Volveré... para seguir alocándolos con más libros.
-La mayoría de los políticos que todos los días se pasan de imbéciles hacen recordar la letra de una canción de Erasure: Adoro Odiarte, me encanta odiarte. I love to hate you, I love to hate you
Por su culpa detesto ver noticieros o telediarios.
-Política: Arte de convertir a un montón de gente en estúpidos zombies con muerte cerebral.
-En tiempos de coronavirus hay otra pandemia: el infantilismo de mucha gente: Papi gobierno, protegeme de mis tonterías porque soy una persona tan irresponsable que no ha madurado nada. Tienen que prohibirle esto y aquello y vigilarlos... porque desde marzo no entienden nada los idiotas.
-Vomitan alias Mulan 2020: no hay nada cómo hacer una película de porquería ayudado por una basura de gobierno torturador que trata a los derechos humanos como papel higiénico.
-Me acabo de ir de otro insoportable foro -el último en cuanto a libros- y estoy feliz como una lombriz. Estaba harto de contenerme hasta por insignificancias y no poder opinar de casi nada porque era seguro que te linchaban los sabihondos de la nada pseudointelectual, y al contrario de Hamlet maté mis dudas y simplemente me largué.
No regreso a ese sitio que es un club de guerreritos de teclado ni aunque fueran los últimos días de Internet.
-Señor, es hora de que se vuelva a poner la camisa.
-¿Qué camisa?
-La camisa de fuerza.
-¿No puedo salir del Asilo Arkham?
-No
-Bueno,
y eso que quería que iba a hacerle una visita a la casa del colega del
disfraz de Halloween, digo, del murciélago para revisar su biblioteca.
¿Por qué tan serio?
-¿Cuál será la próxima colección, Don Alonso?
-A ver, déjame consultar con las musarañas y a recostarme un rato en el manzano de Newton.
-¿La dirá?
Pensando: De tin marín de dos pingüé
-Esta col. X es un mamarracho infecto de libros olvidables, Y tiene muchos adefesios, la otra Z es un asco para preguntarse cómo es posible que publiquen tanta basura y otras tendré que mirarlas por enésima vez.
La tengo: Será la Colección Ancla y Cetáceo, Sancho, si acaso no hay problemas.
-Entendido, mi señor
-Vamos a visitar a los Duques.
-Los problemas no acaban, aparecen y desaparecen. El viejo problema que supuestamente ya se solucionó de alguna forma o modo, pues de un momento a otro se vuelve el nuevo problema que vuelve a fregar todo, y eso quita las ganas hasta de estudiar, leer, entrenar o de ocuparme del blog.
Uno piensa que ya pasó algo de lo más cargante, odioso, pesado, aburrido pero No, señor, regresa como bumerang: aquí estoy para joderte nuevamente, ¿me extrañaron?
Te agradezco tu ayuda para casi completar la lista de la colección Libros Reno -verifiqué varias obras- y de otras más pero aquí viene el asunto: hay obras que no pienso poner porque pertenecen al espiritismo y de otros temas con los que no estamos de acuerdo.
El cerebro es un órgano que, al igual que el resto de nuestro cuerpo, envejece con el paso de los años.
Si
todos deseamos mantenernos más jóvenes no es solo porque nos disgusten
las arrugas, sino también para evitar las múltiples enfermedades
relacionadas con el envejecimiento.
Las
previsiones indican que en el año 2050 un 25% de la población europea
tendrá más de 65 años y el número de personas con más de 80 años se va a
triplicar.
Pero ¿existe una fuente de la juventud para nuestro cerebro?
Aunque posiblemente nada nos haga retroceder en el tiempo, podemos intentar envejecer de manera saludable y reducir el efecto que tiene el paso de los años.
¿Qué es el Envejecimiento?
El envejecimiento podría definirse como el conjunto de cambios que
ocurren con la edad y provocan una disminución de nuestras capacidades
fisiológicas, motoras y cognitivas.
El primario es gradual e inevitable y se produce a lo largo de nuestra vida.
El secundario o prematuro viene desencadenado por el padecimiento de ciertas enfermedades o el abuso de sustancias, y se puede prevenir.
La edad cronológica (la del certificado de nacimiento) indica el tiempo que ha transcurrido desde nuestro nacimiento.
Sin embargo, existe también la edad fisiológica, que depende de la condición de nuestro organismo y puede ser menor a la cronológica (si nos cuidamos) o mayor (si tenemos malos hábitos).
El Envejecimiento del Cerebro
Con la edad, el tamaño del cerebro disminuye, perdemos neuronas y se altera la producción de hormonas y neurotransmisores.
Sin
embargo, el cambio más importante que se produce es la pérdida de
muchas de las conexiones entre las neuronas, unas células de larga vida
que no se dividen y, por lo tanto, difícilmente se regeneran.
Otra
consecuencia del envejecimiento cerebral es la acumulación de proteínas
en forma de agregados que tienden a depositarse tanto dentro como fuera
de las neuronas.
Esto puede desencadenar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, como la enfermedad de Alzheimer o el Parkinson.
Conviene
aclarar que lo que comúnmente se denomina como demencia senil es un
término obsoleto. El envejecimiento no implica necesariamente la
aparición de una demencia o pérdida importante de memoria.
Si existe una pérdida significativa de la capacidad de memoria y
aprendizaje, estaría relacionada con una enfermedad específica y no con
el envejecimiento normal del cerebro.
Medidas para Frenar el Envejecimiento
La dieta es esencial para envejecer de forma saludable.
La más
recomendada es la mediterránea, que brevemente implica un bajo consumo
de carnes y aves de corral, un consumo de bajo a moderado de lácteos,
una cantidad moderada de alcohol (vino) y grasas (aceite de oliva), y
una alta ingesta de verduras, legumbres, frutas, cereales y pescado.
Se ha comprobado que la dieta mediterránea reduce el riesgo de padecer fallos cognitivos y enfermedades como el alzhéimer.
Además, la restricción calórica o limitación de las calorías que ingerimos puede ayudar a retrasar el envejecimiento.
Además de cuidar lo que comemos, es recomendable dormir ocho horas al día.
El
mantenimiento de un buen ciclo vigilia-sueño es esencial para muchas
funciones cerebrales, por ejemplo para la eliminación de las toxinas del
cerebro que se han acumulado durante el día.
Mientras dormimos, el espacio que existe entre las neuronas aumenta,
facilitando su limpieza y buen funcionamiento. Por lo tanto, mantener un
sueño reparador favorece un envejecimiento más saludable.
El ejercicio regular y la actividad física son claves para disminuir los efectos del envejecimiento.
Estudios clínicos indican que el entrenamiento físico con intensidad moderada juega un papel neuroprotector, ralentizando la disminución del volumen del cerebro y mejorando su funcionamiento.
Concretamente,
el ejercicio aeróbico mejora la función cognitiva, no sólo durante el
envejecimiento sino también en personas que sufren enfermedades
neurodegenerativas.
Por otra parte, se ha comprobado que aquellas
personas que poseen un nivel educativo más alto o que mantienen una
cierta actividad intelectual -leer, estudiar o adquirir nuevas
habilidades- tienen una menor predisposición a desarrollar demencia.
La base de esta neuroprotección está asociada a la formación de nuevas conexiones entre las neuronas.
Otros hábitos saludables también pueden ayudarnos a evitar los efectos del envejecimiento prematuro.
Sin ir más lejos, mientras que una ingesta abundante de alcohol corre
el riesgo de inducir fallos cognitivos, otras bebidas alcohólicas
pueden ser beneficiosas para mantener una buena salud mental .
El vino, por ejemplo, tiene un alto contenido en polifenoles, que tienen acción antinflamatoria y antioxidante.
Definitivamente,
el tabaco es un hábito que se debe evitar, ya que se ha relacionado con
la aceleración del envejecimiento y la aparición de problemas
cognitivos y demencia.
Tampoco hay que perder de vista los
factores de riesgos relacionados con enfermedades crónicas altamente
prevalentes en personas de avanzada edad.
El mantenimiento de la actividad e integridad del cerebro dependen, en buena parte, de los vasos sanguíneos que mantienen una buena irrigación.
