo es alguien que está con nosotros en las buenas, pero también en las malas”, comenta Steve. “Pat me ayudó a creer que podía empezar de nuevo”.

Las amistades más firmes y duraderas suelen forjarse en la infancia. ¿Recuerda usted al chico del vecindario que le enseñó a trepar a los árboles? ¿O a la amiga que le ayudó a vestirse para su primera cita? La mayoría de niños encuentran un compañero con el que descubren cómo es la vida, y con quien comparten las penas y las alegrías que surgen mientras van creciendo.

Los amigos son un puente entre la familia y el mundo; nos dan la certeza de que   pertenecemos a este, y nos brindan su apoyo. Robert Selman, coautor de Making a Friend inYouth (“Haciendo amigos en la juventud”) señala: “Con los amigos de la infancia ensayamos todas las demás relaciones íntimas que tendremos a lo largo de nuestra vida. Ellos nos dejan una huella”.
Kenneth Rubin, psicólogo de la Universidad de Waterloo enOntario, Canadá, al hablar de las personas que en su niñez fueron desdichadas y aprensivas y que luego se convirtieron en adultos sociables, dice: "Lo que ocurre en muchos casos es que encuentran un amigo".

A algunos niños les cuesta mucho trabajo hacer amigos, pero con la orientación y el apoyo adecuado lo pueden lograr. Aunque no es posible que usted controle la vida social de su hijo, hay formas de alentarlo y de ayudarle a hacer buenas migas con otros muchachos.


1. Participe en el Proceso
Un error en el que caen algunos padres de familia, según los expertos, es pensar que sus pequeños harán amigos por sí solos. El psicólogo Thomas Berndt advierte: “Los chicos no pueden cultivar amistades a menos que reúnan con frecuencia”. Las circunstancias pueden exigir que el padre o la madre faciliten los encuentros.

Después de mudarse a otra ciudad, Dana y Ruth Shaw intervinieron para que sus cuatro hijos hicieran amigos. A pesar de que los niños se oponían, los padres insistieron en que fueran a un campamento de verano organizado por su iglesia. Al cabo de una semana en el campamento, los niños habían cambiado de opinión.

-¡Adivinen!- dijo Aaron, de 13 años-. ¡La mayoría de los chicos del campamento van a la escuela donde nos inscribimos.

“El campamento dio a mis hijos la oportunidad de iniciar amistades”, señala Dana Shaw. “De otra manera, al ingresar en la escuela no habrían conocido a nadie”.

Los padres deben idear maneras de participar sin pasar por alto  la dignidad del hijo. Cuando Steve Wurfel inició el sexto grado en una escuela nueva para él, se sintió muy solo; sus mejores amigos estaban inscritos en otro plantel. Pero le resultaba difícil hablar de ello. Una noche, su madre, Sara Fitzgerald, sacó sus diarios  de la adolescencia y le leyó a Steve algunos pasajes en los que narraba las experiencias que tuvo al ingresar en una escuela nueva. “Los diarios”, explica, “fueron mi mejor recurso para demostrarle a Steve que todo el mundo se topa con esos problemas en algún momento”.
Las palabras leídas por su madre reflejaban la misma pena que Steve sentía, y le permitieron poner las cosas en perspectiva mientras buscaba amigos.

2. Ayude a su Hijo a Reforzar con Logros su Confianza en Sí Mismo
Mi madre me dijo un día: “Si no sabes nadar, nunca te invitarán a la piscina. Y si no sabes bailar, no te invitarán al baile de fin de año”.

Tenía razón: tan pronto como aprendí a nadar y a bailar, me llevaron a la piscina y al salón de baile.

Cuando los niños son competentes en algo, su autoestima crece y surgen las oportunidades de conocer a otros. “La amistad se basa en intereses comunes”, observa Berndt. “Si su hijo no tiene muchos amigos, despiértele el intereses en los que pueda fundarse una amistad.

Los padres pueden ayudar a sus hijos a encontrar una actividad propicia presentándoles muchas alternativas. El gusto por el fútbol o por la actuación no aflorará a mensos que el chico tenga la ocasión de explorar esos terrenos.

Cuando tenía 13 años, Michael Easton estaba menos desarrollado que los demás niños de su edad, así que se apartaba de los deportes y no iba a la playa con sus condiscípulos. Sus padres apoyaron su decisión de iniciar un programa de entrenamiento de pesas en un gimnasio. Meses después, los resultados estaban a la vista. Con sus nuevos amigos del gimnasio, Michael pronto empezó a practicar otros deportes y se impuso a sí mismo retos en actividades nuevas para él. “Cuando mi condición física mejoró, tuve la suficiente seguridad en mí mismo para acercarme a los demás”, explica Michael, que hoy hace planes para estudiar medicina. “Cualquier interés que cultivemos nos abre puertas”.

