miércoles, 30 de abril de 2025

Cómo un "bosque invertido" de millones de árboles sostiene Venecia desde hace 1600 años


 

Por Anna Bressanin
BBC Future

 

Cualquier veneciano sabe que Venecia es un bosque invertido.

La ciudad, que cumplió 1604 años el 25 de marzo, está construida sobre los cimientos de millones de pilotes cortos de madera, clavados en el suelo con la punta hacia abajo.

Estos árboles —alerce, roble, aliso, pino, abeto y olmo, de entre 3,5 metros y menos de 1 metro de longitud— han sostenido palacios de piedra y altos campanarios durante siglos, en una verdadera maravilla de la ingeniería que aprovecha las fuerzas de la física y la naturaleza.

En la mayoría de las estructuras modernas, el hormigón armado y el acero ejercen la función que este bosque invertido ha ejercido durante siglos.

Pero a pesar de su resistencia, pocos cimientos actuales podrían durar tanto como los de Venecia.

"Hoy en día, los pilotes de hormigón o acero están diseñados con una garantía de duración de 50 años", afirma Alexander Puzrin, profesor de geomecánica e ingeniería de geosistemas en la Universidad Politécnica Federal de Zúrich (ETH, por sus siglas en alemán), Suiza.

"Por supuesto, pueden durar más, pero cuando construimos casas y estructuras industriales, el estándar es de 50 años de vida útil", agrega.

La técnica de los pilotes venecianos es fascinante por su geometría, su resistencia milenaria y su enorme escala.

Nadie sabe con certeza cuántos millones de pilotes hay bajo la ciudad, pero solo en los cimientos del puente de Rialto hay 14.000 postes de madera compactados, y bajo la Basílica de San Marcos, construida en el año 832, hay 10.000 robles.

 

La historia de los battipali

"Nací y crecí en Venecia", afirma Caterina Francesca Izzo, profesora de química ambiental y patrimonio cultural de la Universidad de Venecia.

"De pequeña, como todos, sabía que bajo los edificios venecianos se encuentran los árboles de Cadore [la región montañosa vecina a Venecia]. Pero desconocía cómo se colocaban estos pilotes, cómo se contaban y se derribaban, ni que los battipali (literalmente, los que golpeaban los pilotes) tenían una profesión muy importante. Incluso tenían sus propias canciones. Es fascinante desde un punto de vista técnico y tecnológico".

Los battipali martillaban los pilotes a mano y cantaban una canción antigua para mantener el ritmo: una melodía evocadora y repetitiva con una letra que alaba a Venecia, su gloria republicana, su fe católica y declara la muerte al enemigo de la época, los turcos.

En un tono más desenfadado, una expresión veneciana aún vigente, Te à na testa da bater pài (literalmente "tiene una cabeza de derribar pilotes"), es una forma pintoresca de decir que alguien es torpe o poco ingenioso.

 
Las personas que clavaban los pilotes en el limo eran conocidas como battipali, o golpeadores de pilotes, y usaban una canción para mantener el ritmo mientras trabajaban.
 
Los pilotes se clavaban a la mayor profundidad posible, hasta que ya no se podían hundir más, comenzando por el borde exterior de la estructura y avanzando hacia el centro de los cimientos, generalmente hundiendo nueve pilotes por metro cuadrado en forma de espiral.

Las cabezas se aserraban para obtener una superficie regular, que se situaría por debajo del nivel del mar.

Encima se colocaban estructuras transversales de madera, ya fueran zatteroni (tablas) o madieri (vigas).

En el caso de los campanarios, estas vigas o tablas tenían hasta 50 centímetros de grosor.

En otros edificios, las dimensiones eran de 20 centímetros o incluso menos.

El roble proporcionaba la madera más resistente, pero también la más preciada (más tarde, el roble solo se utilizaría para construir barcos; era demasiado valioso para que se quedara enterrado en el barro).

Sobre estos cimientos de madera, los obreros colocaban la piedra del edificio.

 

La producción de árboles veneciana

La República de Venecia pronto comenzó a proteger sus bosques para proporcionar suficiente madera para la construcción, así como para los barcos.

"Venecia inventó la silvicultura", explica Nicola Macchioni, director de investigación del instituto de bioeconomía del Consejo Nacional de Investigación de Italia, en referencia al cultivo de árboles.

"El primer documento oficial sobre silvicultura en Italia proviene de la Magnífica Comunidad del Valle de Fiemme (al noroeste de Venecia) y data del año 1111. Detalla las normas para explotar los bosques sin agotarlos", señala.

Según Macchioni, estas prácticas de conservación debieron de estar en uso años antes de que se escribieran.

"Eso explica por qué el Valle de Fiemme aún hoy está cubierto por un frondoso bosque de abetos", dice.

Sin embargo, países como Inglaterra ya se enfrentaban a la escasez de madera a mediados del siglo XVI, añade.

 
Las pilas de madera debajo de Venecia se están degradando lentamente a medida que las bacterias anaeróbicas atacan las paredes celulares de las fibras de madera.
 
 
Una cuestión de física

Venecia no es la única ciudad que se basa en pilotes de madera como cimientos, pero existen diferencias clave que la hacen única.

Ámsterdam es otra ciudad parcialmente construida sobre pilotes de madera: aquí, como en muchas otras ciudades del norte de Europa, estos se extienden hasta el lecho rocoso y funcionan como largas columnas o como las patas de una mesa.

"Lo cual está bien si la roca está cerca de la superficie", afirma Thomas Leslie, profesor de arquitectura en la Universidad de Illinois, Estados Unidos.

Pero en muchas regiones, el lecho rocoso está mucho más allá del alcance de un pilote.

En la orilla del lago Michigan, en EE.UU., donde Leslie reside, el lecho rocoso podría estar a 30 metros por debajo de la superficie.

"Encontrar árboles tan grandes es difícil, ¿verdad? Se cuentan historias de Chicago en la década de 1880 donde intentaron clavar un tronco de árbol encima de otro, lo cual, como pueden imaginar, no funcionó.

Finalmente, se dieron cuenta de que se podía confiar en la fricción del suelo".

