Me acordé para este artículo del título de la novela de Milan Kundera para esta entrada y eso que no es un autor cuyas obras tenga muchas ganas de leer.
Desconozco cuándo exactamente empezó mi antipatía por la pedantería intelectual, creo que fue en la época de colegio:
Había alumnos que competían para ver quien de ellos sacaba mejores notas, el problema era la actitud que tomaban que era la de provocar envidia con sus notas, sus diplomas, sus premios, privilegios.
Otra razón que iba siempre unida a la anterior era el comportamiento tan rastrero, adulón y despreciativo hasta provocar nauseas de muchos de los denominados mejores alumnos(no todos eran así)
Trataban a los demás con desprecio como si fueran una sarta de brutos, como si les hubiera caído una desgracia ser compañeros de gente que no estaba a su nivel, con todo lo dicho te caían de lo peor por ser tan estúpidos, creídos por saber algo y patéticos asquerosos en su lisonja interesada a profesores o directivos del colegio.
Había gente que los odiaba, querían golpearlos lo que hacían si encontraban a alguno desprevenido o esperaban hasta el final del año escolar para hacerlo.
Otros se rodeaban de tipos abusivos que los protegían de las golpizas o acosos sólo por interés: tú me cuidas y yo te paso las respuestas durante los exámenes.
En otra ocasión hablaré del infernal acoso en el colegio.
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