La
hipertensión, la aterosclerosis y los niveles elevados de colesterol
incrementan las posibilidades de desarrollar fallos cognitivos, ictus y
demencia.
A esto se suma que la diabetes y la obesidad afectan al metabolismo de la glucosa y generan resistencia a la insulina.
Ambas alteraciones podrían provocar daños crónicos a las neuronas y acelerar el envejecimiento cerebral.
Los trastornos del estado de ánimo tampoco ayudan.
La
depresión es un desorden emocional muy común en personas mayores y es
producida por un desequilibrio en los neurotransmisores, que son las
moléculas que usan las neuronas para comunicarse.
Este desajuste podría traducirse en un mal funcionamiento del cerebro a largo plazo, lo que aceleraría el envejecimiento cerebral.
En síntesis, la clave para mantener un cerebro sano y joven es la misma que para el resto del organismo.
Es
decir, hay que mantener una dieta sana, dormir las horas suficientes,
evitar el consumo en exceso de alcohol, huir del tabaco y el estrés,
realizar ejercicio moderado, y evitar el desarrollo de otras
enfermedades o, al menos, mantenerlas bajo control.
*Inés Moreno González. Profesora e Investigadora Ramón y Cajal en
Enfermedades Neurodegenerativas, CIBERNED, IBIMA, Universidad de Málaga.
Muchos suelen alardear de ser
perfeccionistas. Pero nuevas investigaciones muestran que la gente
prefiere a los colegas que tienen expectativas realistas.
Cuando
escuchas la palabra "perfeccionista", puede que te venga inmediatamente a
la mente alguna persona en particular: un jefe, un colega o incluso un
amigo del trabajo cuyos estándares tienen muy poco que ver con la
realidad.
Ellos esperan lo imposible de ellos mismos o de los demás, dedican horas y horas a hacer cambios invisibles que solo ellos ven, y luego llegan al final de la semana totalmente agotados.
Esta gente suele promocionar este rasgo, anunciando con vehemencia: "Soy un poco perfeccionista".
Es
una especie de alarde y una forma de diferenciarse a sí mismos como
empleados estrella. Después de todo, ¿quién no querría contratar a
alguien que se esfuerza por alcanzar la perfección?
Puede que la respuesta no sea un "si" contundente. Cada vez más, estudios muestran que el perfeccionismo no es una característica profesional que necesariamente debamos promocionar.
De
hecho, puede afectar negativamente el ambiente de trabajo, alienar a
los colegas y dificultar el entendimiento dentro de un equipo.
Más que nada en el Trabajo
Investigaciones llevadas a cabo por los psicólogos Emily Kleszewski y
Kathleen Otto, de la Universidad de Marburgo, en Alemania, muestran que
los perfeccionistas podrían estar lejos de ser los compañeros ideales, o
incluso preferidos, para trabajar.
"Si los colegas pudieran elegir entre trabajar con un perfeccionista o un no perfeccionista", dice Kleszewski, "siempre preferirán al no perfeccionista, a la persona con expectativas realistas para ellos y también para el equipo".
Y
mientras que el perfeccionismo puede impregnar cada aspecto de la vida
de una persona, abunda en contextos profesionales, agrega.
"Si le preguntas a la gente en qué dominio es perfeccionista, la respuesta más frecuente es en el trabajo".
Las investigaciones han tendido a centrarse en los resultados de los
perfeccionistas, más que en el efecto que pueden tener sobre el ambiente
laboral o las relaciones interpersonales.
Pero este es un tema
que vale la pena investigar, afirma Kleszewski: "Sabemos por
investigaciones previas, que el buen ambiente en un equipo es importante
para la salud mental en el trabajo".
Perfeccionismo en Aumento
El momento para estas investigaciones es oportuno: hay evidencia de que el perfeccionismo está en aumento.
Un
análisis de 2018 de los investigadores británicos Andrew Hill y Thomas
Curran investigó las respuestas de más de 40.000 estudiantes
universitarios a un cuestionario sobre la "escala de perfeccionismo",
entre 1986 y 2015.
Los resultados fueron claros: los jóvenes son más proclives a ser perfeccionistas que sus predecesores.
Estudiantes universitarios graduados recientemente -ya sean millenials o generación Z- perciben que los otros esperan más de ellos, a la par que tienen más expectativas sobre sí mismos y quienes los rodean.
¿Tiene algo bueno ser Perfeccionista?
Antes de alrededor de 1910, la palabra perfeccionismo se usaba generalmente para describir un punto de vista teológico de nicho.
En
el siglo pasado, se utilizaba para describir a una persona con una
visión del mundo particular: alguien que evitaba los errores o en una
cruzada personal por la perfección.
En un principio, muchos psicólogos veían al perfeccionismo como algo completamente negativo y profundamente neurótico.
En 1950, la psicoanalista alemana Karen Horney describió a los perfeccionistas como personas aterrorizadas por la "tiranía del debería" (el
sentir que ellos "deberían" ser una cantidad de ideales
contradictorios, capaces de resolver cualquier problema, completar
tareas imposibles y demás).
Decirle a un paciente que ellos esperaban demasiado de sí mismos no solía dar resultado, escribió Horney.
"(El
paciente) normalmente añadía, explícita o implícitamente, que era mejor
esperar demasiado de uno mismo que demasiado poco".
Desde entonces, la opinión académica se ha vuelto un poco más conciliatoria.
Equilibrio Complejo
De un lado, el perfeccionismo parece estar estrechamente vinculado a problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad y los trastornos alimentarios.
Hablando profesionalmente, puede equivaler al agotamiento y al
estrés, ya que esperar lo imposible puede significar prepararse para el
fracaso.
Por otro lado, se ha descubierto que los perfeccionistas
se sienten más motivados y son más concienzudos que sus pares no
perfeccionistas, rasgos que son altamente deseables en un empleado.
En
el mejor de los casos, los perfeccionistas canalizan con éxito sus
altos estándares para hacer un gran trabajo, mientras que son menos
severos consigo mismos y los demás cuando las cosas no salen a la
perfección.
Pero ese equilibrio no es siempre fácil de alcanzar.
En el estudio de Kleszewski y Otto, se les pidió a los perfeccionistas y
a los no perfeccionistas que clasificaran a los posibles colegas por
conveniencia y que describieran sus experiencias de llevarse bien con
otros en el trabajo.
Los perfeccionistas fueron descritos como personas muy capaces, pero difíciles para trabajar con ellos,
mientras que los no perfeccionistas se ubicaron en el rango más alto
por sus aptitudes sociales, y por la cantidad de gente que quería
trabajar con ellos, incluso aunque no fueran considerados igual de
competentes.
Los perfeccionistas parecen notar cierta frialdad
por parte de sus colegas: el estudio mostró que muchos decían sentirse
excluidos o alejados de las dinámicas del grupo.
Abordajes Diferentes
Últimamente, la mayoría de los investigadores concuerdan con que el
perfeccionismo viene en muchas formas, y algunas podrían ser más dañinas
que otras.
Una definición muy aceptada divide a los perfeccionistas en tres grupos.
Puedes ser un "perfeccionista orientado a ti mismo", que se fijas estándares altos sólo para sí mismo; un "perfeccionista condicionado por la sociedad", que cree que la aceptación de los demás depende de su propia perfección; o un "perfeccionista orientado a los demás", que espera perfección en quienes lo rodean.
Cada tipo tiene sus fortalezas y debilidades, y algunos son más dañinos para la dinámica grupal que otros.
El
estudio de Kleszewski y Otto muestra que los perfeccionistas que
limitan la búsqueda de excelencia a su propio trabajo son más fáciles
para trabajar que los que esperan mucho de los demás.
Al Final, Da Igual
Un amplio metaanálisis de 30 años de estudios, llevado a cabo por el
Instituto de Tecnología de Georgia, exploró otro sistema muy usado de
clasificación que se basa en la "búsqueda de excelencia" o en "evitar el fracaso".
El primer tipo de perfeccionista está obsesionado en alcanzar estándares excesivamente altos. El segundo en no cometer errores.
Mientras
que los dos grupos muestran algunas desventajas de ser perfeccionistas,
incluyendo el trabajo excesivo, ansiedad y agotamiento, estos problemas
son particularmente marcados en los perfeccionistas que "evitan el
fracaso".