El principio se basa en la idea de reforzar el suelo, colocando tantos pilotes como sea posible, lo que aumenta considerablemente la fricción entre estos y el suelo.

"Lo ingenioso de esto", dice Leslie, "es que, en cierto modo, se utiliza la física (...) Lo bueno es que se aprovecha la naturaleza fluida del suelo para proporcionar resistencia y sostener los edificios".

El término técnico para esto es presión hidrostática, que básicamente significa que el suelo "agarra" los pilotes si se insertan muchos densamente en un mismo punto, explica Leslie.

De hecho, los pilotes venecianos funcionan así: son demasiado cortos para alcanzar la roca madre y, en cambio, mantienen los edificios en pie gracias a la fricción. Pero la historia de este método de construcción se remonta aún más atrás.

La técnica fue mencionada por Vitruvio, ingeniero y arquitecto romano del siglo I; los romanos usaban pilotes sumergidos para construir puentes, que, a su vez, estaban cerca del agua.

Las compuertas de agua en China también se construían con pilotes de fricción.

Los aztecas los usaban en la Ciudad de México hasta que llegaron los españoles, derribaron la antigua ciudad y construyeron su catedral católica encima, señala Puzrin.

"Los aztecas sabían construir en su entorno mucho mejor que los españoles posteriormente, quienes ahora tienen enormes problemas con esta catedral metropolitana (donde el suelo se hunde de forma irregular)".

Puzrin imparte una clase de posgrado en la ETH que investiga fallos geotécnicos famosos.

"Y este es uno de esos fallos. Esta catedral de la Ciudad de México, y la Ciudad de México en general, es un museo al aire libre de todo lo que puede fallar en sus cimientos".

La madera, la tierra y el agua se combinan para proporcionar a los cimientos de Venecia una resistencia notable.

Tras más de 1500 años bajo el agua, los cimientos de Venecia han demostrado una notable resiliencia. Sin embargo, no son inmunes a los daños.

Hace diez años, un equipo de las universidades de Padua y Venecia (con departamentos que abarcan desde silvicultura hasta ingeniería y patrimonio cultural) investigó el estado de los cimientos de la ciudad, comenzando por el campanario de la Iglesia de Frari, construido en 1440 sobre pilotes de aliso.

El campanario de Frari se ha hundido 1 milímetro al año desde su construcción, hasta un total de 60 centímetros.

En comparación con las iglesias y los edificios, los campanarios tienen un mayor peso distribuido en una superficie menor y, por lo tanto, se hunden más y más rápido, "como un tacón de aguja", afirma Macchioni, quien formó parte del equipo que investigó los cimientos de la ciudad.

 

Buenas o malas noticias?

Caterina Francesca Izzo trabajaba en el campo, perforando núcleos, recolectando y analizando muestras de madera del subsuelo de iglesias, campanarios y del lateral de los canales, que se estaban vaciando y limpiando en ese momento.

Comentó que debían tener cuidado al trabajar en el fondo del canal seco para evitar que las aguas residuales brotaran esporádicamente de las tuberías laterales.

El equipo descubrió que, en todas las estructuras que investigaron, la madera estaba dañada (malas noticias), pero el sistema de agua, barro y madera la mantenía intacta (buenas noticias).

Desmintieron la creencia común de que la madera del subsuelo de la ciudad no se pudre porque se encuentra en un estado anaeróbico o sin oxígeno.

Las bacterias atacan la madera, incluso en ausencia de oxígeno.

Sin embargo, la acción de las bacterias es mucho más lenta que la de los hongos e insectos, que operan en presencia de oxígeno.

Además, el agua llena las celdas vaciadas por las bacterias, lo que permite que las pilas de madera mantengan su forma.

Así que, incluso si los pilotes de madera se dañan, todo el sistema de madera, agua y barro se mantiene unido bajo una intensa presión y se mantiene resistente durante siglos.

"¿Hay algo de qué preocuparse? Sí y no, pero aun así deberíamos considerar continuar con este tipo de investigación", dice Izzo.

 

Construcción con madera

Desde el muestreo hace 10 años, no se habían recolectado nuevos, principalmente debido a la logística.

Se desconoce cuántos siglos más durarán los cimientos, dice Macchioni.

"Sin embargo, [durarán] mientras el entorno se mantenga igual. El sistema de cimentación funciona porque está hecho de madera, tierra y agua".

El suelo crea un ambiente sin oxígeno, el agua contribuye a ello y mantiene la forma de las células, y la madera proporciona fricción.

Sin uno de estos tres elementos, el sistema colapsa.

En los siglos XIX y XX, la madera fue completamente reemplazada por el cemento en la construcción de cimientos.

Sin embargo, en los últimos años, una nueva tendencia de construcción con madera ha cobrado mayor interés, incluyendo el auge de los rascacielos de madera.

"Es un material de moda ahora mismo, y por muy buenas razones", comenta Leslie.

La madera es un sumidero de carbono, es biodegradable y, gracias a su ductilidad, se considera uno de los materiales más resistentes a los terremotos.

"Claro que hoy en día no podemos construir ciudades enteras de madera porque somos demasiados en el planeta", añade Macchioni, pero es innegable que, sin materiales artificiales ni motores, los constructores de la antigüedad simplemente tuvieron que ser más ingeniosos.

Venecia no es la única ciudad con cimientos de madera, pero sí es "la única [donde se utilizó la técnica de fricción] en masa que aún sobrevive hoy en día y es increíblemente hermosa", añade Puzrin.

"Había gente que no estudió mecánica de suelos ni ingeniería geotécnica, y aun así produjeron algo con lo que solo podemos soñar, y que duró tanto tiempo. Eran ingenieros extraordinarios e intuitivos que hicieron exactamente lo correcto, aprovechando todas estas condiciones especiales", concluyó.

*Las ilustraciones de esta historia son solo para fines artísticos y no son una representación fiel de los cimientos de pilotes de madera bajo Venecia, que están muy juntos y no tienen ramas.

 

Fuente: Venecia

martes, 29 de abril de 2025

El reloj robado que le cambió la vida a los antiguos romanos (y otras curiosidades sobre la medición del tiempo)

 Serie "You're Dead to Me"

 BBC Radio 4

 

Retrocedamos en el tiempo, unos 2.300 años, para recordar el día en el que un objeto de un botín de guerra le cambió la vida a los antiguos romanos para siempre.

