miércoles, 13 de julio de 2011

Lecturas Abandonadas VI

Sigamos con la serruchada:

-J.B. Priestley. Día Radiante
Un guionista de cine rememora su niñez y juventud: cuando se quedó huérfano fue a vivir a la casa de unos parientes en la ciudad tal y trabaja en el negocio del algodón.
Pasado un tiempo conoce a una familia que le parece una maravilla, luego de una primera parte interesante llegamos a la mitad del libro en donde después de ocurrir una escena de lo más desagradable de leer un personaje le dice al protagonista que no se imagine a la gente como lo que no es porque se va a llevar una tremenda desilusión...
Esto fue como echar dinamita al interés del lector.
Sucede un hecho de lo más dramático que altera gravemente la vida de los personajes y en ese punto francamente ya hemos caído en un pozo de indiferencia porque no hay modo de seguir leyendo esto.
Las explicaciones posteriores ya no interesan porque uno tiene ganas de leer otra obra...

Seguiré prefiriendo leer su biografía de Dickens.

-Alexander Solzhenitzin. El Primer Círculo
Un grupo de ingenieros que se encuentran prisioneros en un campo de concentración ruso tratan de construir un aparato especial de escucha para el dictador Stalin.
Todo va bien hasta que al autor se le ocurre contar la vida de cada uno de los prisioneros y de los tantos personajes que intervienen con su carga de patronímicos y alias, y la novela no avanza porque se detiene a cada momento con detalles de cualquier tema y en la descripción del carácter espantoso del megalomaníaco Stalin.
Hay mucho de sobrante que sepulta lo interesante, con menos páginas le hubiera salido más redonda la obra.


-Daphne Du Maurier. Rebeca
La novela es descrita en primera persona por una Cenicienta anónima que trabaja para una ricachona.
Después de un prólogo somnífero pasa a describir su mala suerte con la vieja chismosa y entonces... le cae la lotería cuando conoce al fulano con nombre de restaurante, el tal Maxim de Winter.
Cenicienta se casa con Maxim y éste se la lleva a vivir a Sueño de Ley, digo, a Manderley.
Luego nos enteramos que Maxim's había estado casado con Rebeca y que todo en la casa la hace recordar por cortesía de la bruja ama de llaves.
Llegué a la página 83 y seguía el rollo de Rebeca esto, Rebeca aquello, Rebeca y sus diarios, Rebeca y su firma, R. y sus cartas y blablabla y no se habla de casi nada más.
Me hartó: la autora nos sale con excusas flojas, inconsistentes e inverosímiles sobre la muerte de R., Maxim queda como un imbécil sin personalidad y la Cenicienta demuestra que no es más que un florero que sufriera del síndrome de Wendy.
Sinceramente con esto he decidido ya no leer ninguna otra obra de Du Maurier.


-Walter Scott. El Pirata
No puedo decir nada más de algo que me aburrió desde el inicio.

-Julio Verne. Una Invernada entre los Hielos
Una expedición sale al rescate de un grupo perdido en cierto lugar del Círculo Polar Ártico, y de tanto fastidio con los detalles cansinos dejas el libro porque te importa un comino que el tal grupo se quede congelado.


En muchos libros lo que destroza la lectura es un comienzo terrible, el desarrollo muy mal planteado, una descripción odiosa, los diálogos imbéciles o un final de lo más estúpido.