Incluso aunque los perfeccionistas puedan ser colegas
poco deseables, para sorpresa de la investigadora Dana Harari, quien
trabajó en el metaanálisis, no hay una relación entre el perfeccionismo y
el desempeño laboral para ningún grupo.
"Para mí, lo más importante que deja en claro esta investigación es la relación nula entre el perfeccionismo y el desempeño", dice Harari.
"No es positiva, no es negativa, es simplemente nula".
Puede que tu colega perfeccionista se esté preparando para fracasar, sobre todo cuando se trata de llevarse bien con los demás.
Investigaciones encontraron que al poner todos sus esfuerzos en una
tarea, pueden, sin darse cuenta, ignorar a otros en el camino, o no
notar la importancia de mantener relaciones positivas con sus colegas.
La gente que lidia con perfeccionistas, debe alentarlos a invertir menos en su trabajo y más en su propio bienestar.
Y
si estás leyendo esto con sensación de culpa por tu propio
comportamiento en el lugar de trabajo, no te hostigues. Después de todo,
nadie es perfecto.
-No estoy permitiendo comentarios en algunos temas porque me aburren las guerritas estúpidas en los blogs o foros por opiniones. Si quieren discutir no les daré el gusto de hacerlo en el blog.
-Se agradece su ayuda pero ya dejé bien claro hace años que no pondré ni estarán libros con espiritismo, brujería ni pseudociencia - lo que no existe en historia, arqueología o en datos pues se lo inventan los muy irresponsables- sea quien sea el autor y el género de la obra.
Tampoco las obras que vienen con blasfemias -si no creen en X o Y es su problema-, negativismo o con un pesimismo de porquería.
Y no me vengan con eso de que todos los creyentes se pasan de ignorantes y fanáticos. Hay de todo, pero no se puede generalizar tan irresponsablemente como les pasa a tantos a quienes les encanta etiquetar lo que no conocen ni entienden bien porque tienen anteojeras como los caballos. En su caso es una estrechez de miras o demasiada rigidez en su cerebro que se va atrofiando.
-Si pusiera esos libros es como si estuviera recomendándolos lo cual no haré. Algunos de esos temas están en varios de las colecciones pero es/era inevitable -demuestra ser una falta de ideas, una imprudencia, tonterías puestas y/o carencia de razonamiento e ignorancia del autor- y en su mayoría he procurado ni mencionarlos.
-Ah, sí, casi me olvidaba y hay que decirlo: si casi no puedes con un blog pues no te hagas ni 2, 3, 4 o 5. Tampoco te sientas en la obsesiva obligación de actualizar constantemente ni de hablar de todo lo que pasa en todo el mundo, de tal tema, de todos los libros, revistas o comics que te has leído, de las series o películas que hayas visto o sigas, de los videojuegos que te gustan o de cualquier cosa que hagas o hayas hecho, porque al final todo eso cansa, aburre y fastidia y es la causa de tantos blogs abandonados.
Haz un blog, y llévalo lo mejor que puedas pero sin abrumarte con él y punto.
-No escribiré con lenguaje inclusivo porque es una Soberana Idiotez, Una Basura Inculta, Mentirosa y Manipuladora, como bien lo demostró George Orwell en su novela 1984 cuando habló de la Neolengua.
El pasado 3 de junio, el estadounidense Emmanuel Cafferty, de 47 años, volvía a su casa después de una jornada más de trabajo.
Su
rutina consistía en pasar entre 8 y 12 horas al día inspeccionando las
redes subterráneas de gas y electricidad de la ciudad de San Diego,
California.
Caía la tarde y hacía calor.
Al volante de la camioneta de la empresa, mantenía la ventanilla abierta y el brazo izquierdo en el exterior.
Según
Cafferty, juntaba dos dedos de la mano distraídamente, en un gesto que
repitió varias veces durante la entrevista con BBC News Brasil.
"En ese momento, un desconocido con un celular y una cuenta de Twitter puso mi vida del revés", cuenta Cafferty.
Una Fotografía Dañina
Hacía apenas una semana que George Floyd, un hombre negro desarmado,
moría después de que un policía blanco le retuviera en el suelo durante
varios minutos presionándole el cuello con la rodilla en Mineápolis.
Las imágenes de la muerte de Floyd desencadenaron lo que se considera la mayor ola de protestas contra el racismo en Estados Unidos en la historia reciente.
En
ese contexto, el chasquido de dedos de Cafferty fue interpretado por
otro conductor como un gesto específico: un símbolo usado por
supremacistas blancos.
"Ese hombre comenzó a tocar la bocina y a
insultarme. Gritaba: '¿va a seguir haciendo eso?' y sacó el celular para
fotografiarme. Pensé que tal vez le había cerrado el paso en el
tráfico, por accidente. Pero estábamos los dos parados en el semáforo y
yo no entendía nada", relata.
Dos horas después del incidente, su supervisor le llamó para decirle que había sido denunciado como racista en las redes sociales y que le suspendía del trabajo sin sueldo.
Una
hora más tarde, sus colegas llegaron a su casa para llevarse la
camioneta y la computadora de la empresa. Cinco días después fue
despedido.
Imagen de Cafferty y su supuesto gesto en el vehículo de la empresa que fue compartida por un usuario en Twitter.
"Así fue como perdí el mejor empleo de mi vida", dice Cafferty. Sin estudios superiores, hijo de inmigrantes mexicanos, vivía su versión del sueño americano.
Ganaba US$41 la hora, el doble que en su empleo anterior, y tenía cobertura de salud y de jubilación por primera vez en su vida.
Cuando consiguió la plaza, seis meses atrás, él, sus tres hijas y sus nietos salieron a comer para celebrarlo.
¿OK o la supremacía blanca?
Cafferty explica que no tenía ni idea de que el gesto que se le
atribuye, comúnmente asociado con un "OK" en Estados Unidos, pudiese
tener connotaciones racistas.
De acuerdo a la Liga contra la Difamación, una organización centenaria que combate los discursos de odio en Estados Unidos, el símbolo del "OK" fue adoptado en 2017 por usuarios racistas en foros de internet como 4chan. La propia organización recomienda tener cuidado con la interpretación de la señal.
"La abrumadora mayoría de las veces el gesto significa consentimiento o aprobación. Por eso no se puede presumir que alguien que lo haga lo esté usando en un contexto de racismo,
a menos que exista otra prueba para apoyar esa percepción. Desde 2017,
muchas personas fueron acusadas erróneamente de ser racistas o
supremacistas por usar el gesto en el sentido tradicional e inocuo",
alerta la organización.
Eso es exactamente lo que le pasó a Cafferty. O peor.
"En mi caso, no era un símbolo. Solo estaba chasqueando los dedos.
Pero un hombre blanco lo interpretó como un gesto parecido al 'OK', que
sería racista, y se lo dijo a mis jefes, también blancos, que
decidieron creerle a él, no a mí, que no soy blanco", afirma exasperado,
al tiempo que se frota los brazos para mostrar el color de su piel.
El
autor de la fotografía y del primer post contra Cafferty admitió ante
el equipo local de la cadena estadounidense NBC que quizá exageró en la
interpretación que hizo del supuesto gesto y que, a pesar de haber
etiquetado en su publicación a la empresa en la que Cafferty trabajaba, no quería que fuera despedido.
El
usuario borró el mensaje original e incluso la cuenta de Twitter. Pero
ya era tarde, el post se había viralizado y el empleo estaba perdido.
BBC News Brasil no logró localizar al autor del post original.
"Una
multitud de Twitter me canceló. Ya llamé a todos mis exempleadores en
las seis semanas desde que aconteció el episodio y nadie me llama de
vuelta. Lo primero que hace un empleador a la hora de contratar es poner
el nombre en Google. El mío quedó ligado a este episodio, sin importar
si era cierto o no. No sé cómo voy a seguir con mi vida de aquí para
adelante", se desahoga.
Ha tenido que acudir a terapia semanal para lidiar con el dolor y el miedo que ha sentido.
Multitud Online, Efectos Offline
El caso de Cafferty es emblemático de lo que se considera un peligroso efecto colateral de la llamada cultura de la cancelación.