El año era 263 a.C., y Manio Valerio Máximo Mesala estaba sobre una tribuna frente a una multitud jubilosa que lo vitoreaba.

Por liderar sus legiones en una campaña triunfal, era el héroe de la Primera Guerra Púnica, lidiada entre Cartago y Roma, le contó a la BBC el experto en medición del tiempo David Rooney.

Más de 60 de las ciudades sicilianas habían reconocido la supremacía de Roma, y Valerio personalmente había negociado el tratado en Siracusa, que resultaría ser la alianza estratégica más importante en la historia romana.

Y, como era costumbre, regresó con más que la victoria.

Trajó tesoros de las tierras conquistadas, entre ellos uno que no parecía muy especial: un reloj de sol hemisférico, o hemiciclo, saqueado de la capturada colonia griega de Catania en la isla de Sicilia.

Era un gran bloque de mármol con una cavidad hemisférica y líneas talladas para marcar el tiempo según la sombra proyectada por un gnomon, que estaba en la parte superior.

Como una muestra tangible del triunfo, fue eregido sobre una columna nada menos que en el Forum Magnum, el núcleo de la vida diaria de Roma, centro comercial y escenario de procesiones y elecciones, de discursos, juicios penales y combates de gladiadores. 

Los hemiciclos fueron creados por el astrónomo griego Aristarco de Samos alrededor del 280 a.C. (Aquí, uno romano del siglo I, al que le falta el gnomon arriba).

Era el primer reloj de sol público de Roma, y el que estuviera calibrado para la hora y el calendario de Sicilia, que eran un tanto distintos, no pareció importar.

Pero lo que empezó siendo un símbolo de victoria pronto se convirtió en una herramienta de control.

Los romanos se obsesionaron con esos artilugios, y empezaron a aparecer por toda la República, injiriendo en la vida cotidiana al regular las actividades de los ciudadanos.

Ante la intromisión de esa nueva tecnología no tardaron en alzarse voces de protesta, como la que este dramaturgo exasperado puso en boca de un personaje:

"Maldito sea el hombre que descubrió las horas y, sí, el que instaló aquí un reloj de sol, que ha hecho trizas el día, ¡pobre de mí!

"Cuando era niño, mi estómago era el único reloj de sol, de lejos el mejor y más auténtico comparado con todos estos.

"Solía ​​advertirme que comiera, donquiera que estuviera.

"Pero ahora no se come a menos que lo diga el Sol. De hecho, la ciudad está tan llena de relojes de sol que la mayoría de la gente se arrastra, marchitada de hambre".

Ese lamento desesperado fue escrito por Plautus, y no fue el único.

Otro escritor calificó los relojes de sol de "odiosos" y llamó a derribarlos con palancas, señaló Rooney.

 

Contando las horas

El uso de relojes públicos, no obstante, era extendido desde mucho antes en otras ciudades del mundo.

Y maneras de medir el tiempo existían desde al menos la Edad de Bronce.

El primer dispositivo fue probablemente el gnomon, que data de alrededor del 3500 a.C. Era sencillamente un palo o pilar vertical, y la longitud de la sombra que proyectaba indicaba la hora del día.

En el siglo VIII a.C. los egípcios tenían relojes de sombra, con una base plana, que tenía inscritas divisiones horarias, y un travesaño elevado en un extremo.

Requerían, eso sí, atención pues, para que dieran bien la hora, por la mañana tenían que mirar hacia el este y al mediodía había que darles la vuelta hacia el oeste. 

 
Esta es una réplica de un reloj de sombras egipcio de los siglos X-VIII a.C. El paso del tiempo se medía por el movimiento de la sombra proyectada por el travesaño.
 
 
De esos antiguos egipcios y de los sumerios heredamos aquello de dividir el día en torno al número 12, pues a ambas civilizaciones les gustaban las matemáticas duodecimales.

Los romanos también tenían 12 horas de día y 12 horas de noche... muy sencillo, excepto que cuánto duraba cada hora dependía de la estación.

Como la luz solar fluctúa a lo largo del año -hay más en verano, menos en invierno-, esas 12 horas del día se estiraban o encogían en conformidad, así que una hora veraniega podía durar 75 minutos, y una invernal, 45.

¡Imáginate cuánto tenía que esperar el personaje de Plautus para que llegara la hora de almuerzo en verano!

No obstante, él y sus contemporáneos en Roma aún eran libres de la tiranía de los relojes en las noches.

Ni los de sombra al estilo de lo egipcios ni los más modernos hemiciclos, como el que los romanos robaron en Sicilia, podían rastrear el paso del tiempo durante la noche.

Para eso, no obstante, ya existía un artilugio aún más antiguo, y una muestra estaba a poco más de 1.000 kms de Roma, en una extraordinaria edificación de la antigua Atenas con un nombre encantador.

 

La Torre de los Vientos

Nadie sabe con precisión cuándo fue construida, pero se cree que alrededor del año 140 a.C.

Conocida también como Horologion, sigue siendo magnífica pero en su época debió ser asombrosa... imagínatela:

Construida en mármol y de forma octagonal, cada uno de los lados mira hacia un punto de la brújula y están decorados con relieves que representan los ocho vientos y solían ser de colores brillantes.

En la parte inferior, hay líneas de un reloj solar.

Estaba coronada por una veleta en forma de tritón de bronce, de ahí el nombre Torre de los Vientos. 

Los dioses de los vientos están esculpidos en los paneles decorativos cerca del techo.

Cuenta Rooney en su libro "A tiempo: una historia de la civilización en 12 relojes" que adentro, el techo estaba "pintado de un impresionante color azul cubierto de estrellas doradas".

Y en el centro del imponente recinto había un artilugio que "se alimentaba de una fuente sagrada en lo alto de la colina de la Acrópolis llamada Clepsidra".

Desde esa época, se adoptó el nombre de esa fuente para llamar a esos artilugios, que eran relojes de agua y ya tenían una larga historia.

