sábado, 28 de julio de 2012

El Crimen y las Novelas Policíacas

Los personajes hablan de un crimen en la localidad:

«[...] Todo aquello fue muy comentado en la tasca.

-¿Encuentra usted una razón científica para un acto semejante? -preguntaban a Mouraille.

-El oficio de asesino -decía éste- es el último de los oficios y, ciertamente el mas estúpido. [...]

-A su juicio, ¿los asesinos son responsables?

-Patológicamente hablando así lo creo. Hablo del crimen premeditado como el presente.
Vean, ustedes, el crimen perfecto no es realizable y, si lo fuere excepcionalmente, sería por causas ajenas a la voluntad del asesino y a sus previsiones. ¿Leen ustedes novelas policíacas?

-A veces -respondió Armand Jolibois.

-El autor, un intelectual que puede combinar a placer el tema de su obra, posee una técnica muy superior a la del asesino primario, el cual no puede haber analizado todas las probabilidades de su crimen. ¿Están todos conformes?

-Sí, sin ninguna duda.

-Entonces lean con atención algunas novelas policíacas. Descubrirán en ellas el fallo, el lugar donde el narrador hace trampa para hacer realizable y misterioso el crimen. Se lo repito: el criminal está virtualmente cogido de antemano. Actúa no obstante, como si no lo supiera. Con ello prueba que es un débil mental[...]»


Gabriel Chevallier, Clochemerle Babilonia, Plaza & Janés, 1979, págs. 169-170, Colección El Arca de Papel nº 146

Las negritas son mías.