El
movimiento comenzó hace algunos años como una forma de llamar la
atención sobre causas de justicia social y preservación medioambiental,
como una manera de amplificar la voz de los grupos oprimidos y forzar
acciones políticas de marcas o figuras públicas.
Funciona así: un
usuario de redes sociales como Twitter o Facebook, presencia un acto que
considera equivocado, lo graba en video o lo fotografía y lo publica en
su cuenta, con el cuidado de etiquetar a la empresa empleadora del
denunciado y autoridades públicas u otros influencers digitales
que puedan amplificar el alcance del mensaje. Es común que, en cuestión
de horas, el post haya sido replicado miles de veces.
La cascada de menciones a una empresa suele precipitar actitudes sumarias para frenar el desgaste de imagen, sin que la persona a la que se denuncia pueda defenderse adecuadamente.
"En mi caso, me escucharon una vez y luego ya me despidieron. Parece que concluyeron que era un racista", señala Cafferty.
BBC
News Brasil intentó hablar con la empresa SDG&E, donde trabajaba
Cafferty, pero no obtuvo respuesta hasta la publicación de este
reportaje.
Como reacción a las primeras denuncias de usuarios
contra Cafferty en Twitter, la empresa afirmó: "Creemos firmemente que
no hay espacio en la sociedad para ningún tipo de discriminación" y
añadió que inició una investigación sobre la conducta del entonces
todavía empleado.
La cancelación va más allá del típico troleo de
internet, con insultos coordinados, frecuente en disputas de opinión
entre usuarios de redes.
Es un ataque a la reputación que amenaza el empleo y los medios de subsistencia actuales y futuros de la persona cancelada.
Extremadamente frecuente en Estados Unidos, hoy desprestigia también a personas anónimas, gente común como Cafferty.
"Usted
puede ser cancelado por algo que diga en medio de una multitud de
completos extraños si alguno de ellos lo graba en video, o por un chiste
que suene mal en las redes sociales, o por algo que usted dijera o
hiciera hace mucho tiempo y de lo que quede algún registro en internet",
escribió el columnista del diario The New York Times Ross Douthat en un artículo sobre el fenómeno de la cancelación.
"Y no hace falta que sea prominente, famoso o político para ser públicamente avergonzado y permanentemente marcado: todo lo que usted necesita hacer es tener un día particularmente malo y las consecuencias pueden durar mientras Google exista"
¿Injusticias en el Movimiento por la Justicia Social?
El alcance de la cultura de la cancelación en Estados Unidos ha
despertado dudas ante la posibilidad de que se cometan injusticias.
El de Cafferty no es un caso único.
A
finales de mayo, un investigador contratado por una consultora política
progresista compartió en Twitter el resultado de un estudio que
indicaba que, en los años 60, las protestas raciales violentas
aumentaron el porcentaje de votos para candidatos republicanos, en
cuanto que los actos pacíficos favorecieron a los políticos demócratas
en las urnas.
Activistas consideraron que su comentario era una
reprimenda a los actos de protesta por la muerte de George Floyd y
pasaron a exigir su dimisión. El investigador fue despedido días más
tarde.
El mes pasado, una profesora de teatro en Nueva York fue
acusada de haberse adormecido durante una reunión online en la que se
hablaba de acciones a favor de la justicia racial en el curso.
Una
petición firmada por casi 2.000 personas pidió su dimisión, acusándola
de racista. La profesora lo niega y alega que estaba descansando la
vista mirando para abajo momentáneamente cuando se hizo la foto.
Cruce de Cartas
Ante lo que calificaron como "atmósfera sofocante", un grupo de 150
periodistas, intelectuales, académicos y artistas, considerados
progresistas, decidieron publicar en Harper's Magazine un texto titulado "Una carta sobre la justicia y el debate abierto".
Firmada
por nombres de peso como el lingüista Noam Chomsky, los escritores JK
Rowling y Andrew Solomon, la activista feminista Gloria Steinem, la
economista trans Deirdre McCloskey, y el analista político Yascha Mounk,
la carta afirma que "el libre intercambio de informaciones e ideas,
fuerza vital de una sociedad liberal, se vuelve cada día más
restringido".
Y continúa: "Si bien esperábamos esto de la derecha
radical, la censura también se está esparciendo ampliamente en nuestra
cultura: una intolerancia a las visiones opuestas, una moda del señalamiento público y el ostracismo, y la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una certeza moral cegadora".
En la misma línea, una de las editoras de opinión de The New York Times,
Bari Weiss, renunció esta semana por medio de una carta abierta en la
que acusa a la publicación de promover un "nuevo macartismo", en
referencia a la patrulla ideológica anticomunista de los años 50 en
Estados Unidos.
"Artículos que eran fácilmente publicados hace
apenas dos años, ahora colocan a un editor o autor en problemas. Eso si
no hace que sea despedido. Si un texto se percibe como probable fuente
de reacción interna o en las redes sociales, el editor ni siquiera lo
publica", escribió Weiss, contratada por The New York Times poco después de la elección de Trump en 2016, en un esfuerzo por amplificar la diversidad de voces en el diario.
En un artículo para la publicación The Atlantic, en la que cita el caso de Cafferty, el analista político Yascha Mounk explica por qué firmó el manifiesto.
Mounk aplaude lo que llama "la nueva determinación estadounidense" para desenraizar preconceptos de la sociedad.
"No
obstante, sería un enorme error, especialmente para quienes se
preocupan por la justicia social, considerar lo que sucedió con Cafferty
como un detalle menor o el precio a pagar por el progreso", escribió
Mounk.
La respuesta a la carta dentro del movimiento progresista no tardó en llegar.
Un
grupo de periodistas, artistas e intelectuales acusó a los autores de
la primera carta de, desde lo alto de su éxito profesional y cómoda
posición en el mercado, ignorar las dificultades de las minorías
-como la comunidad negra o la comunidad LGBTIQ- en el debate público,
en el mundo académico, en las artes, en el periodismo, en el mercado
editorial.
"Los firmantes, muchos de ellos blancos, ricos y
dotados de grandes plataformas, argumentan que tienen miedo de ser
silenciados, que la llamada cultura de la cancelación está fuera de
control y que temen por sus empleos y por el libre intercambio de ideas,
al mismo tiempo que se expresan en una de las revistas de mayor
prestigio del país", señalan los firmantes del nuevo documento, titulado
"Una carta más específica sobre la justicia y el debate abierto".
Algunos de los que suscribieron el texto prefirieron permanecer
anónimos, citando apenas la institución en la que trabajan, por miedo a
las represalias.
Los autores citan por su nombre a algunos de sus
antagonistas: mencionan que la escritora JK Rowling estuvo involucrada
recientemente en un debate sobre la palabra "mujer".
Al comentar un texto que hablaba de "personas menstruantes", Rowling afirmó: "Si el sexo biológico no es real, la realidad que viven globalmente las mujeres queda borrada.
Yo conozco y amo a personas trans, pero borrar el concepto de sexo
biológico elimina la capacidad de muchas personas de analizar el
significado de sus vidas. Decir la verdad no es discurso de odio".
Su afirmación fue tachada de transfóbica y fue duramente criticada.
La discusión política en torno a la cuestión será larga y beligerante.
Ajeno a ella, Cafferty intenta recuperar su empleo. Demandó a la empresa en la que trabajaba y al hombre que lo fotografió, pero no espera que haya un veredicto antes de un año.
Cafferty
dice simpatizar con los movimientos por la justicia racial, pero indica
que nunca realizó activismo político en su vida.
"Ni cuenta de Twitter tenía antes de ser cancelado", subraya.