"Fue una tecnología muy importante en el mundo antiguo. Medían el tiempo regulando el flujo de agua de un recipiente a otro", explica Rooney.

En su forma más simple, los relojes de agua eran cuencos con aperturas, y existieron en Babilonia, Persia y Egipto, con ejemplares de este último lugar que datan del siglo XIV a.C.

Las clepsidras se usaron para muchos propósitos, incluido el cronometraje de los discursos de oradores, y por mucho tiempo: en el siglo XVI, Galileo usó una de mercurio para cronometrar sus cuerpos en caída experimentales.

"Ahora bien, no solo se usaban en el Mediterráneo antiguo", precisa el experto

Diseño para el Reloj de Agua de los Pavos Reales, de "El Libro del Conocimiento de Ingeniosos Dispositivos Mecánicos" de Badi' al-Zaman b. al Razzaz al-Jazari (1136-1206)
 

Los indígenas norteamericanos y algunos pueblos africanos tenían una versión con una pequeña embarcación a la que le entraba agua a través de un agujero hasta que se hundía.

"En la antigua China imperial o en el Japón medieval, cada ciudad importante tenía una clepsidra en una torre alta equipada con tambores o campanas desde donde se marcaba la hora al público".

El erudito chino del siglo II Cai Yong explicó: "Cuando se acaba la clepsidra nocturna, se toca el tambor y la gente se levanta. Cuando se acaba la clepsidra diurna, se toca la campana y la gente se va a descansar".

Así que, para marcar el paso del tiempo, luz y sombra, agua y... ¿fuego?

 

Oliendo las horas

Efectivamente, ha habido relojes de fuego.

Las velas o lámparas de aceite, con las marcas apropiadas, pueden dar la hora al arder.

Pero eso no es tan fascinante como otras formas de medir el tiempo basadas en la combustión, como los relojes de incienso que, según el historiador Andrew B. Liu, se usaron desde al menos el siglo VI en el Lejano Oriente.

He aquí uno como los de la China medieval.

En el cuerpo del dragón hay un canal para poner varillas de incienso calibradas para arder durante períodos de tiempo específicos. 

A medida que el incienso se consume, el calor rompe los hilos de los que penden pequeñas bolas de metal bajo el vientre del dragón, y estas caen sobre un plato de metal.

El tintineo sirve de alerta.

Otros de estos relojes sensoriales permitían oler el tiempo.

Eran laberintos de incienso, cuyas brasas ardían lentamente en el interior.

Reloj de incienso desarmado: de izq a der: base, dos plantillas y tapa. En el centro, regulador. 

Eran cubos divididos horizontalmente en bandejas que contenían lo necesario para hacerlos funcionar: desde cenizas de madera hasta distintas plantillas para usar según la estación (caminos más largos para, por ejemplo, los días veraniegos).

Lo que hacían era aplanar las cenizas de madera y luego hacer una ranura siguiendo el patrón de una plantilla. Esta se rellenaba con incienso y se cubría con la tapa de encaje que dejaba salir el humo y entrar el oxígeno.

Algunas tapas tenían pequeñas chimeneas, así sabías la hora al ver por cual salía el humo.

Pero si ponías incienso de diferentes perfumes para que ardieran en distintos momentos del día, al entrar en la habitación el aroma te diría qué hora era. 

 

El inexorable paso del tiempo

Cuando se trata no tanto de marcar las horas sino de representar el paso del tiempo, y su inevitable fin, no hay reloj más icónico que el de arena.

"No sabemos cuándo se inventó", apuntó Rooney, y agregó: "Algunas personas argumentan a favor de la antigua Grecia, pero parece más probable que existían alrededor del siglo XI o XII, ya sea hechos por fabricantes islámicos o europeos".

Podían medir cualquier lapso de tiempo, desde 24 horas hasta unos pocos segundos.

Eran fiables, reutilizables, razonablemente precisos y fáciles de fabricar, pero quizás lo más fascinante es su profunda huella en historia del pensamiento occidental.

Ya en la representación más antigua conocida, que data de 1338 y aparece en un fresco del Palazzo Publico de Siena, Italia, el reloj de arena está en manos de la virtud de la templanza, que lo mira con preocupación.

 

En la serie de frescos llamados "La Alegoría del buen y del mal gobierno", el artista sienés AmbrogioLorenzetti pintó la representación más antigua de un reloj de arena, sostenido por la Templanza. 

Pronto, su significado se extendió a los temas tan importantes como la vida y la muerte, el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto.

"En el siglo XV apareció la figura del Padre Tiempo, un anciano alado y barbudo que llevaba un reloj de arena como símbolo del paso del tiempo y sus efectos destructivos, que se difundió en el arte y la cultura europea", relata Rooney.

"Luego, a partir del siglo XVI, las cosas se pusieron un poco más oscuras con la figura esquelética y sonriente de la muerte que, cargando un reloj de arena, extendía su mano para llevarnos a la tumba.

"En lápidas de toda Europa, el reloj de arena aparecía como una advertencia. Era el memento mori: recuerda que morirás".

Se tornó en símbolo de virtud poderoso y profundo, cuya idea es que "debemos vivir una buena vida en la Tierra para asegurarnos una mejor eternidad", señala Rooney. 

El Padre Tiempo, en este autorretrato de Michiel van Musscher de 1685.

 

De las torres al espacio

Entretanto, y desde 1275, había empezado a aparecer en Europa un tipo de reloj completamente distinto: el mecánico.

Los primeros no tenían "cara" visible pues su objetivo era mecanizar el repicar de las campanas en las torres.

"No fue hasta después que se añadió una esfera y una manecilla de las horas; y más tarde, la de los minutos".

Los relojes pequeños y portátiles se inventaron en el siglo XV, y los de pie llegaron a los hogares a partir de la década de 1670... el tiempo cada vez se volvía más cercano y personal.

Los relojes de pulsera "han existido durante algunos siglos, pero en realidad eran joyas usadas por mujeres adineradas", cuenta Rooney.

Famosamente, en 1571, Robert Dudley, conde de Leicester, le regaló a la reina Isabel I de Inglaterra un reloj de diamantes que podía usarse como brazalete.

