Empezó el mes más feo del año: tenso, deprimente, idiota en sus detalles, plagado de consumismo asqueroso e imbécil; lleno de sentimentalismo hipócrita y vomitivo en lo religioso, regalos por obligación, comilonas rutinarias, borracheras, pleitos, robos, incendios, accidentes de tránsito y muertes.
Y después: Jesucristo, si te he visto no me acuerdo de tí hasta el otro año.
Y después: Jesucristo, si te he visto no me acuerdo de tí hasta el otro año.
Como siempre cada año cuando vienes, diciembre... Adoro Odiarte.