1. Robert Louis Stevenson. En los Mares del Sur. Viajes y Aventuras
4. Philip K. Dick. Confesiones de un Artista de Mierda
5. R.A. Lafferty. Okla Hannali. Sobre el Exterminio de las Naciones Indias
6. Jack London. John Barleycorn. Las Memorias Alcohólicas
7. Robert Louis Stevenson. Los Colonos de Silverado
9. Herman Melville. Taipi. Un Edén Caníbal
10. Ambrose Bierce. El Diccionario del diablo
11. Sir Richard Francis Burton. Las Montañas de la Luna. En Busca de las Fuentes del Nilo
12. Rudyard Kipling. La Tumba de sus Antepasados. El Trabajo de Cada Día
13. Sir Arthur Conan Doyle. La Compañía Blanca
14. Gustave Flaubert. Viaje a los Pirineos y Córcega/Viaje a Bretaña
15. Rudyard Kipling. Los Constructores del Puente. El Trabajo de Cada Día
16. Saki (H.H. Munro). Animales y Más Que Animales 17.Henry Ridder Haggard. La Maldición de Chaka (Nada el Lirio)
19. Robert Louis Stevenson. Las Aventuras de David Balfour (Secuestrado y Catriona)
20. Lytton Strachey. Retratos en Miniatura
21. Henry James. Lo queMaisie Sabía/En la Jaula
22. Voltaire. Así va el Mundo. Cuentos Orientales
23. Sir Arthur Conan Doyle. Sir Nigel (precuela de La Compañia Blanca)
24. Marcel Schwob. Vidas Imaginarias/La Cruzada de los Niños
25. Giacomo Casanova. Mi Fuga de las Prisiones deVenecia
26. Lytton Strachey. La Reina Victoria
27. Robert Louis Stevenson. El Barón de Ballantrae
28. Joseph Conrad. El Corazón de las Tinieblas y otros Relatos
29. Lewis Carroll. Alicia en el País de las Maravillas/Al Otro Lado del Espejo
30. Lytton Strachey. Victorianos Eminentes
31. Blaise Cendrars. El Hombre Fulminado
32. Herman Melville. Benito Cereno y otros Cuentos del Mar
33. Joseph Conrad. Tifón y otras Historias
34. Sir Arthur Conan Doyle. Memorias y Aventuras
35. Saki. Crónicas de Clovis
36. Robert Louis Stevenson. Bajamar
37. Joseph Conrad. Seis Relatos
38. H.G. Wells. El Bacilo Robado y otros Incidentes/Cuentos del Espacio y el Tiempo
39. Robert Louis Stevenson. La Isla del Tesoro
40. A.A. Milne. Historias de Winny de Puh
41. Philip Meadows Taylor. Memorias de un asesino Thug
42. Sir Arthur Conan Doyle. Nuestro Visitante de Medianoche y otras Historias
43. H.G. Wells. La Máquina del Tiempo y otros Relatos/La Historia de Plattner y otras Narraciones
44. Howard Pyle. El Libro de los Piratas
45. Mary Kingsley. Viajes por el África Occidental
46. Robert Louis Stevenson. St. Ives. Las Aventuras de un preso francés en Inglaterra
47. James M. Barrie. Peter Pan
49. Robert Louis Stevenson. Las Nuevas Noches Árabes/El Dinamitero
50. Mark Twain. La Biblia según Mark Twain
52. Robert Louis Stevenson. La Flecha Negra
53. John Lloyd Stephens. Viaje a Yucatán
54. Joseph Conrad. Cuentos de Inquietud
56. Daniel Defoe. Robinson Crusoe
58. Joseph Conrad. Nostromo
59. P.C. Wren. Beau Geste
60. Ambrose Bierce. Cuentos de Soldados y Civiles
61. Kenneth Grahame. El Viento en los Sauces
62. Joseph Conrad. El Agente Secreto
63. Jonathan Swift. Los Viajes de Gulliver
65. Mark Twain. El Hombre que corrompió a Hadleyburg y otros Relatos
66. Charles Addams. La Familia Addams y otras Viñetas de humor negro
67. T.E. Lawrence(Lawrence de Arabia). Rebelión en el Desierto
68. Robert Louis Stevenson. Aventuras de un Cadáver
70. Flora Anne Steel. Cuentos Populares Ingleses
71. Paul Creswick. Las Aventuras de Robin Hood
72. David Benedictus. Retorno al Bosque de los Cien Acres. Nuevas Aventuras de Winny de Puh
Estatuas de Cristóbal Colón han sido
derribadas en Estados Unidos. Lo mismo ocurrió con monumentos de
líderes confederados. Y en Portland llegaron a tirar estatuas de padres
fundadores de este país, como George Washington y Thomas Jefferson.
La
reciente ola de protestas contra la brutalidad policial y el racismo
que se desató tras la muerte del afroestadounidense George Floyd a manos
de la policía en Minneapolis ha incluido una serie de ataques a
monumentos que manifestantes vinculan con la esclavitud y el
colonialismo.
El movimiento alcanzó a Europa. En Reino Unido, los
manifestantes derribaron una estatua del esclavista británico Edward
Colston en la ciudad inglesa de Bristol, y en Bélgica dañaron y
removieron monumentos a Leopoldo II, el rey del siglo XIX cuyo régimen
contribuyó a la muerte de millones de personas en África.
Pero a
medida que esto ocurre, surgen de modo inevitable preguntas sobre cuál
es el límite entre lo aceptable e inaceptable como obras en memoria
pública de alguien, o cuánto se puede lograr con este movimiento.
"Puedes
derribar todos los monumentos del mundo, pero eso no cambia
necesariamente lo que ocurrió. Aún estamos obligados a aprender ese
pasado", advierte David Blight, profesor de Historia en la Universidad
de Yale experto en la Guerra Civil, la Reconstrucción y estudios
afroamericanos, durante una entrevista con BBC Mundo.
Blight se lanzó al debate al apoyar la remoción de monumentos a los
confederados en EE.UU., por entender que intentaron destruir el país al
lanzar una guerra de secesión en 1861 para mantener la esclavitud en el
sur, pero se opuso al retiro de un monumento a la Emancipación que él
mismo dice que proyecta una imagen racista.
Lo que sigue es una
síntesis del diálogo telefónico con Blight, quien en 2019 ganó el premio
Pulitzer en Historia por su biografía del abolicionista
afroestadounidense Frederick Douglass y la semana pasada firmó una carta
abierta junto a unos 150 intelectuales y artistas advirtiendo sobre un
debilitamiento del "libre intercambio de información e ideas".
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¿Cómo observa, como historiador, el debate actual sobre los monumentos?
Surgió
en el momento inmediato de la resistencia y la protesta contra la
brutalidad policial y los asesinatos policiales en las calles
estadounidenses.
Estas protestas han sido tan grandes que gente en
nuestro país, e incluso el extranjero, ha decidido que los símbolos del
pasado que de alguna manera representan la esclavitud y el racismo en
el caso de EE.UU. deberían derribarse.
Esa es una categoría muy amplia.
Pero debe entenderse que este gran debate y lucha en EE.UU. sobre los
monumentos confederados y toda la ideología confederada de la causa
perdida transcurre desde hace cinco años.
Comenzó con la masacre
de nueve afroestadounidenses en una iglesia negra de Charleston, en
junio de 2015. Fue a raíz de eso que en Carolina del Sur se bajó
oficialmente la bandera confederada.
Después hubo muchos intentos de cuestionar o eliminar monumentos confederados en todo el país. Algunos comenzaron a concretarse.
Y
en 2017 hubo esa marcha de supremacistas blancos en Charlottesville,
Virginia, supuestamente por la amenaza de derribar otra estatua de
Robert E. Lee.
Este debate ha tenido lugar durante cinco años.
Pero nada tan raudo y agresivo como lo que estamos experimentando ahora y
básicamente en el último mes.
Al referirse recientemente sobre este debate, usted advirtió que "no podemos purificar la historia". ¿Puede explicar esta idea?
Lo
que quiero decir es que a veces tenemos que tener cuidado con nuestras
creencias, nuestras actitudes y nuestros sentimientos de hoy sobre el
pasado.
Yo no estoy a favor de preservar los monumentos confederados.
Hay algunos monumentos que habré defendido, como el Memorial de
Freedmen, una estatua de Lincoln de pie y un esclavo arrodillado en
Washington D.C.
Pero no podemos purificar el pasado. Y lo que
quiero decir con eso es que no puedes volver atrás y simplemente hacer
del pasado algo que sea más aceptable y que se ajuste mejor a nuestros
deseos de hoy.
Ni siquiera puedes purificar la memoria pública de eso.
Los seres humanos siguen siendo seres humanos. La condición humana todavía existe.
Y nuestra historia, como la historia de todos los demás, está llena de tragedia y buenos finales.
Ya
sea aquí o en cualquier otro lugar del mundo, tenemos derecho a debatir
cómo queremos que nos represente nuestro paisaje conmemorativo público.