"En el siglo XIX, eran muy populares entre las mujeres que practicaban ciclismo y equitación, pero no era algo que los hombres usaban tradicionalmente". 

Para ellos había relojes de bolsillo... aunque no se llamaban así pues esos relojes fueron inventados antes que los bolsillos.

"Los llevaban colgados del cuello o prendidos a su ropa, pues el reloj de pulsera estaba muy marcado por el género, hasta que en la Guerra de los Bóers, del siglo XIX, los soldados empezaron a atarse sus relojes de bolsillo a las muñecas", comenta el experto.

Para cuando el artista Peter Paul Rubens pintó este retrato, en 1597, ya estaban empezando a aparecer bolsillos como pequeñas bolsas cosidas a la ropa masculina.
 

"Por su practicidad, se popularizaron muy rápidamente después de la Primera Guerra Mundial, al punto de que el reloj de bolsillo quedó obsoleto en pocos años".

Por esa época, en la década de 1920, se dio un gran salto tecnológico de la mano del cristal de cuarzo, que garantizó "alta precisión por una fracción de dólar, es decir, al alcance de todos".

Aún más precisos son los relojes atómicos, con cesio, que se inventaron en la década de 1950.

Volando sobre nuestras cabezas están los más sofisticados del mundo, brindando todo lo necesario para la tecnología moderna, incluido el GPS... que es un reloj.

"Exactamente", confirma Rooney. "Los satélites GPS son básicamente vehículos para hacer volar relojes".

"Y esos relojes son fundamentales para que funcione el mundo moderno.

"No se trata solo del sistema de navegación para llevarte a donde quieres ir. Todo funciona gracias a la hora que marcan esos relojes: comunicaciones globales, sistemas informáticos, transporte, logística, banca...".

A lo largo de la historia, hemos marcado las horas con sombras, arena, agua, fuego, resortes, ruedas y cristales oscilantes.

Hasta hemos intentado plantar jardines que sirvan de relojes, llenos de flores que se abren y se cierran a diferentes horas del día.

Y, al menos en lo que respecta al ingenio, al parecer no hemos perdido el tiempo.


 Fuente: El reloj robado

 

 

lunes, 28 de abril de 2025

Un Día como Hoy en un Libro

1887

28 de abril

La discusión de la Ley Billingsley se celebró en el Senado el 28 de abril. Al principio todo transcurrió muy tranquilo. Algunos espectadores comenzaron a murmurar cuando los senadores criticaron la ley calificándola de de absurda, pero la primera tormenta estalló cuando Emery subió al estrado de los oradores.
Solicitó permiso del Senado para hacer una declaración personal. Leyó a continuación dos artículos publicados en la Prensa, que había ofrecido   su refinería de Filadelfia a la ʺStandardˮ. En voz no demasiado alta, pero amenazadora, leyó varias declaraciones juradas que negaban que hubiera una sola palabra de verdad en aquellos artículos.
Luego, mientras el Senado y los espectadores le escuchaban en solemne silencio, levantó la voz y gritó:
—No tengo necesidad de explicar ante el Senado quién ha puesto en circulación estos sucios embustes, ni el motivo. Ha sido la ʺStandard Oilˮ. Y ahora les voy a enseñar a ustedes quién es el hombre que se oculta tras estas infames mentiras.
Emery levantó el brazo y señaló hacia la tribuna pública.
—Por favor, apártense a un lado —gritó, y cuando los atónitos espectadores se hicieron a un lado, observaron allí un hombrecillo sonrojado clavado literalmente a su asiento por el dedo índice de Emery.
—¡Ese es! —tronó Emery—. ¡Se llama Scheide y es un agente de la ʺStandardˮ! Ese es el hombre que se ha atrevido a hacer circular esos infames embustes sobre mi persona. Cuánto me gustaría meterá ese hombre y a todos los de la ʺStandardˮ entre rejas.
—Es una verdadera lástima que el señor Emery haya malgastado su pólvora en salvas —comentó Archbold, cuando leyó el informe sobre el debate en el Senado—. ¡Una vez más ha apostado por el caballo perdedor!
 
En efecto, la peligrosa Ley Billingsley, a pesar de la fogosa intervención del señor Emery, había sido rechazada por el Senado por una mayoría de siete votos. No se sabe cuánto costaron los votos. Sin duda una suma muy considerable, pero sumas insignificantes en comparación con lo que le hubiese costado a la ʺStandardˮ si la ley hubiese sido promulgada. Estaban en juego muchos millones. 



Rockefeller, de Hans Georg Merten (traducción de Víctor Scholz)

Biografía del magnate empresarial estadounidense John D. Rockefeller Sr. (1839-1937).

domingo, 27 de abril de 2025

Un Día como Hoy en un Libro

David Livingstone
Henry Morton Stanley

1873
 

Las grandes dificultades con que tropezó Livingstone durante sus viajes, las cuales nos dan una idea de la enorme energía de este extraordinario explorador, quedan reflejadas en sus notas, de las que copiamos algunos fragmentos:

«20 de enero de 1867. Habiéndose negado el guía a llevarnos, nos pusimos en camino sin él. También escaparon los dos waigau, borraron todas sus huellas. La pérdida fue tanto más sensible cuanto que se llevaron lo que más falta nos hacía: la caja con los medicamentos, cuyo contenido tirarían seguramente en cuanto la abrieran…»

«31 de marzo y 1 de abril de 1867: Estaba demasiado enfermo para seguir avanzando. Quise partir el 1 de abril, pero el hijo de Kasouso, que venía con nosotros, no lo permitió…»
En aquella fecha acometió a Stanley un proceso de inconsciencia.
Se hallaba frente a la cabaña sin lograr dar con la entrada; luego se desplomó y tardó varias horas en darse cuenta de dónde se encontraba.

El 27 de abril de 1873 anota que está «completamente extenuado» y «me quedo aquí para reponerme, he mandado comprar dos cabras lecheras. Estamos en las dunas de Molilamo». Esta sería su última anotación.


