lunes, 1 de julio de 2013

Déjà Vu: La Reunión de Ex Alumnos

Vamos al grano:

Me encontraba revisando obras en un puesto de libros y se me acerca un ex compañero de clases del colegio.
Nos saludamos y me avisa que habrá una reunión de ex alumnos por el aniversario del colegio en el centro de la ciudad. Me indicó que iban a ir fulano, zutano, mengano y perencejo, unos 20 tipos en total.

A modo de bromita sin gracia me dijo que no iban a ir los del bullying (acoso escolar) del salón de clases.

Me pidió que fuera y con dudas le respondí que no sabía si podría asistir porque estaría ocupado ese día.

Nos despedimos y me quedé pensando.

Y sentí otra vez el  déjà vu.                                       

Ya lo dije antes: a reuniones de ex alumnos NO VOY porque me importan un comino.

Qué haría en esas circunstancias: ¿hacerme el tonto, poner cara de hipócrita, dar saluditos estúpidos, oír bromas necias, contestar a una serie de preguntas desagradables e imbéciles que no me da la gana responder y tener que soportar tanta incomodidad porque no le tengo ninguna confianza a esa gente?

Ah, sí, después de la reunión la sarta de adultos inmaduros iría a comer y a emborracharse, a hablar un montón de babosadas y a continuar tratando de dorar la píldora con su tonito de qué agradable, qué digna de recuerdo fue esa bazofia como la época dentro del insoportable manicomio-cárcel llamado colegio. 

Al final soltarían la inaceptable idiotez de nos veremos el próximo año.

Con eso no engañan ni a un burro.

Simplemente no fui al aniversario porque esa época de secundaria para mí ya murió hace tiempo y no tengo ganas de desenterrar a los muertos, aparte que me siento una tremenda incomodidad al  toparme con gente que me discrimino, escupió, trató mal y un montón de pesadillesca escoria con ellos junto con los insoportables profesores, cuando muchos eran los reyes del maltrato físico y psicológico a muchos alumnos (otros lo son actualmente y algunos en otros lados están metidos hasta en el repugnante acoso sexual).
Otra cosa muy distinta es que en mi caso sea profesor de secundaria pero estoy dispuesto a no cometer  la misma clase de errores que cometían o cometen esos pseudo profesores.

Cuando estaba en el colegio me sentía algo así como el personaje de Jack Nicholson en Atrapado sin Salida (Alguien voló sobre el nido del cuco). Muchas otras veces pienso en que viví durante la secundaria mi propia versión de dos de los personajes de Mario Vargas Llosa en su novela La Ciudad y los Perros: una mezcla del Poeta y el Esclavo.

Además no se puede retroceder el tiempo y tampoco sirve para nada ponerse a pensar en que mejor me hubiera cambiado de aula, de colegio, que no debí haber hecho esto o lo otro y no me hubiera pasado esto o aquello, etc.

Lo que sucedió fuera malo mezclado con lo bueno pues ocurrió y no se puede cambiar ya que tenemos que sobrellevarlo y seguir viviendo. A mis muertos -mis recuerdos amargos- los dejo en paz porque enterrados en mi memoria no me molestan.


Si la próxima vez me vuelven a mencionar otra odiosa reunión simplemente soltaré mi volcán Krakatoa personal y diré la verdad: que no me reuniré jamás con inmaduros que se siguen autoengañando al añorar un pasado que por muchas razones fue un desperdicio de tiempo, un fiasco, un tormento, una vergüenza... en otras palabras, un intolerable montón de caca.