3. Dé a los Chicos Libertad de Acción
Aunque es bueno orientarlos, ellos tienen que tomar algunas decisiones. Por ejemplo, los padres suelen preocuparse por el modo de vestirse o de peinarse de sus hijos. Según los expertos, más vale dejar que experimenten, según los límites razonables. “Para los adolescentes, una de las maneras de adquirir seguridad en sí mismos es pertenecer a un grupo, y los grupos se forman, entre otras cosas, de acuerdo con el aspecto de sus integrantes”, observa Robert Brooks, experto en psicología de niños y adolescentes.

Un sábado, Mona Ojeda llevó de compras a Jason, su hijo de 12años, y se quedó pasmada cuando él se probó la camisa más estrafalaria que ella había visto en su vida.

-Es lo que usan todos mis amigos -explico Jason.

Mona miró aquella monstruosidad roja y morada con flores doradas y recordó algunas prendas que le había gustado ponerse de jovencita.

-Mi madre las consideraba extravagantes, pero me permitía usarlas -dice-. De modo que accedí a que Jason se llevara esa camisa.

Otro aspecto en el que los hijos necesitan libertades es la elección de amistades. Por mucho que los padres deseen que tengan amigos, no querrán que escojan a jóvenes indeseables. “Pero a menos que haya peligro”, advierte Brooks, “es mejor dejar que los chicos descubran por sí mismos cuáles amistades les convienen y cuáles no”.

Eleanor Whiteside ha tratado siempre de aceptar a los amigos de su hijo. Pero cuando David tenía 13 años, empezó a frecuentar a un muchacho a quien ella consideraba rezongón y falto de educación. Una vez entró en la cocina y tomó comida sin pedir permiso. Eleanor se lo comentó a David, pero no le sugirió que dejara de verlo. Al poco tiempo la relación se enfrió por sí sola.

-Es dominante y grosero -explicó David-. Ya no me gusta andar con él.

4. Respete las Diferencias
Hay que tener presente que los niños son distintos unos de otros en lo que se refiere a sus necesidades de relación. No todos necesitan tener muchos amigos. “Cantidad no es lo mismo que Calidad”, indica Rubin. Para algunos pequeños, uno dos amigos son suficientes. 

Por ejemplo, Sarah Kellar, de 12 años, es una niña inteligente y creativa la que le encantan el ballet y el piano. Cuando no está jugando sola, pasa largos ratos con su única amiga íntima. Su hermana, Rachel, de nueve años, es todo lo contrario. Jane, la madre de ambas comenta: “A Rachel siempre la estoy llevando de una actividad social a otra. Antes insistía en que Sarah fuera más sociable, pero terminé por darme cuenta de que sus necesidades y las de Rachel son distintas”.

5. Ponga el Ejemplo
Los padres de familia que recuerdan los cumpleaños de sus amigos y organizan reuniones con ellos, les inculcan así a sus hijos la importancia de la amistad. “El pequeño imita la manera en que sus padres interactúan con sus propios amigos”, expresa Steve Crawford.

En muchas familias, las lecciones sobre la necesidad de escuchar a los demás e interesarse en ellos pasan de una generación a otra. El ministro protestante Steve Banning recuerda el cuidado con que su padre trataba a sus amistades. “Estoy seguro de que sus amigos no eran perfectos”, dice. “Pero nunca le oí hablar de los demás en forma negativa”.

Cuando el padre de Steve, también ministro, fue transferido a una nueva iglesia, siguió cultivando sus amistades con cartas y telefonemas. “Hace poco mi padre recibió una llamada de un amigo suyo al que conoció hace 20 años”, cuenta Steve. “El hijo de aquel hombre buscaba empleo en nuestra zona. Mi padre insistió en que el muchacho se quedara con él hasta que encontrara dónde vivir”.

Banning se esfuerza por transmitir esas lecciones sobre la amistad a James, su hijo de 13 años. “Ante todo, quiero que trate a la gente con respeto y comprensión”, dice. “Gracias a  esas virtudes, mi padre se lleva muy bien con los demás”.

Pocos dones hay más grandes que la amistad. Y con amor, paciencia y una orientación prudente, podemos ayudar a nuestros hijos a conquistar ese tesoro.

            
 Revista Selecciones del Reader’s Digest, Tomo CVI, Número 634, Año 53, Septiembre de 1993, págs. 105-109,  Reader’s Digest Latinoamérica, S.A., Coral Gables, Florida, Estados Unidos

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