La Conquista de la Tierra, de Juan Maluquer de Motes et al

Qué son la superposición y el entrelazamiento, dos de las ideas más contraintuitivas (y revolucionarias) de la física cuántica

 

Por Jim Al-Khalili*
BBC Ideas y Open University

 

Han pasado 100 años desde que los físicos Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg hicieron añicos nuestra comprensión del universo.

En lugar de un mundo regido por la certeza, donde todo era definido y preciso, la teoría que desarrollaron describía un mundo difuso e incierto.

Afirmaron que a nivel microscópico, los átomos se comportan de manera impredecible.

Las partículas pueden existir en varios lugares a la vez y atravesar las barreras de energía como fantasmas que se desplazan a través de paredes sólidas.

 Bienvenidos a la mecánica cuántica.

 Aunque inicialmente se vio como extraña y desconcertante, la mecánica cuántica ahora es universalmente aceptada como la mejor descripción del mundo subatómico.

Y aceptar su borrosidad nos ha llevado a una comprensión mucho mejor de los componentes básicos del universo.

Sin esta comprensión, nunca habríamos desarrollado el chip de silicio, el láser o el teléfono inteligente.

El desarrollo de la tecnología cuántica tiene ahora el potencial de transformar nuestras vidas aún más.

 

 Aquí y allá, a la vez

Observar una partícula es como tomarle una foto a algo en movimiento: lo fuerzas a quedarse quieto y asumir una posición.
 

Para entender cómo, tenemos que comprender dos de las ideas más contraintuitivas, algunos podrían decir que hasta locas, sobre el comportamiento del mundo cuántico: la superposición y el entrelazamiento.

La superposición describe la capacidad de partículas como electrones, fotones o átomos para estar en dos lugares a la vez, o moverse en dos direcciones diferentes al mismo tiempo.

A nuestra escala cotidiana, los objetos existen en un estado definido a la vez.

Sin embargo, en el mundo cuántico microscópico, no podemos saber cuál es el estado de una partícula hasta que la observamos, pero al observarla, imponemos nuestra certeza cotidiana sobre ella, lo que hace que su estado cuántico "colapse" en un solo estado definido.

¿Confuso?

Quizás un experimento mental ideado por Schrödinger pueda aclarar el concepto.

 

Dentro de la caja, el gato está vivo y muerto simultáneamente.

 

Schrödinger se preguntó qué pasaría si un gato estuviera encerrado en una caja con una sustancia radiactiva que lo mataría si liberaba una partícula.

Pero la mecánica cuántica nos dice que debemos describir la partícula como si hubiera sido liberada y no liberada al mismo tiempo.

Existe en una superposición cuántica.

Dado que el estado del gato se basa en ese evento cuántico que ha sucedido y no ha sucedido, debe estar vivo y muerto simultáneamente.

Solo cuando abrimos la caja para mirar, lo obligamos a "elegir" la vida o la muerte.

Lo extraño es que sabemos que esto que es cierto para los átomos, pero nunca sucede con los gatos reales, a pesar de que los gatos están hechos de átomos.

 

Un vínculo estrecho 

 

Hay cosas que la física clásica no puede explicar, como el entrelazamiento cuántico.

 

El segundo comportamiento alucinante observado en este mundo microscópico es el entrelazamiento cuántico.

Dos o más partículas se unen de una manera que la física clásica no puede explicar.

Por ejemplo, toma dos partículas separadas pero entrelazadas -A y B-.

Cada una estará girando tanto en el sentido de las agujas del reloj y en el sentido contrario a las agujas del reloj al mismo tiempo, en una superposición.

Pero si observas a la partícula A, la fuerzas a entrar en un único estado, es decir que la obligas a girar, por ejemplo, solamente en el sentido de las agujas del reloj.

Eso hará que la partícula B gire en la dirección opuesta, y sólo en esa dirección.

La superposición de B colapsará cuando observemos A.

En principio, esto ocurre incluso si una de las partículas está en Marte y la otra en la Tierra.

Este fenómeno es tan extraño que provocó el rechazo de Albert Einstein, quien lo describió como una "espeluznante acción a distancia".

 

Próximamente...

El objetivo de la tecnología cuántica es hacer que las cosas grandes, como el procesador de una computadora, se comporten como un pequeño objeto cuántico.

Los extraños y maravillosos conceptos de entrelazamiento y superposición son cruciales en el desarrollo de nuevas tecnologías cuánticas.

Las computadoras cuánticas resuelven problemas complejos a un ritmo enormemente más rápido que las más potentes de las convencionales.

En lugar de utilizar el sistema binario clásico de bits -0 y 1-, los ordenadores cuánticos utilizan cúbits, es decir, bits cuánticos que pueden existir en una superposición de estados 0 y 1 simultáneamente.

Las computadoras cuánticas pueden encontrar fácilmente la ruta más eficiente a través de múltiples destinos o analizar mercados financieros altamente complejos.

Los científicos creen que el poder de la computación cuántica podría revolucionar muchas industrias, ayudarnos a abordar el cambio climático e incluso descubrir nuevos tratamientos farmacológicos
.

 

 Los cúbits, que son 0 y 1 a la vez, ya están revolucionando el mundo. 

 

Junto con la computación cuántica, existe la posibilidad de desarrollar la detección cuántica.

Se trata de sensores ópticos o magnéticos increíblemente delicados que pueden utilizarse para una amplia gama de aplicaciones, desde alertas tempranas de terremotos o erupciones volcánicas, hasta imágenes cerebrales que podrían proporcionar información innovadora para combatir la demencia.

Luego tenemos la comunicación cuántica, o encriptada, que revolucionará la seguridad informática.

En este momento, cuando pagamos en línea, sabemos que los métodos de cifrado actuales hacen que nuestros datos estén relativamente seguros.

Pero las computadoras cuánticas podrán invalidar fácilmente los sistemas actuales.

Afortunadamente, también estamos desarrollando lo que se llama cifrado cuántico, que utiliza los conceptos de superposición y entrelazamiento.

Esto significará que cuando dos personas intercambien mensajes, pueden estar seguras de que si alguien intenta "espiar" la información, la superposición colapsará, afectando los intercambios y alertándolos de cualquier posible interceptación.

La computación cuántica, la detección cuántica y el cifrado cuántico ya están en camino: la revolución cuántica ya comenzó.