Esas decisiones siempre se toman en un tiempo presente, a menudo relacionado con la política.
Pero quienes creen que pueden tener una mejor historia o un mejor
sentido de la memoria por abolir ciertos tipos de monumentos y, con
suerte, imaginar nuevos, eso no va a purificar el pasado.
Puedes derribar todos los monumentos del mundo, pero eso no cambia necesariamente lo que ocurrió.
Aún estamos obligados a aprender ese pasado.
¿Ve un riesgo acerca de este movimiento por la remoción de estatuas históricas?
Hay
riesgos. Nuestra propia indignación justificada contra la brutalidad
policial, o contra el poder que la trata de esclavos representó con el
tiempo... Podemos deshacernos justificadamente de algunos de esos
símbolos. Pero la justificación sola no es suficiente.
Tenemos
que aprender esa historia y estar preparados para imaginar un nuevo
paisaje conmemorativo. Tal vez no serán estatuas, sino otras
representaciones.
Sí, creo que hay un riesgo.
Las personas pueden derribar 100
monumentos en un mes. ¿Pero qué haces después? ¿Qué planeas ahora como
forma de decir, "eso no es lo que somos"? Bueno, ¿quiénes somos
entonces?
Ese es un proceso desordenado.
Mi recomendación
es que una comisión podría comenzar imaginando formas de conmemorar la
Emancipación de los esclavos en EE.UU., reemplazando la conmemoración
confederada.
¿Existe una frontera clara entre lo que debe ser aceptado y removido como monumentos en nuestras sociedades de hoy?
Es una gran pregunta y depende de a quién la formules.
A
veces las personas reaccionan a un monumento en un nivel de moralidad. A
veces en un nivel de estética. A veces reaccionan con emoción: se
conmueven u ofenden. Y luego está la política.
En otras palabras, hay muchas fronteras diferentes.
Pero necesitas un proceso deliberativo. No podemos simplemente dejar que las turbas derriben monumentos.
Va a suceder y ha sucedido a lo largo de la historia: cuando los regímenes caen, generalmente sus monumentos caerán con ellos.
Turbas, multitudes o protestas: como sea que queramos llamarlos, hemos derribado muchos monumentos en las últimas semanas.
Pero
es mucho mejor tener algún tipo de proceso deliberativo, ya sea en la
legislatura, un consejo municipal, un grupo de trabajo.
Y debería
haber algunos principios aplicados según los cuales decidimos eliminar,
mantener, contextualizar, o cualquiera que sea la decisión final.
Pero,
por ejemplo, en EE.UU. algunos monumentos a George Washington y Thomas
Jefferson se volvieron parte de la controversia, porque esos
expresidentes eran dueños de esclavos. ¿Deberían también ser eliminados o
esto sería una afrenta a la historia, como señalan otros?
Estos
son algunos de los más difíciles. Washington y Jefferson, o incluso
James Madison, fueron personas que literalmente fundaron el país, la
república, el gobierno que salió de la revolución.
Eran
esclavistas, virginianos, y eso no se puede separar. Ambas cosas son
ciertas. Estos hombres, a través de su coraje y su experiencia
filosófica, lograron crear una república americana. Y también escribir
esa Constitución que era cómplice con la esclavitud.
Ahora, la
diferencia entre esos fundadores y los líderes de la Confederación unos
80 años después, es que estos intentaron derrocar a esa república,
destruirla, dividirla y entablar una guerra civil para ello.
Washington, Jefferson, Madison y otros que fundaron EE.UU. salieron
de un siglo en el que la tenencia de esclavos no solo era legal, sino
ampliamente aceptada.
Eran criticados aún en los comienzos del
abolicionismo. Pero este es un caso en el que no se puede separar la
historia en partes que nos gustan y que no nos gustan.
Sin
Washington, Jefferson, Madison y otros, no habría habido un EE.UU.
Fundaron el gobierno y, por lo tanto, son honrados de la manera más
grande posible.
Personalmente, no creo que los monumentos de
Jefferson y Washington de alguna manera deban ser derribados o sacados
de nuestro paisaje conmemorativo.
Lo que hemos hecho es escribir historias profundas, fascinantes y serias de estas personas.
Podemos aprender acerca de ellas, tanto su genio como sus terribles defectos, sin dejar de recordarlos.
Otro ejemplo que viene de Europa: Cristóbal Colón…
¿Alguien ha contado cuántas estatuas de Cristóbal Colón hay en EE.UU.? Debe haber una en cada estado al menos…
En toda América…
Bueno,
esa es otra difícil en cierto sentido. Esto no tiene casi nada que ver
con el hombre en sí mismo, pero el símbolo de Colón obviamente se ha
asociado con la conquista de los pueblos indígenas de América.
Por lo tanto, toda celebración de Colón es resentida por los americanos nativos y muchos otros.
Es
posible que hayamos exagerado al celebrar a Colón, pero eso tiene más
que ver con los italoamericanos y sus afirmaciones de ser
estadounidenses a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Por lo que entiendo, muchos de esos monumentos de Colón fueron
promovidos por italoamericanos que intentaban declarar cuán
estadounidenses eran en comparación con los anglosajones.
No estaban conmemorando la conquista de los americanos nativos, ese fue un resultado de Colón y todos esos otros exploradores.
Otra
cosa que se pierde en este debate es que cualquier navegante que navegó
en el Atlántico en el siglo XV para tratar de descubrir nuevos lugares
lo hacía para explotar esos lugares. Eso es lo que hacen los imperios.
Y
el hecho de que él vino y encontró las islas del Caribe, y por lo tanto
las Américas, lo supiera o no, fue un resultado natural de la
exploración.
Ahora, ¿deberíamos estar hablando del heroísmo de un
explorador? No, deberíamos estar hablando de sus consecuencias a lo
largo del tiempo, a qué condujo.
Pero es imposible ir atrás e incluso sugerir que de alguna manera los europeos no debería haber salido.
Todos los pueblos se aventuraron si tuvieron la oportunidad y eso conduce a violencia, conflictos.
Por lo tanto, no culpo a algunas personas por estar molestos con tantos monumentos de Colón.
Pero culpar a Cristóbal Colón por la explotación de las Américas por parte de los europeos es un poco ridículo.
Es todo el proyecto del imperio que terminó conduciendo a esta conquista.
Entonces, tal vez sea el imperio en sí mismo del que debes tener cuidado al conmemorar de alguna manera.
Usted ha escrito sobre el monumento a la Emancipación
en Washington (que representa al expresidente Lincoln parado y a un
hombre negro arrodillado con las cadenas rotas), concordando en que es
una imagen racista, pero argumentó en contra de su remoción. ¿No es
contradictorio?
Parece que sí, pero no creo que lo sea.
Sí,
esa para mí es una imagen racista. El esclavo arrodillado al lado del
Lincoln casi divino, visualmente, sin ningún contexto, es una imagen
racista. Lo acepto.
Pero para mí, el monumento en sí es lo
suficientemente importante como para preservar y mantener su ubicación,
debido a quién lo creó, y las circunstancias en las que fue creado y se
inauguró (en 1876).
El dinero para construir un monumento, 20.000
dólares, fue recaudado casi en su totalidad entre estadounidenses
negros, exesclavos.
El evento de inauguración de ese monumento fue liderado y promulgado por afroamericanos.
El día comenzó con un gran desfile de personas negras en el Distrito de Columbia.
Frederick
Douglass fue el orador y ese discurso es una obra maestra de honestidad
por la forma en que describió cómo los afroamericanos habían visto a
Lincoln durante el comienzo de la Guerra Civil.
Douglass dice: sin embargo, los métodos y la forma en que nos
liberamos tuvieron mucho que ver con el liderazgo de Lincoln, la
precaución, el proceso paso a paso para llegar a la Emancipación...
Así que digo que el monumento debería permanecer allí representando el tiempo, que es la Reconstrucción.
Al
inaugurarse en abril de 1876, Douglass tenía a todo el gobierno sentado
a su frente: el presidente, el gabinete, los jueces de la Corte Suprema
y miembros del Congreso.
Lo que he defendido es que debería haber
un monumento adicional construido junto a ese, conmemorando ese día y
también la historia de la Emancipación de forma creativa.
