lunes, 27 de mayo de 2024

Un Día como Hoy en un Libro

Y en efecto, para llevar a cabo tal proyecto ―y acaso para averiguar la suerte de Hudson— aquel mismo año fue enviado Thomas Button con instrucciones de que, una vez alcanzado el extremo sur de la bahía de Hudson, debía enderezar rumbo hacia el oeste, hasta «tomar tierra en el continente opuesto, hacia los 58° de latitud…»
En abril de 1612, Button partió con dos navíos, pasó por el estrecho de Hudson, descubrió un cabo en la isla de Coat y alcanzó la costa oeste de la bahía de Hudson, a la que dio el nombre, muy significativo, de Hopes Check. Desde aquí se dirigió al sur hasta llegar a un río al que denominó Puerto Nelson, donde pasó el invierno muy penosamente. Después, y tras celebrar consejo con su tripulación, decidió buscar el paso más hacia el norte; siguiendo su proyecto, alcanzó los 65°, tocando en el ángulo sudoeste de la isla de Southampton y, al no encontrar salida, volvió a la entrada del estrecho de Hudson para observar las mareas; de ella dedujo que el verdadero paso debía estar al norte de la isla de Southampton. Ello motivó que, en 1614, fuese enviada una nueva expedición al mando del capitán  Gibbons; pero el viaje fue un completo fracaso. En 1615, Robert Bylot, que había participado en todos los viajes reseñados, llevó a cabo un nuevo intento para descubrir el misterioso y esquivo paso.
Es el cuarto viaje organizado por la compañía fundada poco después del regreso de los expedicionarios sublevados de la cuarta expedición de Hudson, y en él participa como piloto William Baffin, también veterano en las navegaciones del Ártico.
Bylot parte del Támesis el 16 de abril de 1615, y el 27 de mayo reconoce la isla de la Resolución; tres días después penetra en el estrecho de Hudson, hasta alcanzar la isla Salisbury, y desde allí pone rumbo a la isla de Southampton, donde se desengaña de la existencia del paso y ordena el regreso. Un segundo viaje, en 1616, tampoco proporcionó resultados satisfactorios, ni los de Hawbridge (1617) y el del danés Jens Munk (1619). Se abre entonces un paréntesis en los intentos descubridores, que no se reanudarán hasta 1631, con el viaje de Lucas Foxe, quien exploró detenidamente la costa de la isla de Southampton, llegando a la conclusión de que no era factible la existencia de un paso por aquella zona, también hizo un detenido examen de la costa inexplorada de la bahía de Hudson. Simultáneamente, otro navegante, Thomas James, partió de Bristol, exploró aquellas regiones y llegó a idénticas conclusiones que Foxe. En consecuencia será abandonada la búsqueda del paso que no sería definitivamente descubierto sino casi dos siglos después.

La Conquista de la Tierra, de Juan Maluquer de Motes et al


 


Heinz Alfred Kissinger (que más tarde se convirtió en el asesor Henry A. Kissinger) nació en Fürth el 27 de mayo de 1923. Muchos recuerdan todavía aquel año. El desempleo alemán había alcanzado sus máximas cotas. La gente se hallaba dividida porque los extremistas de todas clases propugnaban ya fuera la subida al poder de los militares, la socialización de las empresas o bien la supresión de los judíos.
Friedrich Ebert era presidente de Alemania. El país estaba intentando resolver desesperadamente el problema del desempleo y luchaba contra la ruinosa inflación. Durante el invierno de 1971 conocí en Fürth a un hombre de setenta y ocho años que recuerda que contrajo matrimonio en 1923 y que aquel fue el año en el que la rápida inflación sacó de sus casas a miles de personas sin un céntimo.


Las Aventuras de Kissinger, de Charles R. Ashman (traducción de María Antonia Menini)




 

Almirantes de todos los tiempos

Heihachiro Togo (1847-1934).
La figura más sobresaliente de la marina japonesa.
Estudió en Greenwich (Inglaterra) en 1871-78.
Luchó en la guerra chino-japonesa (1894-95).
Durante la guerra ruso-japonesa fue comandante en jefe de la flota japonesa que derrotó a la rusa en las batallas del Mar Amarillo (agosto 10, 1904) y Tsushima (mayo 27, 1905), pero los japoneses la llaman Batalla del Mar del Japón. En ella, Togo destruyó a la flota rusa del almirante Rozhéstvenski, quien realizó un largo viaje desde el Báltico para llegar a la zona de lucha. La nave insignia de Togo era el acorazado Mikasa. Los japoneses perdieron 800 hombres en la batalla y los rusos 9.000 (incluidos los prisioneros, entre ellos el almirante gravemente herido).
Togo fue hecho conde (1907) y marqués (1934), por el emperador. 

Almanaque Mundial 1981


Günther Lütjens. Almirante alemán (1889-1941).
Luchó en la batalla de Jutlandia en 1916. En 1940 comandó las naves Gneisenau y Scharnhorst, en la campaña de Noruega. En julio de 1940 sucedió al almirante Wilhelm Marschall como comandante en jefe de la flota de alta mar alemana e izó su insignia en el poderoso acorazado Bismarck. Esta nave, de 41.000 toneladas, armada con ocho cañones de 15 pulgadas, era una de la más poderosas del mundo en esa época.
Junto con el Prinz Eugen zarpó de Gydnia en mayo 18, 1941 para atacar los convoyes aliados en el Atlántico.
Dando vuelta por la costa de Islandia, las dos poderosas naves atacaron y hundieron al acorazado británico Hood en mayo 24, que formaba parte de una división naval que salía al encuentro de las naves alemanas. Esta sorpresiva victoria hizo que toda la escuadra inglesa le diera caza.
Avistado por un avión Catalina, mientras navegaba rumbo a la costa francesa, el Bismarck fue alcanzado y hundido en mayo 27. Lütjens se hundió con su nave y el pabellón al tope del mástil. La causa del hundimiento de esta formidable nave fue la avería en su timón que le impidió maniobrar, causada por un torpedo lanzado por avión. El Prinz Eugen logró llegar a Brest en junio 1.

Almanaque Mundial 1980

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