Así que, aunque no sepamos si el gato de Schrödinger está vivo o muerto, o ambos, aprovechar las maravillosas y misteriosas propiedades del mundo cuántico promete impulsar nuestro futuro.

 

*Jim Al-Khalili es físico teórico, profesor de Física en la Universidad de Surrey, en Reino Unido. Es el conductor del programa The Life Scientific, en BBC Radio 4.

Si quieres ver el video "A guide to quantum tech (you’ll actually understand!)"de BBC Ideas, haz clic aquí.

Este artículo fue publicado originalmente en mayo de 2024 y actualizado con motivo del Día Mundial de la Cuántica.

 

Fuente: Qué son la superposición y el entrelazamiento de la física cuántica

El Amigo Braulio

Por Manuel Gonzáles Prada


En ese tiempo era yo interno de San Carlos. Frisaba en los diez y ocho y tenía compuestos algunos centenares de versos, sin que se me hubiera ocurrido publicar ninguno ni confesar a nadie mis aficiones poéticas. Disfrutaba una especie de voluptuosidad en creerme un gran poeta inédito.

Repentinamente nacieron en mí los deseos de ver en letras de molde algunos versos míos. Por entonces se publicaba en Lima una semanario ilustrado que gozaba de mucha popularidad y era leído y comentado los lunes entre los aficionados del colegio: se llamaba El Lima Ilustrado.
Después de leer veinte veces mi composición de poemas, comparar su mérito y rechazar por malísimo lo que ayer había creído muy bueno, concluí por elegir uno, copiarlos en fino papel y con la mejor de mis letras.

Temblando como reo que se dirige al patíbulo, me encaminé un domingo por la mañana a la imprenta de El Lima Ilustrado. Más de una vez quise regresarme; pero una fuerza secreta me impelía.

Con el sombrero en la mano y haciendo mil reverencias penetré en una habitación llena de chivaletes, galeras, cajas, tipos de imprenta.

—¿El Señor Director? — pregunté queriendo mostrar serenidad, pero temblando.

—Soy yo joven.

Me dio la respuesta un coloso de cabellera crespa, color aceitunado, mirada inteligente y modales desembarazados y francos. En mangas de camisa, con un mandil azul, cubierto de sudor y manchado de tinta, se ocupaba en colar fajas y pegar direcciones.
—Me han encargado le entregue a usted una composición de verso.
—Pasemos al escritorio.

Ahí se cala las gafas y sin sentarse ni acordarse de convidarme asiento, se pone a leer con la mayor atención.

Erala primera vez que ojos profanos se fijaban en mis lucubraciones poéticas. Los que no han manejado una pluma no alcanzan a concebir lo que siente un hombre al ver violada, por decirlo así, la virginidad de su pensamiento. Yo seguía,  yo espiaba la fisonomía del director para ir adivinando el efecto que le causaban mis versos: unas veces me parecía que se entusiasmaba, otras que me censuraba acremente.

—Y ¿quién es el autor? me dijo, concluida la lectura.

Me puse a tartamudear, a querer decir algún nombre supuesto, a murmurar palabras ininteligibles, hasta que concluí por enmudecer y tornarme como una granada.
—¿Cómo se llama usted, joven?
—Roque Roca.
—Pues bien: yo publicaré la composición el próximo número y pondré el nombre de usted, porque usted es el autor: se lo conozco en la cara. ¿Verdad?

No pude negarlo, mucho más cuando el buen coloso me daba una palmada en el  hombro, me convidó asiento y se puso a conversar conmigo como si hubiéramos sido amigos de muchos años.
Al salir de la imprenta, yo habría deseado poseer los millones de Rothschild para elevar una estatua de oro al director de El Lima Ilustrado.

II

Cuando el semanario salió a la luz con mis versos, produjo en San Carlos el efecto de una bomba. ¡Poetam habemus!, gritó un muchacho que se acordaba de no haber aprendido latín. En el comedor, en los patios, en el dormitorio y hasta en la capilla escuchaba yo alguna vocecilla tenaz y burlona que entonaba a gritos o me repetía por lo bajo una estrofa, un verso, un hemistiquio, un adjetivo de mi composición.
La insolencia de un condiscípulo mío llegó a tanto que al pedirle el profesor de literatura un ejemplo de versos pareados, indicó los siguientes:

El poeta Roque Roca
Echa flores por la boca.

Con decir que el mismo profesor lanzó una carcajada y me dirigió una pulla, basta para comprender el maravilloso efecto de los dos pareados: a la media hora los sabía de memoria todo el colegio y andaban escritos con lápiz negro en las paredes blancas y con polvos blancos en las pizarras negras. No faltaron variantes:

El poeta Roque Roca
Echa coles por la boca.


El poeta Roque Roca.
Echa sapos por la boca.


Un bardo anónimo, no muy versado en la colocación de los acentos, escribió:

El poeta Roque Roca
Es un inconmensurable alcornoque.


Agotada la paciencia, recurrí a las trompadas; mas como el remedio empeoraba el mal, acabé por  decidir que el partido más cuerdo era no hacerles caso y no volver a publicar una sola línea.

Sólo encontré una voz amiga. Había un muchacho a quien llamábamos el Metafórico, por su manera extraña y alegórica de expresarse. El Metafórico me llamó a un lado y me dijo con la mejor buena fe:
—Mira, no les hagas caso y sigue montando en el Pegaso: el ruiseñor no responde a los asnos; poeta-aurora, desprecia a los hombres-coces.

Las palabras me consolaron, aunque venía de un chiflado. ¡Qué voz no suena dulce y agradablemente cuando se duele de nuestras desgracias y nos sostiene en nuestras horas de flaqueza?

Yo contaba con un amigo de corazón: Braulio  Pérez. Juntos habíamos entrado al colegio, seguíamos las mismas asignaturas y durante cinco años habíamos estudiado en compañía. En cierta ocasión, una enfermedad le retrasó en sus cursos: yo velé dos o tres meses para que no perdiera el año. ¿Quién sino él estaría conmigo? Como ni palabra me había dicho sobre mis versos ni salido a mi defensa, su conducta me pareció extraña y le hablé con la mayor franqueza.
—¿Qué dices de lo que pasa?
—Hombre —me contestó— ¿Por qué publicar los versos sin consultarte con algún amigo?
—De veras.
—Tú sabes que yo…
—Cierto.
—Estoy hasta resentido de tu reserva conmigo.
—Lo hice de pura vergüenza.