Otras personas pueden estar en desacuerdo. Para eso tenemos democracia.
Quienes
promueven la eliminación de este tipo de monumentos argumentan que
fueron creados para proyectar una imagen de supremacía blanca, son
símbolos actuales de colonialismo y racismo, y es precisamente por eso
que deben eliminarse como forma de opresión continua. ¿Cuál es su
respuesta?
Entiendo el argumento.
Por otro lado, ese argumento evita totalmente la comprensión de las personas que lo crearon.
Sí, la mayoría de los negros de la época probablemente no hubieran preferido la imagen del esclavo arrodillado.
Pero en el siglo XIX ese era el símbolo más extendido de la abolición, de la antiesclavitud.
Viene de un contexto que no debe ser olvidado.
Y
no debe olvidarse que, a pesar de lo que piensen de esa imagen ahora,
las personas que la crearon estaban orgullosas de lo que Douglass llamó
el primer monumento nacional en cuya creación realmente participaron
estadounidenses negros.
Si lo quitamos y lo dejamos en la esquina de un museo como curiosidad, no creo que la gente se entere de eso.
Los monumentos fueron destinados a estar al aire libre.
Y
ese sigue siendo un monumento a la libertad negra que, incluso si nos
ofende hoy, deberíamos mantenerlo donde está por la forma en que lo
crearon.
Voy a perder ese argumento, probablemente porque hay mucho sentimiento para eliminarlo.
Quién sabe. Estoy a favor de derribar los monumentos confederados. Pero no ese.
Se había presentado a un puesto en una nueva escuela de su distrito y se encontró con que le devolvieron todos sus documentos.
No había nada malo en ellos, pero el Departamento de Educación le informó que no podían aceptarlos porque no habían sido registrados como envío seguro en la oficina de correos, a pesar de que, evidentemente, habían llegado.
¿Cómo alguien lo suficientemente estúpido para crear esta regla podía trabajar en el Departamento de Educación?
Pronto Peter observó este comportamiento estúpido en muchos otros ámbitos (en la política, el periodismo, el ejército, etc.).
"La incompetencia laboral está en todos lados", escribió en un libro sobre el tema que se convirtió en un éxito de ventas.
El libro, publicado en 1969, intentaba explicar el porqué.
En opinión de Peter, la mayoría de las personas fueron promovidas en función de su desempeño en el momento del ascenso, sin considerar realmente su capacidad para asumir una mayor responsabilidad.
El resultado es que podemos ser menos buenos en nuestro nuevo puesto que en el que hacíamos antes.
A
medida que subimos uno, dos o tres escalones en la progresión laboral,
nuestro desempeño puede ser tan malo que impida que consigamos otra
promoción.
En este punto, habremos alcanzado nuestros límites y no
podremos mejorar más. Por eso acabamos irritando a nuestros colegas y
clientes con nuestra incapacidad para cumplir con nuestro trabajo.
"Cada empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia", escribió Peter y llamó a esta ley "Principio de Peter".
El
texto era mayormente satírico y sólo recientemente organizaciones
científicas y psicólogos pusieron a prueba su fundamento para confirmar
su veracidad.
Altos Niveles de Incompetencia
La evidencia más fuerte en favor de la teoría de Peter viene de un
estudio reciente realizado en 131 compañías que utilizaban un mismo
programa para medir el desempeño directivo, con lo cual pudieron recoger
datos de cerca de 39.000 vendedores, de los cuales 1.553 habían sido
promovidos a puestos de responsabilidad a lo largo de seis años.
Como
era de esperar, los investigadores encontraron que los mejores
vendedores tendían a ser ascendidos. Para evaluar su aptitud para el
nuevo puesto directivo, los investigadores examinaron el efecto de este
cambio en los miembros de su equipo.
"Los gerentes están a cargo
de capacitar, asignar y dirigir a sus empleados de ventas", señala Kelly
Shue de la Escuela de Administración de Yale, en Estados Unidos.
"Por eso, para entender si alguien es buen gerente, analizamos en qué medida logran mejorar o cambiar el desempeño de sus subordinados".
Si
los candidatos que antes tenían un rendimiento alto son realmente
competentes en el nuevo trabajo es de esperar que haya un aumento en el
rendimiento promedio de todo el equipo.
Sin embargo, eso no fue lo que observó Shue.
Los gerentes que
habían sido muy buenos vendedores tendían a no traer ninguna mejora
significativa para sus colegas, mientras que los que tenían antes un
desempeño más bajo solían ser mucho mejores para aumentar el promedio de
ventas dentro del equipo.
Hay muchas razones potenciales para explicar esto, dice Shue.
La
motivación personal -incluso la agresividad- que se necesita para
impulsar las propias ventas no se traduce necesariamente en habilidades
que se requieren para motivar a otros, por ejemplo.
"Puede que el
tipo de experiencias o el tipo de personas a las que les atrae vender
mucho y también trabajar solos sea lo que haga que resulten menos
efectivos como directivos", añade.
Shue también descubrió que los vendedores que trabajan bien en forma colaborativa tienden a ser mejores gerentes.
Aunque
aún no tiene datos, Shue sospecha que los problemas descritos por el
Principio de Peter también se dan en campos como la ciencia, la
tecnología y la ingeniería.
Y, como Peter señaló en su libro, el
aumento del número de gerentes incompetentes también se da en el mundo
académico y en la educación.
"El mejor investigador o la persona que es mejor enseñando puede que no sea el mejor decano de una escuela", afirma Shue.
¿Quién es el Jefe?
Con esta información podríamos concluir que deberíamos pasar por alto
el desempeño actual de una persona y promoverla solo atendiendo a
factores como sus aptitudes para las relaciones interpersonales.
Pero eso también tiene un precio.
La posibilidad de una promoción es un incentivo positivo para muchos, y eso mejora su desempeño personal. Eliminar esa motivación podría reducir la productividad en la fuerza de trabajo.
También
existe la sensación de desencanto que surge después de que un colega
poco inspirador recibe una promoción antes que uno.
La realidad es que a menudo nos resulta tranquilizador que nos dirija
una persona que ya ha demostrado su propia competencia en el trabajo,
como descubrió recientemente Amanda Goodall, de la Escuela de Negocios
Cass, en Londres.
A diferencia de Shue, Goodall no tomó en cuenta
medidas objetivas de desempeño, sino que examinó cómo los empleados se
sienten frente a sus jefes (si están frustrados con aspectos como la
dificultad en la comunicación, por ejemplo).
Tras
analizar información de un sondeo europeo realizado entre 28.000
trabajadores, Goodall descubrió que solo el 13% estaba infeliz con su
supervisor actual (un número sorprendentemente bajo en función del
énfasis de los medios en cuanto a la prevalencia de jefes espantosos).
Goodall constató que la queja más común era que los jefes carecían de conocimiento especializado.
Su hallazgo concuerda con investigaciones anteriores que mostraron que la competencia técnica de un jefe es un indicador fuerte de la satisfacción de los empleados.
Managers Generalistas
Más allá de las razones específicas de este descontento, la
investigación de Goodall cuestiona el valor de los gerentes
"generalistas" que pasan de empresa a empresa sin un conocimiento
específico de un área en particular.
"Existe la creencia de que si haces un MBA u otro tipo de formación
directiva te conviertes automáticamente en un buen gerente, pero nuestra
evidencia muestra que ese no es el caso en absoluto", señala Goodall.
En
el cuidado de la salud, por ejemplo, "mucha gente piensa que hay que
dejar a los médicos ocuparse de la medicina y dejar a los gerentes el
manejo de los hospitales, pero la investigación muestra que eso es un
error".
"Necesitas médicos para liderar a otros médicos, porque ellos entienden lo que necesitan en términos de ser un empleado".
El Dilema de las Contrataciones
Todo esto plantea un serio dilema para las empresas a la hora de hacer contrataciones.
Si
se centran mucho en el desempeño actual corren el riesgo de promover a
alguien a quien le costará crear una estrategia directiva; si se centran
demasiado en otras cualidades, la falta de pericia técnica de esa
persona puede desmotivar al resto del personal.
Claramente hace falta encontrar un equilibrio entre ambos.