Si alguna vez vuelves a publicar algo…
—¿Publicar?, antes me degüellan.

Mantuve mi resolución un mes, y la habría mantenido mil años, si el director de El Lima Ilustrado no se hubiera aparecido en el colegio a decirme que se hallaba escaso de originales en verso  y que me exigía mi colaboración semanal. Quise excusarme; pero el hombre —lisonjero— me comprometió a enviarle cada miércoles una composición en verso.

Ocurrí al amigo Braulio, le conté lo sucedido y le enseñé todo mi cuaderno   para que escogiera los menos malos; pero no logramos quedar de acuerdo: todas mis inspiraciones le parecían flojas, vulgares, indignas de ver la luz pública en un semanario donde colaboraban los primeros literatos de Lima. Imposible sacarle de la frase: ʺTodas están malasʺ. A escondidas del amigo Braulio, copié los versos que me parecieron mejores y se los remití al director de El Lima Ilustrado.

La tormenta se renovó con mi segunda publicación, pero fue amainando con la tercera y la cuarta; a la quinta, las burlas habían disminuido, y sólo de vez en cuando algún majadero me endilgaba los pareados o me dirigía una pulla de mal gusto.

El único implacable era el amigo Braulio, convertido en mi Aristarco severo, todo por amistad, como solía repetírmelo. Apenas recibía el número de El Lima Ilustrado, se instalaba en un rincón solitario y lápiz en mano, se ensañaba en la crítica de mis versos: uno era cojo, el otro patilargo; éste carecía de acentos, aquél los tenía de más. En cuanto al fondo, peor que la forma.

—Mira —me lanzó en una de esas expansiones íntimas que sólo se concibe en la juventud—; mira, el hombre no sólo se deshonra con robar y matar, sino también con escribir malos versos. A ladrones o asesinos nos pueden obligar las circunstancias; pero ¿qué nos obliga a ser poetas ridículos?

III

Hacía dos meses que publicaba yo mis versos, cuando en el mismo semanario apareció un nuevo colaborador que firmaba sus composiciones con el seudónimo de Genaro Latino. Mi amigo Braulio empezó a comparar mis versos con los de Genaro Latino.
—Cuando escribas así, tendrás derecho a publicar —me dijo sin el menor reparo.

Fui constante inmolado en aras de mi rival poético: él era Homero, Virgilio, y Dante, yo, un coplero de mala muerte. Cuando mi nombre desapareció de El Lima Ilustrado para ceder el sitio al de Genaro Latino, muchos de mis condiscípulos me reconocieron el mérito  de haber admitido mi nulidad y sabido retirarme a tiempo. Sin embargo, algunos insinuaron que el director del semanario me había negado la hospitalidad.

Todos creían envenenarme la bilis con leerme los versos de mi rival, figurándose que la envidia me devoraba el corazón. Braulio me atacaba ya de frente, y se le atribuía la paternidad de este nuevo pareado:

Ante Genaro Latino,
Roque Roca es un pollino.


Un día, Braulio, triunfante y blandiendo un papel, se instala sobre una silla, pide la atención de los oyentes y empieza a leer una silva de Genaro Latino, publica da en el último número de El Lima Ilustrado. De pronto, cambia de color, se muerde los labios, estruja el periódico y lo guarda en el bolsillo.

—¿Por qué no sigues leyendo? —le pregunta una voz estentórea—. Era el Metafórico.
—¡Que siga, que siga! —exclamaron algunos.
—Yo seguiré —dijo el Metafórico.

Se encaramó en una silla que el amigo Braulio acababa de abandonar y leyó:

Nota de la Dirección.— Como hay personas que se atribuyen la paternidad de obras ajenas, avisamos al público (a riesgo de herir la modestia del autor) que los versos publicados en El Lima Ilustrado con el seudónimo de Genaro Latino son escritos por nuestro antiguo colaborador el joven estudiante de jurisprudencia don Roque Roca.

El amigo Braulio no volvió a dirigirme la palabra.
 
 
 
Manuel Gonzáles Prada nació en Lima  y falleció en 1918. La influencia del autor de ʺPájinas Libresʺ que ejerció sobre la juventud, comprendió la política, la literatura, la poesía. En ʺEl Tonel de Diógenesʺ, México, Tezontle, 1945, aparecen algunos trozos narrativos de Gonzáles Prada.
 
 
Varios autores, Antología del Cuento. Lima en la Narración Peruana, Presentación y Selección de Elías Taxa Cuádroz, Editorial Continental- Kontinental Verlag, Lima, Perú, 1967, págs. 55-61 
 
 
Notas
 
Chivaletes o  Chibaletes.-  significa un armazón de madera donde se colocan las cajas para componer en imprenta. Proviene del francés "chevalet", que significa caballete. En esencia, es un mueble parecido a un pupitre, usualmente de madera, con cajones (o "cajas") para guardar tipos móviles.

Hemistiquio: Mitad de un verso, especialmente cada una de las dos partes de un verso separadas o determinadas por una cesura. DLE.RAE

Cesura: En la poesía moderna, corte o pausa que se hace en el verso después de cada uno de los acentos métricos reguladores de su armonía. DLE. RAE

Verso pareado: Un pareado es un par de versos consecutivos de poesía que crean una idea o pensamiento completo. Los versos suelen tener patrones silábicos similares, llamados métrica. Si bien la mayoría de los versos riman, no todos lo hacen. Un pareado puede formar parte de un poema más extenso o ser un poema en sí mismo. masterclass.com

Aristarco de Samotracia (c. 217-c. 145 a. C.): Gramático y miembro de la escuela filológica alejandrina. Su nombre llegó a hacerse proverbial como antonomasia del crítico severo. Wikipedia y otros.

Silva: Combinación métrica, no estrófica, en la que alternan libremente versos heptasílabos y endecasílabos. DLE. RAE