Una solución sería cambiar la jerarquía en la compañía.
Shue sugiere que más compañías deberían considerar distintos tipos de
promociones, en vez de la típica escalera en la que uno pasa de
subordinado a gerente.
En empresas tecnológicas, por ejemplo, "puedes pasar a ser un
ingeniero distinguido o un ingeniero superior. Básicamente se reconoce
tu desempeño en tu título, sin cambiar el puesto". Incluso si eso no
implica un aumento de sueldo significativo, valorar la experiencia de esta forma sirve para evitar que los empleados abandonen la empresa.
Goodall dice que algunas compañías han empezado a ofrecer dos formas de evaluación: una evaluación del desempeño y una evaluación del potencial de gestión, que toma en consideración específicamente la capacidad de liderazgo.
"Esto tiene el beneficio de reconocer que el potencial de liderazgo y el desempeño son dos dimensiones diferentes", dice.
Goodall
cree que la mejor solución podría ser invertir más en capacitación
gerencial "adaptada a los expertos", y dejar de lado la idea de que el
liderazgo es una habilidad transferible que puede aplicarse en múltiples
disciplinas.
Entre tanto, conocer el "Principio de Peter" puede resultarnos útil a nivel personal.
Si
te frustras con frecuencia con tu jefe (y su resistencia a darte un
ascenso) o con tus subordinados (y su incapacidad de cumplir con tus
instrucciones), es bueno que consideres la posibilidad de que has
alcanzado, en palabras de Peter, tu "nivel de incompetencia", sólo que
no lo sabes.
Eso es algo que no siempre es fácil de reconocer.
Como
decía Peter, "la competencia, como la verdad, la belleza y los lentes
de contacto, está en los ojos de quien mira", pero tener conciencia de
esto puede ayudarte a corregir tus fallos y desarrollar las capacidades que te están limitando, o a encontrar un nuevo puesto donde tus talentos únicos sean más valiosos.
Desde su nacimiento en el siglo
XVIII, la antropología física se centró en el estudio de los restos de
esqueletos humanos. Su objetivo era observar los fenómenos evolutivos y
de la variabilidad humana.
Conforme se descubrían nuevos
territorios y poblaciones, fue necesario, según los naturalistas
europeos, clasificar los seres humanos según a sus rasgos.
En el
reino animal hablar de razas geográficas consiste en definir unas
agrupaciones de individuos que se distinguen por rasgos adaptados al
tipo de ambiente. En el caso del ser humano, el concepto tuvo una connotación muy diferente.
De
hecho, la diversidad humana no se percibía como una selección del medio
ambiente (como ocurre con el color de la piel y la forma de los ojos).
En su lugar, se interpretó como el reflejo de las características culturales de las muchas poblaciones del planeta.
Por ejemplo, los rasgos europeos eran considerados "superiores,
equilibrados, hermosos", y eran el reflejo exterior de la "inteligencia y
la educación" que caracterizaban a todo europeo.
Se consideraban ellos mismos la raza "cumbre".
En el otro lado estaban los rasgos africanos, considerados "primitivos y
poco atractivos", símbolo de una población "ignorante e incivilizada"
según los naturalistas y antropólogos del siglo XVIII.
La Creación de una Jerarquía
El contexto histórico favoreció una investigación dedicada a la clasificación de los tipos humanos.
El colonialismo y la esclavitud fueron los motores que llevaron los europeos a buscar apoyos científicos para justificar sus acciones contra los indígenas.
Una de las primeras herramientas que se emplearon para discriminar las diferentes "razas" humanas fue la craneología.
Esta consistía en el estudio de los caracteres métricos y morfológicos del cráneo humano.
Para ello se medían los cráneos de los principales grupos poblacionales conocidos.
A
cada uno se le atribuía un patrón preciso de características (cráneo
globular, alargado, etc.) que se correspondían con cualidades
intelectivas más o menos desarrolladas.
Así se estableció una jerarquía social y cultural entre los grupos humanos.
Fue gracias a Blumenbach (1752-1840) que la morfología del cráneo empezó a ser utilizada sistemáticamente como parámetro para determinar la raza de procedencia de un individuo.
De hecho, su metodología se extendió a todas las colecciones osteológicas europeas en el siglo XVIII.
Este interés en los rasgos craneales fue cultivado sobre todo por
Franz Joseph Gall (1758-1828), quien defendió la hipótesis de que a una
precisa morfología craneal correspondían unas determinadas
características intelectivas.
Así nació la frenología, hoy considerada una pseudociencia.
Los últimos defensores de las razas humanas
Muchos antropólogos físicos y genetistas se disociaron de la imagen
que los totalitarismos y el colonialismo querían dar sobre la
variabilidad humana. Para ello aportaron evidencias y estudios
científicos.
La inconsistencia del concepto de raza se nota, sobre todo, porque nunca hubo una clasificación unívoca del número ni de los parámetros utilizados.
A lo largo de la historia se clasificaron desde dos hasta 63 razas humanas, una pesadilla para los estudiantes de antropología.
También es importante destacar que los primeros naturalistas y
antropólogos que intentaron dividir la humanidad en razas utilizaban
unos parámetros sujetos al medio ambiente, fruto de la evolución y de la
selección ambiental de los rasgos fisonómicos. Por ejemplo el color de la piel, el tamaño y la morfología del cráneo.
En
1994, la American Anthropological Association tomó distancia de este
concepto tan obsoleto y demostró su carencia de soporte científico.
De
hecho, resulta incorrecto definir fenómenos tan dinámicos como la
inmensa variabilidad humana y la historia de la evolución del hombre con
un concepto estático y estéril como el de "raza".
En
el campo de la antropología forense, una rama de la antropología
física, cuando se hallan unos restos es fundamental establecer el sexo,
la edad, la talla y el origen geográfico.
Para alejarse de la connotación social de la palabra "raza", la
ciencia tuvo que modificar su forma de referirse a las poblaciones
humanas, y aceptar la existencia de una sola especie: el Homo sapiens.
La terminología pasó de race (raza, en inglés) a ancestry (ascendencia). Esto hace referencia a los caracteres heredados por los padres y los antepasados de una persona.
Este
cambio fue necesario también porque no es cierto que un individuo
pertenezca a un área precisa. La globalización ha cambiado la
distribución de los caracteres fenotípicos (los que vemos representados en una persona).
La
investigación no se desarrolló solamente sobre la parte morfológica del
esqueleto humano. También se evaluaron pruebas genéticas y moleculares
en el ámbito de la antropología molecular.
En un estudio de 1972
realizado por el profesor de Harvard Richard Lewontin se analizaron unas
proteínas contenidas en la sangre de diferentes poblaciones.
Los resultados no mostraron diferencias significativas desde el punto de vista molecular para separar razas humanas.
Estudios posteriores contribuyeron a verificar que la secuencia de bases (las unidades que forman la información genética) en el ADN humano es idéntica al 99,9%, lo que demolió por completo la posibilidad de encontrar un parámetro fiable para definir las razas.
Estos datos fueron importantes para sostener la igualdad de los seres
humanos desde un punto de vista científico, imparcial y riguroso.
La idea de raza en nuestros tiempos
En los tiempos modernos todavía existe el directo derivado del concepto de raza: el racismo.
Conocemos las funestas consecuencias que tuvo por los feroces genocidios cometidos en el siglo XX.
Como decía Einstein, "es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio", una afirmación que sigue siendo actual.
Desafortunadamente, tenemos que reconocer que todavía hay quien opina que las "razas" humanas existen.
Esto,
a pesar de que la ciencia ha probado que no hay evidencias suficientes
ni bases rigurosas para definirlas en el ser humano.
Es más, el mundo científico trabaja de modo unánime para defender la
igualdad entre los distintos grupos humanos y despojar de construcciones
pseudocientíficas una realidad aceptada tanto biológica como
jurídicamente.
Que se trate de restos de un poderoso rey de la
época medieval, de un esclavo egipcio, de un migrante fallecido en
nuestras costas o de un importante personaje del mundo del espectáculo,
la verdad universal que gritan los huesos es que somos humanos.
Debajo de nuestra Piel, Somos Todos Iguales.
*Lorenza Coppola Bove es profesora de Antropología Física de la Universidad Pontificia Comillas.